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Historia de la Iglesia en el siglo IV

El siglo IV constituye una época de transformación profunda para la Iglesia cristiana. Tras siglos de persecuciones, el Edicto de Milán (313) garantiza la libertad religiosa y abre la puerta a la colaboración entre el imperio y la comunidad cristiana. El reinado de Constantino I, su conversión y la convocatoria del Concilio de Nicea (325) marcan el inicio de una nueva relación entre la autoridad civil y la eclesial, al tiempo que se definen doctrinas esenciales como el homoousios que afirman la divinidad del Verbo. Las controversias arias, la expansión del cristianismo en todo el Imperio y la consolidación de la liturgia y la disciplina eclesiástica caracterizan este siglo como el punto de inflexión que sienta las bases de la Iglesia medieval.

Tabla de contenido

Fin de las persecuciones y el Edicto de Milán

Contexto de las persecuciones

Durante los siglos III y principios del IV, los cristianos sufrieron intensas persecuciones bajo emperadores como Diocleciano y Galerio, que buscaban suprimir la fe cristiana mediante edictos que prohibían reuniones y destruían lugares de culto1. La resistencia y el martirio de los fieles, descritos por autores como Lactancio, alimentaron la creciente simpatía popular hacia el cristianismo2.

El Edicto de Milán

En febrero de 313, Constantino y Licinio emitieron el Edicto de Milán, un acuerdo que garantizaba a los cristianos y a los paganos la plena libertad de culto sin interferencias estatales3. El texto del edicto, conservado en la obra de Lactancio, subraya la intención de «permitir a todos seguir la religión que consideren mejor» y ordena la restitución de los bienes confiscados a la Iglesia4. Este documento es considerado el primer reconocimiento oficial de la libertad de conciencia en la historia occidental3.

El reinado de Constantino y la relación Iglesia‑Estado

Conversión y política religiosa

Constantino, tras la victoria en el Milvio (312) y la supuesta visión del crismón cristiano, se inclinó decisivamente hacia el cristianismo, aunque su bautismo ocurrió años después5. Su política favoreció la construcción de basílicas y la restitución de propiedades eclesiásticas, consolidando una alianza que transformó la vida pública del Imperio5.

Tendencias hacia el caesaropapismo

Aunque el edicto marcó una libertad religiosa, la creciente intervención imperial en asuntos eclesiásticos sembró la semilla del caesaropapismo, una tentación de que el emperador ejerza autoridad sobre la doctrina y la disciplina de la Iglesia6. Esta tensión se manifestó en la convocatoria del Concilio de Nicea, donde el emperador buscó tanto la unidad doctrinal como la estabilidad política del Imperio6.

El Concilio de Nicea y la definición de la fe

Convocatoria y participantes

El Concilio de Nicea (325) fue convocado por Constantino para resolver la controversia aria que amenazaba la unidad de la fe cristiana7. Asistieron entre 230 y 250 obispos, entre ellos representantes del papa, y se celebró en la cercana residencia imperial de Nicomedia7.

El credo niceno y el homoousios

El concilio adoptó el Credo niceno, que declara que el Hijo es «consustancial (homoousios) con el Padre*8. La palabra homoousios, explicada por los Padres como “de la misma esencia”, se convirtió en el término técnico para expresar la divinidad del Verbo, rechazando la visión aria de un Cristo creado y subordinado9,10. El Catecismo de la Iglesia Católica reafirma esta formulación como fundamento de la fe cristiana11.

Significado político y eclesial

El Concilio no solo resolvió una disputa doctrinal, sino que también sirvió al objetivo político de Constantino de reforzar la cohesión del Imperio bajo una fe unificada. Sin embargo, la participación del emperador también generó críticas posteriores sobre la instrumentalización de la religión con fines estatales6.

Controversias arias y desarrollo doctrinal

Orígenes del arianismo

Arius, presbítero de Alejandría, sostenía que el Hijo había sido creado y que existía un tiempo en que no existió, una posición que introdujo la noción de un «dios intermedio» y que fue considerada herética por la Iglesia primitiva12.

Reacción del concilio y consecuencias

El Concilio de Nicea condenó el arianismo, excomulgó a Arius y lo desterró, aunque el emperador intentó reinstaurarlo posteriormente, lo que provocó una serie de conflictos políticos y eclesiásticos en los años siguientes8. La defensa del homoousios impulsó una profunda reflexión teológica que, según la Comisión Teológica Internacional, «purificó» la filosofía grecorromana al alinearla con la revelación cristiana12.

Expansión y vida cristiana en el Imperio

Crecimiento de la comunidad

Con la libertad religiosa, la Iglesia pudo organizarse públicamente, construir basílicas en Roma, Constantinopla y Jerusalén, y establecer una estructura jerárquica más sólida5. La restitución de propiedades y la ausencia de persecuciones permitieron la celebración plena de la liturgia y el desarrollo de la vida sacramental3.

Disciplina y canones nicenos

El Concilio también promulgó veinte cánones que regulaban la disciplina clerical, la ordenación, la celebración de la Pascua y la autoridad de las sedes episcopales, reforzando la unidad canónica de la Iglesia7.

Legado del siglo IV

El siglo IV dejó un legado indeleble: la libertad religiosa establecida por el Edicto de Milán, la definición doctrinal del Credo niceno y la consolidación de una relación compleja entre la autoridad civil y la eclesial. Estas bases permitieron que la Iglesia cristiana pasara de ser una comunidad perseguida a convertirse en una institución central del orden social y político del Imperio, sentando las bases para la Europa medieval y la identidad católica que perdura hasta hoy.

Citas

  1. Mártir, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Mártir.

  2. Agustín de Hipona. Exposiciones sobre los Salmos - Salmo 91, § 8 (418).

  3. Paz de la Iglesia, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Paz de la Iglesia. 2 3

  4. Capítulo 48, Lucius Caecilius Firmianus (Lactancio). Del Modo en que los Perseguidores Murieron, §Capítulo 48. (313).

  5. Constantino I el Grande, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Constantino I el Grande (2015). 2 3

  6. Capítulo 4. Mantener la fe accesible para todo el pueblo de Dios - 3. Salvaguardar el depósito de la fe: La caridad al servicio de los más pequeños - 3.2 Proteger la fe ante el poder político, Comisión Teológica Internacional. Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador: 1700 Aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea (325-2025) (2025), § 119 (2025). 2 3

  7. Nicea I, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Nicea I (2015). 2 3

  8. El primer concilio de Nicea, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §El Primer Concilio de Nicea. 2

  9. Homoousion, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Homoousion.

  10. Homoousios, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Homoousios (2015).

  11. Sección dos I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 242.

  12. II. La fe cristológica de los primeros concilios - A. Del Nuevo Testamento al concilio de Nicea, Comisión Teológica Internacional. Cuestiones Selectas sobre Cristología, § 2 (1979). 2