Errores sobre el agnosticismo como base de la filosofía
El agnosticismo, al plantear que la razón humana está limitada exclusivamente a los fenómenos perceptibles por los sentidos y carece de capacidad para elevarse hasta Dios, constituye un error fundamental condenado por la doctrina católica. Esta posición, identificada como el pilar filosófico del modernismo por el papa San Pío X en la encíclica Pascendi Dominici Gregis, niega la teología natural y los motivos de credibilidad de la revelación, llevando a un ateísmo práctico en ciencia e historia. La Iglesia, fiel al Concilio Vaticano I, afirma que la razón ilumina naturalmente la existencia de Dios mediante las criaturas, rechazando así cualquier agnosticismo como base filosófica incompatible con la fe.1,2
Tabla de contenido
Origen histórico del agnosticismo en el modernismo
El agnosticismo surgió en el siglo XIX como una doctrina filosófica que limita el conocimiento humano a lo empírico y sensible, negando la posibilidad de un conocimiento racional de realidades metafísicas como la existencia de Dios. En el ámbito católico, su relevancia se acentúa con el modernismo, un movimiento teológico y filosófico condenado por la Iglesia a principios del siglo XX. Los modernistas, según la análisis magisterial, adoptaron el agnosticismo como fundamento filosófico de su sistema religioso, considerando que la razón no puede trascender los fenómenos observables.1
Esta postura no era un mero escepticismo aislado, sino el punto de partida para una reinterpretación total de la fe. San Pío X lo describió como una enseñanza que confina la razón «enteramente dentro del campo de los fenómenos», impidiendo reconocer a Dios incluso a través de las cosas visibles.1 De este modo, el agnosticismo modernista derivaba en la eliminación de la teología natural, los motivos de credibilidad y la revelación externa, relegándolos a un «intelectualismo» ridiculizado.2
Principios del agnosticismo modernista
Limitación de la razón a los fenómenos
Los proponentes del agnosticismo sostenían que la razón humana no tiene derecho ni poder para sobrepasar los límites de lo perceptible por los sentidos. Por tanto, Dios no podía ser objeto directo de la ciencia ni sujeto histórico. Esta premisa implicaba que tanto la ciencia como la historia debían ser ateas en su método, excluyendo a Dios y lo divino de su ámbito.3,4
En palabras del Magisterio: «De esto se infiere que Dios no puede ser nunca el objeto directo de la ciencia, y que, en cuanto a la historia, no debe ser considerado como un sujeto histórico».1 Tal restricción llevaba a una separación radical entre lo fenoménico (accesible a la razón) y lo divino (reservado a la fe subjetiva).
Transición al ateísmo científico e histórico
Un error clave radicaba en el paso del agnosticismo —que es mera ignorancia— al ateísmo positivo, negando cualquier intervención divina en la historia humana. Los modernistas explicaban la historia ignorando a Dios por completo, como si no hubiera actuado. San Pío X cuestionaba: «¿Por qué ley de razonamiento se da este paso desde el estado de ignorancia sobre si Dios intervino o no en la historia del género humano, hasta la explicación de esta misma historia dejando a Dios completamente fuera?».3
Esta transición convertía el agnosticismo en un principio fijo: ciencia e historia solo admiten fenómenos, apartando lo sobrenatural.5
Condena magisterial del agnosticismo
Pascendi Dominici Gregis (1907)
La encíclica Pascendi Dominici Gregis de San Pío X representa la condena más sistemática. En su sección sobre el filósofo modernista, el Papa identifica el agnosticismo como la base de la filosofía religiosa modernista. Rechaza su influencia pese a las definiciones del Vaticano I, que anatematizan la negación del conocimiento natural de Dios.1,2
Además, critica cómo el agnosticismo en historia separa lo humano de lo divino en Cristo, la Iglesia y los sacramentos, generando distinciones como el «Cristo de la historia» y el «Cristo de la fe».5,4 Finalmente, lo califica de «doctrina perniciosísima» que cierra al intelecto los caminos a Dios, promoviendo un sentimentalismo esclavo de los sentidos.6
Concilio Vaticano I y anatemas previos
El Concilio Vaticano I (1869-1870), citado en Pascendi, define dogmáticamente la capacidad racional para conocer a Dios: «Si alguno dice que el Dios único y verdadero, Creador y Señor nuestro, no puede ser conocido con certeza por el luz natural de la razón humana mediante las cosas que han sido hechas, sea anatema» (Dei Filius, can. 1).1 Otros cánones condenan la innecesariedad de la revelación y la insuficiencia de signos externos para la fe.1
Estos anatemas responden directamente al agnosticismo, afirmando la continuidad entre razón y fe.
Otros documentos papales
En Communium Rerum (1909), Pío X reitera que el agnosticismo surge de la arrogancia filosófica que duda de todo, llevando a doctrinas absurdas y a la vanidad mental: «profesándose sabios se hicieron necios» (Rm 1,21-22).7 El Enchiridion Symbolorum de Denzinger recopila estas condenas, subrayando su rechazo a relegar la teología natural al olvido.2,8
Consecuencias teológicas y filosóficas
El agnosticismo como base filosófica destruye los fundamentos de la fe católica:
Negación de la teología natural: Elimina el conocimiento racional de Dios, esencial para los actos de fe.9
Dualismo historia-fe: Divide realidades como Cristo en elementos humanos (históricos) y divinos (de fe), socavando la encarnación.5
Síntesis de herejías: San Pío X lo ve como núcleo del modernismo, «síntesis de todas las herejías», aliada del racionalismo.6
Riesgo de ateísmo total: Al barrar el intelecto, fomenta un vitalismo sentimental que destruye toda religión.8
La Enciclopedia Católica de 1913 critica esta separación de intelecto y voluntad, defendiendo la unidad de la conciencia humana.9
Enseñanza católica frente al agnosticismo
La doctrina católica propone una visión armónica de razón y fe. La razón, aunque herida por el pecado, conoce a Dios por las criaturas (Rm 1,20), como afirma el Catecismo: Dios puede guiar a la fe a quienes ignoran el Evangelio sin culpa propia, pero la Iglesia debe evangelizar.10
Contra el agnosticismo, se promueve el realismo tomista, que reconoce la objetividad de la verdad más allá de lo fenoménico.11 Fe y razón se interpenetran: la fe ilumina la razón, y esta presta servicio a la teología.11
La crítica católica enfatiza que el agnosticismo confunde método científico (fenoménico) con filosofía total, ignorando la función correctiva de la negación en el conocimiento analógico de Dios.9
Relevancia contemporánea
Aunque condenado hace un siglo, el agnosticismo persiste en formas secularizadas: cientificismo, relativismo y rechazo de la metafísica. En un mundo de «postverdad», la doctrina católica reafirma la capacidad racional para Dios, invitando a una filosofía abierta a la revelación. Documentos como Fides et Ratio de San Juan Pablo II combaten sus secuelas, promoviendo la unión dinámica de fe y razón.11
La Iglesia advierte contra su resurgimiento en interpretaciones modernas que limitan la razón a lo empírico, recordando que el agnosticismo cierra puertas a la verdad última.
En resumen, los errores del agnosticismo como base filosófica radican en su negación del conocimiento natural de Dios, condenada inequívocamente por el Magisterio. La fe católica integra razón y revelación, ofreciendo un camino seguro hacia la verdad divina.
Citas
Análisis de la enseñanza modernista – Agnosticismo su fundamento filosófico, Papa Pío X. Pascendi Dominici Gregis, § 6 (1907). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Las falsas doctrinas de los modernistas – De la encíclica «Pascendi Dominici Gregis», 8 de septiembre de 1907, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las fuentes del dogma católico (Enchiridion Symbolorum), § 3475 (1854). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Las falsas doctrinas de los modernistas – De la encíclica «Pascendi Dominici Gregis», 8 de septiembre de 1907, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las fuentes del dogma católico (Enchiridion Symbolorum), § 3476 (1854). ↩ ↩2
Análisis de la enseñanza modernista – El modernista como historiador y crítico, Papa Pío X. Pascendi Dominici Gregis, § 30 (1907). ↩ ↩2
Las falsas doctrinas de los modernistas – De la encíclica «Pascendi Dominici Gregis», 8 de septiembre de 1907, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las fuentes del dogma católico (Enchiridion Symbolorum), § 3494 (1854). ↩ ↩2 ↩3
Análisis de la enseñanza modernista – Modernismo y todas las herejías, Papa Pío X. Pascendi Dominici Gregis, § 39 (1907). ↩ ↩2
Papa Pío X. Communium Rerum, § 42 (1909). ↩
Las falsas doctrinas de los modernistas – De la encíclica «Pascendi Dominici Gregis», 8 de septiembre de 1907, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las fuentes del dogma católico (Enchiridion Symbolorum), § 3500 (1854). ↩ ↩2
Agnosticismo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Agnosticismo (1913). ↩ ↩2 ↩3
Sección dos i. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 848 (1992). ↩
Mats Wahlberg. Fe, realismo y razón universal: Reflexiones macintyreanas sobre Fides et Ratio, § 3 (2018). ↩ ↩2 ↩3
