Kerygma
El kerygma, término de origen griego que significa «proclamación» o «predicación», constituye el núcleo central de la misión evangelizadora de la Iglesia Católica. Se refiere a la declaración breve y concisa de la salvación que se ofrece a través de Jesucristo, la muerte y resurrección de Dios en carne, y la invitación a la fe y a la vida cristiana. Este artículo explora su origen etimológico, su evolución histórica, su relevancia teológica, su presencia en la Sagrada Escritura, su desarrollo en la Iglesia primitiva y su aplicación en la tradición católica contemporánea.
Tabla de contenido
Etimología y Significado
El término kerygma (κέρυγμα) proviene del verbo griego kērýssō («proclamar, anunciar públicamente») y del sustantivo kéryx («heraldo» o «mensajero»)1. En la antigüedad griega, un kéryx era un oficial público encargado de hacer proclamaciones solemnes y autoritativas en nombre de una autoridad civil o religiosa1. Su mensaje, el kerygma, no era una simple opinión, sino una declaración oficial que exigía atención y respuesta1.
En el contexto cristiano, los apóstoles adoptaron este término para describir la proclamación del mensaje central de Jesucristo1. Así, el kerygma se define como la declaración esencial del Evangelio que resume la buena nueva de la salvación y la invitación a la conversión y la fe1. No es meramente una enseñanza doctrinal, sino una proclamación viva y eficaz del poder salvador de Dios manifestado en Cristo1.
El Kerygma en las Sagradas Escrituras
La noción de kerygma está profundamente arraigada en las Escrituras, tanto en la predicación de Jesús como en la de los apóstoles.
La Proclamación de Jesús
Jesús mismo inició su ministerio público con una proclamación kerygmática. El Evangelio de Marcos, por ejemplo, registra: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el Evangelio» (Mc 1,15)1. Esta declaración encapsula los elementos esenciales del kerygma: el anuncio de la acción salvífica de Dios (el Reino está cerca), la invitación a una respuesta (convertíos) y la llamada a la fe (creed en el Evangelio)1. Aunque el recurso proporcionado menciona las palabras de Jesús en la cruz y la resurrección como kerygma, la tradición bíblica y teológica generalmente se refiere a la proclamación inicial de su ministerio como el kerygma fundacional de Jesús1.
Los Apóstoles y la Primera Predicación
Después de la resurrección y Pentecostés, los apóstoles continuaron la misión de Jesús, proclamando el kerygma con poder.
El Kerygma de Pedro
En el libro de los Hechos de los Apóstoles, encontramos el ejemplo más claro de la predicación kerygmática. Tras la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, Pedro se levanta y pronuncia un discurso que se considera un modelo del kerygma apostólico2. Sus puntos clave incluyen:
La explicación de los eventos actuales a la luz de las Escrituras2.
La afirmación de que Jesús de Nazaret, a quien crucificaron, ha sido constituido por Dios como Señor y Cristo2.
La proclamación de su resurrección de entre los muertos2.
La invitación a la conversión y al bautismo para el perdón de los pecados y la recepción del Espíritu Santo: «Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para remisión de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hch 2,38)2.
El Kerygma de Pablo
San Pablo, el Apóstol de los Gentiles, también articuló el kerygma en sus cartas y predicaciones. En su primera carta a los Corintios, resume el contenido esencial de su evangelio: «Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué… que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y luego a los Doce» (1 Co 15,1-5)3. Esta es la formulación más concisa y teológicamente densa del kerygma paulino, centrada en la Pascua de Cristo3. El pasaje de 1 Cor 1:17, donde Pablo menciona «¿Qué es el kerygma?», hace referencia a la predicación del Evangelio, subrayando que su poder no reside en la elocuencia humana, sino en la cruz de Cristo3.
Desarrollo Histórico del Kerygma
A lo largo de la historia de la Iglesia, el kerygma ha mantenido su centralidad, adaptándose a los contextos culturales y eclesiales.
La Iglesia Primitiva
Los primeros cristianos se organizaron en torno a la proclamación del kerygma. Los sermones de Pedro y Pablo, así como las cartas apostólicas, se centraron en la esencia del mensaje: la muerte y resurrección de Cristo y la invitación a la fe4,3. Los Padres Apostólicos y los apologistas continuaron esta tradición, defendiendo y explicando el kerygma frente a las objeciones paganas y judías1. La catequesis de los catecúmenos, que preparaba a los nuevos conversos para el bautismo, se basaba fundamentalmente en la transmisión del kerygma1.
La Edad Media
Durante la Edad Media, el kerygma se incorporó en la liturgia, especialmente en la homilía, que servía como explicación de la Palabra de Dios proclamada en la Misa1. Los monjes y sacerdotes utilizaban el kerygma como base para la catequesis, enfatizando la importancia de los sacramentos, como la confesión y la comunión, como medios de salvación y participación en la vida de Cristo1. La predicación de las órdenes mendicantes, como los dominicos y franciscanos, revitalizó la proclamación del Evangelio entre el pueblo1.
La Contrarreforma y la Iglesia Moderna
La Contrarreforma reafirmó la centralidad del kerygma en la catequesis, especialmente a través de la publicación de catecismos que sistemáticamente presentaban la doctrina cristiana1. El Catecismo Romano (o Catecismo del Concilio de Trento) fue un ejemplo destacado.
En la era moderna, el Concilio Vaticano II (1962-1965) revitalizó la comprensión del kerygma, enfatizando su papel primordial en la evangelización y la catequesis5. Documentos como Dei Verbum (sobre la Divina Revelación) y Ad Gentes (sobre la actividad misionera de la Iglesia) subrayaron la importancia de proclamar el mensaje central de Cristo a todos los pueblos5. El Catecismo de la Iglesia Católica (1992) sintetiza el kerygma en su sección «La fe en Cristo», subrayando la salvación por gracia y la vida cristiana como respuesta1.
El Kerygma en la Tradición Católica Contemporánea
En la actualidad, el kerygma sigue siendo el motor de la misión de la Iglesia, permeando sus diversas actividades.
Catequesis y Formación
El kerygma forma la base de la catequesis católica, desde la iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Primera Comunión) hasta la formación continua de los fieles1. Los catecúmenos reciben la enseñanza del kerygma a través de la explicación de la doctrina, la oración y la participación en la liturgia1. Se busca que la catequesis no sea solo una transmisión de conocimientos, sino un encuentro personal con Cristo que suscite la fe y la conversión1.
Liturgia
La liturgia católica, especialmente la Misa, incorpora el kerygma de manera fundamental. La proclamación de la Palabra (Lecturas, Salmo Responsorial y Evangelio) es un acto kerygmático en sí mismo, donde Cristo se hace presente y habla a su pueblo1. La homilía tiene la función de actualizar este kerygma, aplicando la Palabra de Dios a la vida de los fieles1. En la Eucaristía, el kerygma se hace real a través del sacrificio de Cristo, donde el pan y el vino se convierten en su Cuerpo y Sangre, haciendo presente el misterio pascual de su muerte y resurrección1. La liturgia se convierte así en un testimonio vivo y eficaz del kerygma1.
Evangelización
La Iglesia Católica utiliza el kerygma como herramienta primordial de evangelización. Los programas de misiones, las actividades de evangelización urbana y los proyectos de alcance comunitario se basan en la proclamación del mensaje de Cristo y la invitación a la fe1. La nueva evangelización enfatiza la necesidad de un primer anuncio kerygmático que despierte la fe en aquellos que se han alejado o nunca han conocido a Cristo1. Documentos pontificios como Evangelii Nuntiandi de Pablo VI y Evangelii Gaudium del Papa Francisco han resaltado la primacía del kerygma en la misión evangelizadora de la Iglesia1.
El Kerygma en la Teología Contemporánea
La teología contemporánea ha profundizado en la comprensión del kerygma, explorando sus implicaciones para la salvación y la pastoral.
Teología de la Salvación
Teólogos como Karl Rahner y Hans Urs von Balthasar han revisado el kerygma para incluir la dimensión de la gracia infinita y la participación de la humanidad en la obra redentora de Cristo6,7. Rahner, por ejemplo, enfatiza que el kerygma no es solo un mensaje externo, sino que resuena con una gracia interior que ya actúa en el corazón humano6. Von Balthasar, por su parte, destaca la belleza y la gloria de la revelación de Dios en Cristo como parte integral del poder atractivo del kerygma7. El kerygma sigue siendo un punto de partida fundamental para la reflexión teológica sobre la salvación, la cristología y la eclesiología1.
Teología Pastoral
En la pastoral, el kerygma se adapta a las realidades sociales y culturales de cada tiempo y lugar1. Los pastores utilizan el kerygma para abordar temas como la justicia social, la ecología, la paz y la dignidad humana, mostrando cómo la buena nueva de Cristo se aplica a la vida cotidiana y transforma todas las dimensiones de la existencia humana1. La teología pastoral busca formas creativas y eficaces de proclamar el kerygma para que resuene en los corazones de las personas de hoy, llevándolas a un encuentro personal con Jesucristo1.
Conclusión
El kerygma sigue siendo el corazón palpitante de la misión evangelizadora de la Iglesia Católica. Su mensaje central —la salvación a través de Jesucristo, su muerte y resurrección, y la invitación a la fe y a una vida cristiana renovada— continúa inspirando a los fieles y guiando la labor pastoral1. A través de la liturgia, la catequesis y la evangelización, el kerygma proclama incesantemente la buena nueva que transforma vidas y comunidades, haciendo presente el Reino de Dios en el mundo1. Es la voz perenne de la Iglesia que, en cada época, anuncia con alegría la esperanza que brota de Cristo Resucitado1.
Citas
Catecismo de la Iglesia Católica (1992). Librería Editrice Vaticana. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30 ↩31 ↩32 ↩33
Hechos de los Apóstoles (Libro del Nuevo Testamento). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Vaticano. Documentos del Concilio Vaticano II. ↩ ↩2