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Libro de Esdras

Libro de Esdras
Folio 5r del Códice Amiatinus (Florencia, Biblioteca Medicea Laurenziana, MS Amiatinus 1), Esdras el escriba. «Cuando los libros sagrados habían sido consumidos en los fuegos de la guerra, Esdras reparó el daño.». Dominio Público.

El Libro de Esdras es uno de los textos sagrados del Antiguo Testamento en la tradición católica, que narra la restauración del pueblo judío tras el exilio babilónico. Forma parte del canon bíblico definido por la Iglesia Católica y se centra en la figura de Esdras, un sacerdote y escriba que lideró el retorno de los exiliados a Jerusalén y promovió la renovación espiritual mediante la lectura y aplicación de la Ley de Moisés. Este libro, junto con el de Nehemías, ilustra el cumplimiento de las profecías sobre la reconstrucción del Templo y la fidelidad a la Alianza, destacando temas como la providencia divina, la reforma moral y la identidad del pueblo elegido. Su relevancia radica en su testimonio histórico y teológico, que prepara el camino para la venida del Mesías, y ha sido interpretado por la Iglesia como un modelo de obediencia a la Palabra de Dios en tiempos de crisis.

Tabla de contenido

Contexto histórico y autoría

El Libro de Esdras se sitúa en el siglo V a.C., durante el período postexílico de la historia de Israel. Tras la destrucción de Jerusalén por los babilonios en el 587 a.C. y el consiguiente exilio, el Imperio persa bajo Ciro el Grande permitió el retorno de los judíos a su tierra natal mediante un decreto emitido alrededor del 538 a.C.1. Este contexto de liberación y reconstrucción es fundamental para entender el mensaje del libro, que refleja la acción de Dios en medio de las vicisitudes políticas y espirituales del pueblo.

La autoría tradicional atribuye el texto a Esdras mismo, un sacerdote de la línea de Sadoc y un escriba experto en la Ley de Moisés, como se describe en el capítulo 7 del libro1. Sin embargo, estudios bíblicos modernos, alineados con la tradición católica, sugieren que el libro es una compilación posterior, posiblemente realizada por un cronista anónimo en el siglo IV a.C., que incorpora memorias y documentos auténticos de la época de Esdras1. Esta perspectiva no contradice la inspiración divina del texto, ya que la Iglesia enseña que la Sagrada Escritura es obra de autores humanos guiados por el Espíritu Santo, independientemente de la datación exacta2.

En la tradición patrística, figuras como San Agustín reconocen a Esdras como un autor histórico más que profético, destacando su rol en la recopilación y preservación de las tradiciones sagradas tras el exilio3. Esta visión subraya cómo Esdras actuó como un instrumento de Dios para restaurar la identidad religiosa del pueblo, similar a un nuevo Moisés en su dedicación a la Torá.

Estructura y contenido principal

El Libro de Esdras se divide en diez capítulos y puede estructurarse en dos partes principales: el retorno bajo Zorobabel y la misión de Esdras. Esta división resalta el proceso gradual de la restauración, tanto material como espiritual.

El retorno y la reconstrucción del Templo (capítulos 1-6)

La primera sección comienza con el edicto de Ciro, que autoriza a los judíos a regresar a Jerusalén y reconstruir el Templo destruido1. Se describe el viaje de Zorobabel, líder laico de la primera caravana de exiliados, y la oposición de los samaritanos y otros pueblos vecinos a la obra de reconstrucción1. A pesar de estos obstáculos, el Templo se completa en el reinado de Darío I, cumpliendo las profecías de Ageo y Zacarías. Esta narración enfatiza la providencia divina, que protege al pueblo fiel frente a las intrigas políticas.

Documentos históricos en arameo, como decretos reales, se integran en el texto para autenticar los eventos, mostrando la integración de fuentes administrativas en la Sagrada Escritura1. Teológicamente, esta parte ilustra cómo Dios usa a reyes paganos para cumplir sus planes, un tema recurrente en la historia de la salvación.

La misión de Esdras y la reforma espiritual (capítulos 7-10)

La segunda parte se centra en Esdras, quien llega a Jerusalén en el séptimo año de Artajerjes (458 a.C.) con una comisión real para enseñar la Ley y purificar la comunidad1. Esdras recibe amplios poderes civiles y religiosos, lo que le permite confrontar el pecado del matrimonios mixtos con mujeres extranjeras, que amenazaban la pureza de la fe israelita1.

El clímax es la lectura pública de la Ley en la fiesta de las Tiendas, un momento de conversión colectiva donde el pueblo llora por sus faltas y se compromete a la obediencia1. Esta escena, que se extiende en el Libro de Nehemías, simboliza la renovación de la Alianza y prefigura la proclamación del Evangelio en la Iglesia.

Importancia teológica en la tradición católica

En la doctrina católica, el Libro de Esdras es esencial para comprender la continuidad de la revelación divina. Representa la fidelidad de Dios a sus promesas, como se profetizó en Jeremías sobre el fin del exilio (Jr 29,10)2. La figura de Esdras, como escriba y reformador, encarna el rol del magisterio eclesial en la interpretación y aplicación de la Escritura, un principio que la Iglesia Católica mantiene en su tradición4.

San Juan Pablo II, en su audiencia general del 8 de mayo de 1985, incluyó el Libro de Esdras entre los textos históricos del Antiguo Testamento, destacando su contribución a la comprensión de la historia de la salvación como preparación para Cristo5. Además, el libro subraya temas éticos como la santidad matrimonial y la separación de lo profano, que resuenan en la enseñanza moral católica.

El Concilio de Trento, en su definición del canon bíblico (Sesión IV, 1546), confirmó explícitamente el primer y segundo Libro de Esdras (este último llamado Nehemías) como parte de la Escritura inspirada, rechazando así las dudas protestantes sobre su canonicidad6. Esta afirmación reafirma que Esdras no es mero relato histórico, sino Palabra de Dios para la salvación.

Relación con otros libros bíblicos y el canon

El Libro de Esdras está estrechamente ligado al de Nehemías, con el que originalmente formaba una sola obra en la Septuaginta y la Vulgata1. Juntos, narran la restauración integral: Nehemías se enfoca en la reconstrucción de las murallas, mientras Esdras en la reforma interior. Esta unidad refleja la visión católica de la Biblia como un todo coherente.

Respecto al canon, la Iglesia distingue el Libro de Esdras canónico de textos apócrifos como el III Esdras (o I Esdras en algunas versiones protestantes), que es una compilación de materiales canónicos pero no inspirada, y se incluye solo como apéndice en algunas ediciones de la Vulgata1. El IV Esdras, de carácter apocalíptico, tampoco forma parte del canon católico2.

La formación del canon palestino, influida por Esdras y Nehemías, se consolidó en el período postexílico, con la recopilación de libros para preservar la identidad judía4. La Iglesia, guiada por el Espíritu, amplió este canon incluyendo los deuterocanónicos, como se ve en el listado tridentino que menciona «el primero de Esdras y el segundo que se llama Nehemías»6,7.

En la exégesis católica contemporánea, documentos como el de la Comisión Bíblica Pontificia (2014) destacan cómo Esdras contribuye a la verdad salvífica de la Escritura, integrando historia y teología en la narrativa de la redención8,9.

Recepción e influencia en la liturgia y la cultura

El Libro de Esdras ha influido profundamente en la liturgia católica, particularmente en las lecturas del ciclo postexílico durante el Adviento y la Cuaresma, recordando la espera mesiánica. Su énfasis en la lectura de la Ley inspira la práctica de la lectio divina, promovida por la Iglesia para la formación espiritual.

En la cultura cristiana, Esdras es venerado como santo en el Martirologio Romano (7 de julio), simbolizando la erudición al servicio de la fe. Artistas y teólogos medievales, inspirados en su figura, lo representaron como guardián de la Escritura, reforzando su rol en la tradición exegética católica.

En resumen, el Libro de Esdras no solo documenta un capítulo pivotal de la historia bíblica, sino que invita a los fieles a una renovación continua en la obediencia a Dios, fiel a la enseñanza de la Iglesia que lo acoge como Palabra inspirada para la salvación.

Citas

  1. Esdras, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Esdras. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

  2. Canon del Antiguo Testamento, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Canon del Antiguo Testamento. 2 3

  3. Capítulo 36. — sobre Esdras y los libros de los Macabeos, Agustín de Hipona. La Ciudad de Dios - Libro 18, §Capítulo 36 (426).

  4. Primera parte, Pontificia Comisión Bíblica. La Inspiración y Verdad de la Sagrada Escritura, § 60 (2014). 2

  5. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 8 de mayo de 1985 (1985).

  6. Concilio de Trento 1545-1563 - Ecuménico XIX (contra novatores 16 s.) - Sesión IV (abril 8, 1546) se aceptan los libros sagrados y las tradiciones de los apóstoles, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 1502. 2

  7. El canon de la Sagrada Escritura * - Del mismo decreto y de las actas del mismo sínodo romano, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 179.

  8. Mark Reasoner. Un estudio introductorio del Documento de 2014 de la Pontificia Comisión Bíblica: La Inspiración y Verdad de la Sagrada Escritura, § 8.

  9. Mark Reasoner. Un estudio introductorio del Documento de 2014 de la Pontificia Comisión Bíblica: La Inspiración y Verdad de la Sagrada Escritura, § 6.