Instrucción doctrinal
La instrucción doctrinal en la Iglesia Católica se refiere a la enseñanza sistemática y autorizada de la fe y la moral católicas. Es un aspecto fundamental de la misión de la Iglesia, confiada por Cristo a sus apóstoles y sus sucesores, los obispos, en comunión con el Papa. Esta enseñanza abarca desde la proclamación inicial del Evangelio hasta la formación continua de los fieles, buscando no solo transmitir conocimientos, sino también fomentar una conversión de corazón y una vida en Cristo. A lo largo de la historia, la Iglesia ha desarrollado diversas formas y métodos para llevar a cabo esta instrucción, adaptándose a las necesidades de cada época, pero siempre manteniendo la fidelidad al depósito de la fe.
Tabla de contenido
La Misión de Enseñar de la Iglesia
La Iglesia Católica tiene la misión primordial de enseñar la doctrina cristiana, una tarea que le fue encomendada por Jesucristo mismo1. Esta misión profética se manifiesta en la vida de toda la Iglesia, y de manera particular en los pastores, quienes proclaman y transmiten continuamente la doctrina sobre la fe y la moral cristianas2. Dios prometió, a través de Jeremías, pastores que alimentarían a su pueblo con conocimiento y doctrina, y el Apóstol Pablo afirmó que Cristo lo envió a predicar el Evangelio, indicando que el deber principal de quienes gobiernan la Iglesia es instruir a los fieles en las cosas de Dios3.
El Concilio de Trento subrayó que la instrucción de los fieles es la labor más importante de los pastores de almas4. Por ello, se decretó que debían enseñar las verdades de la religión los domingos y fiestas solemnes, y durante los tiempos litúrgicos de Adviento y Cuaresma, al menos tres veces por semana4. Además, el Concilio dispuso que los pastores instruyeran a los niños de la parroquia en las verdades de la religión, al menos los domingos y días festivos, y les inculcaran la obediencia a Dios y a sus padres4. También se les encargó explicar la eficacia de los sacramentos en lenguaje sencillo al administrarlos4.
El Papa Benedicto XIV distinguió entre la predicación del Evangelio y la enseñanza de la doctrina cristiana. Mientras que el sermón del Evangelio está dirigido a aquellos que ya tienen conocimiento de los elementos de la fe, la instrucción catequética es como la leche que el Apóstol Pedro deseaba que los fieles anhelaran en toda simplicidad, como niños recién nacidos5.
El Magisterio de la Iglesia como Autoridad Doctrinal
El Magisterio de la Iglesia, que incluye al Romano Pontífice y al Colegio de Obispos, posee la autoridad suprema para enseñar y salvaguardar la doctrina de la fe y la moral6,7. Cristo confirió a su oficio magisterial la infalibilidad, junto con el mandato de enseñar su doctrina1. La Iglesia fue establecida por su divino Autor como «columna y fundamento de la verdad», para enseñar la fe divina a los hombres y mantener íntegro e inviolable el depósito que le fue confiado1.
Formas de Ejercicio del Magisterio
La infalibilidad del Magisterio se ejerce de varias maneras8:
Magisterio Extraordinario: Se manifiesta cuando el Romano Pontífice, en virtud de su oficio como Pastor Supremo de la Iglesia, o el Colegio de Obispos en unión con el Papa (especialmente cuando se reúnen en un Concilio Ecuménico), proclaman por un acto definitivo una doctrina perteneciente a la fe o la moral9,10,11,12. Un ejemplo clásico es el Concilio de Nicea en el año 325 d.C., que definió a Jesús como «consustancial con el Padre»11. Las definiciones dogmáticas de un concilio ecuménico, una vez aprobadas por el Papa, son infalibles, al igual que las definiciones ex cathedra del Sumo Pontífice13.
Magisterio Ordinario y Universal: La infalibilidad también se ejerce cuando el Papa y los obispos, en su Magisterio ordinario, concuerdan en proponer una doctrina como definitiva9,10,14. Esto ocurre cuando los obispos dispersos por el mundo, pero enseñando en comunión con el Sucesor de Pedro, presentan una doctrina que debe ser sostenida irrevocablemente10,14. La declaración de confirmación o reafirmación por parte del Romano Pontífice en este caso no es una nueva definición dogmática, sino una atestación formal de una verdad ya poseída y transmitida infaliblemente por la Iglesia14.
Es responsabilidad de los obispos, en comunión con el Papa, custodiar e interpretar la Palabra de Dios y emitir juicios autorizados sobre lo que está o no en conformidad con ella15. Esta comunión es una condición para la autenticidad de su enseñanza15.
El Catecismo de la Iglesia Católica
El Catecismo de la Iglesia Católica es un instrumento especial para la proclamación de la Palabra de Dios, aprobado por el Papa Juan Pablo II en 199216,17. Fue solicitado por el Sínodo Extraordinario de los Obispos en 1985, con el fin de proporcionar a la Iglesia universal un resumen sintético de la doctrina y la moral, de acuerdo con las indicaciones del Concilio Vaticano II18,19.
Este catecismo tiene como objetivo presentar una síntesis orgánica de los contenidos esenciales y fundamentales de la doctrina católica, tanto en fe como en moral, a la luz del Concilio Vaticano II y de toda la Tradición de la Iglesia20. Sus fuentes principales son las Sagradas Escrituras, los Padres de la Iglesia, la liturgia y el Magisterio de la Iglesia20. Está destinado a servir como «punto de referencia para los catecismos o compendios que se compongan en los diversos países»20.
El plan del Catecismo se inspira en la gran tradición de los catecismos que estructuran la catequesis en cuatro pilares21:
La oración del creyente (el Padre Nuestro)21.
El Catecismo se concibe como una presentación orgánica de la fe católica en su totalidad y debe ser visto como un todo unificado23.
Evolución de la Catequesis en la Iglesia
La catequesis, como forma de instrucción doctrinal, ha experimentado un desarrollo significativo a lo largo de la historia de la Iglesia. Ya en los escritos del Nuevo Testamento se encuentran los primeros ejemplos de este ministerio24. San Lucas comienza su Evangelio afirmando que escribió una secuencia ordenada para que Teófilo pudiera «darse cuenta de la certeza de las enseñanzas que había recibido» (Lc 1,3-4), lo que sugiere una forma específica de instrucción para afianzar a los ya bautizados24.
En la Iglesia primitiva, la catequesis iniciática se desarrollaba en el contexto de la adoración y era parte de una celebración litúrgica25. El catequista no solo explicaba quién es Dios y cómo vivir en relación fiel con Él, sino que también buscaba integrar a los catecúmenos en la historia de la salvación25. En el siglo IV, por ejemplo, en Jerusalén, los catecúmenos recibían instrucción diariamente durante la Cuaresma, después de haber orado, sido exorcizados y escuchado la proclamación de la Palabra. El obispo de Jerusalén, Cirilo, explicaba los artículos del Credo utilizando textos de la Escritura, buscando «hacer la fe» en lugar de ofrecer meras exposiciones especulativas25. Esta formación catequética incluía dimensiones cognitivas, morales, espirituales y afectivas, buscando una conversión simultánea del corazón y la mente25.
En el siglo XX, la catequesis experimentó un movimiento de renovación26. El enfoque que se centraba en la memorización de la doctrina, como el Catecismo de Baltimore en Estados Unidos, fue considerado inadecuado por muchos26. Johannes Hofinger, una figura clave en esta renovación, criticó los catecismos de su época por ser «largos, difíciles y sin imágenes», modelos de formulación precisa de la doctrina pero con una presentación «completamente antipsicológica»26. Esta insuficiencia percibida dio origen a un movimiento de renovación en tres fases:
Método de Múnich: Centrado en Alemania, utilizaba historias (frecuentemente de la Escritura), destacando puntos doctrinales y su aplicación a la vida del oyente27.
Enfoque Kerigmático: Inspirado en la renovación de los estudios bíblicos, litúrgicos y patrísticos, se centró en la proclamación de Jesucristo como el corazón de la catequesis. Veía el encuentro con la Persona de Cristo, mediado por la Escritura y la liturgia, como el centro unificador de la catequesis27.
Ampliación de los Ministerios Educativos: La fase más reciente amplía el alcance de la catequesis para incluir una variedad de ministerios educativos y estrategias de instrucción27.
En las últimas décadas, la Iglesia ha intensificado sus esfuerzos para renovar la catequesis, en línea con las enseñanzas y el espíritu del Concilio Vaticano II17. Esto se ha manifestado en diversas iniciativas eclesiales, como las Asambleas del Sínodo de los Obispos dedicadas a la evangelización y la catequesis, y la publicación de documentos importantes de la Santa Sede y los episcopados, culminando en el Catecismo de la Iglesia Católica y el Directorio General para la Catequesis17,18.
Responsabilidades en la Instrucción Doctrinal
La responsabilidad de proporcionar una instrucción religiosa adecuada recae principalmente en los padres, quienes pueden cumplirla enseñando a sus hijos ellos mismos o confiándolos a otros. Después de los padres naturales, los padrinos tienen este deber28. El párroco debe recordar a ambos su obligación, y él mismo, como padre espiritual, está obligado a instruir a los que le han sido confiados28.
El Papa Pío X, en su encíclica Acerbo Nimis, estableció que todos los párrocos y, en general, todos los encargados del cuidado de almas, deben28:
Dar una hora de instrucción catequética a niños y niñas los domingos y días festivos sobre lo que todos deben creer y hacer para salvarse28.
En momentos específicos del año, preparar a niños y niñas con instrucción continua para recibir los sacramentos de la Penitencia y la Confirmación28.
Con especial cuidado, preparar a niños y niñas para hacer su Primera Comunión de manera santa28.
Erige en cada parroquia la Confraternidad de la Doctrina Cristiana, a través de la cual los párrocos, especialmente donde hay escasez de sacerdotes, tendrán la ayuda de laicos piadosos para la instrucción catequética28.
Los obispos también tienen la misión de asegurar que se enseñe una doctrina sólida, iluminada por la fe y dirigida por el Magisterio de la Iglesia, en las facultades de teología y en los seminarios. Además, deben garantizar que los confesores iluminen las conciencias de las personas y que la instrucción catequética se imparta con perfecta fidelidad a la doctrina católica6.
La Sección Doctrinal de la Congregación para la Doctrina de la Fe se ocupa de la promoción y protección de la doctrina de la fe y la moral. Fomenta estudios para aumentar la comprensión y transmisión de la fe al servicio de la evangelización y examina documentos y escritos que puedan ser problemáticos para la fe correcta, promoviendo el diálogo y proponiendo soluciones29. También se recomienda que las Comisiones Doctrinales Diocesanas o Nacionales ejerzan una vigilancia constante sobre las publicaciones, no solo para advertir sobre escritos doctrinalmente poco fiables, sino también para dar a conocer obras que puedan nutrir y apoyar la fe de los fieles30.
Citas
Papa Pío XI. Divini Illius Magistri, § 16 (1929). ↩ ↩2 ↩3
IV. La misión de la Iglesia y el destino del hombre - 19. La Iglesia como responsable de la verdad, Papa Juan Pablo II. Redemptor Hominis, § 19 (1979). ↩
Papa Pío X. Acerbo Nimis, § 7 (1905). ↩
Papa Pío X. Acerbo Nimis, § 11 (1905). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Pío X. Acerbo Nimis, § 12 (1905). ↩
XIII, Congregación para la Doctrina de la Fe. Persona Humana (1975). ↩ ↩2
William Diem. La Infalibilidad de las Canonizaciones: Una Historia Revisionista de los Argumentos, § 2. ↩
III. El magisterio de los pastores de la Iglesia, Congregación para la Doctrina de la Fe. Donum Veritatis: sobre la vocación eclesial del teólogo, § 15 (1990). ↩
Primera parte - La profesión de la fe. Capítulo tercero - Creo en el Espíritu Santo. Los fieles: Jerarquía, laicos, vida consagrada, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 185 (2005). ↩ ↩2
B3. La infalibilidad del magisterio de la Iglesia, Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. En Defensa de la Doctrina Católica sobre la Iglesia Contra Ciertos Errores del Presente Día, § 3 (1973). ↩ ↩2 ↩3
Giovanni Sala, SJ. Enseñanzas falibles y la asistencia del Espíritu Santo Reflexiones sobre el Magisterio ordinario en conexión con la Instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo, § 3. ↩ ↩2
Capítulo 2: Permanecer en la comunión de la Iglesia - 2. Fidelidad a la tradición apostólica, Comisión Teológica Internacional. Teología Hoy: Perspectivas, Principios y Criterios, § 28 (2011). ↩
Tradición y magisterio vivo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Tradición y Magisterio Vivo. ↩
Juan Pablo II - Comentario doctrinal sobre la fórmula conclusiva de la professio fidei, Congregación para la Doctrina de la Fe. Fórmula a utilizar para la profesión de fe y para el juramento de fidelidad al asumir un cargo que se ha de ejercer en nombre de la Iglesia con la Nota doctrinal ilustrativa de la fórmula conclusiva de la «Professio fidei» (1998). ↩ ↩2 ↩3
III. El magisterio de los pastores de la Iglesia, Congregación para la Doctrina de la Fe. Donum Veritatis: sobre la vocación eclesial del teólogo, § 19 (1990). ↩ ↩2
A los participantes en el congreso catequético internacional con motivo del X aniversario de la publicación del catecismo de la Iglesia Católica, Papa Juan Pablo II. A los participantes en el Congreso Catequético Internacional con motivo del X aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica (11 de octubre de 2002), § 4 (2002). ↩
Papa Juan Pablo II. 10 de diciembre de 2000: Jubileo de los Catequistas - Homilía, § 5 (2000). ↩ ↩2 ↩3
Carta apostólica emitida motu proprio «fides per doctrinam», Dicasterio para el Clero. Carta Apostólica Emitida Motu Proprio «Fides per Doctrinam» por la que se modifica la Constitución Apostólica «Pastor Bonus» y se transfiere la competencia sobre la catequesis de la Congregación para el Clero al Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización (16 de enero de 2013) (2013). ↩ ↩2
II. La transmisión de la fe: la catequesis, Catecismo de la Iglesia Católica, § 10 (1992). ↩
III. La finalidad y los destinatarios del catecismo, Catecismo de la Iglesia Católica, § 11 (1992). ↩ ↩2 ↩3
IV. Estructura de este Catecismo, Catecismo de la Iglesia Católica, § 13 (1992). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
IV. Estructura de este Catecismo, Catecismo de la Iglesia Católica, § 14 (1992). ↩
V. Indicaciones prácticas para el uso de este Catecismo, Catecismo de la Iglesia Católica, § 18 (1992). ↩
Papa Francisco. Antiquum Ministerium, § 1 (2021). ↩ ↩2
Pamela Jackson. El Catecumenado Bautismal como Modelo para la Catequesis, § 4. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
John Grabowski. Catequesis y Teología Moral: Hacia una Comprensión Renovada de la Experiencia Cristiana, § 5. ↩ ↩2 ↩3
John Grabowski. Catequesis y Teología Moral: Hacia una Comprensión Renovada de la Experiencia Cristiana, § 6. ↩ ↩2 ↩3
Doctrina cristiana, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Doctrina Cristiana. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Papa Francisco. Fidem servare, § 2 (2022). ↩
Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. Carta sobre algunas cuestiones relativas a la escatología (1979). ↩