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Cruz

Historia de la Salvación

La Historia de la Salvación es el relato íntegro del plan divino, desde la creación del mundo hasta la consumación final en la vida eterna, en el que Dios, por su amor y misericordia, invita a toda la humanidad a participar de su vida divina mediante la encarnación, redención y la gracia sacramental de la Iglesia. Este artículo expone los principales hitos de ese plan, su fundamento teológico y su concreción en los sacramentos, resaltando la continuidad entre la obra de la Trinidad y la vida de los fieles.

Tabla de contenido

Orígenes del plan de salvación

La creación y el propósito divino

El Padre, en su infinita sabiduría, creó el cosmos y al ser humano a su imagen y semejanza, llamándolo a compartir su vida bendita. Desde el principio, la voluntad de Dios se manifestó como un plan de amor que culminaría en la redención de la humanidad1.

La caída y la necesidad de redención

El pecado original rompió la comunión original entre el hombre y Dios, introduciendo la separación y la muerte. La Escritura muestra que sin la gracia divina el ser humano no puede alcanzar la salvación, por lo que Dios preparó una obra salvadora que supera la mera justicia humana2.

La encarnación de Cristo como centro del plan

El misterio de la encarnación

Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, se hizo presente en la historia para ser el mediador y la salvación de todos los hombres2. La Redención se realiza en su vida, muerte y resurrección, constituyéndose en el «Ur‑Sakramento», la clave sacramental de toda la economía salvadora3.

La obra redentora del Cristo

En la cruz, Cristo ofreció a sí mismo como sacrificio perfecto, expiando los pecados y abriendo el camino a la vida inmortal. La Iglesia reconoce que su sacrificio es único y universal, y que a través de él el Padre reconcilia al mundo consigo mismo2.

La Iglesia y la economía sacramental

La Iglesia como sacramento universal

El Concilio de la Fe declara que la Iglesia es el «sacramento universal de salvación», constituyéndose por la acción del Espíritu Santo y la participación de los fieles en los sacramentos instituídos por Cristo4.

Los sacramentos de iniciación cristiana

Los sacramentos de Bautismo, Confirmación y Eucaristía forman el trío esencial que introduce al creyente en la vida divina: el Bautismo lo hace hijo adoptivo de Dios, la Confirmación lo fortalece con el Espíritu y la Eucaristía lo alimenta con la vida eterna5,6.

La continuidad sacramental de la salvación

La economía sacramental se basa en la participación del creyente en los signos visibles que comunican la gracia invisible. Cada sacramento es una extensión del misterio pascual de Cristo y una vía para que el hombre coopere con la gracia divina7,8.

El papel del sacramento de la Penitencia

Cuando el fiel se aleja del amor de Cristo, el sacramento de la Penitencia le permite regresar a la comunión, restaurando la gracia recibida en el Bautismo9.

La dimensión escatológica

La esperanza del juicio final

La doctrina católica enseña que cada persona será juzgada según la concreción de su amor, especialmente hacia los más débiles, y que la vida eterna será la consumación de la salvación prometida9.

La salvación de los que mueren sin Bautismo

Aunque el Bautismo es el medio ordinario de salvación, la Iglesia reconoce que la esperanza no se extingue para los niños que fallecen sin recibirlo, pues la misericordia divina actúa a través de la comunión de los santos y la intercesión de la Iglesia10.

Conclusión

La Historia de la Salvación es, pues, la crónica del amor de Dios, que desde la creación, pasando por la caída, la encarnación, la redención y la vida sacramental de la Iglesia, conduce al ser humano a su plenitud en la comunión con la Trinidad. Cada sacramento, cada acto de fe y cada paso del peregrino cristiano forman parte de este plan divino, que se cumple finalmente en la vida eterna.

Citas

  1. Introducción - 1. El misterio de la salvación en la historia y en la liturgia, Congregación para las Iglesias Orientales. Instrucción para la aplicación de las prescripciones litúrgicas del Código de Cánones de las Iglesias Orientales, § 1 (1996).

  2. II. El Logos encarnado y el Espíritu Santo en la obra de la salvación, Congregación para la Doctrina de la Fe. Declaración «Dominus Iesus»: Sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia, § 11 (2000). 2 3

  3. B2. El carácter dialógico de la economía sacramental de la salvación - 2.1. El Dios trinitario: Fuente y fin de la economía sacramental - C) La encarnación: Centro, culmen y clave de la economía sacramental, Comisión Teológica Internacional. La reciprocidad entre la fe y los sacramentos en la economía sacramental, § 30 (2020).

  4. Charles Journet. El misterio de la sacramentalidad: Cristo, la Iglesia y los siete sacramentos, § 5.

  5. Congregación para el Culto Divino. Iniciación Cristiana, Introducción General, § 2 (1985).

  6. Sección segunda Los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1212.

  7. B2. El carácter dialógico de la economía sacramental de la salvación - 2.1. El Dios trinitario: Fuente y fin de la economía sacramental - C) La encarnación: Centro, culmen y clave de la economía sacramental, Comisión Teológica Internacional. La reciprocidad entre la fe y los sacramentos en la economía sacramental, § 32 (2020).

  8. B2. El carácter dialógico de la economía sacramental de la salvación - 2.1. El Dios trinitario: Fuente y fin de la economía sacramental - D) La Iglesia y los sacramentos en la economía sacramental, Comisión Teológica Internacional. La reciprocidad entre la fe y los sacramentos en la economía sacramental, § 36 (2020).

  9. V. La salvación en la Iglesia, Cuerpo de Cristo, Congregación para la Doctrina de la Fe. Placuit Deo, § 13 (2018). 2

  10. B3. Spes orans razones para la esperanza - 3.4. La Iglesia y la comunión de los santos, Comisión Teológica Internacional. La esperanza de salvación para los niños que mueren sin haber sido bautizados, § 99 (2007).