La oración de Jesús en Getsemaní

Jesús, al enfrentarse a la pasión que le aguardaba, se retiró al huerto de Getsemaní y ofreció una oración que revela la profundidad de su humanidad y la plena obediencia a la voluntad del Padre. En ella se expresan su deseo natural de evitar el sufrimiento, la sumisión de su voluntad humana a la divina y la enseñanza que dejó a sus discípulos sobre la oración, la vigilancia y la lucha contra la debilidad de la carne. El presente artículo analiza el contexto bíblico, el significado teológico de la doble voluntad, las interpretaciones patrísticas y la relevancia espiritual y litúrgica de esta oración.
Tabla de contenido
Contexto histórico y bíblico
El relato evangélico
Los Evangelios describen que Jesús, acompañado de Pedro y los hijos de Zebedeo, se retiró «un poco más lejos» para orar: «Padre, si es posible, pasa de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres» (Mt 26,39). El propio San Juan Crisóstomo señala que el Maestro tomó a los tres discípulos y, tras expresar su «alma muy triste, aun hasta la muerte», se retiró a orar, mostrando la costumbre que tenía de buscar la soledad para la oración1. El Papa Juan Pablo II recuerda que en esa «agónica» oración Jesús utilizó el término arameo Abba para expresar la intimidad filial con el Padre, y subraya que, aun en medio del sufrimiento, su voluntad se subordinó a la del Padre2. Dionisio el Grande aclara que la petición no implica imposibilidad alguna para Dios, pues «todas las cosas son posibles para Él»3.
Significado teológico de la oración
La doble voluntad de Cristo
La oración evidencia la coexistencia de dos voluntades en la persona de Jesús: la voluntad divina, siempre alineada con el Padre, y la voluntad humana, que, como la de todo ser humano, tiende a evitar el dolor. Santo Tomás de Aquino explica que el pedido de «pasar la copa» refleja el deseo de la voluntad inferior (la humana), mientras que la frase «no sea como yo quiero, sino como tú quieres» expresa la voluntad superior (la divina)4. El Concilio de Constantinopla (680‑681) también afirma que el «no mi voluntad, sino la tuya» se refiere a la voluntad humana del Cristo encarnado, distinta de la divina5. En su Comentario a Mateo, Aquino repite que la «voluntad humana» huye de la muerte, pero la «voluntad divina» está dispuesta a cumplir la salvación6. O’Reilly señala que Tomás, apoyándose en el concilio, interpreta la oración como una manifestación de la dyoteletismo (dos voluntades) de Cristo7. Dionisio, por su parte, indica que la voluntad del Padre y la del Hijo son una sola en la divinidad, pero distintas en la humanidad3.
El deseo humano y la obediencia divina
El deseo de «que pase la copa» muestra la apetencia natural del ser humano a evitar el sufrimiento. Sin embargo, Jesús no persiste en ese deseo; lo somete a la voluntad del Padre, ofreciendo un modelo de entrega total. Santo Tomás subraya que la oración del Cristo «expresa el deseo de su sensualidad» y, al mismo tiempo, muestra cómo el hombre debe subordinar su voluntad a la divina7. La frase «no sea como yo quiero» enseña que la voluntad humana debe alinearse con la justicia divina, un principio que la Iglesia ha reiterado como camino de santificación6.
El sentido de «si es posible»
El calificativo si es posible no indica duda sobre el poder de Dios, sino humildad y reconocimiento de la limitación humana. San Juan Pablo II explica que Jesús reconoce la omnipotencia del Padre: «Todo es posible a Ti»2. Hilario de Poitiers interpreta que el Cristo, al decir «si es posible», muestra que la petición está sujeta a la voluntad del Padre, no a una imposibilidad real8. Dionisio refuerza que el término expresa docilidad y no incertidumbre, pues nada es imposible para Dios3.
Interpretaciones patrísticas
San Agustín y la enseñanza de los Padres
El Papa Agatón, citando a San Agustín, explica que la oración de Jesús refleja la voluntad humana que se somete a la voluntad divina, y que esta sumisión es la base de la obediencia al Padre5. Los Padres, como Ambrosio, también resaltan que el «no mi voluntad» se refiere a la humanidad de Cristo, mientras que su divinidad permanece inalterable5.
San Juan Crisóstomo
Crisóstomo, en sus homilías, insiste en que la oración de Jesús no es solo un clamor personal, sino una instrucción a los discípulos: «vigilen y oren, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil»1. En otro discurso, advierte que la oración se hace «según la manera del hombre, no según su divinidad», para que los fieles aprendan a postergar su voluntad ante la de Dios9.
San Máximo el Confesor
Según la investigación contemporánea de Adam G. Cooper, Máximo el Confesor destaca que la resolución activa de la humanidad de Cristo en Gethsemaní muestra que la voluntad humana del Logos actúa con plena conciencia, sin negar su divinidad, y que la obediencia surge del conflicto interno que se resuelve en la sumisión a la voluntad del Padre10.
Aplicación litúrgica y espiritual
La oración de Getsemaní ha inspirado la Liturgia de la Pasión y la Adoración del Santísimo, donde se recuerda la entrega total de Cristo. El Papa Juan Pablo II la citó como modelo de oración en la aflicción, invitando a los fieles a confiar en la providencia divina aun cuando la vida presente resulte dolorosa2. Crisóstomo, por su parte, la emplea para enseñar la vigilia y la oración constante, exhortando a los cristianos a «vigilar y orar» para no caer en la tentación9. La Iglesia, a través de los Ejercicios Espirituales y la Devoción al Sagrado Corazón, invita a los fieles a imitar la humildad y la entrega de Jesús en sus propias pruebas.
Conclusión
La oración de Jesús en Getsemaní constituye un punto de convergencia entre la humanidad y la divinidad del Salvador. Al expresar su deseo humano de evitar el sufrimiento y, simultáneamente, someterse a la voluntad del Padre, ofrece un modelo de oración auténtica, de humildad y de obediencia que sigue guiando la vida espiritual de los cristianos. Los Padres de la Iglesia, los grandes teólogos y la tradición litúrgica han preservado este momento como una fuente inagotable de enseñanza sobre la relación entre la voluntad humana y la divina.
Citas
Mt. XXVI. 36-38, Juan Crisóstomo. Homilía 83 sobre Mateo, § 1 (420). ↩ ↩2
Las últimas horas de la vida terrenal de Jesús, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 3 de mayo de 2000, § 2 (2000). ↩ ↩2 ↩3
Sobre Lucas 22:42-48, Dionisio el Grande. Fragmentos exegéticos (Dionisio), §Sobre Lucas 22:42-48 (264). ↩ ↩2 ↩3
La pasión y muerte de Cristo - Sobre la oración de Cristo, Tomás de Aquino. Compendio de Teología (Compendium Theologiae), §Parte I - Capítulo 233 (1273). ↩
Tercer concilio de Constantinopla (d. C. 680-681) - La carta de Agatón, papa de la antigua Roma, al emperador, y la carta de Agatón y de 125 obispos del sínodo romano, dirigida al sexto concilio - La carta del papa Agatón, Documento del Concilio. Tercer Concilio de Constantinopla (d. C. 680-681), §La Carta de Agatón, Papa de la Antigua Roma, al Emperador, y la Carta de Agatón y de 125 Obispos del Sínodo Romano, Dirigida al Sexto Concilio (680). ↩ ↩2 ↩3
Capítulo 26, Tomás de Aquino. Comentario sobre Mateo, § 26. ↩ ↩2
Kevin E. O’Reilly, O.P. «Padre, si es posible, que pase de mí este cáliz»: La oración de Cristo en Getsemaní según Santo Tomás, § 18. ↩ ↩2
Hilario de Poitiers. Sobre la Trinidad - Libro X, § 37 (359). ↩
Contra marcionistas y maniqueos, Juan Crisóstomo. Homilía sobre «Padre, si es posible…», § 4 (388). ↩ ↩2
Adam G. Cooper. Libertad y heteronomía: Máximo el Confesor y la cuestión de la creatividad moral, § 7. ↩
