Glosolalia
La glosolalia, comúnmente conocida como el don de lenguas, es un fenómeno carismático en el que una persona habla en lenguajes que no ha aprendido previamente, ya sean lenguas humanas existentes o expresiones ininteligibles. Este don se manifiesta de diversas formas en la tradición cristiana, desde el Pentecostés bíblico, donde los apóstoles hablaron en lenguas comprensibles para una multitud de diferentes nacionalidades, hasta manifestaciones más contemporáneas. La Iglesia Católica reconoce la existencia de este carisma, pero subraya la importancia de su discernimiento y su uso ordenado para la edificación de la comunidad eclesial, siempre en armonía con la jerarquía y la doctrina.
Tabla de contenido
Origen Bíblico de la Glosolalia
El origen más prominente de la glosolalia en la tradición cristiana se encuentra en el libro de los Hechos de los Apóstoles, en el evento de Pentecostés1. En este día, los apóstoles y otros discípulos estaban reunidos cuando «de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, y llenó toda la casa donde estaban sentados. Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen»1.
Este evento fue extraordinario porque la multitud presente en Jerusalén, compuesta por judíos devotos de «todas las naciones debajo del cielo», escuchó a los apóstoles hablar en sus propias lenguas nativas acerca de las «maravillas de Dios»2,1. Entre los oyentes había partos, medos, elamitas, mesopotamios, y habitantes de Judea, Capadocia, Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, Libia, y visitantes de Roma, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes1,3. Este fenómeno, conocido como glosolalia o don de lenguas, superó las barreras lingüísticas, permitiendo que el mensaje misionero se difundiera eficazmente2.
San Juan Crisóstomo señala que este don no solo se manifestó en los doce apóstoles, sino en los ciento veinte discípulos, citando al profeta Joel: «Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños»4,5. El suceso de Pentecostés fue la confirmación de las profecías de Cristo sobre la venida del Paráclito, quien convencería al mundo acerca del pecado y daría poder a los apóstoles para ser sus testigos «hasta los confines de la tierra»6.
La Glosolalia en las Cartas de San Pablo y su Discernimiento
San Pablo aborda el don de lenguas en sus cartas, particularmente en 1 Corintios 12 y 14, donde lo clasifica entre los diversos carismas o dones espirituales distribuidos por el Espíritu Santo para el bien común de la Iglesia7,8,9. Pablo enfatiza que estos dones son variados y complementarios, y que no existe una oposición entre los carismas y la dimensión institucional de la Iglesia7.
En 1 Corintios 12:7-10, San Pablo enumera varios carismas, incluyendo «diversas clases de lenguas» y la «interpretación de lenguas»9. Sin embargo, en 1 Corintios 14, Pablo establece reglas precisas para el ejercicio de la glosolalia en las asambleas comunitarias, limitando su uso y subrayando la superioridad de la profecía7,10. Él afirma que «mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación»10. Esto resalta la importancia de la inteligibilidad y la edificación de la comunidad como criterios clave para el uso de los carismas10. La interpretación se presenta como un complemento necesario para la glosolalia, ya sea realizada por el propio hablante o por otro miembro de la comunidad10.
San Agustín, al reflexionar sobre la diversidad de dones, compara la Iglesia con un cuerpo donde cada miembro tiene una función diferente, pero todos están animados por el mismo Espíritu. Así como la mano tiene un don para trabajar y el ojo para ver, los creyentes reciben dones diversos según la medida propia de cada uno11.
La Glosolalia en la Tradición y el Magisterio Católico
A lo largo de la historia de la Iglesia, el don de lenguas ha sido objeto de diversas interpretaciones. Muchos Padres de la Iglesia, como San Juan Crisóstomo y San Agustín, entendieron la glosolalia de Pentecostés como el don de hablar lenguas extranjeras4,3,10. Esta interpretación se basa en la promesa de Jesús en Marcos 16:17: «Hablarán nuevas lenguas»10.
El Magisterio reciente de la Iglesia Católica ha abordado los carismas, incluyendo la glosolalia, especialmente a partir del Concilio Vaticano II. La Constitución Dogmática Lumen Gentium destaca que el Espíritu Santo enriquece a la Iglesia con dones jerárquicos y carismáticos, los cuales son distribuidos entre los fieles de toda condición para la edificación del Cuerpo de Cristo12. Estos carismas, sean «más sobresalientes o más sencillos y ampliamente difundidos», deben ser recibidos con acción de gracias y consuelo, ya que son «perfectamente adecuados y útiles para las necesidades de la Iglesia»12.
Juan Pablo II y Benedicto XVI han insistido en la coesencialidad de las dimensiones institucional y carismática de la Iglesia, afirmando que no hay conflicto u oposición entre ellas, sino que ambas son fundamentales para la constitución divina de la Iglesia y contribuyen a hacer presente el misterio de Cristo en el mundo13,14. El Papa Francisco también ha recordado la armonía que el Espíritu crea entre los diversos dones y ha llamado a los grupos carismáticos a una apertura misionera, a la obediencia a los pastores y a mantener la comunión eclesial14.
El discernimiento pastoral es crucial para el uso ordenado de los carismas. Los pastores tienen un papel esencial en la evaluación de la autenticidad de estos dones y en su ejercicio dentro de la comunión eclesial12,15.
Los Dones del Espíritu Santo y su Relación con la Glosolalia
La glosolalia es uno de los muchos dones o carismas del Espíritu Santo. Es importante distinguirla de los siete dones del Espíritu Santo, que son: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, conocimiento, piedad y temor de Dios16,17,18,19. Estos siete dones, profetizados por Isaías sobre el Mesías, perfeccionan las virtudes de quienes los reciben y los hacen dóciles a las inspiraciones divinas16,20,19.
Mientras que los siete dones son disposiciones permanentes que perfeccionan la vida moral y espiritual de los cristianos, los carismas, como la glosolalia, son gracias especiales dadas para el servicio de la comunidad21,9. San Agustín de Hipona y San Hilario de Poitiers mencionan que el don de lenguas es una manifestación del Espíritu, un signo de su presencia y un medio para proclamar las obras maravillosas de Dios3,22.
El Papa Juan Pablo II, al celebrar el 25 aniversario de la Renovación Carismática Católica, reconoció este movimiento como un «don particular del Espíritu Santo a la Iglesia», que ha llevado a una mayor sed de santidad y a una comprensión más profunda de la persona y obra del Espíritu23. Sin embargo, también enfatizó la importancia de la fidelidad a la doctrina, el valor de los dones superiores para el bien común, y la búsqueda de la caridad, que es el fin último de todos los dones24.
Conclusión
La glosolalia, como don del Espíritu Santo, es una manifestación de la riqueza carismática de la Iglesia. Desde el Pentecostés bíblico hasta las expresiones contemporáneas, este don ha servido para la proclamación del Evangelio y la edificación de la comunidad de creyentes. La Iglesia Católica, a través de su Magisterio, reconoce y acoge este carisma, al tiempo que enfatiza la necesidad de un discernimiento prudente y de su ejercicio ordenado, siempre en comunión con la jerarquía y con el fin último de la caridad y la edificación del Cuerpo de Cristo. La glosolalia, junto con otros carismas, contribuye a la vitalidad y misión de la Iglesia, haciendo presente el misterio de Cristo en el mundo.
Citas
Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Hechos 2. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 20 de septiembre de 1989, § 5 (1989). ↩ ↩2
Cuando el Espíritu Santo fue enviado, Agustín de Hipona. Contra la Epístola Fundamental de Maniqueo, §Capítulo 9. 10 (397). ↩ ↩2 ↩3
Hechos 2:1-2, Juan Crisóstomo. Homilía 4 sobre los Hechos de los Apóstoles (404). ↩ ↩2
Mary Healy. La interpretación bíblica como carisma profético en la Iglesia, § 11. ↩
Parte II - El Espíritu que convence al mundo de pecado - 2. El testimonio del día de Pentecostés, Papa Juan Pablo II. Dominum et vivificantem, § 30 (1986). ↩
I. Los carismas según el Nuevo Testamento - La variedad de los carismas, Congregación para la Doctrina de la Fe. Carta Iuvenescit Ecclesia a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la relación entre los dones jerárquicos y carismáticos en la vida y la misión de la Iglesia, § 7 (2016). ↩ ↩2 ↩3
Espíritu Santo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Espíritu Santo. ↩
Capítulo II - La participación de los fieles laicos en la vida de la Iglesia como comunión - Carismas, Papa Juan Pablo II. Christifideles Laici, § 24 (1988). ↩ ↩2 ↩3
Carismata, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Carismata. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Agustín de Hipona. Tratado 14 Juan 3:29-84, § 10 (420). ↩
II. La relación entre los dones jerárquicos y carismáticos en el magisterio reciente - El Concilio Vaticano Segundo, Congregación para la Doctrina de la Fe. Carta Iuvenescit Ecclesia a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la relación entre los dones jerárquicos y carismáticos en la vida y la misión de la Iglesia, § 9 (2016). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. Vigilia de Oración para el Congreso Mundial de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades (30 de mayo de 1998) - Discurso, § 4 (1998). ↩
II. La relación entre los dones jerárquicos y carismáticos en el magisterio reciente - El magisterio postconciliar, Congregación para la Doctrina de la Fe. Carta Iuvenescit Ecclesia a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la relación entre los dones jerárquicos y carismáticos en la vida y la misión de la Iglesia, § 10 (2016). ↩ ↩2
A los participantes en la 13ª Conferencia Internacional de la Fraternidad Católica de Comunidades y Fraternidades de la Alianza Carismática, Papa Benedicto XVI. A los participantes en la 13ª Conferencia Internacional de la Fraternidad Católica de Comunidades y Fraternidades de la Alianza Carismática (31 de octubre de 2008) (2008). ↩
Papa Juan Pablo II. Carta a los Sacerdotes, 1998, § 3 (1998). ↩ ↩2
Parte III - La vida de la Iglesia - I. La vida espiritual—vida en el Espíritu Santo - A. Los signos, dones y frutos de la acción del Espíritu Santo - 2. Los dones del Espíritu Santo, Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 719 (2016). ↩
Audiencia general del 9 de abril de 2014, Papa Francisco. Audiencia General del 9 de abril de 2014, § Introducción (2014). ↩
III. Los dones y frutos del Espíritu Santo, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1831 (1992). ↩ ↩2
R. E. Houser. Recogiendo los pedazos de una cultura destrozada: Abandonando a Sartre por Aquino, § 20. ↩
Romanus Cessario, O.P. La religión y los dones del Espíritu Santo, § 6. ↩
Hilario de Poitiers. Sobre la Trinidad - Libro VIII, § 30 (359). ↩
Papa Juan Pablo II. A los miembros del Consejo de la «Oficina Internacional de la Renovación Carismática Católica» (14 de marzo de 1992) - Discurso, § 1 (1992). ↩
Papa Juan Pablo II. A los participantes en la Cuarta Conferencia Internacional de Líderes de la Renovación Carismática Católica (7 de mayo de 1981) - Discurso (1981). ↩