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Errores sobre el pecado original

El pecado original es un dogma central de la fe católica, que describe la privación de la santidad y justicia originales transmitida a toda la humanidad por propagación desde el primer pecado de Adán y Eva. Sin embargo, a lo largo de la historia y en la actualidad, han surgido diversos errores teológicos que lo niegan, lo exageran o lo malinterpretan, como el pelagianismo, el gnosticismo, el poligenismo o visiones que lo reducen a mera imitación. Este artículo examina la doctrina católica auténtica, los principales errores identificados por la tradición y el Magisterio, y sus refutaciones, destacando la importancia de esta verdad para la comprensión del bautismo, la redención y la vida cristiana.1,2,3,4

Tabla de contenido

Doctrina católica sobre el pecado original

La Iglesia Católica enseña que el pecado original no es un acto personal de culpa, sino una deprivación de la santidad y justicia originales heredada de los progenitores humanos. Adán y Eva transmitieron a sus descendientes una naturaleza humana herida, inclinada al mal (concupiscencia), sometida a la ignorancia, el sufrimiento y la muerte, aunque no totalmente corrompida.1,5,3

«Adán y Eva transmitieron a sus descendientes la naturaleza humana herida por su propio pecado inicial y, por tanto, privada de la santidad y justicia originales; esta privación se llama 'pecado original'.»3

Esta transmisión ocurre por propagación, no por imitación, como afirma el Concilio de Trento y el Catecismo: es un estado contraído al nacer, propio a cada individuo, pero originado en el pecado histórico de los primeros padres.2,4 El bautismo lo borra, restaurando la gracia, aunque persisten las consecuencias en la naturaleza humana.1

San Tomás de Aquino explica que este pecado afecta a la naturaleza común humana, comparable a cómo un pecado personal afecta a los miembros del cuerpo por la voluntad del principio rector (la razón). Así, es voluntario respecto a la naturaleza por la voluntad del primer padre.6

Principales errores históricos

Pelagianismo y neopelagianismo

El pelagianismo, condenado en los concilios de Cartago (418) y Éfeso (431), niega la realidad del pecado original, atribuyendo el mal solo a la imitación de Adán. Pelagio sostenía que la naturaleza humana no está herida y que la gracia no es necesaria para la salvación, promoviendo un optimismo iluminista sobre la capacidad humana.7

En la era moderna, el neopelagianismo revive esta negación, descartando el pecado original como superstición medieval. Ignora la concupiscencia y la necesidad de la gracia bautismal, fomentando una autosuficiencia moral incompatible con la Revelación.7,8

«El neopelagianismo negaría de plano la realidad misma del pecado original y descartaría la doctrina como remanente de los oscuros tiempos de la superstición y el error.»7

Gnosticismo y neognosticismo

El gnosticismo antiguo veía el pecado original como una devastación ontológica total del orden creado por la caída angélica, corrompiendo radicalmente la naturaleza humana hasta hacer ambiguos todos los actos morales. Esto lleva a un pesimismo jansenista.7

El neognosticismo contemporáneo exagera el pecado original como corrupción fundamental, negando la bondad residual de la naturaleza. Contrasta con la doctrina católica, que afirma que la naturaleza no está totalmente corrompida, sino herida.1,5,7

Errores modernos y científicos

Poligenismo

El poligenismo, que postula múltiples parejas originarias en lugar de un solo Adán, choca con la doctrina del pecado original transmitido por un individuo histórico. Pío XII lo rechazó en Humani generis, pues no se concilia con la propagación del pecado desde un Adán único.9

«No es de ninguna manera evidente cómo tal opinión puede reconciliarse con lo que las fuentes de la verdad revelada y los documentos del Magisterio de la Iglesia proponen acerca del pecado original, que procede de un pecado cometido realmente por un Adán individual y que, por generación, pasa a todos.»9

Aunque la evolución puede compatibilizarse con la fe si se acepta un monogenismo teológico, el poligenismo puro niega la unidad originaria del género humano.9

Otros errores comunes

San Tomás refuta objeciones como «lo natural no es pecado» explicando que el defecto es penal por privación de un don gratuito (justicia original) propagado con la naturaleza.10

Refutaciones magisteriales y teológicas

El Magisterio ha refutado estos errores sistemáticamente:

ErrorRefutación principalDocumento clave
PelagianismoNegación de la propagación; necesidad de graciaConcilio de Trento (DS 1513)1
PoligenismoIncompatible con un Adán históricoHumani generis (37)9
NeognosticismoNaturaleza no totalmente corrompidaCCC 4051
ImitaciónTransmisión por propagaciónCCC 4192

Tomás de Aquino argumenta que el pecado original es pecado de naturaleza, no solo personal, pues priva un bien común superadicionado a la especie humana.6,10 En su Comentario a Efesios, lo llama estado de «hijos de ira por naturaleza viciada».11

Pío XII advierte que tales errores oscurecen la razón por pasiones derivadas del pecado original.8

Consecuencias doctrinales y pastorales

Estos errores afectan la soteriología: niegan la necesidad del bautismo infantil, minimizan la redención cristera o exaltan una gracia pelagiana. En la familia, ignoran la llamada a la conversión continua contra el pecado estructural.12,13

La doctrina auténtica subraya la misericordia divina: el bautismo restaura la gracia, aunque queda la batalla espiritual.1,13

Conclusión

Comprender los errores sobre el pecado original fortalece la fe católica, revelando la profundidad de la caída y la grandeza de la redención en Cristo. La Iglesia invita a adherirse a la enseñanza magisterial, rechazando optimismos ilusorios o pesimismos extremos, para vivir la gracia bautismal en la lucha contra la concupiscencia.1,7,4

Citas

  1. Sección II i. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 405 (1992). 2 3 4 5 6 7 8 9 10

  2. Sección II i. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 419 (1992). 2 3 4

  3. Sección II i. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 417 (1992). 2 3

  4. Parte I - La profesión de fe. Capítulo uno - Creo en Dios el Padre. La caída, promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 76 (2005). 2 3 4 5

  5. Sección II i. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 418 (1992). 2

  6. Justicia original y la caída - ¿Tiene la privación de la justicia original la naturaleza del pecado en la posteridad? , Tomás de Aquino. Compendio de Teología (Compendium Theologiae), §Parte I - Capítulo 196 (1273). 2

  7. El orden original de la caridad y su pérdida, Reinhard Hütter. La sabiduría de la cruz es la sabiduría de la caridad: Soteriología de Tomás de Aquino—una refutación anticipatoria del neo‑pelagianismo y del neo‑gnosticismo, § 8 (2021). 2 3 4 5 6

  8. Papa Pío XII. Humani Generis, § 2 (1950). 2

  9. Papa Pío XII. Humani Generis, § 37 (1950). 2 3 4

  10. Libro IV: De Dios en su revelación - Capítulo 51 - Argumentos contra el pecado original, con respuestas, Tomás de Aquino. Summa Contra Gentiles, §Libro III - Cap. 51 (1265). 2

  11. Capítulo 2, Tomás de Aquino. Comentario a Efesios, § 2:3 (1272).

  12. Parte I puntos brillantes y sombras para la familia hoy - Gradualidad y conversión, Papa Juan Pablo II. Familiaris Consortio, § 9 (1981).

  13. Parte III el papel de la familia cristiana - IV - Compartir en la vida y misión de la Iglesia - 2. La familia cristiana como comunidad en diálogo con Dios - El sacramento de la conversión y la reconciliación, Papa Juan Pablo II. Familiaris Consortio, § 58 (1981). 2