Herejía
La herejía se refiere a la negación obstinada o la duda persistente de una verdad que debe ser creída con fe divina y católica, por parte de una persona bautizada. Se distingue de la apostasía, que es el repudio total de la fe cristiana, y del cisma, que implica la negativa a someterse al Romano Pontífice o a la comunión con los miembros de la Iglesia. A lo largo de la historia de la Iglesia, la herejía ha sido un desafío constante, llevando a la formulación más precisa de la doctrina y a la defensa de la unidad e integridad de la fe.
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Definición y Connotación
El término herejía proviene del griego hairesis, que significa «facción», «elección» o «falsa enseñanza»1. Etimológicamente, connota tanto una elección como la cosa elegida, aunque su significado se ha restringido a la selección de doctrinas religiosas2. En el Nuevo Testamento, ya se hace referencia a «falsos maestros» que introducirán «opiniones destructivas»3.
Santo Tomás de Aquino define la herejía como «una especie de infidelidad en hombres que, habiendo profesado la fe de Cristo, corrompen sus dogmas»4. La fe cristiana recta implica el asentimiento voluntario a Cristo en todo lo que pertenece a su enseñanza. Desviarse de esto puede ocurrir de dos maneras: negarse a creer en Cristo mismo (infidelidad, propia de paganos y judíos) o restringir la creencia a ciertos puntos de la doctrina de Cristo, seleccionados y moldeados a gusto, lo cual es el camino de los herejes4. El objeto de la fe y la herejía es el depósito de la fe, es decir, la suma total de verdades reveladas en la Escritura y la Tradición, propuestas por la Iglesia2. Mientras el creyente acepta el depósito completo, el hereje acepta solo las partes que aprueba2.
Para que una herejía sea formal, se requiere la pertinacia, es decir, la adhesión obstinada a una doctrina particular2,5. Mientras una persona esté dispuesta a someterse a la decisión de la Iglesia, permanece católica en el corazón, y sus creencias erróneas son solo errores transitorios2. La herejía, por tanto, no solo distorsiona el Evangelio, sino que también daña la comunión eclesial3.
Distinciones Clave
Es fundamental diferenciar la herejía de otros conceptos relacionados que también afectan la unidad de la Iglesia:
Herejía vs. Apostasía
La apostasía es el abandono total de la fe cristiana, ya sea abrazando otra religión (como el judaísmo, el islamismo, el paganismo) o cayendo en el naturalismo y el completo descuido de la religión. El apóstata abandona por completo la fe de Cristo, mientras que el hereje siempre retiene una fe en Cristo, aunque corrompida2,6.
Herejía vs. Cisma
El cisma se refiere a la negativa a someterse al Romano Pontífice o a la comunión con los miembros de la Iglesia sujetos a él6. Los cismáticos, en sentido estricto, son aquellos que voluntariamente se separan de la unidad de la Iglesia2. La unidad de la Iglesia se basa en la conexión de sus miembros entre sí y con la cabeza, que es Cristo, cuyo representante es el Sumo Pontífice2. Aunque la pérdida de la fe suele implicar la separación de la Iglesia, no todos los cismáticos son necesariamente herejes, ya que uno puede separarse por ira, orgullo o ambición, y aun así creer todo lo que la Iglesia propone2,7. Sin embargo, históricamente, el cisma a menudo va de la mano con la herejía, justificando su partida de la Iglesia con doctrinas falsas7.
Grados de Herejía
La herejía puede presentarse en diferentes grados, que se expresan en la teología y el derecho canónico con fórmulas técnicas2:
Herejía pura y simple: Es la adhesión pertinaz a una doctrina que contradice un punto de fe claramente definido por la Iglesia2.
Sententia haeresi proxima: Una opinión que se acerca a la herejía. Esto ocurre cuando la doctrina en cuestión no ha sido expresamente «definida» o no se propone claramente como artículo de fe en la enseñanza ordinaria y autorizada de la Iglesia2.
Propositio theologice erronea: Una proposición errónea en teología. Se da cuando una proposición doctrinal, sin contradecir directamente un dogma recibido, implica consecuencias lógicas que están en desacuerdo con la verdad revelada2.
Herejía Material y Formal
La Iglesia distingue entre herejía material y formal2,8:
Herejía material: Se refiere a una creencia errónea que no es culpable. Una persona puede nacer y crecer en un entorno herético sin dudar nunca de la verdad de su credo. En tales casos, no se les puede responsabilizar por el pecado de separación2,1,8. El Concilio Vaticano II, en su postura ecuménica, no empleó el término herejía para referirse a aquellos nacidos en denominaciones cristianas no católicas, reconociéndolos como hermanos1,8.
Herejía formal: Implica una elección libre y deliberada de rechazar verdades que la Iglesia propone como necesarias para la salvación, con pertinacia1,2. Es una herejía querida, imputable al sujeto y que conlleva un grado variable de culpa2. Aquellos que, tras solicitudes específicas del Magisterio de la Iglesia, se niegan a abandonar su visión desequilibrada, son formalmente condenados como herejes y, como tales, son expulsados de la Iglesia8.
Gravedad del Pecado de Herejía
La herejía es considerada un pecado grave porque se opone directamente a la fe2. Al negar u obstinarse en dudar de verdades de fe divina y católica, un bautizado se contrapone a la auto-revelación de Dios tal como es articulada por la autoridad infalible de la Iglesia1. La arbitrariedad de la herejía va en contra de las actividades de edificación de la Iglesia, como la predicación y la administración de los sacramentos, y se opone a la misión universal de la Iglesia de salvar a todos, representando la totalidad de la verdad de Dios sin sustracciones ni adiciones1.
En la Iglesia primitiva, tanto la apostasía como la herejía eran consideradas pecados graves, junto con el asesinato y el adulterio, y podían relegar a quienes deseaban volver a ser miembros de la Iglesia a una penitencia de por vida1.
Origen y Persistencia de la Herejía
Desde los inicios del cristianismo, han surgido interpretaciones «heréticas» de la fe común, opuestas a la Tradición Apostólica3. Ya en los Hechos de los Apóstoles, el cristianismo naciente fue llamado «herejía» por sus oponentes1. La Primera Carta de Juan indica que la separación de la comunión de amor es un signo de falsa enseñanza3.
Las herejías han impulsado a la Iglesia a una búsqueda cada vez más profunda de la verdad en comunión3. Concilios ecuménicos, como el de Trento, han servido para declarar dogmas que siempre han sido creídos, explicándolos en términos más claros y precisos, en respuesta a las herejías9,10,11.
La Visión Ecuménica Post-Vaticano II
Con el Concilio Vaticano II y su postura ecuménica, el concepto de herejía se ha vuelto más matizado en el diálogo con otras denominaciones cristianas1,8. El Concilio no empleó el término herejía o herejes para referirse a aquellos nacidos en comunidades cristianas no católicas, reconociendo que no se les puede acusar del pecado de separación1,8. En cambio, la Iglesia Católica los abraza como hermanos8.
El Vaticano II también introdujo la idea de una «jerarquía de verdades»8. Esto significa que no todas las verdades son igualmente fundamentales, lo que puede ayudar a todas las partes a recuperar la unidad original al comprender que algunas incomodidades iniciales se debieron a que verdades menos fundamentales fueron desproporcionadas8.
Conclusión
La herejía sigue siendo un concepto central en la teología católica, que subraya la importancia de la unidad en la fe y la sumisión al Magisterio de la Iglesia. Si bien la distinción entre herejía formal y material permite una comprensión más caritativa de aquellos que se encuentran en situaciones de error doctrinal sin culpa propia, la Iglesia sigue defendiendo la integridad del depósito de la fe como esencial para la salvación y la plena comunión.
Citas
Herejía: Dimensión eclesiológica, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §herejía: Dimensión eclesiológica (2015). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10
Herejía, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Herejía. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18
Capítulo 1: Escuchar la palabra de Dios - 2. La fe, respuesta a la palabra de Dios, Comisión Teológica Internacional. Teología hoy: Perspectivas, principios y criterios, § 14 (2011). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Segunda parte de la segunda parte - De la herejía - ¿Es la herejía una especie de infidelidad? , Tomás de Aquino. Suma Teológica, § II-II, Q. 11, A. 1, co. (1274). ↩ ↩2
Jeffrey M. Walkey. Infideles et Philosophi: Relectura de ST II-II, q. 2, a. 2, ad 3, § 13. ↩
I. «Adorarás al Señor tu Dios y a Él solo servirás», Catecismo de la Iglesia Católica, § 2089 (1992). ↩ ↩2
Cisma, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Cisma. ↩ ↩2
Herejía: Punto de vista ecuménico, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §herejía: Punto de vista ecuménico (2015). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Papa Pablo VI. 8 de marzo de 1964: IV centenario del Concilio Ecuménico de Trento (1964). ↩
Papa Pío XI. Ignazio di Loyola (1491-1556) - Carta Apostólica (1922) (1622). ↩
Papa Pío XI. Francisco Javier (1506-1552) - Carta Apostólica (1922) (1622). ↩