La escalera de Jacob
La visión de Jacob en la que una escalera se alza desde la tierra hasta el cielo, con ángeles que suben y bajan, constituye uno de los pasajes más ricos y simbólicos de la Sagrada Escritura. Desde la Biblia hasta los Padres de la Iglesia, pasando por la liturgia, la espiritualidad y el arte católico, la escalera ha sido interpretada como una representación de la comunión entre lo divino y lo humano, del camino de la salvación y del papel de los sacramentos y la oración en la vida del creyente.
Tabla de contenido
Contexto bíblico
El relato en Génesis
En Génesis 28: 12‑17 Jacob, cansado tras su viaje, se detiene a descansar, coloca una piedra bajo su cabeza y sueña con una escalera cuya base está en la tierra y cuya cima alcanza el cielo; sobre ella transitan ángeles y el Señor se muestra a su lado1. El texto concluye con la promesa divina de que la tierra será su herencia y que su descendencia será bendición para todas las naciones1.
Significado inmediato
El patriarca reconoce la presencia de Dios en ese lugar, lo llama «casa de Dios» y «puerta del cielo»1, y erige la piedra como memorial, derramando aceite sobre ella1. Esta acción muestra la reverencia sin idolatría, marcando el inicio de una tradición de piedras conmemorativas en la historia de la salvación.
Interpretación patrística
San Agustín y la escalera de los grados
San Agustín relaciona la escalera con los «grados de ascenso y descenso» del alma que progresa en la comprensión espiritual y, al mismo tiempo, desciende para enseñar a los más jóvenes2. Para él, los ángeles que suben y bajan son mensajeros de la verdad que guían al hombre hacia la sabiduría divina.
San Jerónimo y la esperanza de salvación
Jerónimo interpreta la visión como una lección de que «el pecador no debe desesperar de la salvación, ni el justo reposar en su virtud»3, subrayando la continua disponibilidad de la gracia a través de la escalera.
Tertuliano y el camino a la vida eterna
Tertuliano ve la escalera como «el camino que el Señor ha señalado para que los hombres asciendan al cielo o caigan de él»4, enfatizando la responsabilidad humana en el uso de esa vía.
San Ambrosio y la prefiguración de la cruz
Ambrosio identifica la escalera con la futura «fellowship entre hombres y ángeles a través de la cruz de Cristo»5, anticipando la redención que se consumará en la pasión del Señor.
San Francisco de Sales y la vida devota
En su Introducción a la vida devota, San Francisco de Sales describe la escalera como «un verdadero cuadro de la vida devota», donde los pilares son la oración y los sacramentos, y los peldaños representan los grados de amor que llevan del bien al bien supremo6.
Significado teológico
Conexión entre cielo y tierra
El Papa Francisco explica que la escalera simboliza «la conexión entre lo divino y lo humano, cumplida históricamente en la encarnación de Cristo»7, contrastándola con la Torre de Babel, que buscó alcanzar el cielo por la fuerza humana.
La escalera como metáfora de los sacramentos
El documento de la Sinodal de Obispos señala que la Eucaristía constituye el «arco cósmico» que une el cielo y la tierra, un misterio «oculto en la visión de la escalera de Jacob»8. Así, cada sacramento actúa como un peldaño que eleva al fiel hacia la comunión con Dios.
La oración como lucha y victoria
El Catecismo de la Iglesia Católica asocia a Jacob con la «batalla de la fe» y la «triunfal perseverancia» de la oración9, presentando la escalera como símbolo de la oración constante que sostiene al creyente en su peregrinación espiritual.
La escalera en la liturgia y la oración
Uso litúrgico
En la Liturgia de la Eucaristía, la referencia a la «escalera» aparece en la invocación supplices te rogamus, donde se menciona «el altar en el cielo» del que desciende la gracia del Resucitado, recordando la comunicación entre los dos mundos8.
Oraciones y devociones
Los Padres recomiendan meditar sobre la escalera para fortalecer la vida de oración; San Agustín la emplea en sus sermones para ilustrar la ascensión del alma y la despedida a los niños con la enseñanza de la fe10.
Simbolismo en el arte y la espiritualidad
Representaciones artísticas
A lo largo de los siglos, la escalera ha aparecido en frescos, vitrales y esculturas, siempre acompañada de ángeles que suben y bajan, reflejando la dualidad del movimiento espiritual: ascenso hacia Dios y descenso de la gracia al mundo.
La Virgen María como escalera
El Papa Juan Pablo II, en su homilía de 1987, declara que María es «como una escala que une el cielo con la tierra», citando la tradición bizantina que la presenta como «puente de tránsito para los que pasan de la tierra al cielo»11.
La piedra del sueño
San Tomás de Aquino, en su Summa Theologiae, menciona la «piedra bajo la cabeza de Jacob» como «conductor divino entre los esferas celestes y terrenales»12, reforzando la idea de que los símbolos materiales pueden ser canales de gracia.
Relación con la Virgen María y la Eucaristía
María, la escalera viviente
La tradición patrística y litúrgica asocia a la Virgen María con la escalera de Jacob, considerándola la encarnación del puente que permite al hombre participar del cielo (cf. John 1: 51). Esta visión se refleja en himnos y oraciones marianas que la describen como «scala superceleste».
La Eucaristía como culminación
La Eucaristía es vista como el cima de la escalera, donde los fieles, mediante el sacramento, llegan a la presencia real de Cristo, «el Señor que se inclina hacia su criatura con un abrazo amoroso»13.
Aplicación pastoral
Formación cristiana
La escalera invita a los catequistas a estructurar la formación en grados, tal como sugiere San Francisco de Sales: primero la oración, luego los sacramentos, y finalmente la virtud que conduce al amor supremo.
Vida cotidiana
Los cristianos son llamados a ascender mediante la práctica de la fe (oración, sacramentos, obras de caridad) y a descender al mundo, llevando la luz del Evangelio a los demás, tal como los ángeles que «suben y bajan» en la visión de Jacob14.
Testimonio y evangelización
Al vivir la escalera, el creyente se convierte en testigo de la unión entre cielo y tierra, proclamando que «Dios está con nosotros y no nos dejará»7, y ofreciendo a los demás la esperanza de la salvación.
Conclusión
La escalera de Jacob sigue siendo un símbolo central del catolicismo, integrando la Escritura, la Tradición patrística, la Liturgia y la espiritualidad. Representa el camino de la salvación, la comunión entre los ángeles y los hombres, y la invitación constante a subir en santidad y descender en servicio, recordándonos que, a través de la oración, los sacramentos y la fe, cada cristiano puede subir los peldaños que llevan a la plenitud del amor divino.
Citas
La santa biblia, La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Génesis 28:10-17 (1993). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Agustín de Hipona. Exposiciones sobre los Salmos - Salmo 120, § 1 (418). ↩
Eusebio Sofronio Jerónimo (Jerónimo de Estridón o San Jerónimo). Carta 123 - A Ageruchia, § 15 (409). ↩
Capítulo 25. La gloria milenaria y celestial de Cristo en compañía de sus santos, Quinto Septimio Florente Tertuliano (Tertuliano de Cartago). Contra Marción, §Libro III. Capítulo 25 (208). ↩
Sobre la creencia en la resurrección, Ambrosio de Milán. Sobre la Muerte de Sátiro, §Libro II. 100 (376). ↩
Parte I. Consejos y prácticas adecuadas para la guía del alma desde la primera aspiración a una vida devota hasta el punto en que logra una resolución confirmada de seguir la misma - Capítulo II. La naturaleza y excelencia de la devoción, Francisco de Sales. Introducción a la Vida Devota, §Parte I, Capítulo II (1609). ↩
Papa Francisco. Celebración eucarística presidida por el Papa Francisco en el aniversario de su visita a Lampedusa (8 de julio de 2019), §Celebración eucarística presidida por el Papa Francisco en el aniversario de su visita a Lampedusa (8 de julio de 2019) (2019). ↩ ↩2
Capítulo IV: La liturgia de la eucaristía - El centro de la liturgia cósmica, Sínodo de los Obispos. La Eucaristía: Fuente y Cumbre de la Vida y Misión de la Iglesia, § 29 (2004). ↩ ↩2
Sección primera la oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2573. ↩
Agustín de Hipona. Sermones sobre Lecciones Seleccionadas del Nuevo Testamento - Sermón 72, § 2 (420). ↩
Papa Juan Pablo II. 7 de septiembre de 1987: Liturgia bizantina en la Abadía griega de Grottaferrata (Italia) - Homilía, § 1 (1987). ↩
Emmett O’Regan. Santo Tomás de Aquino y los Orígenes de la Doctrina de la Infalibilidad Papal, § 36. ↩
Francisco de Sales. Sobre el Amor de Dios - Libro XI, § 33. ↩
Agustín de Hipona. Tratado 7 Juan 1:34-51, § 23 (420). ↩
