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Esponsales

Los esponsales hacen referencia a un contrato o promesa de matrimonio futuro entre un hombre y una mujer, mediante el cual quedan desposados o prometidos. Esta institución, aunque no es un sacramento, ha tenido una significativa relevancia en la tradición y el derecho canónico de la Iglesia, marcando un compromiso formal antes de la celebración del matrimonio. A lo largo de la historia, las normas que rigen los esponsales han evolucionado, buscando siempre proteger la dignidad de los contrayentes y la seriedad del compromiso matrimonial.

Tabla de contenido

Naturaleza y Significado de los Esponsales

Los esponsales constituyen un contrato de matrimonio futuro, por el cual un hombre y una mujer se prometen mutuamente para contraer matrimonio en el futuro1. Este compromiso formal establece un vínculo entre las partes, preparándolas para la unión sacramental. La Iglesia ha reconocido la importancia de este período de preparación, considerándolo una oportunidad para que los prometidos profundicen en su conocimiento mutuo y en su fe, fortaleciendo así los cimientos de su futura vida matrimonial2.

Distinción entre Esponsales y Matrimonio

Es crucial diferenciar los esponsales del sacramento del matrimonio. Mientras que el matrimonio es la unión definitiva y sacramental que establece un vínculo perpetuo e indisoluble, los esponsales son una promesa de matrimonio futuro1. No confieren el estado conyugal ni sus derechos y deberes plenos, sino que son una etapa previa de compromiso. La Iglesia subraya que la bendición de los desposados, aunque es un rito significativo, no debe confundirse con la celebración del matrimonio mismo2,3.

Evolución Histórica y Normativa Canónica

La legislación eclesiástica sobre los esponsales ha experimentado cambios a lo largo del tiempo para adaptarse a las necesidades pastorales y evitar dificultades. Antes del decreto pontificio «Ne Temere» de 1907, no se prescribía un documento escrito para los esponsales en la mayoría de los lugares, excepto en España1. La promesa de matrimonio se consideraba vinculante según la ley o la costumbre local. Sin embargo, esta falta de formalidad generaba a menudo complicaciones, lo que llevó a la necesidad de una nueva legislación1.

El Decreto «Ne Temere» y la Formalidad Escrita

El decreto «Ne Temere», promulgado el 2 de agosto de 1907 y en vigor desde el 19 de abril de 1908, introdujo una reforma significativa en la ley eclesiástica que rige los esponsales y los matrimonios1. A partir de esta fecha, solo se consideran válidos y con efectos canónicos aquellos esponsales que se realicen por escrito. Este documento debe estar firmado por ambas partes y, además, por el párroco o el ordinario del lugar, o al menos por dos testigos1. Si una o ambas partes no pueden escribir, este hecho debe constar en el documento, y otro testigo debe añadir su firma junto con la del párroco, el ordinario o los dos testigos1.

Esta medida buscó dar mayor seriedad y claridad al compromiso de esponsales, eliminando la validez de los esponsales privados o clandestinos a los ojos de la Iglesia1. En los Estados Unidos, por ejemplo, los compromisos generalmente no se consideraban lo suficientemente efectivos como para generar el impedimento de pública honestidad, a menos que el compromiso fuera debidamente revocado. Este impedimento invalidaría el matrimonio de una de las partes con un pariente consanguíneo en primer grado de la otra parte prometida, y haría pecaminoso el matrimonio con cualquier otra persona no relacionada de esa manera, a menos que el compromiso se hubiera roto legítimamente1.

La Celebración de los Esponsales en la Liturgia

La Iglesia Católica ofrece un rito de bendición para los desposados, que subraya la importancia de este período de preparación para el matrimonio2,3. Este rito tiene como objetivo implorar la bendición divina sobre la pareja, para que lo que se inicia felizmente pueda consumarse también con felicidad a su debido tiempo2,3.

Elementos del Rito de Bendición

El Orden de Bendición de los Desposados puede ser presidido por un padre de familia si la celebración se realiza en la intimidad familiar. Sin embargo, si un sacerdote o diácono está presente, es más apropiado que ellos presidan el rito, asegurándose de que los presentes entiendan claramente que no se trata de la celebración del sacramento del matrimonio2,3.

El rito incluye varios elementos2,3:

Es importante destacar que la bendición de los esponsales o cualquier bendición peculiar de los desposados nunca debe combinarse con la celebración de la Misa2,3. Este rito también puede utilizarse cuando los desposados se reúnen para la preparación catequética antes del matrimonio2,3.

El Amor Esponsal y la Iglesia

En la teología católica, el concepto de «esponsal» se extiende más allá del compromiso matrimonial humano para describir la relación de Cristo con la Iglesia. San Agustín, por ejemplo, explica que en la unión de Cristo y la Iglesia, hay dos personas que se hacen una por el vínculo del matrimonio, citando la Escritura: «Serán dos en una sola carne» (Génesis 2:24)8. San Pablo también se refiere a este «gran sacramento» al decir: «Hablo de Cristo y de la Iglesia» (Efesios 5:32)8.

Cristo se presenta a sí mismo como el Esposo, y la Iglesia como la Esposa, vestida con ornamentos, como se menciona en Isaías 61:108. Esta relación esponsal entre Cristo y la Iglesia es un modelo de amor y fidelidad, y la Iglesia jerárquica es considerada la verdadera Esposa de Cristo nuestro Señor, a la cual los fieles deben obedecer con prontitud9.

San Ambrosio de Milán también habla del amor del esposo y la esposa, sugiriendo que en los «festines nupciales» debemos adornar el cabello con ornamentos de oración y esparcir rosas en esas nupcias ininterrumpidas10. Incluso en los matrimonios temporales, la novia es recibida con aclamación antes de recibir mandatos, para que el amor, fomentado por la bondad, se fortalezca antes de que las órdenes difíciles puedan dañarla10. Este simbolismo resalta la profundidad espiritual del compromiso esponsal y su conexión con el amor divino.

Conclusión

Los esponsales, como contrato de matrimonio futuro, han sido y siguen siendo una institución reconocida por la Iglesia Católica, aunque con una regulación canónica que ha evolucionado para asegurar su seriedad y validez. Representan una etapa crucial de preparación para el sacramento del matrimonio, ofreciendo a los prometidos la oportunidad de crecer en su amor y fe con la bendición de Dios. Más allá de su dimensión jurídica, el concepto de esponsales resuena en la teología católica como una metáfora profunda del amor de Cristo por su Iglesia, invitando a los fieles a una comprensión más rica y espiritual del compromiso matrimonial.

Citas

  1. Esponsales, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Esponsales. 2 3 4 5 6 7 8 9

  2. VI. Orden de bendición de los desposados, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Benedictionibus (Libro de las Bendiciones), § 74. 2 3 4 5 6 7 8 9

  3. II. Orden de bendición de los desposados, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Celebrandi Matrimonium (El Orden de Celebración del Matrimonio), § 98. 2 3 4 5 6 7

  4. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Celebrandi Matrimonium (El Orden de Celebración del Matrimonio), § 101. 2

  5. Oración de bendición, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Benedictionibus (Libro de las Bendiciones), § 78. 2 3 4

  6. Oraciones, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Celebrandi Matrimonium (El Orden de Celebración del Matrimonio), § 102. 2

  7. Oración de bendición, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Celebrandi Matrimonium (El Orden de Celebración del Matrimonio), § 103. 2

  8. Agustín de Hipona. Exposiciones sobre los Salmos - Salmo 75, § 4 (418). 2 3

  9. Reglas - Para tener el verdadero sentir que debemos tener en la Iglesia militante, Íñigo López de Oñaz y Loyola (Ignacio de Loyola). Los Ejercicios Espirituales, §Reglas: Para tener el verdadero sentir que debemos tener en la Iglesia militante (1548).

  10. Capítulo 6. San Ambrosio, al concluir el segundo libro, atribuye cualquier bien que pueda haber en él a los méritos de las vírgenes, y expone que era correcto, antes de establecer preceptos severos, animarlas con ejemplos, como se hace tanto en la enseñanza humana como en la Sagrada Escritura, Ambrosio de Milán. Sobre la virginidad, §Libro II. Capítulo 6. 40 (377). 2