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Estudios bíblicos

Los estudios bíblicos católicos son la investigación y el análisis de la Sagrada Escritura realizados dentro del marco de la fe y la tradición de la Iglesia Católica. Este campo se distingue por su enfoque en la Biblia como la Palabra de Dios inspirada, interpretada a la luz de la Tradición viva de la Iglesia y el Magisterio. Busca comprender el significado de los textos sagrados utilizando métodos académicos rigurosos, al mismo tiempo que nutre la vida espiritual de los fieles y la predicación de la Iglesia.

Tabla de contenido

La Naturaleza de la Sagrada Escritura

La Iglesia Católica sostiene que la Sagrada Escritura es la Palabra de Dios escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo1. Dios eligió a autores humanos y los empleó de tal manera que, actuando en ellos y a través de ellos, consignaron por escrito todo y solo aquello que Él quería1. Esta comprensión implica una doble autoría: Dios es el autor principal, y los escritores humanos son verdaderos autores que utilizaron sus propias facultades y habilidades1.

Los libros del Antiguo y Nuevo Testamento son considerados sagrados y canónicos en su totalidad, con todas sus partes, debido a su inspiración divina1. La Iglesia venera las Escrituras divinas de la misma manera que venera el Cuerpo del Señor, ya que ambas alimentan y rigen toda la vida cristiana2,3.

Principios de la Interpretación Católica

La interpretación católica de la Escritura se guía por principios fundamentales que aseguran la fidelidad a la revelación divina y a la tradición de la Iglesia.

La Inspiración del Espíritu Santo

Dado que la Sagrada Escritura fue escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo, debe leerse e interpretarse en el mismo espíritu en que fue escrita4. Esto significa que la comprensión de los textos sagrados no es puramente una cuestión académica, sino que requiere una disposición espiritual y la guía del Espíritu Santo5. La oración debe acompañar la lectura de la Sagrada Escritura, permitiendo un diálogo entre Dios y el hombre6.

La Unidad de toda la Escritura

Para interpretar correctamente el significado de los textos sagrados, se debe prestar seria atención al contenido y la unidad de toda la Escritura4. Esto implica reconocer la coherencia interna de la Biblia y cómo las diferentes partes se iluminan mutuamente. Por ejemplo, los primeros capítulos del Génesis, que tratan sobre la creación, la caída y la promesa de salvación, deben leerse a la luz de Cristo y dentro de la unidad de toda la Sagrada Escritura y la Tradición viva de la Iglesia7.

La Tradición viva de la Iglesia y la Analogía de la Fe

La interpretación de la Escritura no puede separarse de la Tradición viva de toda la Iglesia y de la armonía que existe entre los elementos de la fe4. La Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición están estrechamente conectadas, fluyendo de la misma fuente divina y tendiendo hacia el mismo fin8. La Iglesia no extrae su certeza sobre todo lo revelado solo de la Sagrada Escritura, por lo que tanto la Tradición como la Escritura deben ser aceptadas y veneradas con la misma lealtad y reverencia8. El Magisterio de la Iglesia, que tiene la comisión divina de guardar e interpretar la Palabra de Dios, tiene la última palabra en el juicio sobre la interpretación de la Escritura4,9.

Atención a los Géneros Literarios y al Contexto Histórico-Cultural

Para buscar la intención de los autores sagrados, se debe prestar atención a los géneros literarios4. La verdad se presenta y se expresa de manera diferente en textos históricos, proféticos, poéticos u otras formas de discurso4. El intérprete debe investigar qué significado el autor sagrado pretendía expresar y realmente expresó en circunstancias particulares, utilizando formas literarias contemporáneas de acuerdo con la situación de su tiempo y cultura4. Es crucial considerar los estilos habituales y característicos de sentir, hablar y narrar que prevalecían en la época del autor sagrado, así como los patrones que la gente empleaba normalmente en sus tratos cotidianos4.

Métodos de Estudio Bíblico

La exégesis católica no se adhiere a un método científico particular como propio, sino que utiliza libremente los métodos y enfoques científicos que permiten una mejor comprensión del significado de los textos en sus contextos lingüísticos, literarios, socioculturales, religiosos e históricos5.

El Método Histórico-Crítico

El método histórico-crítico es una herramienta importante en los estudios bíblicos católicos5. Este método presta especial atención al desarrollo histórico de los textos o tradiciones a lo largo del tiempo, examinando todos los aspectos diacrónicos5. Aunque ha sido objeto de críticas, incluso dentro del mundo académico y por parte de algunos fieles, la Iglesia lo considera valioso para comprender las Escrituras5.

La Hermenéutica Católica

La hermenéutica bíblica católica es una instancia única de la hermenéutica general aplicada a todo texto literario e histórico, debido a la naturaleza específica de su objeto5. Los acontecimientos de la salvación y su cumplimiento en Jesucristo dan sentido a toda la historia humana5. Las nuevas interpretaciones a lo largo del tiempo son un desvelamiento o despliegue de esta riqueza de significado5. La razón por sí sola no puede comprender plenamente el relato de estos acontecimientos, y por ello, presuposiciones particulares como la fe vivida en la comunidad eclesial y la luz del Espíritu controlan su interpretación5.

La exégesis católica se sitúa deliberadamente dentro de la tradición viva de la Iglesia, cuya principal preocupación es la fidelidad a la revelación atestiguada por la Biblia5. Los exegetas católicos abordan el texto bíblico con una «precomprensión» que une la cultura científica moderna y la tradición religiosa que emana de Israel y de la primera comunidad cristiana5. Esta interpretación está en continuidad con un patrón dinámico de interpretación que se encuentra dentro de la propia Biblia y continúa en la vida de la Iglesia5.

La Biblia en la Vida de la Iglesia

La Sagrada Escritura es fundamental para la vida y misión de la Iglesia.

Fuente de Teología y Predicación

La teología sagrada se fundamenta en la palabra escrita de Dios, junto con la sagrada tradición, como su base primaria y perpetua10. Al escudriñar a la luz de la fe toda la verdad almacenada en el misterio de Cristo, la teología se fortalece y se rejuvenece constantemente por esa palabra10. El estudio de la página sagrada es, por así decirlo, el alma de la teología sagrada10.

Asimismo, el ministerio de la palabra —la predicación pastoral, la catequesis y toda la instrucción cristiana, en la que la homilía litúrgica ocupa el lugar más importante— se nutre y florece de manera saludable por la palabra de la Escritura10. Toda la predicación de la Iglesia debe ser alimentada y regulada por la Sagrada Escritura3.

Acceso y Traducciones

La Iglesia ha procurado siempre que la Sagrada Escritura sea accesible a todos los fieles cristianos11. Por esta razón, desde el principio aceptó la antigua traducción griega del Antiguo Testamento conocida como la Septuaginta, y siempre ha honrado otras traducciones orientales y latinas, especialmente la Vulgata11. La Iglesia, con su autoridad y preocupación maternal, se asegura de que se realicen traducciones adecuadas y correctas a diferentes idiomas, especialmente a partir de los textos originales de los libros sagrados11. También se fomenta la cooperación ecuménica en la producción de estas traducciones para que todos los cristianos puedan utilizarlas11.

Lectura y Estudio Personal

Todos los clérigos, especialmente los sacerdotes, diáconos y catequistas, deben aferrarse a las Sagradas Escrituras mediante la lectura sagrada diligente y el estudio cuidadoso6. Esto es para que no se conviertan en «predicadores vacíos de la palabra de Dios exteriormente, que no la escuchan interiormente»6.

La Iglesia también insta encarecidamente a todos los fieles cristianos, especialmente a los religiosos, a aprender por la lectura frecuente de las divinas Escrituras el «excelente conocimiento de Jesucristo»6. Como afirmó San Jerónimo, «la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo»6,12. La lectura diaria de la Escritura, especialmente del Nuevo Testamento, debe unirse orgánicamente a la práctica de la oración diaria, ya que en la oración nos dirigimos a Dios y en la Sagrada Escritura Dios nos habla13.

Proyectos Actuales en Estudios Bíblicos Católicos

El campo de los estudios bíblicos católicos continúa evolucionando. Proyectos actuales, como la producción de traducciones y comentarios de la Septuaginta y la Peshitta siríaca, buscan hacer accesibles las ricas tradiciones interpretativas orientales a los lectores occidentales14,15. La cooperación interconfesional entre católicos y judíos en el estudio de las Escrituras hebreas también está complementando los avances ecuménicos14,15.

Un proyecto notable es «La Bible en ses Traditions» de la École Biblique, que busca crear una nueva versión de la Bible de Jérusalem incorporando la irreductibilidad de varias versiones del mismo libro o pasaje, y abordando la importancia de la historia de la recepción en los estudios literarios, lo que a su vez está íntimamente relacionado con una renovada apreciación de la exégesis patrística14,15. Esto combina los aspectos literarios con el significado histórico o doctrinal de los textos bíblicos14,15.

Conclusión

Los estudios bíblicos católicos son un campo vibrante que integra la fe, la tradición y la erudición académica. Al reconocer la Biblia como la Palabra de Dios inspirada y al interpretarla dentro de la comunidad de la Iglesia bajo la guía del Espíritu Santo, los católicos buscan profundizar su conocimiento de Cristo y nutrir su vida espiritual. Este compromiso continuo con la Escritura asegura que la Iglesia pueda seguir ofreciendo el «pan de vida» a sus hijos, fortaleciendo la fe y encendiendo el amor a Dios3,16.

Citas

  1. Capítulo III - Sagrada Escritura, su inspiración divina e interpretación, Concilio Vaticano II. Dei Verbum, § 11 (1965). 2 3 4

  2. En resumen, Catecismo de la Iglesia Católica, § 141 (1992).

  3. Capítulo VI - La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, Concilio Vaticano II. Dei Verbum, § 21 (1965). 2 3

  4. Capítulo III - Sagrada Escritura, su inspiración divina e interpretación, Concilio Vaticano II. Dei Verbum, § 12 (1965). 2 3 4 5 6 7 8

  5. III. Características de la interpretación católica, Pontificia Comisión Bíblica. La interpretación de la Biblia en la Iglesia (1993). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

  6. Capítulo VI - La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, Concilio Vaticano II. Dei Verbum, § 25 (1965). 2 3 4 5

  7. Párrafo 4. El creador, Catecismo de la Iglesia Católica, § 289 (1992).

  8. Capítulo II - Transmisión de la Revelación divina, Concilio Vaticano II. Dei Verbum, § 9 (1965). 2

  9. Parte primera - La fe de la Iglesia - I. La revelación de la Santísima Trinidad - C. Las Sagradas Escrituras - 3. La lectura y la explicación de la Sagrada Escritura, Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 52 (2016).

  10. Capítulo VI - La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, Concilio Vaticano II. Dei Verbum, § 24 (1965). 2 3 4

  11. Capítulo VI - La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, Concilio Vaticano II. Dei Verbum, § 22 (1965). 2 3 4

  12. Parte primera - La fe de la Iglesia - I. La revelación de la Santísima Trinidad - C. Las Sagradas Escrituras - 3. La lectura y la explicación de la Sagrada Escritura, Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 46 (2016).

  13. Parte segunda - La oración de la Iglesia - III. El tiempo y el espacio de la oración de la Iglesia - C. El lugar de la oración familiar—la Iglesia doméstica - 4. La lectura de la Sagrada Escritura y la literatura espiritual en la familia, Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 664 (2016).

  14. OLIVIER-THOMAS VENARD, OP. , § 46. 2 3 4

  15. Olivier-Thomas Venard, OP. «La Bible en ses Traditions» El nuevo proyecto de la École biblique et archéologique française de Jérusalem presentado como una empresa de «cuarta generación», § 46. 2 3 4

  16. Capítulo VI - La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, Concilio Vaticano II. Dei Verbum, § 23 (1965).