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Fertilidad

La fertilidad, desde la perspectiva católica, es un don divino intrínseco al matrimonio y a la sexualidad humana, que se entiende como una cooperación con Dios Creador en la transmisión de la vida. Este artículo explora la visión católica de la fertilidad, diferenciándola de la anticoncepción, abordando los métodos naturales de planificación familiar, y discutiendo las respuestas de la Iglesia a la infertilidad, siempre en el marco del respeto a la dignidad de la persona humana y la santidad del acto conyugal.

Tabla de contenido

La Fertilidad como Don de Dios

La Iglesia Católica enseña que la fecundidad es un don y un fin del matrimonio, ya que el amor conyugal tiende naturalmente a ser fecundo1. Un hijo no es algo externo que se añade al amor mutuo de los cónyuges, sino que surge del corazón mismo de esa entrega recíproca, como su fruto y plenitud1. Esta perspectiva subraya la profunda conexión entre el amor unitivo y procreativo inherente al acto conyugal, una conexión establecida por Dios que el ser humano no debe romper por iniciativa propia1.

El acto sexual en el matrimonio, que une íntima y castamente a los esposos y a través del cual se transmite la vida humana, es considerado «noble y digno»2. Incluso cuando, por razones ajenas a la voluntad de los cónyuges, se prevé que sea infecundo, no deja de ser legítimo, ya que su adaptación natural a la expresión y fortalecimiento de la unión de los esposos no se suprime2. Dios ha ordenado sabiamente las leyes de la naturaleza y la incidencia de la fertilidad de tal manera que los nacimientos sucesivos ya están espaciados naturalmente a través del funcionamiento inherente de estas leyes2.

La Iglesia anima a las parejas a tener una visión generosa de los hijos3. Las parejas pueden decidir generosamente tener una familia numerosa, o pueden, por razones serias, optar por no tener más hijos por un tiempo o incluso por un período indefinido3.

Anticoncepción y Planificación Familiar Natural

La enseñanza católica distingue fundamentalmente entre la anticoncepción y la planificación familiar natural (PFN).

Inmoralidad de la Anticoncepción

La Iglesia sostiene que cada acto de relación sexual debe permanecer abierto a la vida, y que la anticoncepción es objetivamente inmoral3. La anticoncepción se define como cualquier intervención que, «sea en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, tenga como finalidad, ya sea como fin o como medio, hacer imposible la procreación»4. Tales intervenciones violan la «conexión inseparable, querida por Dios, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y procreativo»4.

Cuando las parejas usan anticonceptivos, ya sean físicos o químicos, suprimen su fertilidad, afirmando que solo ellos tienen el control último sobre este poder de crear una nueva vida humana3. Esto se considera una falsificación del lenguaje corporal matrimonial completo3. El uso de este don divino, privándolo, aunque sea parcialmente, de su significado y propósito, es repugnante a la naturaleza del hombre y de la mujer, y, por consiguiente, se opone al plan de Dios y a su santa voluntad5.

La Planificación Familiar Natural (PFN)

En contraste, la Iglesia apoya firmemente la planificación familiar natural (PFN). Los métodos naturales de planificación familiar implican una educación sobre la fertilidad que permite a las parejas cooperar con el cuerpo tal como Dios lo diseñó3. Esto no significa dejar el tamaño de la familia completamente al azar3.

Si una pareja tiene una razón seria para evitar tener un hijo (como circunstancias financieras, físicas, psicológicas o responsabilidades con otros miembros de la familia), puede participar en la intimidad matrimonial durante los períodos naturalmente infértiles del ciclo de la mujer, o después de los años fértiles, sin violar el significado del acto conyugal3,6. Esto es posible porque la PFN enseña a la pareja a comprender y respetar la fertilidad del otro y a reconocer los períodos de fertilidad del cuerpo de la mujer7.

La diferencia clave entre la anticoncepción y la PFN radica en el respeto por el diseño de Dios3. Con la PFN, los cónyuges respetan el diseño de Dios para la vida y el amor. Pueden elegir abstenerse de la unión sexual durante el tiempo fértil de la mujer, sin hacer nada para destruir el significado de donación de amor o de vida presente en el acto3. Esta es la diferencia entre elegir falsificar el lenguaje corporal matrimonial completo y elegir en ciertos momentos no hablar ese lenguaje3.

La PFN requiere comunicación y compromiso, pero fortalece la unidad del matrimonio y fomenta cualidades como la autorrestricción, la autodisciplina, el respeto mutuo y la responsabilidad compartida, lo que se extiende a todas las facetas de la relación matrimonial, haciéndola más íntima3.

El Papa Pablo VI explicó que no hay inconsistencia en la doctrina de la Iglesia cuando considera lícito que las personas casadas aprovechen el período infértil, pero condena como siempre ilícito el uso de medios que impiden directamente la concepción6,8. En el primer caso, la pareja usa correctamente una facultad que les proporciona la naturaleza; en el segundo, obstruyen el desarrollo natural del proceso generativo6,8.

La Infertilidad y la Respuesta de la Iglesia

La infertilidad es una prueba difícil para muchas parejas, y la Iglesia muestra una gran compasión por quienes la experimentan9,10.

Apoyo a la Investigación Legítima

La Iglesia anima la investigación destinada a reducir la esterilidad humana, siempre que se ponga «al servicio de la persona humana, de sus derechos inalienables y de su verdadero e integral bien según el designio y la voluntad de Dios»11,9. Se alienta a los científicos a continuar su investigación con el objetivo de prevenir las causas de la esterilidad y poder remediarlas, para que las parejas estériles puedan procrear respetando plenamente su propia dignidad personal y la del niño por nacer9.

El enfoque correcto para la infertilidad es la investigación para el diagnóstico y el tratamiento apropiado que corrija las causas de la infertilidad. Esto no solo busca dar un hijo a la pareja, sino también restaurar la fertilidad de los cónyuges y su plena dignidad de ser responsables de sus propias decisiones procreativas, cooperando con Dios en la generación de un nuevo ser humano12.

Técnicas de Asistencia a la Fertilidad

En cuanto a las técnicas médicas para tratar la infertilidad, la Iglesia establece directrices claras basadas en tres bienes fundamentales13:

Las técnicas que asisten el acto conyugal y su fertilidad son moralmente permisibles si buscan facilitar su realización o permitir que logre su objetivo una vez que se ha realizado normalmente14. Por ejemplo, las técnicas destinadas a eliminar obstáculos a la fertilización natural son lícitas14.

Sin embargo, la Iglesia no aprueba las tecnologías reproductivas que sustituyen el acto matrimonial, ya que no son coherentes con la dignidad humana4. La procreación está unida naturalmente al acto matrimonial4. Las técnicas de fertilización artificial, ya sean heterólogas (con donantes externos) u homólogas (con gametos de los cónyuges), son rechazadas porque separan el acto sexual del acto de procreación, reduciendo a los cónyuges a donantes de material biológico y al niño a un producto de manipulación biomédica10,15. Esto también puede llevar a la «fabricación» de embriones y a problemas éticos graves como su congelación, destrucción o explotación para investigación10.

La Esterilidad como Oportunidad Espiritual

Para las parejas que, a pesar de agotar los procedimientos médicos legítimos, siguen sufriendo de infertilidad, el Evangelio enseña que la esterilidad física no es un mal absoluto16. Se les anima a unirse a la Cruz del Señor, fuente de toda fecundidad espiritual16.

En esta situación, las parejas estériles pueden dar expresión a su generosidad de otras maneras9,16:

La vocación al amor es una vocación a la entrega de sí mismo, y ninguna condición física puede impedirlo12. Cuando la ciencia no encuentra respuesta, la luz proviene de Cristo12.

La Oración y la Vida Familiar

La Iglesia también enfatiza el papel fundamental de la oración en la vida familiar, especialmente para las parejas que anhelan hijos o que atraviesan dificultades relacionadas con la fertilidad17. La oración es una fuente de energía interior para cumplir los deberes del estado matrimonial18.

Se anima encarecidamente la oración familiar diaria, incluyendo el rezo del rosario, la lectura y meditación de la Palabra de Dios, la preparación para la recepción de los sacramentos, y la devoción a la Santísima Virgen María19,20,21. Estas prácticas de piedad nutren la comunión amorosa en la familia y desarrollan la espiritualidad conyugal y familiar20.

Conclusión

La enseñanza católica sobre la fertilidad es un llamado a vivir la sexualidad conyugal de acuerdo con el plan de Dios, que une inseparablemente el amor y la vida. Se valora la fertilidad como un don precioso, se condena la anticoncepción por suprimir este don, y se promueve la planificación familiar natural como un camino que respeta la dignidad de la persona y el acto conyugal. Ante la infertilidad, la Iglesia ofrece consuelo, alienta la investigación ética y propone vías de generosidad y fecundidad espiritual, siempre invitando a las parejas a confiar en la Providencia divina y a vivir su vocación al amor en plenitud.

Citas

  1. Sección segunda los diez mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2366. 2 3

  2. Observar la ley natural, Papa Pablo VI. Humanae Vitae, § 11 (1968). 2 3

  3. preámbulo, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Amor Matrimonial y el Don de la Vida, § 1. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

  4. Cuarta parte cuestiones en el cuidado del comienzo de la vida - Introducción, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Directrices Éticas y Religiosas para los Servicios Católicos de Atención Sanitaria, § 37 (2016). 2 3 4

  5. Fidelidad al designio de Dios, Papa Pablo VI. Humanae Vitae, § 13 (1968).

  6. Recurso a los períodos infecundos, Papa Pablo VI. Humanae Vitae, § 16 (1968). 2 3

  7. Tercera parte - La vida de la Iglesia - III. La familia cristiana como nueva creación (el cuarto, quinto, sexto y noveno mandamientos) - B. El matrimonio cristiano y la defensa de la dignidad del comienzo de la vida humana - 5. Métodos para reconocer la fertilidad, Sínodo de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 894 (2016).

  8. Michele M. Schumacher. Ecología Humana y el Valor Profético de Humanae Vitae, § 17. 2

  9. II. Intervenciones sobre la procreación humana - 8. El sufrimiento causado por la infertilidad en el matrimonio, Congregación para la Doctrina de la Fe. Instrucción sobre el Respeto de la Vida Humana Naciente y la Dignidad de la Procreación: Respuestas a Algunas Cuestiones de Actualidad (1987). 2 3 4 5

  10. B4. Cinco principios básicos - 4º principio: «sí» al matrimonio y al amor conyugal, Congregación para la Doctrina de la Fe. El papel del Magisterio en la bioética, § 4 (2007). 2 3

  11. Sección segunda los diez mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2375.

  12. A los participantes en la asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida, Papa Benedicto XVI. A los participantes en la Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida (25 de febrero de 2012) (2012). 2 3

  13. Segunda parte: Nuevos problemas sobre la procreación - Técnicas para ayudar a la fertilidad, Congregación para la Doctrina de la Fe. Instrucción sobre Ciertas Cuestiones Bioéticas, § 12 (2008). 2 3 4

  14. Respecto a la instrucción Dignitatis Personae - Segunda parte: Nuevos problemas sobre la procreación - Técnicas para ayudar a la fertilidad, Congregación para la Doctrina de la Fe. Respecto a la Instrucción Dignitatis Personae, §Segunda Parte (2008). 2 3

  15. Tercera parte - La vida de la Iglesia - III. La familia cristiana como nueva creación (el cuarto, quinto, sexto y noveno mandamientos) - B. El matrimonio cristiano y la defensa de la dignidad del comienzo de la vida humana - 1. El problema de la fecundación artificial, Sínodo de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 875 (2016).

  16. Sección segunda los diez mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2379. 2 3 4 5

  17. Tercera parte - La vida de la Iglesia - III. La familia cristiana como nueva creación (el cuarto, quinto, sexto y noveno mandamientos) - B. El matrimonio cristiano y la defensa de la dignidad del comienzo de la vida humana - 1. El problema de la fecundación artificial, Sínodo de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 874 (2016).

  18. Papa Juan Pablo II. Al Centro de Investigación y Estudio sobre la Regulación Natural de la Fertilidad (27 de febrero de 1998) - Discurso, § 3 (1998).

  19. Misa para las familias, Onitsha (Nigeria), Papa Juan Pablo II. 13 de febrero de 1982, Misa para las familias, Onitsha (Nigeria), § 5 (1982).

  20. Tercera parte el papel de la familia cristiana - IV - Participar en la vida y misión de la Iglesia - 2. La familia cristiana como comunidad en diálogo con Dios - Oración litúrgica y oración privada, Papa Juan Pablo II. Familiaris Consortio, § 61 (1981). 2

  21. Prácticas devocionales populares, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Prácticas Devocionales Populares, §Prefacio (2003).