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Cruz

La persecución de Nerón

La persecución de Nerón
William T. Walters encargó esta pintura en 1863, pero el artista no la entregó hasta 20 años después. En una carta a Walters, Gérôme identificó el escenario como el hipódromo de la antigua Roma, el Circo Máximo. Señaló detalles como los postes de meta y las huellas de los carros en la tierra. Los asientos, sin embargo, se parecen más a los del Coliseo, el anfiteatro de Roma, donde se celebraban combates de gladiadores y otros espectáculos. Del mismo modo, la colina en el fondo, coronada por una estatua colosal y un templo, se asemeja más a la Acrópolis de Atenas que al Monte Palatino de Roma. El artista también comentó sobre la fortaleza religiosa de las víctimas que estaban a punto de sufrir el martirio, ya fuera siendo devoradas por las fieras o untadas con brea e incendiadas, lo cual tampoco ocurrió nunca en el Circo Máximo. En este caso, Gérôme, cuyas pinturas solían ser admiradas por su sentido de la realidad, ha subordinado la precisión histórica al drama. W. M. Brady & Co, Nueva York, en «Drawings and Oil Sketches 1700-1900», del 27 de enero de 2009 al 12 de febrero de 2009, n.º 21, ofrece «Estudio para la 'Muerte de César'», un óleo sobre lienzo con dibujo subyacente a pluma y tinta, que mide alto: 19.5 cm (7.6 in); ancho: 33 cm (12.9 in)dimensions QS: P2048,19.5U174728dimensions QS: P2049,33U174728, y que anteriormente perteneció a Maurice Aiccardi, París. Este boceto podría ser al que Theophile Gautier aludió durante una visita al estudio del artista en 1858 (G. Ackerman, Jean-Leon Gerome: Monographie révisée 2000, pp. 240-241). Dominio Público.

En el año 64 d.C., bajo el mandato del emperador Nerón, la comunidad cristiana de Roma sufrió la primera persecución oficial del Imperio, desencadenada por el gran incendio que arrasó la ciudad y la posterior acusación de los cristianos como culpables. La represión se manifestó en torturas extremas, ejecuciones públicas y la muerte de los apóstoles Pedro y Pablo, quienes se convirtieron en los primeros mártires de la Iglesia. Este episodio marcó el inicio del llamado bautismo de sangre y dejó una huella profunda en la memoria de la Iglesia primitiva, cuya tradición ha sido preservada por autores como Eusebio de Cesarea, Sulpicio Severus y los Padres de la Iglesia.

Tabla de contenido

Contexto histórico y político

El reinado de Nerón

Nerón, el quinto emperador de la dinastía julio‑claudia, gobernó entre el 54 y el 68 d.C. Su mandato se caracterizó por el despilfarro, la represión de opositores y la búsqueda de la gloria personal, lo que lo llevó a ejercer una crueldad sin precedentes contra los grupos que consideraba una amenaza para su autoridad1.

El gran incendio de Roma (64 d.C.)

En julio de 64 d.C. un incendio de seis días consumió gran parte de Roma, destruyendo tres de los catorce distritos de la ciudad. Las fuentes antiguas, entre ellas Tácito y Suetonio, coinciden en que el emperador se encontraba en Antium cuando se desató el fuego y, al regresar, observó la devastación desde la torre de Maecenas, donde, según la tradición, cantó la lamentación de Príamo sobre la caída de Troya1. La magnitud del desastre alimentó la sospecha popular de que Nerón había provocado el incendio, lo que lo llevó a buscar un chivo expiatorio.

Origen de la acusación contra los cristianos

Propaganda y escarnio público

Ante la creciente desconfianza, Nerón desvió la culpa hacia los cristianos, acusándolos de haber incendiado la capital. Los informantes, sobornados para tal fin, presentaron testimonios que alimentaron la persecución, describiendo a los cristianos como una secta que despreciaba los placeres terrenales y proclamaba la gloria del alma inmortal, una doctrina que contravenía la moral decadente del imperio1.

Testimonios de fuentes antiguas

Eusebio de Cesarea relata que Nerón fue el primer emperador en perseguir activamente el cristianismo, especialmente después de haber sometido el Oriente y haber ejercido su crueldad en Roma2. Sulpicio Severus describe con detalle la acusación y los métodos de tortura, señalando que «se inventaron nuevas formas de muerte, como cubrir a los cristianos con pieles de bestias para que fueran devorados por perros» y que «muchos fueron crucificados o quemados»3. La Enciclopedia Católica confirma que los cristianos fueron declarados ilegales mediante edictos y que, bajo este marco, se ejecutó a los apóstoles Pedro y Pablo1.

La persecución y los métodos de tortura

Acusaciones y procesos judiciales

Los cristianos fueron arrestados bajo cargos de incendio y de «odio al género humano». Las autoridades romanas, siguiendo la legislación imperial, no necesitaban pruebas concluyentes para condenar a los acusados, bastaba la mera confesión o la denuncia de un informante4. La acusación se convirtió en una campaña de terror destinada a eliminar la creciente comunidad cristiana.

Formas de ejecución

Los mártires sufrieron diversas formas de muerte:

Los mártires más destacados

San Pedro

Según Eusebio y la tradición patrística, Pedro fue crucificado en Roma bajo Nerón, y su sepultura se encuentra en la Basílica de San Pedro, en la Vía Tránsito5. Su martirio simboliza la entrega total del apóstol a Cristo, incluso en la forma más humillante de muerte.

San Pablo

Pablo, ciudadano romano, fue decapitado en la Vía Ostiense. Su muerte se celebra el 29 de junio, coincidiendo con la de Pedro, y su tumba se conserva bajo la Basílica de San Pablo Extramuros5.

Otros mártires

Butler describe que bajo Nerón «se produjeron barbaridades» como la exposición de cristianos como antorchas y la ejecución de miles de fieles, quienes fueron recordados como «las primeras frutas» que la Iglesia de Roma ofreció al cielo6. La Martirologio romano menciona a numerosos mártires que sufrieron el mismo destino, consolidando una tradición de veneración que perdura hasta la actualidad7.

Consecuencias para la Iglesia primitiva

Bautismo de sangre

El Papa Juan Pablo II señaló que la persecución de Nerón marcó el «bautismo de sangre» de la Iglesia de Roma, una prueba de fe que fortaleció la comunidad cristiana y la preparó para futuras persecuciones8. Los mártires fueron considerados testigos vivos del Evangelio, cuya sangre «habla más graciosamente que la sangre de Abel» (Hebreos 12,24).

Crecimiento de la fe y veneración de los mártires

A pesar de la violencia, la persecución impulsó la expansión del cristianismo. Los relatos de los mártires inspiraron a muchos paganos a abrazar la fe, como relata el propio Eusebio, quien afirma que la muerte de los apóstoles «no disminuyó sino que aumentó la Iglesia»9. La veneración de los santos mártires se convirtió en un pilar de la liturgia y la devoción popular.

Testimonios patrísticos y posteriores

Eusebio de Cesarea

En su Historia Eclesiástica (Libro II, capítulo 25), Eusebio narra la persecución como el primer ataque imperial contra el cristianismo, subrayando la muerte de Pedro y Pablo como eventos centrales2.

Sulpicio Severus

Su obra Historia Sacra describe con detalle la brutalidad de la persecución, la acusación de incendio y los métodos de tortura, ofreciendo una visión vívida del sufrimiento cristiano bajo Nerón3.

Homilías de San Juan Crisóstomo y de San León el Grande

Crisóstomo, en sus homilías sobre Romanos y los estatutos, menciona la «pobrecita escena» de los cristianos perseguidos, mientras que León el Grande, en su sermón del 29 de junio, celebra la valentía de Pedro y Pablo y afirma que la crueldad imperial no pudo apagar la luz del Evangelio10,9.

Interpretación histórica y teológica

Evaluación de la historicidad

Los historiadores modernos reconocen la veracidad de la persecución de Nerón, aunque discrepan sobre la magnitud exacta del incendio y la responsabilidad directa del emperador. Sin embargo, la coincidencia de fuentes cristianas y paganas (Tacito, Suetonio) refuerza la autenticidad del relato de la persecución y del martirio de los apóstoles1.

Significado para la doctrina de los mártires

La Iglesia considera que el sacrificio de los mártires bajo Nerón constituye el primer testimonio de la frente a la opresión. Su muerte se interpreta como una participación en el sufrimiento de Cristo y como garantía de la victoria final del Reino de Dios. Este evento fundamenta la doctrina del martirio y el valor de la testimonianza en la vida cristiana.

Citas

  1. Nerón, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Nerón. 2 3 4 5

  2. La persecución bajo Nerón en la que Pablo y Pedro fueron honrados en Roma con el martirio en favor de la religión, Eusebio de Cesarea. Historia Eclesiástica (Eusebio de Cesarea), §Libro II. Capítulo 25. 4 (325). 2

  3. Capítulo 29, Sulpicio Severo. Historia Sagrada, §Libro II, Capítulo 29 (380). 2 3

  4. John Henry Newman. Un ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, § 220.

  5. La persecución bajo Nerón en la que Pablo y Pedro fueron honrados en Roma con el martirio en favor de la religión, Eusebio de Cesarea. Historia Eclesiástica (Eusebio de Cesarea), §Libro II. Capítulo 25. 5 (325). 2 3 4

  6. Los mártires bajo Nerón (d. C. 64), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 637. 2

  7. B29 de junio, Papa Benedicto XIV. El Martirologio Romano, § 29 de junio (1749).

  8. El bautismo de sangre de la Iglesia de Roma, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 4 de julio de 1979 (1979).

  9. En el día natal de los apóstoles Pedro y Pablo (29 de junio) - Muchos mártires nobles han surgido de la sangre de los ss. Pedro y Pablo, Papa León I (León Magno). Sermón 82 de San León Magno, § VI (461). 2

  10. Juan Crisóstomo. Homilía 30 sobre Romanos (391).