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Fundamento de la fe

El fundamento de la fe católica se asienta en la revelación de Dios, que se ha manifestado a la humanidad a lo largo de la historia y de manera culminante en Jesucristo. Esta fe es una respuesta libre y racional a la verdad divina, sostenida por la autoridad de Dios mismo y custodiada por la Iglesia. La comprensión de este fundamento implica reconocer la primacía de Dios como origen y fin de todo, la centralidad de la Santísima Trinidad y la Encarnación, y el papel indispensable de la Iglesia como garante y transmisora de la verdad revelada.

Tabla de contenido

La Naturaleza de la Fe Católica

La fe es una virtud sobrenatural por la cual los creyentes, con la inspiración y ayuda de la gracia de Dios, creen que las verdades reveladas por Él son ciertas1,2. Esta creencia no se basa en la percepción de la verdad intrínseca de las cosas por la luz natural de la razón, sino en la autoridad de Dios mismo, quien revela y que no puede engañarse ni engañarnos1,2. La fe es el comienzo de la salvación humana1,2 y permite a los hombres participar en los bienes divinos que superan completamente la inteligencia humana3.

La fe católica implica creer en Dios y en todo lo que Él ha revelado, y lo que la Santa Iglesia propone para nuestra creencia4,5. Los contenidos de esta profesión de fe están arraigados en la primera palabra «creo»6. La teología fundamental se encarga de explorar la identidad de la fe y su relación con la razón, buscando las condiciones para que la revelación sea percibida en su credibilidad7,8.

Dios como Fundamento Primordial

El primer y fundamental punto de la fe es la verdad sobre Dios9. Dios es «el Alfa y la Omega» (Ap 1, 8), el principio y el fin de nuestra fe9. Todas las verdades subsiguientes enunciadas en el Credo permiten un conocimiento más pleno del Dios de nuestra fe, revelando quién es Dios en sí mismo y en su vida íntima9. Al conocer sus obras, como la creación y la redención, y su plan de salvación, la humanidad se adentra más profundamente en la verdad de Dios, tal como se revela en la Antigua y la Nueva Alianza9.

El primer artículo del Credo, «Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador…», trata de este Dios9. La Iglesia sostiene y enseña que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza a partir de las cosas creadas por la luz natural de la razón humana10. Sin embargo, más allá de lo que la razón natural puede alcanzar, se proponen a nuestra creencia misterios ocultos en Dios que solo pueden ser conocidos si son divinamente revelados11.

La Santísima Trinidad y la Encarnación

Dentro de las verdades fundamentales del cristianismo, la Santísima Trinidad y la Encarnación del Verbo, Hijo de Dios, son cruciales12. La verdad revelada de la Santísima Trinidad ha estado en la raíz misma de la fe viva de la Iglesia desde el principio, principalmente a través del Bautismo13. Esta verdad se expresa en la regla de la fe bautismal, formulada en la predicación, la catequesis y la oración de la Iglesia13.

La Encarnación del Hijo de Dios, que se hizo hombre «por nosotros los hombres y por nuestra salvación»12, es otro pilar esencial. Los teólogos católicos deben siempre partir de la humilde y sincera aceptación de la fe apostólica, enseñada por los Padres y reafirmada por los Concilios, profesando la fe en Dios uno y trino y en el Hijo de Dios encarnado, nuestro Redentor y Señor12.

El Papel de la Iglesia en el Fundamento de la Fe

La Iglesia Católica es el custodio y transmisor de la fe14. La profesión de fe de Pedro, «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16, 18), constituye en todas las épocas el fundamento de la profesión de fe de la Iglesia15. La palabra de Cristo, transmitida por los Apóstoles y contenida en el Nuevo Testamento, establece la voluntad de Jesús de que «todos sean una sola cosa» (Jn 17, 20-21), siendo la unidad del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo el supremo fundamento de la unidad de la Iglesia16.

La Iglesia, inmutable en su constitución y estructura dada por su divino Fundador, ha permanecido idéntica a sí misma a lo largo de los siglos, porque la multitud de elementos que ha recibido han estado constantemente sometidos a la misma fe fundamental17. Las Iglesias particulares son plenamente católicas a través de su comunión con la Iglesia de Roma, que «preside en la caridad» y es considerada por todas las iglesias cristianas como su única base y fundamento18.

El Catecismo de la Iglesia Católica es una herramienta indispensable para el conocimiento sistemático del contenido de la fe19. Recopila, sintetiza y transmite la riqueza de la Sagrada Escritura y la Tradición apostólica, siendo un instrumento válido y legítimo para la comunión eclesial y una norma segura para la enseñanza de la fe19. Este compendio de la fe y la moral católica clarifica y formula de manera nueva el tesoro vivo del pasado, manteniendo lo fundamental y esencial de la doctrina católica20.

Coherencia y Jerarquía de las Verdades de Fe

En la doctrina católica existe un orden o jerarquía de verdades, ya que varían en su relación con el fundamento de la fe cristiana21. Las conexiones mutuas entre los dogmas y su coherencia se encuentran en toda la Revelación del misterio de Cristo21. Esta unidad se puede apreciar en el Catecismo de la Iglesia Católica, que muestra la centralidad de Jesucristo como fuente de fe, modelo de acción cristiana y maestro de oración22. Los vínculos entre las cuatro partes del Catecismo ayudan a interpretar la Palabra de Dios en la Tradición viva de la Iglesia y a la luz de la unidad de toda la Escritura22.

La fe no se funda en la razón, pero no puede prescindir de ella; al mismo tiempo, la razón necesita de la fe para descubrir horizontes que por sí sola no podría alcanzar8. La obediencia de la fe es un acto racional, y Dios ha querido que a la ayuda interna del Espíritu Santo se unan argumentos externos de su revelación, como los milagros y las profecías, que son signos muy ciertos de la revelación divina y adecuados a la inteligencia de todos1.

Conclusión

El fundamento de la fe católica es Dios mismo, revelado en la Santísima Trinidad y en la persona de Jesucristo. La Iglesia, con su Magisterio y su Tradición, custodia y transmite esta revelación, ofreciendo a los creyentes un camino seguro para conocer y vivir la verdad. La fe, como virtud sobrenatural, permite al ser humano responder a esta revelación divina, mientras que la razón, iluminada por la fe, puede profundizar en la comprensión de los misterios divinos.

Citas

  1. Capítulo III. De la Fe, Anónimo. Dei Filius—Constitución Dogmática sobre la Fe Católica, § 9. 2 3 4

  2. Caput III - De fide, Concilio Vaticano I. Dei Filius, §CAPUT III (1870). 2 3

  3. Papa Pablo VI. VII Centenario del Tránsito de San Buenaventura a la Gloria Eterna (2 de agosto de 1974) - Discurso (1974).

  4. En resumen, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1842 (1992).

  5. En resumen, Catecismo de la Iglesia Católica, § 182 (1992).

  6. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 13 de marzo de 1985 (1985).

  7. Papa Juan Pablo II. A los participantes en el Congreso Internacional promovido por la Pontificia Universidad Gregoriana en honor del 25 aniversario de la Constitución Dogmática Dei Filius (30 de septiembre de 1995) - Discurso, § 1 (1995).

  8. Papa Juan Pablo II. A los participantes en el Congreso Internacional promovido por la Pontificia Universidad Gregoriana en honor del 25 aniversario de la Constitución Dogmática Dei Filius (30 de septiembre de 1995) - Discurso, § 4 (1995). 2

  9. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 24 de julio de 1985 (1985). 2 3 4 5

  10. Capítulo II. De la Revelación, Anónimo. Dei Filius—Constitución Dogmática sobre la Fe Católica, § 6.

  11. Capítulo IV. De la Fe y la Razón, Anónimo. Dei Filius—Constitución Dogmática sobre la Fe Católica, § 12.

  12. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 2 de agosto de 1995 (1995). 2 3

  13. Párrafo 2. El Padre, Catecismo de la Iglesia Católica, § 249 (1992). 2

  14. Papa Juan Pablo II. 7 de marzo de 1983: Liturgia de la Palabra en Ciudad de Guatemala - Homilía, § 4 (1983).

  15. Dicasterio para las Causas de los Santos. Mosè Tovini: Omelia di beatificazione (17 settembre 2006) (2006).

  16. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 28 de junio de 1995 (1995).

  17. Papa Pío XII. Discurso Vous avez voulu a los participantes en el X Congreso Internacional de Ciencias Históricas (7 de septiembre de 1955), § 13 (1955).

  18. Párrafo 3. La Iglesia es una, santa, católica y apostólica, Catecismo de la Iglesia Católica, § 834 (1992).

  19. Papa Benedicto XVI. Carta Apostólica en forma de «Motu Proprio» Porta Fidei para la Indicción del Año de la Fe (11 de octubre de 2011), § 11 (2011). 2

  20. Papa Juan Pablo II. Presentación oficial y solemne del Catecismo de la Iglesia Católica (7 de diciembre de 1992) - Discurso, § 5 (1992).

  21. III. La interpretación del patrimonio de la fe, Catecismo de la Iglesia Católica, § 90 (1992). 2

  22. Parte prima - L’omelia e l’ambito liturgico - II. L’interpretazione della parola di Dio nella liturgia, Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio Homilético (29 de junio de 2014), § 23 (2015). 2