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Himno Salve Regina

Himno Salve Regina
Fuente: Liber usualis missae et officii pro dominicis et festis cum cantu Gregoriano ex editione Vaticana adamussim excerpto a Solesmensibus Monachis. Desclée, Paris/Tournai 1954, Pág. 276. Original, Der wahre Jakob, CC BY-SA 4.0 📄

Salve Regina es una de las antifonas marianas más veneradas y cantadas en la Iglesia Católica. Conocida como la Himno de la Reina del Cielo, su texto latino, de origen medieval, ha sido integrado en la Liturgia de las Horas, en la Misa y en la piedad popular a lo largo de los siglos. El himno expresa la súplica a la Virgen María como madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza, y culmina con la petición de que nos muestre a Jesús, «fruto bendito de su vientre». Su melodía gregoriana y sus múltiples versiones musicales lo convierten en un elemento central de la devoción mariana contemporánea1.

Tabla de contenido

Origen histórico

Primeras apariciones y desarrollo medieval

La Salve Regina surge en el siglo XII como parte de la tradición de los himnos marianos. Los monjes cistercienses la cantaban después de la Completas desde 1251, y su uso se extendió a los dominicos alrededor de 1221, propagándose rápidamente por toda la cristiandad medieval1. En el siglo XIV la canción ya se encontraba en los manuscritos de la Orden de los Carmelitas, que la recitaban después de cada hora del Oficio1.

Evolución del texto y variantes

El texto original carecía de los términos Mater y Virgo, añadidos posteriormente en el siglo XVI y XIII respectivamente, como indican los estudios filológicos del himno1. Estas inserciones reflejan la creciente veneración mariana y la necesidad de enfatizar la maternidad y la virginidad de María en la devoción popular.

Texto y traducción

Versión latina tradicional

El texto oficial que se recita hoy se encuentra en el De Benedictionibus (antifona n.º 229) y consta de ocho versos que invocan a la Reina del Cielo y solicitan su intercesión2.

**Salve Regina, mater misericordiae,

vita, dulcedo et spes nostra, salve.

Ad te clamamus, exsules filii Evae;

ad te suspiramus, gementes et flentes in hac lacrimarum valle.

Eia ergo, advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos converte.

Et Iesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exilium ostende.

Clemens, o pia, o dulcis Virgo Maria.**

Significado de los versos

Uso litúrgico

En la Liturgia de las Horas

Desde la Primera Vísperas del Tiempo de Pentecostés hasta el sábado antes del Adviento, la Salve Regina se canta como antífona mariana en la Liturgia de las Horas, especialmente al concluir la Completas y en la Víspera de la Trinidad3. La orden de los Carmelitas la recita después de cada hora del Oficio, consolidando su carácter de oración diaria1.

En la Misa y otras celebraciones

El Papa León XIII, mediante la carta de 6 enero 1884, estableció la recitación de la Salve Regina después de cada Misa baja, una normativa que sigue vigente1. Además, la antífona se emplea en bendiciones, novenas y actos de devoción mariana, como la celebración del día de la Asunción y la Inmaculada Concepción.

Indulgencias y decretos pontificios

El uso devocional de la Salve Regina ha sido asociado históricamente a indulgencias, especialmente en órdenes como los Servitas, que la recitan al concluir la Misa, obteniendo plenarias indulgencias según la tradición de la Orden4.

Música y canto

Gregorianas y polifónicas

La melodía gregoriana de la Salve Regina está catalogada entre las más bellas del repertorio, diseñada para ser cantada por la congregación con una estructura sencilla y gráfica3. A lo largo de los siglos, compositores como Palestrina, Pergolesi y más recientemente el compositor contemporáneo han creado versiones polifónicas que conservan la solemnidad del canto original.

Adaptaciones modernas

En la música sacra moderna, la Salve Regina sigue inspirando arreglos para coro, órgano y acompañamiento instrumental, manteniendo su carácter de oración meditativa y su función litúrgica.

Antifonario y práctica devocional

El himno ha sido parte esencial de la piedad popular desde el siglo XII, integrándose en los saluts y lofs de la Europa medieval. Su difusión se vio favorecida por la gran popularidad de los Marien‑legenden (leyendas marianas), que reforzaron la imagen de María como Mater Misericordiae5.

Influencia cultural

La Salve Regina ha trascendido el ámbito litúrgico, apareciendo en obras literarias, pinturas y música secular. Su texto ha sido traducido a numerosos idiomas y sigue siendo cantado en procesiones, peregrinaciones y actos de oración pública, reflejando la profunda devoción mariana del pueblo católico.

Referencias litúrgicas y normativas

La antífona está incluida en el Antiphonarium Romanum y en el General Instruction of the Liturgy of the Hours, que prescribe su empleo como antífona al final de la oración de la tarde y antes del Magníficat en Vísperas3. Las normas actuales del Congregation for Divine Worship confirman su obligatoriedad en la Misa baja y su valor como oración de intercesión mariana1.

Citas

  1. Salve Regina, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Salve Regina. 2 3 4 5 6 7

  2. B3. Antífona (n. 229), Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Benedictionibus (Libro de las Bendiciones), § 479.

  3. Antífona, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Antífona. 2 3

  4. Ritos, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Ritos.

  5. Devoción a la Santísima Virgen María, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Devoción a la Santísima Virgen María.