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Graves de Communi Re

Graves de Communi Re es una encíclica social promulgada por el Papa León XIII el 18 de enero de 1901. Esta carta apostólica aborda el concepto de la Democracia Cristiana, distinguiéndola de la Democracia Social y delineando sus principios y objetivos dentro del marco de la doctrina social católica. La encíclica subraya la importancia de la acción católica organizada para mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras, siempre en conformidad con las enseñanzas de la Iglesia y bajo la guía de la jerarquía eclesiástica. También enfatiza la responsabilidad de todos los miembros de la sociedad, especialmente los más acomodados, en la promoción del bien común y la caridad fraterna.

Tabla de contenido

Contexto Histórico y Social

A finales del siglo XIX, Europa y otras partes del mundo experimentaban profundas transformaciones sociales y económicas. La industrialización había generado una creciente clase obrera, a menudo sujeta a condiciones de vida y laborales precarias. En este contexto, surgieron movimientos ideológicos como el socialismo y la democracia social, que proponían soluciones radicales a las desigualdades existentes. El Papa León XIII había abordado previamente estas cuestiones en encíclicas como Quod Apostolici Muneris (1878), donde advertía sobre los peligros del socialismo, y especialmente en Rerum Novarum (1891), que sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia al definir los derechos y deberes tanto de los capitalistas como de los trabajadores1.

Graves de Communi Re surge como una continuación de estos esfuerzos, buscando clarificar el papel de los católicos en la acción social y proporcionar una dirección clara para los movimientos que comenzaban a autodenominarse «democracia cristiana». La encíclica reconoce la necesidad de una «unión de mentes valientes con todos los recursos que puedan reunir» para enfrentar la «cosecha de miseria» y las «terribles amenazas» de los movimientos socialistas que buscaban la sedición y el rechazo de la disciplina religiosa2.

Distinción entre Democracia Cristiana y Democracia Social

Uno de los puntos centrales de Graves de Communi Re es la clara distinción que establece entre la Democracia Social y la Democracia Cristiana3.

La Democracia Social

Según León XIII, la Democracia Social se caracteriza por varias ideas erróneas y peligrosas3:

El Papa advierte que estas ideas, al desechar la disciplina religiosa y clamar solo por derechos, están «trabajando incesantemente en las multitudes de los necesitados» y los «engañan y los llevan al error»2.

La Democracia Cristiana

En contraste, la Democracia Cristiana es presentada como un movimiento que, si bien busca mejorar la condición de las clases trabajadoras, lo hace en conformidad con las leyes naturales y divinas, y siempre bajo la guía de la moral y la religión católicas4. Sus objetivos incluyen4:

León XIII enfatiza que el nombre de «Democracia Cristiana» es aceptable siempre que las instrucciones dadas por la Santa Sede se cumplan con obediencia5. Lo fundamental es que los católicos estén unidos en mente, voluntad y acción en esta importante labor5.

Principios y Directrices para la Acción Católica

La encíclica Graves de Communi Re proporciona varias directrices para la participación católica en la vida social y política.

La Caridad como Fundamento

El Papa León XIII reitera que la caridad es el principio fundamental que debe guiar toda acción social católica. La Iglesia siempre ha mostrado una «vigilante solicitud por todas las clases de la sociedad, y especialmente por aquellas a quienes la fortuna ha favorecido menos»6. Esta devoción a «confortar y elevar a la masa del pueblo» está en consonancia con el espíritu de la Iglesia y sus ejemplos históricos5.

Responsabilidad de las Clases Acomodadas

La encíclica hace un llamado especial a «aquellos cuya posición, riqueza y cultura intelectual y espiritual les dan una cierta posición en la comunidad»7. Se les recuerda que no son libres de desatender a quienes están por debajo de ellos, sino que es un «estricto deber» el que los une7. Nadie vive solo para su ventaja personal en una comunidad; se vive también para el bien común. Aquellos que pueden contribuir al bien general están obligados a suplir la deficiencia de otros, y una cuenta más estricta será rendida a Dios por los beneficios recibidos7. La negligencia en este deber podría llevar a un «desastre generalizado» que afectaría a todas las clases sociales7.

Organización y Unidad de los Católicos

León XIII subraya la importancia de la organización y la unidad entre los católicos para que su acción sea efectiva8. Insta a que las diversas asociaciones católicas, manteniendo sus derechos individuales, actúen juntas bajo una fuerza directiva primaria8. En Italia, esta fuerza directiva debía emanar del Instituto de Congresos y Reuniones Católicas, bajo la autoridad y dirección de los obispos8. Para otras naciones, se debía seguir un modelo similar donde existiera una organización principal legítimamente encargada de esta materia8.

Para mantener esta deseable unidad, es crucial evitar «causas de disensión que hieran y dividan las mentes»9. Esto incluye abstenerse de «cuestiones sutiles y prácticamente inútiles» en periódicos y discursos, y mantener la equanimidad, modestia y cortesía en los debates9. Además, en temas aún abiertos a discusión, los católicos deben estar siempre dispuestos a escuchar con obediencia religiosa lo que la Santa Sede pueda decidir9.

El Papel del Clero

El clero tiene un papel fundamental en la promoción de la Democracia Cristiana. Deben «salir y moverse entre el pueblo», ejerciendo una influencia saludable adaptándose a las condiciones actuales10. Se les encarga inculcar la doctrina correcta y enseñar los deberes de la prudencia y la caridad10. Sin embargo, esta labor debe realizarse con la mayor cautela y prudencia, siguiendo el ejemplo de santos como Francisco de Asís y Vicente de Paúl, quienes cuidaron del pueblo sin descuidar su propia perfección espiritual10.

Impacto y Legado

Graves de Communi Re consolidó el término «Democracia Cristiana» dentro del vocabulario católico, dándole un significado preciso y diferenciándolo de ideologías seculares. La encíclica fue crucial para guiar el desarrollo de los movimientos sociales católicos en el siglo XX, asegurando que su activismo estuviera arraigado en la doctrina de la Iglesia y bajo la supervisión episcopal.

Aunque la encíclica reafirmó la condena del socialismo, también legitimó la preocupación católica por las condiciones de los trabajadores y la búsqueda de justicia social a través de medios compatibles con la fe. Sus enseñanzas contribuyeron a la formación de partidos políticos y organizaciones sociales de inspiración cristiana que buscaron aplicar los principios de la doctrina social de la Iglesia en la vida pública.

Conclusión

Graves de Communi Re representa un hito importante en el desarrollo de la doctrina social católica. Al definir la Democracia Cristiana y distinguirla de la Democracia Social, el Papa León XIII proporcionó un marco para la acción social de los católicos que buscaba la justicia y la caridad sin caer en los errores del colectivismo. La encíclica enfatizó la responsabilidad de todos los miembros de la sociedad, la necesidad de unidad y organización entre los católicos, y el papel esencial del clero en la guía de estos esfuerzos. Su legado perdura en la comprensión de la vocación social del cristiano y en el compromiso continuo de la Iglesia con la promoción del bien común y la dignidad humana.

Citas

  1. Papa León XIII. Graves de Communi Re, § 2 (1901).

  2. Papa León XIII. Graves de Communi Re, § 21 (1901). 2

  3. Papa León XIII. Graves de Communi Re, § 5 (1901). 2 3 4 5

  4. Papa León XIII. Graves de Communi Re, § 10 (1901). 2 3 4 5

  5. Papa León XIII. Graves de Communi Re, § 18 (1901). 2 3

  6. Papa León XIII. Graves de Communi Re, § 3 (1901).

  7. Papa León XIII. Graves de Communi Re, § 19 (1901). 2 3 4

  8. Papa León XIII. Graves de Communi Re, § 23 (1901). 2 3 4

  9. Papa León XIII. Graves de Communi Re, § 22 (1901). 2 3

  10. Papa León XIII. Graves de Communi Re, § 24 (1901). 2 3