Jansenismo

El jansenismo fue un movimiento teológico y espiritual dentro del catolicismo, principalmente en Francia, que surgió en el siglo XVII y persistió hasta el siglo XVIII. Se caracterizó por una interpretación rigurosa de la gracia divina y la libertad humana, influenciada por las enseñanzas de San Agustín, tal como fueron presentadas en la obra Augustinus de Cornelius Jansen. Aunque sus adherentes afirmaban defender la ortodoxia agustiniana, la Iglesia Católica condenó varias de sus proposiciones como heréticas, especialmente en lo que respecta a la imposibilidad de cumplir los mandamientos divinos sin una gracia especial y la naturaleza de la gracia eficaz. El movimiento tuvo profundas implicaciones teológicas, sociales y políticas, generando conflictos prolongados con la Santa Sede y la monarquía francesa, y dejando una huella duradera en la historia de la Iglesia.
Tabla de contenido
Orígenes y Desarrollo del Jansenismo
El jansenismo debe su nombre a Cornelius Jansen (1585-1638), obispo de Ypres, quien póstumamente publicó su obra principal, el Augustinus, en 16401,2. Este libro fue el catalizador del movimiento, ya que buscaba contrarrestar la teología molinista apelando principalmente a las citas patrísticas, en especial de San Agustín2. Jansen dedicó un esfuerzo considerable a esta obra, afirmando haber leído las obras completas de Agustín diez veces y sus tratados contra los pelagianos treinta veces3.
El Augustinus abordaba cuestiones fundamentales sobre la gracia y la libertad humana, proponiendo una visión que, según sus críticos, se desviaba de la doctrina católica ortodoxa3. La muerte de Jansen en 1638 ocurrió antes de que el movimiento que lleva su nombre se consolidara3. El retiro de Antoine Arnauld (1612-1694) a Port Royal alrededor de 1640 se considera el inicio del jansenismo como un frente organizado3. Arnauld, un teólogo influyente, defendió las ideas de Jansen, llegando a argumentar en 1656 que las visiones jansenistas sobre la gracia y la libertad eran conformes con las escuelas tomistas3.
El jansenismo se desarrolló en un contexto de intenso debate teológico sobre la gracia, particularmente entre las órdenes dominicana y jesuita. Mientras los jesuitas tendían a defender una visión más optimista de la capacidad humana para cooperar con la gracia (molinismo), los jansenistas, al igual que algunos tomistas, enfatizaban la necesidad de una gracia eficaz para la salvación4. Sin embargo, la perspectiva jansenista sobre la salvación planteó serios desafíos a la ortodoxia tomista y a su enseñanza sobre cómo Dios santifica al ser humano de manera premotiva2.
Doctrina y Controversias Teológicas
La esencia de la controversia jansenista giraba en torno a la gracia y el libre albedrío. Las ideas centrales del jansenismo, extraídas o parafraseadas del Augustinus, fueron resumidas en cinco proposiciones que la Iglesia Católica condenó como heréticas2. Estas proposiciones no expresaban la verdad católica2.
Una de las condenas más significativas fue la de la blasfemia contra la bondad de Dios que afirmaba: «Algunos preceptos de Dios son, cuando uno considera los poderes que el hombre posee, imposibles de cumplir incluso para los justos que desean guardar la ley y se esfuerzan por hacerlo; falta la gracia por la cual estas leyes podrían ser cumplidas»5. Esta proposición fue solemnemente repetida y confirmada por la Iglesia en la condena de la herejía jansenista5.
Los jansenistas, aunque inicialmente afirmaban defender la doctrina agustiniana, fueron acusados de interpretar a San Agustín de una manera que limitaba excesivamente la libertad humana y la posibilidad de cumplir los mandamientos divinos sin una gracia especial que, según ellos, no siempre se concedía3,5. El Papa Inocencio X, mediante la bula Cum occasione del 31 de mayo de 1653, condenó las cinco tesis atribuidas a Cornelius Jansen2.
A pesar de las condenas papales, los jansenistas persistieron en sus posturas, a menudo recurriendo a la reticencia y la equivocación. Los jansenistas más radicales, que sostenían el principio de la gracia «necesitante» y los errores consecuentes de las cinco proposiciones, disminuyeron con el tiempo. El resto del partido jansenista, sin llegar a una sumisión pura y simple, adoptó una actitud más cautelosa, rechazando la expresión «gracia necesitante» y sustituyéndola por la de una gracia eficaz «en sí misma», buscando así identificarse con los tomistas y agustinianos1.
Impacto Eclesiástico y Político
El jansenismo no fue solo un debate teológico; tuvo importantes ramificaciones sociales y políticas, especialmente en Francia3. El movimiento se caracterizó por un espíritu de insubordinación y cisma, así como una oposición a Roma y un «odio mortal» hacia los jesuitas, a quienes veían como un obstáculo para sus objetivos1.
La controversia jansenista se extendió a lo largo de dos siglos, marcando un período de grandes cambios en la sociedad europea2. En Francia, los jansenistas se opusieron a las decisiones romanas y a la monarquía, que intentaba hacerlas cumplir1. La muerte de Luis XIV en 1715 marcó el fin del jansenismo como una disputa teológica principal3. Sin embargo, el espíritu jansenista de oposición a la autoridad eclesiástica y civil persistió1.
En Holanda, el jansenismo llevó a un cisma propiamente dicho. Las Provincias Unidas, en su mayoría protestantes, tenían vicarios apostólicos que fueron ganados por las doctrinas jansenistas. Esto llevó a que el país se convirtiera en un refugio para aquellos que, por su obstinación, tuvieron que abandonar Francia y Bélgica, incluyendo a figuras como Antoine Arnauld, Quesnel y Nicole1. Un gran número de estos «desertores» pertenecían a la Congregación del Oratorio, pero otras órdenes también se vieron afectadas1.
El jansenismo también influyó en otros movimientos, como el Febronianismo, condenado en 1764 por Clemente XIII, y en las innovaciones eclesiásticas decretadas por José II en el Sacro Imperio Romano Germánico1. También se manifestó en el Sínodo de Pistoia (1786), cuyos decretos, que combinaban galicanismo y jansenismo, fueron reprobados por la bula Auctorem fidei de Pío VI en 17941.
Fin del Movimiento
El fin del jansenismo como una querella teológica organizada se puede situar con la elección del Papa Benedicto XIII, un dominico, en 1724, lo que señaló un cese de la lucha que había durado décadas, principalmente en Francia3.
A pesar de su declive, los restos del jansenismo no se extinguieron por completo con la Revolución Francesa, sobreviviendo en algunas personalidades notables y congregaciones religiosas, como las Hermanas de Santa Marta, que no regresaron a la unidad católica hasta 18471.
En resumen, el jansenismo fue un movimiento complejo que, aunque se presentaba como una defensa de las enseñanzas agustinianas, fue condenado por la Iglesia Católica debido a sus desviaciones en la doctrina de la gracia y la libertad, y por su espíritu de insubordinación. Su legado se extendió más allá de las fronteras de Francia, influyendo en otros movimientos de reforma y oposición a la autoridad papal, y dejando una marca significativa en la historia de la Iglesia.
Citas
Jansenio y jansenismo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Jansenio y Jansenismo. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10
Santidad, Romanus Cessario, O.P. Premoción, Santidad y Papa Benedicto XIII (1724–30): Algunas retrospectivas históricas sobre Veritatis Splendor, § 9. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Romanus Cessario, O.P. Premoción, Santidad y Papa Benedicto XIII (1724–30): Algunas retrospectivas históricas sobre Veritatis Splendor, § 11. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Romanus Cessario, O.P. Premoción, Santidad y Papa Benedicto XIII (1724–30): Algunas retrospectivas históricas sobre Veritatis Splendor, § 10. ↩
Papa Pío XI. Casti Connubii, § 62 (1930). ↩ ↩2 ↩3
