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Hermanos Maristas de las Escuelas

Los Hermanos Maristas de las Escuelas, también conocidos como Pequeños Hermanos de María, constituyen un instituto religioso católico dedicado a la educación cristiana de la juventud, especialmente de los más necesitados. Fundados en 1817 por el sacerdote francés Marcelino Champagnat en el contexto de la restauración religiosa posterior a la Revolución Francesa, este instituto se centra en la formación integral de los jóvenes mediante la enseñanza, inspirada en el espíritu mariano y el compromiso evangélico. A lo largo de su historia, han expandido su labor a nivel mundial, enfrentando desafíos como persecuciones y cambios sociales, y han sido reconocidos por su contribución a la evangelización a través de la educación. Canonizado su fundador en 1999, el instituto cuenta con miles de miembros y una red de escuelas en diversos países, destacando por su enfoque en la simplicidad, la fraternidad y la devoción a la Virgen María.

Tabla de contenido

Historia

Fundación

La génesis de los Hermanos Maristas de las Escuelas se remonta al año 1817, en el pequeño pueblo de La Valla-en-Gier, en el departamento francés del Loira. Su fundador, Marcelino Champagnat (1789-1840), un sacerdote de la Sociedad de María (Maristas), fue profundamente impactado por las carencias espirituales y educativas de la juventud rural tras las turbulencias de la Revolución Francesa y el Imperio Napoleónico. Champagnat, ordenado sacerdote en 1816, se unió a un grupo de seminaristas en Lyon que soñaban con una sociedad mariana para la reevangelización de Francia. Sin embargo, su visión particular se centró en la necesidad de educadores laicos consagrados para los niños pobres y abandonados.

El detonante fue un encuentro conmovedor: Champagnat visitó a un joven moribundo de diecisiete años que ignoraba los fundamentos de la fe cristiana. Este episodio lo impulsó a actuar de inmediato. El 2 de enero de 1817, acogió a sus dos primeros discípulos, Jean-Baptiste Montagne y Jean-Claude Ravinet, en una humilde casita que él mismo adaptó como sede inicial. Bajo la protección de la Virgen María, Champagnat les impartió una formación sencilla pero sólida, combinando pedagogía, catequesis y vida comunitaria. Su lema era claro: «Hacer conocer y amar a Jesucristo», priorizando la educación como medio privilegiado para la evangelización.1,2

Champagnat, un educador nato, vivió junto a sus hermanos para modelarles el ideal de simplicidad y dedicación. Transformó a jóvenes campesinos en maestros competentes, abriendo las primeras escuelas gratuitas para los hijos de familias humildes. A pesar de las dificultades iniciales, como la pobreza y la oposición eclesiástica local, el instituto creció rápidamente. En 1824, se inauguró la casa de Notre-Dame de l’Hermitage, un centro de formación que podía albergar a más de cien personas y que se convirtió en el corazón pulsante de la congregación.2

Desarrollo y aprobación eclesiástica

Durante los primeros años, los Maristas enfrentaron obstáculos significativos. La autoridad eclesiástica de Lyon mostró reticencia hacia nuevas fundaciones, lo que obligó a Champagnat a buscar apoyo en el obispo de Belley. En 1836, la Sociedad de María recibió el reconocimiento pontificio de Gregorio XVI, y Champagnat emitió sus votos en esta sociedad, integrando formalmente a los Hermanos como un ramo dedicado a la educación. El fundador redactó las constituciones y manuales pedagógicos, enfatizando el amor al trabajo, el espíritu de familia y la imitación de María en la vida cotidiana.

La muerte de Champagnat en 1840, a los cincuenta y un años, dejó un instituto con 310 miembros y 48 escuelas, todas en el centro de Francia. Su sucesor, el hermano Francisco Rivat, consolidó la obra. La Santa Sede aprobó definitivamente el instituto el 9 de enero de 1863 mediante un decreto que reconoció su carácter religioso y su misión educativa.3 Esta aprobación llegó en un momento de expansión, impulsada por la demanda de educación cristiana en Europa.

En el siglo XIX, los Maristas enviaron misioneros a Oceanía junto a los Padres Maristas, marcando el inicio de su proyección global. Champagnat soñaba con «todas las diócesis del mundo» en su apostolado, una visión que se materializó con el tiempo.2

Expansión y desafíos del siglo XX

El crecimiento fue notable: en 1910, el instituto contaba con 6.000 miembros y escuelas en Europa, América y Asia. España, con 81 centros educativos, fue uno de los bastiones más importantes, donde los Maristas se dedicaron a la formación de la juventud en un contexto de fuerte tradición católica.3

El siglo XX trajo pruebas severas. En Francia, la ley de secularización de 1903 obligó a cerrar cientos de escuelas, pero los Maristas se adaptaron expatriándose. La Guerra Civil Española (1936-1939) fue particularmente trágica: 172 hermanos fueron víctimas de violencia anticlerical, incluyendo 46 martirizados en Barcelona el 8 de octubre de 1936. Estos eventos, lejos de debilitar al instituto, resaltaron su testimonio de fe.1,4

Tras la Segunda Guerra Mundial, los Maristas se expandieron a América Latina, África y Asia, fundando colegios y centros juveniles. En 1955, Champagnat fue beatificado por Pío XII, y en 1999, Juan Pablo II lo canonizó, reconociendo su santidad y el carisma del instituto.5 Documentos papales, como los de Pablo VI y Juan Pablo II, han elogiado su fidelidad al Evangelio y su rol en la educación cristiana.6,7

Carisma y misión

El carisma de los Hermanos Maristas se inspira en la vida de María: humildad, simplicidad y presencia amorosa junto a los jóvenes. Su misión principal es la educación cristiana, vista como un acto de evangelización que forma personas íntegras, capaces de amar a Dios y al prójimo. Priorizan a los pobres, los marginados y los orfanos, siguiendo el ejemplo de Champagnat, quien veía en cada niño un reflejo de Cristo.2

La pedagogía marista enfatiza la presencia educativa: estar cerca de los alumnos, fomentando un ambiente familiar donde se cultiven valores como la fraternidad, el respeto y la confianza en Dios. No se limitan a la enseñanza académica; integran la catequesis, la liturgia y el servicio comunitario. Su lema, «Todo por Jesús a través de María», refleja esta devoción mariana que impregna su espiritualidad.3

En la era contemporánea, adaptan su misión a retos como la secularización y la globalización, incorporando temas como la ecología, la justicia social y la educación digital, siempre fieles a la tradición eclesial.5

Organización y vida comunitaria

Los Hermanos Maristas de las Escuelas forman una congregación de hermanos laicos, sin clérigos ordenados, aunque colaboran con sacerdotes. Están organizados en provincias bajo un superior general, elegido en capítulos generales cada seis años. La casa general se encuentra en Roma, y el instituto cuenta con unos 3.000 miembros activos en más de 70 países.3

La vida comunitaria se basa en los votos de pobreza, castidad y obediencia, vividos en fraternidades donde se comparte oración, trabajo y recreación. La formación inicial incluye noviciado y escolasticado, preparando a los hermanos para la enseñanza y la animación pastoral. Su hábito tradicional es sencillo: túnica azul y crucifijo, símbolo de su compromiso evangélico.8

Mártires y testimonio de fe

Uno de los capítulos más heroicos en la historia marista son los mártires de la persecución religiosa en España durante la Guerra Civil. El 7 de octubre de 1936, 107 hermanos fueron engañados para embarcar en el buque Cabo San Agustín en Barcelona, con la promesa de exilio a Francia. En cambio, fueron llevados a la prisión de San Elías y, en la noche del 8 de octubre, 46 de ellos —incluyendo al provincial Laurentino Alonso Fuente y al visitador Virgilio Lacunza Unzu— fueron fusilados en los cementerios de la ciudad.1,4

Estos mártires, educadores dedicados y piadosos, enfrentaron la muerte con serenidad, perdonando a sus verdugos. El beato Miguel Febres Cordero, marista ecuatoriano, también destaca por su vida de santidad en la enseñanza.9 En 2007, Benedicto XVI beatificó a estos 46 hermanos, reconociendo su «victoria por la sangre del Cordero» (Ap 12,11). Su testimonio inspira a la Iglesia como modelo de fidelidad en tiempos de odio anticristiano.4

Figuras destacadas

Presencia actual

Hoy, los Hermanos Maristas gestionan más de 1.200 escuelas en cinco continentes, atendiendo a cientos de miles de alumnos. En España, mantienen una fuerte presencia con centros en regiones como Cataluña, Navarra y Andalucía, adaptados a la educación inclusiva y la formación en valores. Colaboran en proyectos internacionales de desarrollo, como en África y América Latina, promoviendo la paz y la reconciliación.3

El instituto sigue recibiendo elogios papales: Juan Pablo II destacó su rol en la Nueva Evangelización, y Francisco ha animado su compromiso con los pobres.5,7 Su legado perdura como puente entre fe y cultura, formando generaciones en el espíritu de María.

Citas

  1. Dicasterio para las Causas de los Santos. Laurentino Alonso Fuente, Virgilio Lacunza Unzu y 44 compañeros: Biografía (28 de octubre de 2007), §Biografía (2007). 2 3 4

  2. El Dicasterio para las Causas de los Santos. Marcellin Joseph Benoît Champagnat (1789-1840) - Biografía (1999). 2 3 4

  3. Hermanitos de María, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Hermanitos de María. 2 3 4 5

  4. Dicasterio para las Causas de los Santos. Laurentino Alonso Fuente, Virgilio Lacunza Unzu y 44 compañeros: Breve Apostólico (28 de octubre de 2007), §Breve Apostólico (2007). 2 3

  5. Papa Juan Pablo II. A los Institutos de la Familia Marista (17 de septiembre de 2001) - Discurso, § 2 (2001). 2 3

  6. Conferencia general de los Hermanos Maristas, Papa Pablo VI. Audiencia General del 15 de mayo de 1974, §Conferencia general de los Hermanos Maristas (1974).

  7. Papa Juan Pablo II. A los participantes en el Capítulo General de los Hermanos Maristas de las Escuelas (15 de octubre de 1993) - Discurso, § 4 (1993). 2

  8. Sociedad de María (Padres Maristas), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Sociedad de María (Padres Maristas).

  9. Papa Pablo VI. Miguel Febres Cordero (1854-1910) - Homilía de beatificación (1984). 2