Genuflexión
La genuflexión es un gesto litúrgico y devocional en la Iglesia Católica que expresa adoración y reverencia. Consiste en doblar una o ambas rodillas hasta el suelo, siendo la genuflexión con la rodilla derecha el signo de adoración reservado al Santísimo Sacramento y a la Santa Cruz en ciertos momentos litúrgicos. Aunque su origen no se remonta a la antigüedad cristiana, se ha consolidado en la tradición occidental como una manifestación profunda de humildad, penitencia y súplica, diferenciándose de otras posturas de oración como la postración o el estar de pie.
Tabla de contenido
Significado y Simbolismo
La genuflexión es un gesto corporal que comunica una actitud interior de dependencia y desamparo ante Dios, siendo una forma natural de oración y adoración1. Los Padres de la Iglesia han reflexionado sobre su significado: San Ambrosio la describe como la flexión de la rodilla que mitiga la ofensa al Señor, apacigua la ira y atrae la gracia1. Alcuino la asocia con la humildad del corazón, mientras que Rabano Mauro la entiende como una expresión de penitencia y dolor por los pecados cometidos1.
En el contexto cristiano, la genuflexión es un acto de proskynesis (del griego proskynēsis, «gesto que expresa deferencia; adoración»), que significa la adoración de Dios mediante un gesto externo, así como el respeto por los símbolos divinos utilizados en el culto y la reverencia hacia la asamblea2. Este acto tiene una significación escatológica, representando la liturgia celestial de la cual es una repetición y continuación2.
Origen y Evolución Histórica
La práctica de la genuflexión, tal como se entiende en el rito romano, es peculiar de la tradición occidental y consiste en doblar momentáneamente una o ambas rodillas hasta tocar el suelo1. A diferencia de la postración, que tiene raíces en la adoración pagana y oriental, la genuflexión simple no se puede rastrear a fuentes externas al culto cristiano1.
Históricamente, la genuflexión no tiene una antigüedad tan marcada como otras posturas de oración. No se menciona en los misales romanos más antiguos y su introducción y difusión gradual en Occidente ocurrieron durante la Baja Edad Media1. No fue hasta finales del siglo XV que comenzó a considerarse generalmente obligatoria. El año 1502 es señalado como la fecha de su reconocimiento formal y semi-oficial1. Incluso después de que se hiciera común elevar la Hostia y el Cáliz consagrados para la adoración de los fieles después de la Consagración, las genuflexiones del sacerdote antes y después no fueron exigidas de inmediato1. Las genuflexiones en momentos como «Et incarnatus est» son también de introducción relativamente reciente, aunque en algunos casos reemplazaron una prostración que era usual en tiempos antiguos1.
En la Iglesia primitiva, la postura habitual para la oración era estar de pie, excepto en tiempos de luto1. Se encuentran ejemplos bíblicos de personas orando de pie, como Ana, la madre de Samuel, y los personajes de la parábola del fariseo y el publicano1. Jesús mismo asume que estar de pie sería la postura ordinaria de oración para aquellos a quienes se dirigía1. Sin embargo, en ocasiones de especial solemnidad, urgencia o fervor, los suplicantes judíos se arrodillaban, como se ve en la dedicación del templo por Salomón o la oración de Esdras y Daniel1. En el Nuevo Testamento, se describe a Jesús arrodillándose en Getsemaní, y a los leprosos arrodillándose para pedir misericordia1. Los primeros cristianos también se arrodillaban para orar, como San Esteban y San Pedro1.
A partir del siglo IV, el arrodillarse se convirtió en la regla para la oración privada1. Sin embargo, la costumbre de estar de pie en la oración pública y litúrgica persistió, e incluso fue prescrita por el Concilio de Nicea en su canon XX, que prohibía arrodillarse los domingos y durante el tiempo pascual hasta Pentecostés1,2. Esta prohibición se basaba en el carácter festivo y gozoso de estos días, donde la postura de pie simbolizaba la resurrección y la libertad del pecado1.
La práctica de arrodillarse durante la Consagración en la Misa se introdujo en la Edad Media, en relación con la Elevación de la Hostia y el Cáliz1. La Exposición Solemne del Santísimo Sacramento para la adoración pública ha llevado a una genuflexión más frecuente y continua en la iglesia1.
Normas Litúrgicas Actuales
En la liturgia de la Misa, la genuflexión se realiza doblando la rodilla derecha hasta el suelo, significando adoración3. Está reservada al Santísimo Sacramento y a la Santa Cruz desde la adoración solemne en Viernes Santo hasta el inicio de la Vigilia Pascual3.
Durante la Misa
El sacerdote celebrante realiza tres genuflexiones durante la Misa3:
Si el sagrario con el Santísimo Sacramento se encuentra en el presbiterio, el sacerdote, el diácono y los demás ministros genuflectan al acercarse al altar y al retirarse de él, pero no durante la celebración de la Misa misma3.
La Instrucción Tres abhinc annos de 1967 redujo significativamente el número de genuflexiones durante la Misa, especialmente desde la Consagración hasta la Comunión, para destacar momentos clave de la celebración y el paso de una parte a otra4. Además de las mencionadas, se genuflecta antes de que el celebrante y los fieles comulguen, y después de la comunión, al reservar el Sacramento si quedan partículas4. Durante la celebración, los ministros solo necesitan genuflectar una vez al pasar por el centro del altar, suprimiéndose múltiples genuflexiones al moverse de un lado a otro del altar4.
Fuera de la Misa
Fuera de la Misa, todos los que pasan ante el Santísimo Sacramento genuflectan, a menos que estén en procesión3. Los ministros que llevan la cruz procesional o las velas inclinan la cabeza en lugar de genuflectar3. Es obligatorio genuflectar con ambas rodillas al adorar el Santísimo Sacramento expuesto solemnemente, como en las Exposiciones1.
La Iglesia Católica siempre ha ofrecido y sigue ofreciendo al sacramento de la Eucaristía el culto de adoración, no solo durante la Misa, sino también fuera de ella, reservando las hostias consagradas con sumo cuidado, exponiéndolas a la veneración solemne de los fieles y llevándolas en procesión5. Visitar el Santísimo Sacramento es una prueba de gratitud, una expresión de amor y un deber de adoración hacia Cristo nuestro Señor6.
Excepciones y Casos Especiales
Ministros de la Misa: Los acólitos y otros ministros no genuflectan, salvo cuando el Santísimo Sacramento está en el altar donde se celebra la Misa1.
Clero en funciones litúrgicas: El clero genuflecta con una rodilla ante la cruz del altar mayor y al pasar ante el obispo diocesano cuando preside una ceremonia1. Sin embargo, el sacerdote oficiante, así como los prelados y canónigos, están dispensados de estas genuflexiones, sustituyéndolas por una inclinación de cabeza y hombros1.
Viernes Santo y Sábado Santo: Desde la ceremonia de la Adoración de la Cruz en Viernes Santo hasta el Sábado Santo, tanto el clero como los laicos genuflectan al pasar ante la cruz develada en el altar mayor1.
Domingos y Tiempo Pascual: El Concilio de Nicea prohibió arrodillarse los domingos y durante el tiempo pascual hasta Pentecostés, una norma que en las Iglesias Orientales se traduce en la metanie (una profunda inclinación) en lugar de la genuflexión1,2.
Recepción de Sacramentos: La postura de rodillas es la que se prescribe actualmente para la recepción de los sacramentos, al menos Confirmación, Eucaristía, Penitencia y Órdenes Sagradas1. Sin embargo, existen excepciones, como el Sumo Pontífice, que recibe la Sagrada Comunión sentado durante una celebración solemne1.
Genuflexión y otras Posturas de Reverencia
La genuflexión se distingue de otras formas de reverencia en la liturgia católica:
Inclinación (Reverencia): La inclinación significa reverencia y honor hacia las personas o los signos que las representan7. Hay dos tipos:
Inclinación de cabeza: Se hace al nombrar a las tres Divinas Personas, y ante los nombres de Jesús, de la Santísima Virgen María y del santo en cuyo honor se celebra la Misa7.
Inclinación de cuerpo (o inclinación profunda): Se realiza ante el altar, durante ciertas oraciones en la Misa (como el Munda cor meum y el In spiritu humilitatis), en el Credo a las palabras «Et incarnatus est», y en el Canon Romano a las palabras Supplices te rogamus7. El diácono también la hace al pedir la bendición antes de la proclamación del Evangelio, y el sacerdote se inclina ligeramente al pronunciar las palabras del Señor en la consagración7.
Postración: La postración, que implica caer al suelo, fue una costumbre oriental adoptada en Roma para adorar a los emperadores como dioses1. En la liturgia cristiana, la postración se utiliza en momentos de gran humildad y súplica, como en las ordenaciones o el Viernes Santo.
La genuflexión es un gesto que incluye toda clase de inclinación, por lo que cualquier inclinación mientras se está de rodillas es, por regla general, superflua, aunque existen excepciones en el culto litúrgico del Santísimo Sacramento1.
Conclusión
La genuflexión es un gesto profundamente arraigado en la piedad católica occidental, que ha evolucionado a lo largo de los siglos para convertirse en una expresión clara de adoración a Cristo presente en la Eucaristía y de reverencia a la Santa Cruz. Aunque no es una práctica de la Iglesia primitiva, su significado teológico y su lugar en la liturgia actual subrayan la humildad, la penitencia y la adoración que los fieles ofrecen a Dios.
Citas
Genuflexión, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Genuflexión. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30
Proskynesis, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Proskynesis (2015). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Capítulo IV las diferentes formas de celebrar la misa - IV. Algunas normas generales para todas las formas de la misa - Genuflexiones e inclinaciones, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General del Misal Romano, § 274 (2003). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
III. De quibusdam variationibus in ordine missae, Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción Tres abhinc annos (4 de mayo de 1967), § 7 (1967). ↩ ↩2 ↩3
V. El sacrificio sacramental: acción de gracias, memorial, presencia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1378 (1992). ↩
En resumen, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1418 (1992). ↩
Capítulo IV las diferentes formas de celebrar la misa - IV. Algunas normas generales para todas las formas de la misa - Genuflexiones e inclinaciones, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General del Misal Romano, § 275 (2003). ↩ ↩2 ↩3 ↩4