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Leyenda negra de la Inquisición

La leyenda negra de la Inquisición se refiere a la serie de exageraciones, distorsiones y falsedades históricas propagadas principalmente desde el siglo XVI por intereses protestantes, anticatólicos y antiespañoles, que retratan a la Inquisición española como un instrumento de terror sádico y genocida. Esta narrativa, desmentida por investigaciones modernas y fuentes contemporáneas católicas, ignora el contexto de defensa de la fe frente a herejías y apostasías, la misericordia aplicada en muchos casos y el bajo número real de ejecuciones en comparación con los estándares de la época. El artículo examina sus orígenes, mitos principales, figuras como Tomás de Torquemada y San Pedro de Arbués, y las refutaciones basadas en documentos eclesiásticos.1,2,3

Tabla de contenido

Orígenes de la leyenda negra

La leyenda negra surge en el contexto de la Reforma protestante y las guerras religiosas en Europa durante el siglo XVI. Potencias rivales de España, como Inglaterra bajo Isabel I y las Provincias Unidas holandesas, utilizaron la propaganda para deslegitimar el poder católico de los Reyes Católicos, Ferdinando II de Aragón e Isabel I de Castilla. La bula papal de Sixto IV en 1478, que autorizaba un tribunal para perseguir a los marranos —judíos bautizados que practicaban secretamente el judaísmo— y otros apóstatas, fue tergiversada como una herramienta de persecución racial en lugar de religiosa.3,4

Desde el exilio, exinquisidores conversos y publicistas protestantes como Juan de Ribera o el holandés Enrique van Dyck publicaron panfletos sensacionalistas. Estos textos exageraban torturas y quemas, omitiendo que la Inquisición solo juzgaba a bautizados herejes, no a judíos o musulmanes no convertidos, y que priorizaba la reconciliación mediante confesiones voluntarias con penas leves.1 La rivalidad geopolítica amplificó esta imagen: España, defensora de la fe católica frente al islam y el protestantismo, fue demonizada como el «monstruo inquisitorial».

Propagación en la literatura y el arte

En los siglos XVII y XVIII, la leyenda se consolidó en obras literarias y artísticas. Escritores como Julián Juderías, en su estudio pionero de 1914, documentó cómo autores ingleses como John Foxe en su Actas y monumentos (1563) o franceses ilustrados como Voltaire la popularizaron, presentando la Inquisición como sinónimo de fanatismo medieval.2

En el arte, el pintor alemán Wilhelm von Kaulbach inmortalizó el mito en su cuadro sobre Pedro de Arbués, representándolo como un anciano tirano sádico, pese a que el santo tenía solo 44 años y no emitió sentencia de muerte alguna.2 Esta imagen se difundió en enciclopedias protestantes y masonas del XIX, influyendo en la percepción popular. En España, la pérdida de las colonias americanas en 1898 reactivó libelos anticlericales durante la II República, asociando la Inquisición al atraso nacional.

Mitos comunes sobre la Inquisición

La leyenda negra se sustenta en varios tópicos falsos, refutados por archivos inquisitoriales abiertos desde el siglo XIX.

Exageración del número de víctimas

Se habla de millones de muertos, pero los registros muestran unas 3.000-5.000 ejecuciones en 350 años (1478-1834), de un total de 125.000 procesos, la mayoría resueltos con multas o penitencias.3 Comparado con las guerras de religión (e.g., Noche de San Bartolomé: 30.000 hugonotes muertos), la Inquisición fue moderada. Las «autos de fe» eran actos públicos de reconciliación, no ejecuciones masivas; solo el 1-2% acababan en la hoguera, y siempre tras apelaciones al papa.1,4

Torturas sistemáticas y crueldad arbitraria

Aunque se usaron torturas (comunes en todos los tribunales europeos), eran reguladas y rara vez letales; el 80% de los acusados confesaban voluntariamente para evitarlas.2 La propaganda ignora las amnistías impulsadas por inquisidores como Torquemada en 1484.1

Inquisidores como monstruos sanguinarios

Figuras como Torquemada son caricaturizadas como déspotas, pese a su reputación de hombre piadoso, confesor de Isabel la Católica y mecenas de artistas.1,5

La realidad histórica desde la perspectiva católica

La Iglesia Católica defiende que la Inquisición fue un instrumento legítimo para preservar la unidad de la fe en una sociedad medieval donde la herejía amenazaba la cohesión social y espiritual. Fuentes hagiográficas y eclesiásticas destacan la misericordia prevaleciente: reconciliaciones masivas, penas espirituales y énfasis en la conversión.3

El Dicasterio para las Causas de los Santos subraya que acusaciones de crueldad contra inquisidores santos son «menzogne» de historiografía hostil.1 Investigaciones modernas, como las de Henry Kamen o Agustín Borrego, confirman que la Inquisición española fue menos severa que la romana o veneciana, con tasas de ejecución inferiores al 1%.2,4

San Pedro de Arbués: Víctima y símbolo de la leyenda

San Pedro de Arbués (1441/2-1485), canon regular agustino y inquisidor provincial de Aragón desde 1484, es un caso paradigmático. Nombrado por Torquemada, combatió con celo las supersticiones y apostasías de los marranos, pero nunca pronunció sentencia de muerte, priorizando la misericordia.1,2,3

Asesinado el 17 de septiembre de 1485 mientras oraba ante la Virgen en la catedral de Zaragoza, por sicarios marranos, su martirio fue inmediato. Beatificado por Alejandro VII (1662) y canonizado por Pío IX (1867), su fiesta es el 17 de septiembre. La leyenda lo pinta cruel, pero fuentes como Butler’s Lives lo exculpan: «ninguna sentencia de muerte o tortura probada contra él».2,3 Su vida refleja el espíritu romano de humanidad en los inicios de la Inquisición.2

«Pietro svolse il compito affidatogli con zelo e con giustizia. […] egli non pronunciò mai alcuna sentenza di morte, facendo prevalere la misericordia e la pietà».1

Tomás de Torquemada: Mecenas y reformador

Tomás de Torquemada (1420-1498), primer Gran Inquisidor de Castilla (1483), sobrino del cardenal Juan de Torquemada, es el blanco principal de la leyenda. Confesor de Isabel, hombre de «costumi integerrimi, mite e liberale», impulsó amnistías y protegió artistas.1,5

Nombrado por el papa, centralizó el tribunal contra marranos y moriscos que socavaban la fe. La propaganda lo acusa de miles de quemas, pero actuó bajo control papal y priorizó la reconciliación. Su biografía eclesiástica desmiente la «leggenda nera» como invención anticatólica.5

Refutaciones modernas y legado

Desde el Concilio Vaticano II, historiadores católicos como Joaquín Pérez Villanueva han analizado los 200.000 folios de archivos inquisitoriales, demostrando que el 99% de casos eran por delitos menores (blasfemia, bigamia). La apología católica enfatiza el contexto: protección de neófitos sinceros y unidad nacional post-Reconquista.

Hoy, la leyenda persiste en medios populares, pero encíclicas como Immortale Dei de León XIII contextualizan la Inquisición como defensa del bien común. Su refutación fortalece la apologética católica frente al relativismo moderno.

En resumen, la leyenda negra de la Inquisición es un constructo ideológico que oculta la verdad de una institución imperfecta pero orientada a la salvación eterna, con mártires como San Pedro de Arbués como testigos de su rectitud espiritual.

Citas

  1. El Dicasterio para las Causas de los Santos. Pietro d’Arbués (1441/2-1485) - Biografía. 2 3 4 5 6 7 8 9

  2. San Francisco de Camporosso (d. C. 1866) (trasladado al 25 de septiembre), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 590. 2 3 4 5 6 7 8

  3. San Pedro de Arbués, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Pedro de Arbués. 2 3 4 5 6

  4. San Pedro Arbués, mártir (d. C. 1485), Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 589. 2 3

  5. Tomás de Torquemada, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Tomás de Torquemada. 2 3