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Historia de la Iglesia en el siglo III

Historia de la Iglesia en el siglo III
Mapa de las principales civilizaciones mundiales en el 250 d.C. Dominio Público.

La Iglesia cristiana del siglo III vivió una época de intensas pruebas y profundos desarrollos institucionales. A pesar de las persecuciones imperiales, especialmente bajo los emperadores Decio y Valeriano, la comunidad cristiana se expandió, consolidó su estructura jerárquica y formuló prácticas penitenciales que marcarían su vida futura. El siglo III también fue testigo del florecimiento del episcopado, del surgimiento de la sinodalidad y de la discusión sobre los lapsi (los que habían apostatado bajo la presión del Estado). Este artículo repasa los principales acontecimientos, la evolución eclesiástica y los desafíos teológicos de la Iglesia en ese período.

Tabla de contenido

Contexto histórico y político

El Imperio romano y la persecución de Decio (249‑251)

En el año 249 el emperador Decio promulgó un edicto que obligaba a todos los ciudadanos a ofrecer sacrificio a los dioses paganos. La negativa cristiana era considerada delito de traición y se castigaba con la muerte o la prisión. El edicto generó una ola de persecución que alcanzó a clérigos, laicos y a los propios obispos1. Muchos cristianos fueron ejecutados; entre los mártires más recordados están el Papa Sixto II y San Cipriano de Cartago1.

La persecución bajo Valeriano (257‑260)

Tras la muerte de Decio, el emperador Valeriano intensificó la represión contra los cristianos, persiguiendo especialmente a los obispos, sacerdotes y diáconos. El edicto de Valeriano exigía que los clérigos ofrecieran sacrificio bajo pena de muerte, lo que provocó la muerte de varios obispos y el exilio de otros1. La persecución cesó cuando Valeriano fue capturado por los persas en 260, y su sucesor, Galieno, revocó las medidas más duras1.

Desarrollo de la estructura eclesiástica

Consolidación del episcopado

A comienzos del siglo III la figura del obispo ya había adquirido un carácter central en la vida cristiana. Los escritos de los Padres de la Iglesia, como Ignacio de Antioquía, describen al obispo como el «centro de unidad» de la comunidad local2. En el Concilio de Nicea (325) se reconoció oficialmente la jerarquía de obispos, sacerdotes y diáconos, pero su origen se remonta a los dos primeros siglos, cuando la sucesión apostólica se transmitía a través de la imposición de manos3.

La sinodalidad y el papel de los presbíteros

El concepto de sinodalidad, ya presente en la correspondencia de Ignacio, se consolidó en el siglo III con la práctica de los obispos de reunir a presbíteros y diáconos para deliberar sobre asuntos de la comunidad. San Cirilo de Cartago formuló la regla nihil sine episcopo (nada sin obispo) pero también insistió en la necesidad del consejo del clero y del consenso del pueblo (nihil sine consilio vestro et sine consensu plebis)4. Esta visión quedó reflejada en la enseñanza de la Iglesia sobre la unidad y la colegialidad del episcopado5.

La autoridad episcopal y la sucesión apostólica

El Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium, reafirma que los obispos son sucesores de los apóstoles y que su autoridad proviene directamente del mandato divino6. La continuidad de esta sucesión fue crucial para mantener la unidad doctrinal frente a las herejías y persecuciones del siglo III.

Los lapsi y la disciplina penitencial

El problema de los que apostataron

El edicto de Decio provocó que muchos cristianos, temerosos de la muerte, ofrecieran sacrificios a los dioses o compraran certificados que acreditaban su «renuncia» (libellatici). Estos fieles fueron denominados lapsi (los caídos). La Iglesia enfrentó una difícil cuestión: ¿debían ser readmitidos a la comunión eucarística? En los primeros siglos, la práctica era excluir a los lapsi de la Eucaristía, considerándolos pecadores graves que requerían penitencia severa7. La controversia se intensificó a mediados del siglo III, cuando el obispo Cipriano de Cartago trabajó para restaurar el orden y la unidad de la comunidad, estableciendo normas de reconciliación para los lapsi que incluían penitencia pública y confesión ante el obispo8.

Desarrollo de la penitencia

El debate sobre los lapsi llevó a la Iglesia a formular un sistema penitencial más estructurado, que distinguía entre los que habían cometido actos de idolatría y los que simplemente habían temido la persecución. Este proceso contribuyó a la consolidación de la disciplina canónica que más tarde sería codificada en los sínodos locales y ecuménicos7.

Martirio y testimonio cristiano

Los mártires del siglo III

A pesar de la persecución, el siglo III produjo numerosos mártires que fortalecieron la fe de la comunidad. Entre ellos destacan San Dionisio de Alexandria, quien fue exiliado bajo Valeriano y regresó para liderar su diócesis, y los jóvenes mártires Tiburcio y Valerio, cuya firmeza inspiró a otros cristianos a no ceder ante la presión pagana9. Los relatos de estos mártires fueron recopilados en los Acta y sirvieron como modelos de virtud y perseverancia.

Impacto del martirio en la expansión de la Iglesia

El testimonio de los mártires generó una profunda admiración entre los fieles y atrajo a nuevos conversos, a pesar del riesgo de persecución. La Iglesia vio en el martirio una forma de «testimonio glorioso» que reforzaba la identidad colectiva y la confianza en la providencia divina1.

Crecimiento y expansión geográfica

Expansión en el Mediterráneo y más allá

Durante el siglo III, el cristianismo se extendió más allá de las principales ciudades del Imperio romano, alcanzando regiones como la Galia, la Britania y el norte de África. La labor de los obispos y de los misioneros itinerantes facilitó la fundación de nuevas comunidades cristianas, que a su vez enviaban delegados a los sínodos locales para compartir experiencias y resolver conflictos doctrinales10.

La relación con el poder civil

Aunque los emperadores buscaban suprimir la fe cristiana, la creciente presencia de cristianos en la vida pública obligó a los gobernantes a reconocer la influencia de la Iglesia. La legislación de Decio y Valeriano mostró la intención de eliminar el cristianismo, pero la resistencia y la fidelidad de los creyentes demostraron la imposibilidad de erradicar una fe arraigada en la sociedad romana11.

Conclusiones

El siglo III constituye una etapa decisiva para la Iglesia católica. Las persecuciones imperiales pusieron a prueba la fe de los cristianos, pero también fomentaron la consolidación del episcopado, la práctica de la sinodalidad y el desarrollo de una disciplina penitencial que atendía a los lapsi. El testimonio de los mártires y la expansión geográfica de la comunidad cristiana sentaron las bases para los grandes concilios del siglo IV y para la plena afirmación del dogma trinitario. En conjunto, estos procesos demostraron la capacidad de la Iglesia para mantener su unidad y misión evangelizadora aun en medio de la adversidad.

Citas

  1. Mártir, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Mártir. 2 3 4 5

  2. Obispo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Obispo.

  3. III. Los Apóstoles y la sucesión apostólica en la historia, Comisión Teológica Internacional. La enseñanza católica sobre la sucesión apostólica, § III (1973).

  4. Capítulo 1 - Sinodalidad en la Escritura, en la tradición y en la historia - 1.2 el testimonio de los Padres y la tradición en el primer milenio, Comisión Teológica Internacional. La sinodalidad en la vida y la misión de la Iglesia, § 25 (2018).

  5. Capítulo 3. Nicea como acontecimiento teológico y eclesial - 3. El acontecimiento eclesial: El concilio de Nicea, el primer concilio ecuménico - 3.1 la Iglesia entra en el acontecimiento de Jesucristo a través de su naturaleza y sus estructuras, Comisión Teológica Internacional. Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador: 1700.º Aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea (325-2025) (2025), § 95 (2025).

  6. Capítulo III - Sobre la estructura jerárquica de la Iglesia y en particular sobre el episcopado, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 20 (1964).

  7. Lapsi, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Lapsi. 2

  8. Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 6 de junio de 2007: San Cipriano (2007).

  9. Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen IV, § 369.

  10. Capítulo 3. Nicea como acontecimiento teológico y eclesial - 3. El acontecimiento eclesial: El concilio de Nicea, el primer concilio ecuménico - 3.2 la colaboración estructural de los carismas de la Iglesia y el camino a Nicea, Comisión Teológica Internacional. Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador: 1700.º Aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea (325-2025) (2025), § 96 (2025).

  11. Decio, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Decio.