Wikitólica

La enciclopedia y wiki católica en español

Cruz

Epístola de San Judas

Epístola de San Judas
Papiro 78, que contiene la Epístola de Judas, versículos 4, 5, 7 y 8. Fechado en el siglo III o IV. Dominio público.

La Epístola de San Judas, también conocida como la Carta de Judas, es uno de los textos del Nuevo Testamento de la Biblia católica. Atribuida a Judas, hermano de Santiago y pariente de Jesús, esta breve epístola exhorta a los cristianos a defender la fe verdadera frente a las herejías y la inmoralidad que amenazan la comunidad eclesial. Escrita probablemente en el siglo I, destaca por su tono apocalíptico y su advertencia contra falsos maestros, citando ejemplos bíblicos y tradiciones judías para ilustrar el juicio divino sobre los impíos. Su canonicidad fue debatida en los primeros siglos, pero fue aceptada universalmente por la Iglesia católica como parte de las Escrituras inspiradas, ofreciendo una enseñanza perenne sobre la perseverancia en la fe y la misericordia hacia los pecadores.

Tabla de contenido

Autoría y autenticidad

La epístola se presenta como escrita por Judas, quien se describe a sí mismo como «siervo de Jesucristo y hermano de Santiago» (Judas 1:1). En la tradición católica, este Judas se identifica comúnmente con Judas Tadeo, uno de los doce apóstoles, mencionado en los Evangelios como «Judas de Santiago» (Lucas 6:16; Hechos 1:13). Esta identificación se basa en que su hermano Santiago era una figura prominente en la Iglesia primitiva, posiblemente el obispo de Jerusalén y autor de la Epístola de Santiago. Algunos Padres de la Iglesia, como San Jerónimo, lo consideran hermano del Señor según la carne, perteneciente al grupo de los «hermanos de Jesús» (Mateo 13:55; Marcos 6:3), interpretados en la tradición católica como parientes cercanos, no hermanos uterinos.

La autenticidad de la autoría ha sido defendida por la mayoría de los comentadores católicos antiguos y modernos. San Clemente de Alejandría, en sus fragmentos, afirma que Judas, consciente de su parentesco con el Señor, se presenta humildemente como siervo y hermano de Santiago, subrayando su piedad. Sin embargo, surgieron dudas en la antigüedad debido a la brevedad del texto, su estilo vigoroso y ciertas alusiones a tradiciones no canónicas, como la disputa entre el arcángel Miguel y el diablo por el cuerpo de Moisés (Judas 1:9) o la profecía de Enoc (Judas 1:14-15). A pesar de esto, la Iglesia rechazó estas objeciones, argumentando que el uso de tales referencias no implica su canonicidad, similar a cómo San Pablo cita poetas paganos en sus cartas.

En la exégesis católica contemporánea, la autoría apostólica se mantiene como probable, aunque algunos eruditos modernos sugieren una posible redacción por un discípulo de Judas en su nombre, siguiendo el género epistolar pseudepigráfico común en la literatura judía. No obstante, el Catecismo de la Iglesia Católica alude a esta epístola como parte de la fe «entregada una vez para siempre a los santos» (Judas 1:3; CIC 93), confirmando su valor inspirado independientemente de debates filológicos.

Contenido y estructura

La Epístola de San Judas es una de las cartas católicas más cortas del Nuevo Testamento, con solo 25 versículos. Su estructura es sencilla y directa, típica de las exhortaciones apostólicas del siglo I. Comienza con una salutación (vv. 1-2), en la que el autor se dirige a los «llamados, amados en Dios Padre y guardados por Jesucristo» (v. 1), invocando misericordia, paz y amor.

El cuerpo principal (vv. 3-23) se centra en una exhortación urgente a contender por la fe contra intrusos ungodly que pervierten la gracia de Dios en libertinaje y niegan a Jesucristo como Señor (v. 4). Judas recuerda ejemplos del Antiguo Testamento y tradiciones apocalípticas: la salida de Egipto y la destrucción de los incrédulos (v. 5), la rebelión de los ángeles (v. 6), la condena de Sodoma y Gomorra (v. 7), y la contienda de Miguel por el cuerpo de Moisés (v. 9). Estos pasajes ilustran el juicio divino sobre los impíos, comparados con los falsos maestros que «difaman lo que ignoran» (v. 10) y siguen el camino de Caín, Balaam y Coré (v. 11).

La epístola culmina en una serie de imágenes vívidas de los herejes: nubes sin agua, árboles sin fruto, olas furiosas del mar y estrellas errantes (vv. 12-13), reservadas para la oscuridad eterna. Judas cita la profecía de Enoc sobre el Señor viniendo con sus santos para juzgar (vv. 14-15), y recuerda las palabras de los apóstoles sobre los escarnecedores en los últimos tiempos (vv. 17-19). Finalmente, insta a los fieles a edificar su fe, orar en el Espíritu, mantener el amor de Dios y mostrar misericordia a los que dudan, salvándolos del fuego (vv. 20-23).

La doxología final (vv. 24-25) es una alabanza al único Dios Salvador, a través de Jesucristo, atribuyéndole gloria, majestad, poder y autoridad por los siglos.

Temas principales

La epístola aborda temas centrales de la teología católica primitiva, con un énfasis en la defensa de la fe ortodoxa. Judas urge a «combatir por la fe que ha sido entregada a los santos de una vez para siempre» (v. 3), un llamado que resuena en la tradición eclesial como salvaguarda contra herejías. Este combate no es violento, sino espiritual, alineado con la enseñanza de San Pablo sobre la armadura de Dios (Efesios 6:10-18).

Otro tema clave es el juicio divino y la escatología. Usando tipologías bíblicas, Judas advierte que Dios castiga a los rebeldes —como los ángeles caídos o los sodomitas— pero rescata a los justos, como Lot (cf. 2 Pedro 2:7-9). Esta perspectiva apocalíptica subraya la realidad del pecado y la necesidad de vigilancia en los «últimos tiempos» (v. 18), donde los escarnecedores dividen la comunidad al carecer del Espíritu.

La epístola también promueve la misericordia y la corrección fraterna. Mientras denuncia duramente a los impíos, exhorta a tener compasión de los que dudan, salvarlos «arrancándolos del fuego» y odiar incluso la túnica contaminada por la carne (vv. 22-23). Este equilibrio entre justicia y misericordia refleja la doctrina católica sobre el pecado y la redención, como enseña el Concilio de Trento.

Finalmente, la doxología enfatiza la soberanía de Dios como guardián de los fieles, capaz de preservarlos sin culpa hasta la presencia de su gloria (v. 24), un recordatorio de la gracia divina en la perseverancia.

Relación con la Segunda Epístola de San Pedro

La Epístola de Judas muestra notables similitudes con 2 Pedro 2, lo que ha generado debates sobre su interdependencia. Ambas condenan a falsos profetas que introducen herejías destructivas, pervirtiendo la gracia en libertinaje (Judas 1:4; 2 Pedro 2:1-2) y negando al Señor (Judas 1:4; 2 Pedro 2:1). Comparten ejemplos idénticos: el castigo de los ángeles pecadores (Judas 1:6; 2 Pedro 2:4), la salvación de Noé y la destrucción de Sodoma (Judas 1:5-7; 2 Pedro 2:5-6), y la descripción de los impíos como manchas en las ágapes (Judas 1:12; 2 Pedro 2:13).

Los comentadores católicos, como Roberto Belarmino, argumentan que Judas escribió después de Pedro, citando libremente su epístola, similar a cómo Pedro alude a Pablo. San Clemente de Alejandría y otros Padres ven en Judas una confirmación de las profecías petrinas. Aunque algunos sugieren que Pedro dependió de Judas, la tradición mayoritaria favorece la prioridad de 2 Pedro, fechada alrededor del 64-65 d.C., con Judas posterior pero antes del 70 d.C. Esta relación refuerza la unidad del canon neotestamentario, mostrando cómo los apóstoles se apoyaban mutuamente en la enseñanza.

Canonicidad y recepción en la Iglesia

La canonicidad de la Epístola de Judas fue controvertida en los primeros siglos, clasificándola como antilegomena (libros disputados). El Canon Muratoriano (ca. 170-200 d.C.) la incluye entre las epístolas católicas, reconociéndola como apostólica.1 Sin embargo, dudas surgieron por su cita del Libro de Enoc, considerado apócrifo por muchos, como nota San Jerónimo en De Viris Illustribus.2 Eusebio de Cesarea la coloca entre los disputados, pero aceptados por la mayoría (Historia Eclesiástica III, 25).3

En Oriente, fue aceptada por Clemente de Alejandría y Orígenes a fines del siglo II, y por Atanasio y Epifanio en el IV. En Occidente, Tertuliano y Cipriano la citan como scripture. El Concilio de Hipona (393) y el de Cartago (397) la incluyeron en el canon, confirmado por el Concilio de Trento (1546). Hoy, es universalmente canónica en la Iglesia católica, como atestigua el Papa Benedicto XVI en su audiencia de 2006, destacando su llamada a preservar la identidad cristiana frente a tentaciones modernas.4

La recepción patrística es rica: Clemente de Alejandría comenta su uso de tradiciones judías para refutar herejías gnósticas incipientes.5 Belarmino defiende su autenticidad contra objeciones renacentistas, como las de Erasmo.6

Fecha y lugar de composición

La fecha de redacción se sitúa en la segunda mitad del siglo I, probablemente entre el 60 y 70 d.C. La ausencia de mención a la destrucción de Jerusalén (70 d.C.) sugiere una composición anterior.3 Los errores denunciados —antinomismo y negación de Cristo— apuntan al fin de la era apostólica, coincidiendo con advertencias en 2 Pedro.

El lugar probable es Palestina, posiblemente Jerusalén, dada la audiencia de cristianos hebreos y el conocimiento de tradiciones judías.3 Algunos sugieren Asia Menor, por similitudes con 1 Pedro, pero la tradición favorece un origen palestino, alineado con la misión de Judas como apóstol entre judíos.

Influencia y comentarios modernos

La Epístola de San Judas ha influido en la liturgia y la teología católica, leída en la Misa y citada en documentos magisteriales. Su énfasis en la fe como depósito sagrado inspira encíclicas como Lumen Gentium (LG 12), que evoca Judas 3.7

En comentarios modernos, como los de la Escuela Bíblica de Jerusalén, se valora su vigor retórico y su rol en la lucha contra el sincretismo. El Papa Benedicto XVI la relaciona con desafíos contemporáneos: preservar la fe en un mundo de «corrientes modernas» mediante diálogo y claridad doctrinal.4 En España, ediciones católicas como la Biblia de Jerusalén la destacan por su llamada a la misericordia activa.

Para profundizar, se recomienda la consulta de comentarios patrísticos y el texto bíblico en ediciones aprobadas por la Conferencia Episcopal Española.

Citas

  1. (en Muratori, v. C. Antiq. Ital. Med. Aev, vol. III. Col. 854.), Cayo. Fragmentos de Cayo, §Canon Muratoriano. 4 (215).

  2. B4. Judas, Eusebius Sophronius Hieronymus (Jerónimo de Estridón o San Jerónimo). De Viris Illustribus (Sobre Hombres Ilustres), § 4 (392).

  3. Epístola de San Judas, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Epístola de San Judas. 2 3

  4. Simón y Judas, Papa Benedicto XVI. Audiencia General de 11 octubre 2006: Simón y Judas (2006). 2

  5. I.— de la traducción latina de Casiodoro. - II.— comentarios sobre la epístola de Judas, Clemente de Alejandría. Fragmentos - Clemente de Alejandría, § I. II (202).

  6. Roberto Belarmino. Controversias de la Fe Cristiana (Disputationes de Controversiis), § 92.

  7. Sección uno «Creo» - «creemos», Catecismo de la Iglesia Católica, § 93.