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Incenso litúrgico

Incenso litúrgico
Británico, Londres; Naveta y cuchara para incienso; Orfebrería - Plata. Este archivo fue donado a Wikimedia Commons como parte de un proyecto del Museo Metropolitano de Arte. Ver la Política de Acceso Abierto a Recursos de Imagen y Datos, Benjamin Pyne, CC0

El incienso litúrgico es una sustancia aromática resinosa, obtenida de ciertos árboles, que se quema durante las celebraciones religiosas para producir un humo fragante. Su uso en el culto católico es una tradición antigua y rica en simbolismo, representando la oración de los fieles que asciende a Dios, la santificación de personas y objetos, y la reverencia hacia lo sagrado. Presente desde el Antiguo Testamento y adoptado gradualmente en la liturgia cristiana, el incienso se emplea en diversos ritos como la Misa solemne, bendiciones, procesiones y oficios fúnebres, con un significado espiritual profundo que conecta el cielo y la tierra.

Tabla de contenido

Naturaleza y Origen

El incienso es una sustancia aromática que se extrae de árboles resinosos, principalmente de las especies Boswellia sacra de Arabia Félix y Boswellia papyrifera de la India, ambas pertenecientes a la familia de las Terebintáceas1. Se obtiene de la corteza de estos árboles, de manera similar a como se extrae la goma en la actualidad. Para intensificar su fragancia y generar un humo más denso, se le solían añadir otros elementos, que podían variar en número desde cuatro hasta trece, y cuya mezcla en proporciones adecuadas era una tarea específica asignada a ciertas familias en las ordenanzas del Antiguo Testamento1.

El uso del incienso no fue exclusivo del ámbito religioso; también se empleaba con fines profanos, por ejemplo, como antídoto contra la fatiga causada por el calor intenso, de manera similar a como se usan los perfumes hoy en día1. Escritores clásicos como Ovidio y Virgilio mencionan su introducción en el culto pagano, y Heródoto atestigua su uso entre asirios y babilonios, con representaciones de reyes egipcios balanceando incensarios en tablillas monumentales1.

Historia del Uso Litúrgico

El incienso tuvo un uso muy extendido en el ritual judío, especialmente en relación con las ofrendas eucarísticas de aceite, frutas y vino, o los sacrificios incruentos1. Por mandato divino, Moisés construyó un altar de incienso donde se quemaban las especias y gomas más dulces, y una rama especial de la tribu levítica tenía la responsabilidad de su renovación diaria1.

La introducción exacta del incienso en los servicios religiosos de la Iglesia cristiana no es fácil de precisar. Durante los primeros cuatro siglos, no hay pruebas claras de su uso1. Sin embargo, su empleo común en el Templo judío y las referencias en el Nuevo Testamento (como Lucas 1:10 y Apocalipsis 8:3-5) sugieren una familiaridad temprana con él en el culto cristiano1. La referencia auténtica más antigua a su uso en el servicio de la Iglesia se encuentra en Pseudo-Dionisio («De Hier. Ecc.», III, 2)1. Las Liturgias de Santiago y Marcos, que en su forma actual no son anteriores al siglo V, también mencionan su uso en los Sagrados Misterios1.

Un Ordo Romanus del siglo VII documenta su empleo en la procesión del obispo al altar y el Viernes Santo1. La peregrina Eteria observó su uso en los Oficios de vigilia del domingo en Jerusalén1. Casi todas las liturgias orientales atestiguan su uso en la celebración de la Misa, particularmente en el Ofertorio1.

En la Iglesia Romana, la incensación en el Evangelio de la Misa aparece muy temprano, en el Ofertorio en el siglo XI, y en el Introito en el siglo XII1. En las Horas canónicas, se introdujo en el Benedictus y el Magnificat alrededor del siglo XIII, y en relación con la Elevación y la Bendición del Santísimo Sacramento, aproximadamente en el siglo XIV1. El Ordo Romanus VI describe la incensación del celebrante, y en tiempos de Durando (Rat. off. Div.) se incensaba al clero asistente1. Históricamente, la incensación de personas y objetos en la liturgia romana se atribuye a la influencia galicana, siendo adoptada en Roma entre los siglos XI y XII; antes de eso, el incienso se quemaba solo durante las procesiones de entrada y del Evangelio2.

Simbolismo y Significado Espiritual

El incienso, con su perfume dulce y su humo que asciende, es un símbolo elocuente de la oración cristiana1,3. Representa la oración del buen cristiano que, encendida en el corazón por el fuego del amor de Dios y exhalando el «olor de Cristo», se eleva como una ofrenda agradable a Su vista1. Como expresa el salmista: «Suba a ti mi oración como incienso, el levantar de mis manos como ofrenda de la tarde» (Salmo 140, 1)3,4. El humo ascendente simboliza el anhelo del espíritu humano de elevarse, superando las angustias cotidianas, para encontrar el sentido de su existencia y reunirse con Dios3.

En la liturgia, el incienso también acompaña el acto de elevar las manos al cielo, ofreciendo a Dios nuestra sed de Él y presentando personas, cosas, deseos y aspiraciones3. Es un signo de ofrenda agradable a Dios5. El apóstol Pablo ya señalaba el valor simbólico del incienso al explicar a los Efesios que Cristo «se entregó por nosotros como ofrenda a Dios, un sacrificio de olor grato» (Ef 5,2), y a los Filipenses que sus dones eran una «ofrenda fragante, un sacrificio aceptable y agradable a Dios» (Flp 4,18), o que la ofrenda de incienso significaba los sacrificios y ofrendas de fe (Flp 2,17)4. Así, para el cristiano, el culto auténtico es una vida vivida según Dios4.

Además, el incienso se utiliza como signo de honor al cuerpo del difunto en los ritos funerarios, ya que a través del bautismo se convirtió en templo del Espíritu Santo. También simboliza las oraciones de la comunidad por el difunto que ascienden al trono de Dios y es un signo de despedida6.

Uso Litúrgico en la Iglesia Católica

En la disciplina actual de la Iglesia Occidental, el incienso se utiliza en diversas ocasiones1:

Existen dos casos particulares en los que los granos de incienso no se consumen: los que se colocan en el cirio pascual y los que se introducen en el sepulcro de los altares consagrados1.

La Incensación: Modo y Objetos

La incensación es el acto de impartir el olor del incienso. El turiferario (el ministro que porta el incensario) sostiene el incensario con la mano derecha a la altura del pecho, sujetando la cadena cerca de la tapa; la mano izquierda, que sostiene la parte superior de la cadena, se coloca sobre el pecho1. El incensario se eleva hacia arriba a la altura de los ojos, se le da un movimiento hacia afuera y ligeramente ascendente hacia el objeto a incensar, y se regresa inmediatamente al punto de partida. Esto constituye un golpe o balanceo simple1. Para un golpe doble, el movimiento hacia afuera se repite, siendo el segundo movimiento más pronunciado que el primero. La dignidad de la persona o cosa determinará si el golpe es simple o doble, y también cuántos golpes se deben dar1.

La naveta es el recipiente que contiene el incienso para su uso inmediato, y recibe su nombre por su forma. Generalmente es llevada por el turiferario en la mano libre1.

El Incienso en las Iglesias Orientales

Las Iglesias Católicas Orientales, en particular, deben mantener y practicar celosamente el uso del incienso en sus celebraciones, incluso diarias, ya que pertenece de manera especial a su propia tradición4. Cualquier costumbre contraria debe ser modificada4. La liturgia copta, por ejemplo, atribuye una solemnidad particular y un valor muy especial a la oración del incienso, que expresa la ferviente espera de la Iglesia por el Señor que viene3.

Conclusión

El incienso litúrgico es mucho más que un mero adorno en el culto cristiano; es un elemento cargado de significado teológico y espiritual. Desde sus raíces en el Antiguo Testamento hasta su uso extendido en la liturgia católica de Oriente y Occidente, el incienso eleva los sentidos y el espíritu, simbolizando la oración que asciende a Dios, la santificación de la creación y la presencia de Cristo en su Iglesia. Su fragancia y su humo ascendente son un recordatorio constante de la conexión entre lo terrenal y lo celestial, invitando a los fieles a ofrecer sus vidas como un «sacrificio de olor grato» a Dios.

Citas

  1. Incienso, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, § Incienso. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31

  2. Liturgia de la Misa, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Liturgia de la Misa. 2 3

  3. Papa Juan Pablo II. 14 de agosto de 1988: Rito del Incienso de la Liturgia Copta en la Basílica de Santa María la Mayor - Homilía (1988). 2 3 4 5

  4. Capítulo XIV - Lugares, gestos y objetos sagrados - 101. Sacrificios y oblaciones, Congregación para las Iglesias Orientales. Instrucción para la aplicación de las prescripciones litúrgicas del Código de Cánones de las Iglesias Orientales, § 101 (1996). 2 3 4 5

  5. Papa Juan Pablo II. 10 de agosto de 1985: Misa para la consagración de la Catedral de Abiyán en Costa de Marfil - Homilía, § 5 (1985).

  6. Símbolos - Incienso, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Orden de Funerales Cristianos, Introducción General, § 37 (1988). 2

  7. Psalmus 137, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Dedicationis Ecclesiae et Altaris (Orden de la Dedicación de una Iglesia y un Altar), § 47.

  8. Incensatio altaris et ecclesiæ, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Dedicationis Ecclesiae et Altaris (Orden de la Dedicación de una Iglesia y un Altar), § 72.

  9. Incensatio altaris, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Dedicationis Ecclesiae et Altaris (Orden de la Dedicación de una Iglesia y un Altar), § 102.

  10. Pars quarta, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Dedicationis Ecclesiae et Altaris (Orden de la Dedicación de una Iglesia y un Altar), § 116.