Libro de Ester
El Libro de Ester es uno de los textos deuterocanónicos del Antiguo Testamento en la tradición católica, narrando la historia de una joven judía que, elevada a la dignidad de reina de Persia, intercede por su pueblo ante el rey Asuero para evitar su exterminio planeado por el visir Amán. Ambientado en el siglo V a. C., este relato destaca temas como la providencia divina, la fidelidad en el exilio y la salvación colectiva, culminando en la institución de la fiesta judía de Purim. En la perspectiva católica, el libro no solo relata eventos históricos con matices literarios, sino que también ofrece una rica tipología espiritual, donde Ester prefigura a la Virgen María como mediadora y protectora. Su inclusión en el canon bíblico fue confirmada por la Iglesia, y su mensaje resuena en la liturgia y la teología, enfatizando la acción oculta de Dios en la historia humana.
Tabla de contenido
Resumen del contenido
El Libro de Ester se divide en diez capítulos en la versión protocanónica (basada en el texto hebreo), pero la tradición católica incorpora seis capítulos adicionales deuterocanónicos tomados de la Septuaginta, que enriquecen el relato con oraciones y edictos que resaltan la dimensión religiosa ausente en el texto hebreo original. La narración comienza con un banquete ofrecido por el rey Asuero (identificado comúnmente con Jerjes I) en la capital persa de Susa, donde destituye a su esposa Vasti por desobedecerle. Para reemplazarla, selecciona a Ester, una huérfana judía criada por su tío Mardoqueo, quien oculta su origen étnico para protegerla.
La trama se intensifica cuando Amán, un alto funcionario de origen agagita y enemigo acérrimo de los judíos, convence al rey de decretar la aniquilación de todo el pueblo judío en el imperio persa, fijando la fecha mediante un sorteo (purim en acadio, de donde deriva el nombre de la fiesta). Mardoqueo, al enterarse, insta a Ester a intervenir, recordándole que quizás haya sido elevada a la reina precisamente para este momento crítico: «¿Quién sabe si no has llegado a la realeza para un momento como este?» (Est 4,14). Tras un período de ayuno y oración, Ester se presenta ante el rey sin ser convocada, arriesgando su vida, y revela su identidad judía durante un banquete, desenmascarando la conspiración de Amán. El visir es ejecutado en la horca que él mismo había preparado para Mardoqueo, y los judíos reciben autorización para defenderse, resultando en la derrota de sus enemigos.
El libro concluye con la promoción de Mardoqueo a la posición de primer ministro y la institución de la fiesta de Purim, celebrada anualmente el 14 y 15 de Adar para conmemorar la liberación. Las adiciones deuterocanónicas incluyen el sueño profético de Mardoqueo al inicio, la oración de Ester antes de su audiencia con el rey y edictos reales que subrayan la injusticia del decreto de Amán y la justicia divina.
Personajes principales
Ester: Protagonista y figura central, una joven judía de la tribu de Benjamín, adoptada por Mardoqueo tras la muerte de sus padres. Su belleza y coraje la convierten en reina, y su intervención salva a su pueblo. En la tradición católica, se la ve como un modelo de humildad y confianza en Dios.
Mardoqueo: Tío y tutor de Ester, un judío exiliado que rechaza inclinarse ante Amán por fidelidad a Dios. Su astucia y devoción lo elevan a una posición de poder, simbolizando la providencia que recompensa la lealtad.
Asuero (Jerjes I): Rey de Persia (485-465 a. C.), retratado como impulsivo pero justo al final. Su figura histórica se basa en fuentes persas, y el libro muestra cómo Dios utiliza incluso a gobernantes paganos para sus fines.
Amán: Antagonista principal, descendiente de agagitas (enemigos ancestrales de Israel). Su odio irracional contra los judíos lleva a su caída, representando el mal que se autodestruye.
Vasti: Primera esposa del rey, destituida por negarse a humillarse ante los nobles, lo que inicia la cadena de eventos que lleva a Ester al trono.
Estos personajes no solo impulsan la trama, sino que ilustran contrastes morales: la fidelidad judía frente a la arrogancia pagana.
Eventos clave
La secuencia narrativa se estructura en dos partes principales: la preparación del peligro y su resolución. Inicialmente, tras el banquete de Asuero, se introduce la conspiración de dos eunucos contra el rey, frustrada por Mardoqueo, un detalle que más tarde justifica su recompensa. El ascenso de Amán y su decreto genocida marcan el clímax de la amenaza, con descripciones vívidas de la angustia judía en el exilio.
El punto de inflexión ocurre con la oración de Ester (en las adiciones deuterocanónicas), donde suplica a Dios por su pueblo, reconociendo los pecados de Israel que han llevado al exilio. Su encuentro con el rey, seguido de los banquetes donde expone la trama, lleva a la revocación del edicto y a la contraofensiva judía el 13 de Adar. En Susa, la celebración se extiende al 14 de Adar debido a la persistencia de los enemigos. El relato enfatiza que, aunque Dios no se menciona explícitamente en el texto hebreo, su mano guía los eventos, como se revela en las adiciones.
Composición y autoría
La autoría del Libro de Ester permanece desconocida, y las tradiciones antiguas ofrecen hipótesis variadas. El Talmud lo atribuye a la Gran Sinagoga, mientras que algunos Padres de la Iglesia, como San Clemente de Alejandría, lo asignan a Mardoqueo, y San Agustín a Esdras. La familiaridad del autor con las costumbres persas sugiere que podría haber sido un contemporáneo de los eventos o alguien que accedió a memorias orales y documentos reales, posiblemente escrito en el exilio babilónico o en Persia hacia el siglo IV a. C.
El texto hebreo, parte de los Hagiografos en el canon judío, se diferencia de la versión griega de la Septuaginta, que incluye adiciones (capítulos 10:4-16:24 en la Vulgata) para acentuar el elemento religioso. San Jerónimo, en su traducción latina, colocó estas adiciones al final del texto hebreo, indicando su origen en la Septuaginta, pero las integró en el canon cristiano. La composición muestra un estilo literario hábil, con contrastes dramáticos y un clímax bien construido, lo que ha llevado a algunos críticos a verlo como una novela histórica, aunque la tradición católica defiende su base factual.
El idioma original es hebreo, con influencias persas evidentes en nombres y términos administrativos. La fecha de redacción se estima entre el 400 y el 300 a. C., durante el período persa, y el libro se lee en las sinagogas durante Purim, conocido como la «Meguilá de Ester».
Canon y deuterocanonicidad
En la Biblia católica, el Libro de Ester es deuterocanónico, es decir, parte del canon amplio confirmado por concilios como el de Trento (1546), que lo declaró inspirado junto con otras adiciones de la Septuaginta.1 El texto hebreo (protocanónico) carece de menciones directas a Dios, lo que generó debates en la antigüedad, pero las adiciones griegas —oraciones, sueños y edictos— lo dotan de una clara dimensión teológica, haciendo que el conjunto sea canónico para la Iglesia.
Los Padres de la Iglesia, como Orígenes y San Jerónimo, reconocieron su inspiración, aunque este último separó las partes deuterocanónicas por su origen. La omisión en algunos catálogos antiguos fue accidental, y Martín Lutero lo rechazó por su aparente falta de piedad explícita, pero la Iglesia reafirmó su valor espiritual. Hoy, en la Liturgia de las Horas y lecturas eclesiales, se utiliza para ilustrar la providencia divina en tiempos de persecución.2
Historicidad
La historicidad del Libro de Ester ha sido objeto de debate entre eruditos. Fuentes extrabíblicas, como Heródoto, confirman aspectos del reinado de Jerjes I, incluyendo banquetes reales y la destitución de reinas, así como la existencia de Susa como capital.1 Sin embargo, no hay menciones directas a Ester o Amán en anales persas, lo que ha llevado a algunos a considerarlo una narración novelada con base histórica.
La tradición católica, apoyada en la enseñanza de la Iglesia, sostiene que el libro es sustancialmente histórico, con detalles precisos sobre costumbres persas y sin anacronismos graves.1 Críticos modernos señalan improbabilidades, como el desconocimiento del origen judío de Ester por el rey, pero estas se explican por el contexto del harén real y la discreción judía en el exilio. El Concilio de Trento y encíclicas como Providentissimus Deus (León XIII, 1893) afirman la inspiración divina del relato, independientemente de matices literarios, y su valor como testimonio de la fe en la diáspora.3
En resumen, mientras que el núcleo narrativo se alinea con la historia persa, el énfasis teológico prioriza el mensaje de salvación sobre la veracidad fotográfica.
Significado teológico
El Libro de Ester revela la providencia divina actuando de manera oculta en la historia humana, especialmente en el exilio, donde Dios no es nombrado directamente en el texto hebreo pero se percibe en los eventos.2 Temas centrales incluyen la oración en la adversidad (como la de Ester), la valentía moral y la reversión del mal por el bien, recordando que «lo que los hombres planean, Dios lo transforma en salvación» (cf. Est 4,17 en adiciones).
En la teología católica, el libro ilustra la elección divina de los humildes para grandes misiones, similar a la de María en el Nuevo Testamento. No promueve la venganza desmedida, sino la autodefensa justa, y enfatiza la gratitud comunitaria a través de Purim.
Tipología mariana
Los Padres de la Iglesia interpretaron a Ester como un tipo de la Virgen María: una mujer humilde que intercede por su pueblo ante un rey poderoso, salvándolo de la destrucción.1 San Jerónimo y poetas cristianos posteriores la compararon con María, la «Estrella» (su nombre hebreo significa «estrella»), que aplasta la cabeza de la serpiente (Amán como figura del mal). Esta tipología se basa en el sentido espiritual de la Escritura, donde eventos del Antiguo Testamento prefiguran el Nuevo Pacto.4 Así, Ester mediatriz prefigura a María como Corredentora, y su ayuno y oración evocan el fiat de la Anunciación.
Liturgia y celebración
Aunque no es lectura común en la Misa católica, el Libro de Ester aparece en la Liturgia de las Horas durante el tiempo de Cuaresma y en fiestas como la de Santa Ester (no oficial, pero venerada en algunas tradiciones). La fiesta de Purim, instituida en el libro, se celebra en la comunidad judía, pero los católicos la ven como precursor de la Pascua cristiana, simbolizando liberación de la muerte.
En homilías papales, como las de Juan Pablo II durante la beatificación de Edith Stein (Teresa Benedicta de la Cruz), se cita la oración de Ester para resaltar el sacrificio femenino en la salvación.5 El libro inspira reflexiones sobre el antisemitismo y la protección de minorías, alineándose con la enseñanza social de la Iglesia.
Influencia cultural
El Libro de Ester ha inspirado obras literarias, como el drama de Racine Esther (1689), y representaciones artísticas en el Renacimiento, enfatizando su drama palaciego. En la cultura católica, se usa en catequesis para enseñar sobre la providencia y la intercesión, y en contextos ecuménicos para dialogar con el judaísmo sobre el exilio. Su mensaje de esperanza en la persecución resuena en tiempos modernos, como durante el Holocausto, donde figuras como Edith Stein se identificaron con Ester.5
En conclusión, el Libro de Ester no solo narra una hazaña heroica, sino que invita a reconocer la mano de Dios en las vicisitudes de la vida, fomentando una fe confiada en su plan salvífico.
Citas
Ester, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Ester. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
El sentido literal y místico de la Sagrada Escritura - De la misma encíclica, «Divino afflante Spiritu,», 30 de septiembre de 1943, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3828. ↩ ↩2
El estudio de la Sagrada Escritura - De la encíclica, «Providentissimus Deus,», noviembre de 1893, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3281. ↩
Exégesis bíblica, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Exégesis Bíblica. ↩
Papa Juan Pablo II. 1 de mayo de 1987: Beatificación de Hna. Teresa de la Cruz - Homilía (1987). ↩ ↩2
