Imposición del sacramento del Orden
El sacramento del Orden es el medio por el cual la misión que Cristo confió a sus apóstoles se perpetúa en la Iglesia hasta el fin de los tiempos, constituyendo así el sacramento del ministerio apostólico. Comprende tres grados: el episcopado, el presbiterado y el diaconado. Este sacramento confiere una participación en el único sacerdocio de Cristo, de manera que los obispos y presbíteros actúan in persona Christi Capitis (en la persona de Cristo Cabeza), y los diáconos asisten en el ministerio. La validez de la imposición de este sacramento depende de la materia (imposición de manos) y la forma (oración consecratoria específica para cada grado), y solo puede ser conferido a hombres bautizados que cumplan con los requisitos establecidos por la Iglesia.
Tabla de contenido
Naturaleza y Significado del Sacramento del Orden
El sacramento del Orden es fundamental para la vida de la Iglesia, ya que a través de él se mantiene la continuidad de la misión apostólica de Cristo1. Este sacramento confiere una gracia que permite a los obispos y presbíteros actuar in persona Christi Capitis, es decir, en la persona de Cristo como cabeza de la Iglesia. De esta manera, el sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio común de todos los fieles, ayudando a desplegar la gracia bautismal en la vida de los cristianos2. La presencia de un ministro ordenado es una condición esencial e irremplazable para la vida de la Iglesia, no solo para su organización efectiva3.
La Iglesia enseña que hay un solo sacramento del Orden, pero que este se confiere en tres grados: el episcopado, el presbiterado y el diaconado1. La plenitud del sacramento del Orden se encuentra en el episcopado4.
El Sacerdocio de Cristo y el Sacerdocio Ministerial
Jesús es el Sumo Sacerdote de una manera única e insustituible. Aquellos que hoy son llamados sacerdotes son simplemente vehículos de su sacerdocio, custodios de su redención y conductos a través de los cuales su redención desciende sobre el pueblo5. El poder del Orden en los sacerdotes de la Nueva Ley es una cualidad permanente que, por sí misma, no es activa, sino que, a la manera de un instrumento, necesita recibir de Cristo, cada vez que se ejerce, el poder que lo actualizará5. Este poder es instrumental y ministerial, completamente subordinado al poder sacerdotal de Cristo5.
El Rito de Ordenación
El rito esencial del sacramento del Orden ha consistido, desde los tiempos apostólicos, en la imposición de manos del obispo sobre la cabeza del ordenando, acompañada de una oración consecratoria específica que invoca al Espíritu Santo para conferir los dones necesarios para el ministerio6,7.
Materia y Forma del Sacramento
En la teología sacramental, la materia del sacramento del Orden es la imposición de manos6. La forma es la oración consecratoria que sigue a la imposición de manos, la cual varía según el grado de la ordenación (diaconado, presbiterado o episcopado)4.
Para el diaconado: La oración consecratoria pide al Señor que envíe sobre los candidatos el Espíritu Santo, para que sean fortalecidos con la gracia septiforme para el fiel cumplimiento de su ministerio8.
Para el presbiterado: La oración esencial pide al Padre todopoderoso que confiera a sus siervos la dignidad del presbiterado, renueve en sus corazones el Espíritu de santidad, y que reciban de Dios el don del segundo mérito, e insinúen la censura de las costumbres con el ejemplo de su vida8,9.
Para el episcopado: La oración consecratoria invoca a Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, para que derrame sobre los elegidos la virtud de su bendición10.
Originalmente, en la Iglesia primitiva, la imposición de manos y la oración eran los elementos universales del rito7. Sin embargo, a lo largo de la historia, hubo un desarrollo y diversidad considerable en diferentes partes de la Iglesia. En la Iglesia romana antigua, la ordenación se realizaba en una estación solemne con gran concurrencia de clérigos y pueblo. Los candidatos eran presentados, se invitaba a objeciones y, tras las letanías, el Papa imponía las manos y recitaba la oración de consagración. El rito galicano era más elaborado, incluyendo la unción de las manos del diácono y la cabeza y manos de los sacerdotes y obispos con la señal de la Cruz. Después del siglo VII, se añadió la traditio instrumentorum (entrega de los instrumentos del oficio), como el alba y la estola al diácono, la estola y la casulla al sacerdote, y el anillo y el báculo al obispo7.
Sin embargo, el Papa Pío XII redefinió la imposición de manos como la materia del sacramento, y la prefacio consecratorio como la forma para el diaconado, el presbiterado y el episcopado. Como resultado, la traditio instrumentorum pasó a ser un rito explicativo que despliega el significado del rito esencial ya recibido, lo que refuerza la unidad de los tres grados4.
Elementos del Rito de Ordenación (Presbiterado)
El rito de ordenación de presbíteros se lleva a cabo durante la Misa solemne, después de la liturgia de la Palabra y antes de la liturgia eucarística9.
Presentación de los Candidatos: Los que van a ser ordenados son llamados por su nombre por un diácono, y cada uno responde «Adsum» (Aquí estoy) y se acerca al obispo11,12.
Petición de la Iglesia: Un presbítero designado por el obispo pide al obispo que ordene a los candidatos para el presbiterado, atestiguando que son dignos11.
Homilía del Obispo: El obispo exhorta a los candidatos y a la congregación sobre el ministerio al que van a ser ordenados.
Interrogatorio y Promesas de los Candidatos: Los candidatos expresan públicamente su voluntad de ejercer el ministerio según la mente de Cristo y de la Iglesia, bajo la dirección del obispo8,9.
Letanías de los Santos: Los candidatos se postran mientras toda la asamblea implora la gracia de Dios para ellos a través de la intercesión de los santos13,9.
Imposición de Manos: El obispo principal impone las manos sobre la cabeza de cada candidato en silencio. Luego, todos los obispos presentes y los presbíteros concelebrantes también imponen las manos en silencio, significando la cooptación en el presbiterio8,13,14,9.
Plegaria de Ordenación: El obispo principal, con las manos extendidas, pronuncia la oración consecratoria específica para el presbiterado8,14.
Investidura de las Vestiduras Sacerdotales: Inmediatamente después de la oración de ordenación, los recién ordenados se visten con la estola presbiteral y la casulla, manifestando exteriormente su ministerio litúrgico8,15.
Unción de las Manos: Las manos de los presbíteros son ungidas con el Santo Crisma, lo que significa su participación especial en el sacerdocio de Cristo15.
Entrega del Pan y el Vino: Se les entrega el pan y el vino en sus manos, indicando su misión de presidir la celebración de la Eucaristía y seguir a Cristo crucificado15.
Beso de la Paz: El obispo sella la aceptación de sus nuevos colaboradores en el ministerio con un beso, y los presbíteros saludan a los recién ordenados con un beso para el ministerio común en su orden15.
Concelebración Eucarística: Los presbíteros recién ordenados ejercen por primera vez su ministerio concelebrando la Eucaristía con el obispo y los demás miembros del presbiterio15.
Requisitos para Recibir el Sacramento del Orden
La Iglesia Católica confiere el sacramento del Orden solo a hombres bautizados (viri) cuya idoneidad para el ejercicio del ministerio ha sido debidamente reconocida16. La autoridad de la Iglesia tiene la responsabilidad y el derecho exclusivo de llamar a alguien a recibir este sacramento16.
Para la ordenación lícita al diaconado o al presbiterado, se requiere que el candidato, habiendo completado el período de prueba según la norma del derecho, posea las cualidades necesarias a juicio de su obispo propio o del superior mayor competente, y que no esté impedido por ninguna irregularidad o impedimento17.
Los requisitos incluyen:
Fe íntegra y recta intención: Solo deben ser promovidos a las órdenes aquellos que, a juicio prudente de su obispo o superior, tengan una fe íntegra y estén movidos por una recta intención18.
Conocimiento, buena reputación y virtudes probadas: Deben poseer el conocimiento requerido, una buena reputación, y estar dotados de moral íntegra y virtudes probadas, junto con las demás cualidades físicas y psíquicas acordes con la orden a recibir18.
Recepción del sacramento de la Confirmación: Nadie puede ser promovido lícitamente a las órdenes si no ha recibido previamente el sacramento de la Confirmación19.
Libre albedrío: Es absolutamente prohibido forzar a alguien de cualquier manera o por cualquier razón a recibir las órdenes, o disuadir a quien es canónicamente idóneo de recibirlas20. El candidato debe presentar una declaración escrita y firmada de su puño y letra, atestiguando que recibirá la orden sagrada de su propia voluntad y libremente, y que se dedicará perpetuamente al ministerio eclesiástico21.
Admisión entre los candidatos: Un aspirante al diaconado o presbiterado no debe ser ordenado si no ha sido antes inscrito entre los candidatos mediante el rito litúrgico de admisión por la autoridad competente22.
Documentos y escrutinio: Se requieren documentos que atestigüen la finalización de los estudios, la recepción del diaconado (para el presbiterado), o el bautismo, la confirmación y los ministerios (para el diaconado)23. Además, se debe realizar una investigación sobre las cualidades del candidato, incluyendo un testimonio del rector del seminario sobre su doctrina, piedad, moral y aptitud, así como su salud física y psíquica24.
Irregularidades e Impedimentos
Existen ciertas irregularidades que impiden la recepción de las órdenes, como padecer una enfermedad psíquica que inhabilite para el ministerio, haber cometido apostasía, herejía o cisma, haber intentado matrimonio mientras se estaba impedido por un vínculo matrimonial, órdenes sagradas o voto perpetuo de castidad, haber cometido homicidio voluntario o procurado un aborto, o haberse mutilado grave y maliciosamente25. Las peticiones para obtener una dispensa de irregularidades o impedimentos deben indicar todas las circunstancias26.
Desarrollo Histórico del Sacramento del Orden
El sacramento del Orden, aunque único, ha tenido un desarrollo teológico a lo largo de la historia, con un enfoque significativo en el presbiterado y el episcopado, especialmente debido a su intrínseca conexión con la Eucaristía27,28. Santo Tomás de Aquino, como otros teólogos medievales occidentales, dividió el sacramento en tres partes: el sacramentum tantum (el signo mismo), la res et sacramentum (la realidad y el signo) y la res tantum (la realidad misma). Para él, la imposición de manos era la materia del sacramento, de «derecho divino» e instituida en la era apostólica, mientras que la invocación del Espíritu Santo era la forma6.
La institución del sacerdocio se vincula tradicionalmente con la Última Cena, donde Jesús instituyó la Eucaristía y dio a sus apóstoles el mandato de «hacer esto en memoria mía» (Lucas 22:19)7,29. Este acto confirió a los apóstoles el poder de ofrecer el sacrificio y dispensar los sacramentos, haciéndolos sacerdotes7. La capacidad de consagrar el Cuerpo y la Sangre de Cristo es considerada el acto principal del sacerdote28.
En el siglo IV, la Iglesia adoptó el cursus honorum romano, una secuencia de oficios públicos, lo que llevó a que los grados inferiores se volvieran más simbólicos y a una «sacerdotalización» que oscureció el diaconado27,4. El Concilio de Trento reafirmó la doctrina constante de la Iglesia de que el Orden es un sacramento que imprime un carácter indeleble en el alma, impidiendo su reiteración, y que confiere el poder de consagrar la Eucaristía y perdonar pecados5,7. También definió que los obispos pertenecen a la jerarquía divinamente instituida, son superiores a los sacerdotes y tienen el poder propio de confirmar y ordenar7.
El Vaticano II, en Lumen Gentium, destacó la plenitud del sacramento del Orden en el episcopado4. Posteriormente, el Papa Pablo VI, en Ministeria Quaedam (1972), reformó la disciplina de la tonsura, las órdenes menores y el subdiaconado en la Iglesia Latina, trasladando la entrada al estado clerical al diaconado. Las órdenes menores pasaron a ser ministerios laicales para el ejercicio del sacerdocio bautismal al servicio del único sacerdocio de Cristo en su Iglesia4.
Conclusión
El sacramento del Orden es un pilar fundamental de la Iglesia Católica, asegurando la continuidad del ministerio apostólico de Cristo a través de los obispos, presbíteros y diáconos. Su imposición, mediante la imposición de manos y la oración consecratoria, confiere un carácter indeleble y capacita a los ordenados para servir a la comunidad de los fieles, especialmente en la celebración de la Eucaristía. Los requisitos para su recepción garantizan la idoneidad y la libre voluntad de los candidatos, manteniendo la santidad y la integridad de este ministerio divino.
Citas
Artículo 6 el sacramento del orden sagrado, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1536 (1992). ↩ ↩2
II. El sacramento del orden sagrado en la economía de la salvación, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1547 (1992). ↩
Parte I: El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial - Alzad vuestros ojos (Juan 4, 35), Congregación para el Clero. Instrucción: El Sacerdote, Pastor y Guía de la Comunidad Parroquial, § I. 1. 2 (2002). ↩
Thomas Michelet, O.P. Diaconisas y el Diaconado, § 4. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Charles Journet. El Misterio de la Sacramentalidad: Cristo, la Iglesia y los Siete Sacramentos, § 39. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Thomas Joseph White, O.P. El Sacerdote como Instrumento de Cristo, § 5. ↩ ↩2 ↩3
Orden Sagrado, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Orden Sagrado. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 156. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 67. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Impositio manuum et prex ordinationis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 55. ↩
Ritus ordinationis presbyterorum, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 69. ↩ ↩2
Ritus ordinationis presbyterorum uni tantum conferendæ, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 97. ↩
Impositio manuum et prex ordinationis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 148. ↩ ↩2
Impositio manuum et prex ordinationis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 127. ↩ ↩2
IV. De iis, quae sunt paranda, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 68. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
En resumen, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1598 (1992). ↩ ↩2
Capítulo II. Sobre los que han de ser ordenados, . Código de Derecho Canónico, § 1025 (1983). ↩
Capítulo II. Sobre los que han de ser ordenados, . Código de Derecho Canónico, § 1029 (1983). ↩ ↩2
Capítulo II. Sobre los que han de ser ordenados, . Código de Derecho Canónico, § 1033 (1983). ↩
Capítulo II. Sobre los que han de ser ordenados, . Código de Derecho Canónico, § 1026 (1983). ↩
Capítulo II. Sobre los que han de ser ordenados, . Código de Derecho Canónico, § 1036 (1983). ↩
Capítulo II. Sobre los que han de ser ordenados, . Código de Derecho Canónico, § 1034 (1983). ↩
Capítulo II. Sobre los que han de ser ordenados, . Código de Derecho Canónico, § 1050 (1983). ↩
Capítulo II. Sobre los que han de ser ordenados, . Código de Derecho Canónico, § 1051 (1983). ↩
Capítulo II. Sobre los que han de ser ordenados, . Código de Derecho Canónico, § 1041 (1983). ↩
Capítulo II. Sobre los que han de ser ordenados, . Código de Derecho Canónico, § 1049 (1983). ↩
La Hipótesis del Establecimiento: Hacia una Teología Más Integrada del Orden Sagrado, Dominic Cerrato. La Hipótesis del Establecimiento: Hacia una Teología Más Integrada del Orden Sagrado, § 1. ↩ ↩2
Jose Isidro Belleza. Renovación Sacerdotal, Avivamiento Eucarístico: El Lugar de la Liturgia del Corpus Christi en la Teología Sacramental de Aquino, § 4. ↩ ↩2
Dos conjuntos de mandatos dominicales, Dominic Cerrato. La Hipótesis del Establecimiento: Hacia una Teología Más Integrada del Orden Sagrado, § 13. ↩