Libro de Job

El Libro de Job es uno de los textos más profundos y enigmáticos del Antiguo Testamento, clasificado dentro de la literatura sapiencial de la Biblia. Este libro explora el misterio del sufrimiento inocente a través de la historia de un hombre justo que enfrenta pruebas devastadoras, cuestionando la justicia divina y la relación entre Dios y el ser humano. Estructurado en una combinación de prosa narrativa y poesía dramática, presenta diálogos intensos entre Job y sus amigos, culminando en la intervención directa de Dios. En la tradición católica, se interpreta como una reflexión teológica sobre la fe en medio de la adversidad, la soberanía de Dios y la limitación del entendimiento humano, influyendo en la espiritualidad cristiana y en la comprensión del mal en el mundo.
Tabla de contenido
Posición en el canon bíblico
El Libro de Job ocupa un lugar destacado en el canon de las Escrituras católicas. Forma parte de los libros sapienciales del Antiguo Testamento, junto con los Proverbios, el Eclesiastés, el Cantar de los Cantares, la Sabiduría y el Eclesiástico. En la Biblia hebrea, se incluye en los Ketuvim (Escritos), la tercera división del Tanaj, y a menudo se sitúa entre los Salmos y los Proverbios, aunque su posición varía en algunas ediciones. En la Vulgata latina y las Biblias católicas modernas, como la Nueva Vulgata, se coloca después de los libros históricos y antes de los Salmos, enfatizando su carácter poético y reflexivo.
La Iglesia Católica reconoce su inspiración divina, como se afirma en el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 120), que lo considera un testimonio de la fe en la providencia de Dios. Su inclusión en el canon fue confirmada en los concilios de Hipona (393), Cartago (397) y Trento (1546), donde se rechazó cualquier duda sobre su autenticidad canónica. En la liturgia católica, se lee en el ciclo de lecturas durante el tiempo ordinario, especialmente en contextos que abordan el sufrimiento y la esperanza.
Autoría y fecha de composición
La autoría del Libro de Job permanece anónima, y no hay evidencia bíblica o histórica que identifique a un escritor específico. La tradición judía y cristiana lo atribuye a veces a Moisés o a un sabio postexílico, pero los estudios modernos, respaldados por la Pontificia Comisión Bíblica, sugieren que se compuso en un período de transición cultural, posiblemente entre los siglos VI y IV a. C., durante o después del exilio babilónico. Esta datación se basa en el lenguaje poético arcaico mezclado con elementos hebreos posteriores, así como en referencias a costumbres nómadas y conceptos teológicos que evolucionaron en el judaísmo.
El texto no pretende ser una biografía histórica literal, sino una obra literaria inspirada que utiliza figuras simbólicas para indagar en verdades eternas. En la perspectiva católica, su valor radica en la revelación divina, no en la historicidad precisa, como explica la encíclica Divino afflante Spiritu de Pío XII (1943), que anima a los exégetas a considerar el género literario para una interpretación adecuada.
Estructura literaria
El Libro de Job se distingue por su compleja estructura, que combina prosa narrativa en los extremos con un extenso cuerpo poético en el centro. Esta disposición crea un marco dramático que resalta el contraste entre la realidad observable y el misterio divino. El libro se divide en tres partes principales: prólogo, cuerpo principal y epílogo, con un total de 42 capítulos que alternan entre diálogo y monólogo.
Prólogo en prosa (capítulos 1-2)
El prólogo introduce la figura de Job, un hombre piadoso y próspero de la tierra de Uz, descrito como «íntegro, recto, temeroso de Dios y alejado del mal»1. En una escena celestial, Dios permite que Satanás pruebe la fidelidad de Job mediante calamidades sucesivas: la pérdida de sus bienes, la muerte de sus hijos y graves enfermedades personales. Job responde con resignación y adoración, declarando: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. El Señor dio, el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor»2. Esta sección en prosa establece el tono teológico del libro, presentando el sufrimiento como una prueba de fe, no como castigo por pecados.
Cuerpo poético: Diálogos y monólogos (capítulos 3-41)
La parte central, que ocupa la mayor extensión del libro, es un drama poético dividido en ciclos de discursos. Job inicia con un lamento por su nacimiento y su existencia llena de dolor3, expresando la angustia del justo afligido. Sus tres amigos —Elifaz el temanita, Bildad el suhita y Sofar el naamatita— intentan consolarlo, pero sus intervenciones se convierten en acusaciones veladas, atribuyendo el mal de Job a pecados ocultos. Cada ciclo de diálogos (tres en total, aunque el tercero es incompleto) sigue un patrón: un amigo habla, Job responde, y el debate se intensifica.
En el segundo ciclo (capítulos 15-21), las intervenciones de los amigos se vuelven más dogmáticas, defendiendo la doctrina retributiva tradicional: el justo prospera y el pecador sufre. Job, en cambio, defiende su inocencia y cuestiona la justicia divina, llegando a expresiones de rebelión como: «¡Odio mi vida! Daré rienda suelta a mi queja; hablaré en la amargura de mi alma»1. El cuarto personaje, Eliú el buzita, irrumpe en capítulos 32-37 con monólogos que critican tanto a Job como a sus amigos, enfatizando la pedagogía divina en el sufrimiento y la grandeza de Dios4.
El clímax llega con los discursos de Yahvé desde la tempestad (capítulos 38-41), donde Dios no responde directamente a las quejas de Job, sino que interroga sobre los misterios de la creación: «¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? […] ¿Quién encerró el mar con puertas cuando irrumpió de su seno?»5. Esta intervención poética, rica en imágenes cósmicas, humilla la presunción humana y revela la trascendencia divina.
Epílogo en prosa (capítulo 42)
El epílogo restaura a Job, duplicando sus bienes y bendiciéndolo con nueva familia y longevidad: «Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos hasta la cuarta generación»6. Dios reprende a los amigos de Job por no haber hablado rectamente de Él y ordena que Job interceda por ellos. Esta conclusión en prosa enmarca el libro, subrayando la misericordia divina y la vindicación del justo, aunque sin resolver explícitamente el enigma del sufrimiento.
Personajes principales
Los personajes del Libro de Job son arquetipos que representan perspectivas humanas y divinas ante el dolor.
Job: El protagonista, un patriarca no israelita, simboliza al justo probado. Su evolución va de la paciencia inicial a la queja audaz, culminando en la humildad ante Dios: «De oídas había oído de ti, pero ahora te ven mis ojos. Por eso me retracto y me arrepiento sobre polvo y ceniza»6.
Los tres amigos: Elifaz, Bildad y Sofar representan la sabiduría convencional. Elifaz apela a visiones místicas, Bildad a la tradición y Sofar a la lógica retributiva. Sus consejos, aunque bien intencionados, son limitados y erróneos desde la perspectiva divina7.
Eliú: Un joven observador que critica la pasividad de los amigos y defiende la justicia de Dios como educadora, aunque su discurso es visto como preparatorio para la revelación de Yahvé4.
Yahvé y Satanás: Dios aparece como soberano creador, no como justificador de acciones. Satanás, en el prólogo, actúa como acusador celestial, probando la fe sin ser un igual a Dios2.
Otros elementos, como la esposa de Job (quien le insta a maldecir a Dios) y los oyentes implícitos, enriquecen el drama, evocando un escenario de asamblea tribal.
Temas centrales
El Libro de Job aborda cuestiones fundamentales de la teología bíblica, con un enfoque en el misterio humano ante lo divino.
El problema del mal y el sufrimiento del inocente
Uno de los temas pivotales es el sufrimiento injusto, que desafía la doctrina retributiva del Deuteronomio (prosperidad para los justos, castigo para los malvados). Job, inocente, clama: «¿Por qué da prosperidad a los malvados y aflige al justo?»8. El libro no ofrece una explicación racional, sino que invita a la confianza en la sabiduría divina más allá de la comprensión humana, como señala la Pontificia Comisión Bíblica: el texto revela un Dios «imprevisible y misterioso» que trasciende los esquemas humanos9.
La providencia divina y la limitación humana
Dios es presentado como creador omnipotente, cuya providencia abarca el cosmos entero. Los discursos divinos destacan la belleza y el orden de la creación —desde las estrellas hasta los animales como el Behemot y el Leviatán— para mostrar que el ser humano no puede juzgar los designios de Dios5. En la tradición católica, esto prefigura la teología de la cruz, donde el sufrimiento se une al de Cristo, como enseña el Concilio Vaticano II en Gaudium et spes (n. 22).
La fe y la oración en la adversidad
Job modela una fe audaz: cuestiona sin negar a Dios, buscando un encuentro personal. Su arrepentimiento final subraya la humildad como clave para la restauración espiritual.
Interpretación en la tradición católica
En la exégesis católica, el Libro de Job se lee como una profecía implícita de Cristo, el Siervo Sufriente (Isaías 53), cuyo dolor redime al mundo. San Gregorio Magno, en sus Moralia in Job, lo interpreta alegóricamente: Job representa a la Iglesia probada. Santo Tomás de Aquino, en su comentario, enfatiza la distinción entre la fe especulativa y la fe vivida en el sufrimiento.
La Pontificia Comisión Bíblica (2014) destaca cómo el libro corrige una teología retributiva rígida, abriendo a la revelación neotestamentaria de la resurrección y la vida eterna9. En la espiritualidad moderna, figuras como Santa Teresa de Ávila o el beato John Henry Newman lo invocan para consolar a los afligidos, recordando que el sufrimiento purifica y acerca a Dios.
Influencia litúrgica y cultural
El Libro de Job permea la liturgia católica: sus salmos-like lamentos se usan en las lecturas del Oficio de Lecturas y en la Misa durante la Cuaresma. En el arte, inspira obras como las pinturas de William Blake o los oratorios de Haydn. Culturalmente, ha influido en la literatura española, desde el teatro de Calderón hasta la poesía de San Juan de la Cruz, reflejando la tradición mística ibérica.
En resumen, el Libro de Job permanece como un pilar de la sabiduría bíblica católica, invitando a los creyentes a abrazar el misterio divino con humildad y esperanza en medio de las pruebas de la vida.
Citas
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Job 10. ↩ ↩2
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Job 1. ↩ ↩2
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Job 7. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Job 33. ↩ ↩2
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Job 40. ↩ ↩2
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Job 42. ↩ ↩2
Job, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Job. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Job 26. ↩
Deuxième partie le témoignage rendu par les écrits bibliques à leur propre vérité, Comisión Bíblica Pontificia. La Inspiración y Verdad de la Sagrada Escritura, § 81 (2014). ↩ ↩2
