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Gula

La gula (del latín gluttire, tragar o engullir) es un vicio capital que se manifiesta como una indulgencia excesiva en la comida y la bebida, desordenando una necesidad natural del ser humano1,2. Esta falta de moderación no solo afecta la salud física y mental, sino que también desvía el propósito de la alimentación, convirtiendo el placer en un fin en sí mismo1,3. La enseñanza católica, arraigada en las Escrituras y desarrollada por teólogos como Santo Tomás de Aquino, subraya la importancia de la templanza como virtud opuesta a la gula, promoviendo un uso equilibrado y agradecido de los bienes creados por Dios2,4,5. En la actualidad, la reflexión sobre la gula se extiende a implicaciones sociales y ecológicas, como el desperdicio de alimentos y la explotación de los recursos del planeta3.

Tabla de contenido

Definición y Etimología

La gula se define como el consumo desmedido de alimentos y bebidas, que va en contra del orden establecido por la razón, el cual dicta que la necesidad debe ser la medida de la indulgencia1. Este desorden puede manifestarse de diversas maneras: comer «demasiado pronto, demasiado caro, demasiado, con demasiada avidez o con demasiada delicadeza»1. La raíz latina gluttire evoca la acción de tragar o engullir, lo que resalta la naturaleza inmoderada de este vicio1.

Fundamentos Bíblicos

Las Escrituras ofrecen numerosas advertencias contra la gula. San Pablo, por ejemplo, se refiere a aquellos «cuyo dios es su vientre» (Filipenses 3:19), indicando que la autoindulgencia puede llevar a una forma de idolatría1,6. San Jerónimo también destaca cómo la desobediencia de Adán, al ceder a la tentación de comer del fruto prohibido, lo llevó a ser expulsado del paraíso, y cómo Satanás tentó a Jesús con el hambre en el desierto6. Jesús mismo, sin embargo, enseñó la bondad de los alimentos y la alegría de la convivencia en la mesa, como se observa en las bodas de Caná, y eliminó la distinción entre alimentos puros e impuros, enfocando la atención en la relación interior del hombre con la comida3.

Desarrollo Histórico

La tradición cristiana ha clasificado la gula como uno de los siete pecados capitales, una distinción establecida por San Gregorio Magno en Occidente, siguiendo la tradición de los ocho pensamientos malvados de San Juan Casiano en Oriente2,7. Los Padres de la Iglesia, como San Juan Crisóstomo, enfatizaron que el ayuno y la abstinencia no son fines en sí mismos, sino medios para desapegarse de lo terrenal y dedicarse a asuntos espirituales8. A lo largo de la historia, teólogos como Santo Tomás de Aquino han profundizado en la comprensión de la gula, identificando sus diversas manifestaciones y sus «hijas» o pecados derivados, como la alegría inoportuna, la bufonería, la charlatanería, la impureza y la torpeza mental4.

La Gula en el Catecismo de la Iglesia Católica

El Catecismo de la Iglesia Católica (CCC) aborda la gula en el contexto de la virtud de la templanza y los vicios capitales. Aunque no ofrece un análisis exhaustivo de la gula per se, la sitúa dentro de la moderación de los placeres de los sentidos y el uso equilibrado de los bienes creados9,5.

La Virtud de la Templanza

La templanza es la virtud cardinal que modera la atracción de los placeres y proporciona equilibrio en el uso de los bienes creados5. Dispone a la persona a evitar todo tipo de exceso, incluyendo el abuso de comida, alcohol, tabaco o medicamentos9. La templanza no niega el placer inherente a la comida, sino que lo ordena según la razón, reconociendo que el alimento es necesario para la vida y es razonable que sea placentero10.

La Moral Teológica y los Siete Vicios Capitales

La gula es uno de los siete vicios capitales (orgullo, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula y pereza o acedia), llamados así porque «engendran otros pecados, otros vicios»7. Estos vicios se oponen a las virtudes y, en el caso de la gula, se opone directamente a la templanza7,4. La teología moral católica enseña que la gula es generalmente un pecado venial, a menos que la indulgencia sea tan extrema que cause un daño grave a la salud, impida el cumplimiento de deberes importantes, o se convierta en una forma de vida que idolatre el placer de comer y beber, en cuyo caso puede ser un pecado mortal1.

Perspectivas Teológicas

La reflexión teológica sobre la gula ha evolucionado a lo largo de los siglos, desde los Padres de la Iglesia hasta el pensamiento contemporáneo.

San Agustín y Santo Tomás de Aquino

San Agustín, aunque no se centra exclusivamente en la gula, aborda la necesidad de ordenar los deseos sensibles y orientarlos hacia Dios. Santo Tomás de Aquino, por su parte, ofrece un análisis detallado de la gula en su Summa Theologiae y De Malo. Él identifica cinco modos de pecar por gula: comer o beber prae-propere (demasiado pronto), laute (demasiado lujosamente), nimis (demasiado), ardenter (con demasiada avidez) y studiose (demasiado delicadamente o con excesiva atención al placer)1. Santo Tomás también señala que el propósito de la comida y la bebida es mantener la vida, y que el placer asociado es razonable, pero el problema surge cuando el hambre no es proporcionada o no se ajusta a la razón10.

Pensamiento Católico Moderno

El pensamiento católico moderno, como el expresado por el Papa Francisco, amplía la comprensión de la gula más allá de la mera indulgencia personal. En su catequesis sobre los vicios y las virtudes, el Papa Francisco destaca que la gula, en un sentido social, es «quizás el vicio más peligroso que está matando el planeta»3. Argumenta que la voracidad con la que la humanidad ha explotado los bienes del planeta compromete el futuro de todos, transformando a los seres humanos de «eucarísticos» (agradecidos y discretos en el uso de la tierra) en «depredadores» o «consumidores»3. Esta perspectiva resalta la interconexión entre la gula personal y las cuestiones de justicia social y ecología, incluyendo el desperdicio de alimentos mientras muchos sufren hambre, y los problemas de salud pública derivados de una relación desordenada con la comida3.

Implicaciones Culturales y Sociales

La gula tiene profundas implicaciones que trascienden el ámbito individual, afectando la cultura y la sociedad en su conjunto.

El Problema del Desperdicio de Alimentos

En las sociedades de la abundancia, la gula se manifiesta en el desperdicio masivo de alimentos, un problema ético grave cuando muchas personas en el mundo sufren de hambre3. Este desperdicio es una consecuencia de una relación desordenada con la comida, donde se valora más el exceso que la necesidad y la gratitud3,11.

Gula y Salud Pública

La relación desordenada con la comida también se traduce en problemas de salud pública, como la obesidad, la anorexia y la bulimia3. Estas enfermedades, a menudo vinculadas a sufrimientos psíquicos y del alma, son manifestaciones de una «locura del vientre» (gastrimargia) que revela desequilibrios internos3. Además, el abuso de sustancias como el tabaco, el cannabis o las drogas para generar euforia también puede considerarse una forma de gula, ya que se consumen por placer físico y dañan el bien común de la sociedad, generando costosos gastos en atención médica4,9.

Respuestas y Prácticas Católicas

La Iglesia Católica propone diversas prácticas y actitudes para combatir la gula y fomentar la virtud de la templanza.

Ejercicios Espirituales

Los ejercicios espirituales, como el ayuno y la abstinencia, son herramientas tradicionales para cultivar la templanza8,4. Estos no son meras privaciones, sino medios para desapegarse de lo material y dedicar tiempo a lo espiritual, fortaleciendo la voluntad y la dependencia de Dios8. San Juan de la Cruz, en La Noche Oscura del Alma, también describe la «gula espiritual», que consiste en buscar la dulzura sensible en la oración y los actos religiosos, una imperfección que puede generar grandes males1.

Prácticas Litúrgicas y Oraciones

Las oraciones de acción de gracias por el alimento diario inspiran un sentido de responsabilidad hacia los demás y un uso virtuoso de los bienes de la tierra3. La práctica de compartir la comida con los necesitados, como las obras corporales de misericordia, es un testimonio de caridad fraterna y de justicia que agrada a Dios11.

El Rol de la Confesión

La confesión sacramental ofrece la oportunidad de arrepentirse de los pecados de gula y recibir la gracia para superarlos. Reconocer la gula como un pecado venial o mortal, según la gravedad, y buscar la reconciliación, es fundamental para el crecimiento espiritual1.

Conclusión

La gula, como vicio capital, representa una desordenada relación con la comida y la bebida que afecta tanto al individuo como a la sociedad y al planeta. La enseñanza católica, fundamentada en la Escritura y la tradición, llama a la práctica de la templanza, una virtud que promueve el equilibrio, la gratitud y la responsabilidad en el uso de los bienes creados. Al ordenar nuestros deseos y acciones en relación con la alimentación, los fieles pueden evitar los excesos, cuidar su salud, contribuir a la justicia social y vivir de acuerdo con el llamado a ser «eucarísticos», es decir, agradecidos y protectores de la creación de Dios3.

Citas

  1. Gula, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Gula. 2 3 4 5 6 7 8 9 10

  2. Parte tres - La vida de la Iglesia - II. La persona en Cristo como nueva creación - C. Una ascesis que purifica - 2. Los ocho pecados capitales469 y sus virtudes opuestas - A. La gula y su virtud opuesta—la templanza, Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia greco-católica ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 759 (2016). 2 3

  3. Resumen de las palabras del Santo Padre, Papa Francisco. Audiencia General del 10 de enero de 2024 - Ciclo de Catequesis. Vicios y Virtudes. 3. Gula (2024). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

  4. Gula o «foodies» modernos, Basil Cole, O.P. Una valoración tomista del Catecismo de la Iglesia Católica sobre los vicios capitales, § 14. 2 3 4 5

  5. En resumen, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1838 (1992). 2 3

  6. Eusebio Sofronio Jerónimo (Jerónimo de Estridón o San Jerónimo). Carta 22 - A Eustoquio (Roma), § 10 (384). 2

  7. V. La proliferación del pecado, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1866 (1992). 2 3

  8. Parte tres - La vida de la Iglesia - II. La persona en Cristo como nueva creación - C. Una ascesis que purifica - 2. Los ocho pecados capitales469 y sus virtudes opuestas - A. La gula y su virtud opuesta—la templanza, Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia greco-católica ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 760 (2016). 2 3

  9. II. Respeto por la dignidad de las personas, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2290 (1992). 2 3

  10. Lujuria versus la inclinación natural al matrimonio y la vida familiar, Basil Cole, O.P. Una valoración tomista del Catecismo de la Iglesia Católica sobre los vicios capitales, § 15. 2

  11. VI. Amor por los pobres, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2447 (1992). 2