Libro de Josué

El Libro de Josué es el sexto libro del Antiguo Testamento en la Biblia católica, que narra la entrada del pueblo de Israel en la Tierra Prometida bajo el liderazgo de Josué, sucesor de Moisés. Este texto histórico-religioso describe la conquista de Canaán, la distribución de la tierra entre las tribus israelitas y el llamado a la fidelidad a Dios, destacando temas como la obediencia, la providencia divina y la justicia. En la tradición católica, se interpreta como un símbolo de la victoria espiritual sobre el pecado y la guía de Dios hacia la salvación, con una historicidad afirmada por la Iglesia y un enfoque en su mensaje teológico que conecta con la promesa mesiánica. Su estudio combina análisis patrístico, exegesis moderna y relevancia litúrgica, ofreciendo lecciones sobre la fe y la misión del pueblo elegido.
Tabla de contenido
Autoría y fecha
Autoría tradicional
En la tradición de la Iglesia, el Libro de Josué se atribuye comúnmente al propio Josué, hijo de Nun, quien actuó como líder militar y espiritual de Israel tras la muerte de Moisés. Los Padres de la Iglesia, como San Juan Crisóstomo y San Jerónimo, respaldan esta visión al enfatizar la continuidad entre la entrega de la Ley en el Sinaí y la conquista de la tierra prometida.1 Esta atribución subraya la inspiración divina en la redacción, presentando a Josué no solo como un historiador, sino como un testigo directo de los eventos, similar a cómo Moisés es considerado autor del Pentateuco. El libro mismo incluye pasajes que sugieren una narración en primera persona, como el discurso final de Josué en el capítulo 24, donde exhorta al pueblo a elegir servir al Señor.2 Esta perspectiva tradicional resalta la autenticidad del texto como un testimonio vivo de la fidelidad de Dios.
Autoría moderna
Los estudios bíblicos contemporáneos, influenciados por la crítica textual, proponen que el Libro de Josué es el resultado de una composición gradual, posiblemente completada en el siglo X a.C. o incluso en el período del Segundo Templo (siglo V a.C.). Aunque se reconoce la presencia de tradiciones orales asociadas a la época de Josué, el texto muestra evidencias de ediciones posteriores para adaptar el relato a contextos teológicos posteriores, como la influencia deuteronomista.1 La Pontificia Comisión Bíblica ha afirmado la historicidad del núcleo narrativo, pero permite un proceso de redacción que integra múltiples fuentes sin comprometer la inspiración divina.3 Autores católicos como Cornely en su introducción a los libros históricos del Antiguo Testamento defienden la unidad preexílica del libro, argumentando que las interpolaciones fueron mínimas y previas al exilio babilónico.1 Esta visión equilibra la fe en la inspiración con el rigor histórico, evitando hipótesis que fragmenten excesivamente el texto.
Estructura y contenido
Panorama general
El Libro de Josué se organiza en veinticuatro capítulos, divididos en dos partes principales: la conquista de la Tierra Prometida (capítulos 1-12) y la distribución de la herencia territorial (capítulos 13-22), culminando en un epílogo con los últimos discursos y la muerte de Josué (capítulos 23-24). La narrativa comienza con la comisión divina a Josué tras la muerte de Moisés: «Sé fuerte y valiente; porque tú pondrás a este pueblo en posesión de la tierra que juré a sus padres que les daría» (Jos 1:6).4 El cruce del Jordán en seco (capítulos 3-4) marca el inicio milagroso de la entrada en Canaán, paralelo al paso del Mar Rojo.5 Las conquistas clave incluyen la caída de Jericó por el poder de Dios (capítulo 6) y la victoria sobre Hai tras la purificación del pecado de Acán (capítulos 7-8). La segunda parte detalla el reparto de la tierra por sorteo en Silo, asignando porciones a las doce tribus, con provisiones para las ciudades de refugio y los levitas (capítulos 13-21). El libro concluye con la renovación de la alianza en Siquem, donde Josué declara: «Yo y mi casa serviremos al Señor» (Jos 24:15).2
Temas recurrentes
Entre los temas centrales del Libro de Josué destaca la obediencia a la Ley de Dios, presentada como condición para el éxito: «Este libro de la ley no se apartará de tu boca, y lo meditarás día y noche» (Jos 1:8).4 La fidelidad divina se evidencia en milagros como el sol detenido en Gabaón (Jos 10:12-14), recordando la alabanza en el Eclesiástico: «¡Cuán glorioso fue cuando alzó sus manos y blandió su espada contra las ciudades!» (Eclo 46:2).6 Otro motivo es la justicia divina en la conquista, vista como castigo a las abominaciones cananeas, como el sacrificio de niños, aunque la Iglesia interpreta esto como una metáfora de la lucha espiritual contra el mal.7 Finalmente, el libro enfatiza la continuidad de la promesa, desde Abraham hasta la era mesiánica, simbolizando la herencia eterna en el Reino de Dios.
Historicidad y canonicidad
La historicidad del Libro de Josué es defendida por la tradición católica, con la Pontificia Comisión Bíblica afirmando en 1909 su valor como narración primitiva, similar a Génesis 1-3.1 Santos como Pablo (Heb 11:30-31), Santiago (St 2:25) y Esteban (Hch 7:45) lo citan como histórico, y la Iglesia lo acepta como tal, reconociendo elementos milagrosos sin menoscabo de su verdad.1 Críticas racionalistas cuestionan los milagros, pero la exegesis católica los integra en la providencia divina.
En cuanto a la canonicidad, el libro forma parte de los Profetas Anteriores en el canon judío y cristiano, separado del Pentateuco por no contener Torah explícita.1 La Septuaginta lo denomina «Iesús Naué», tipificando a Cristo como salvador. La Vulgata lo mantiene en su posición, y concilios como Trento lo confirman como inspirado.
Interpretación patrística
Los Padres de la Iglesia ven en el Libro de Josué una alegoría de la salvación cristiana. San Agustín lo interpreta como la conquista del alma sobre el pecado, con Josué prefigurando a Jesús (el mismo nombre en hebreo), líder hacia la Tierra Prometida celestial.1 San Jerónimo enfatiza la tipología del Jordán como bautismo y Jericó como la victoria pascual. Orígenes, en su traducción, destaca «Naué» como arca salvífica, simbolizando la Iglesia.1 Esta lectura espiritual, combinada con lo literal, enriquece la comprensión teológica, conectando la historia israelita con la redención en Cristo.
Interpretación moderna y crítica
La exegesis moderna, guiada por documentos como Dei Verbum (1965), equilibra historia y teología. La Pontificia Comisión Bíblica (2014) explica que la historia en Josué no es crónica moderna, sino testimonio de la acción salvífica de Dios.3 Críticos identifican fuentes yahvista, elohista y deuteronomista, pero eruditos católicos como Venard en La Bible en ses Traditions defienden la unidad inspirada, integrando variantes textuales (Septuaginta, Masorético).8 Sobre la «guerra santa» (herem), se contextualiza como evolución teológica: Israel aprende que Dios llama a todas las naciones, no a la destrucción.9 Excavaciones en Gaza confirman abominaciones cananeas, pero la Iglesia prioriza la paz y la justicia.1
Importancia litúrgica y devocional
En la liturgia católica, el Libro de Josué se lee en Pascua, simbolizando la nueva vida en Cristo (Jos 3-4 en la Semana Santa). Pasajes como el cruce del Jordán inspiran la Vigilia Pascual, y el Eclesiástico 46 exalta a Josué en la Lectio Divina.6 Devocionalmente, motiva la «oración de Josué» por la obediencia, y en comunidades con raíces históricas, como en Tierra Santa, se usa en misas de memoria. El Catecismo (CIC 2579) lo cita para ilustrar la oración en acción, fomentando la meditación diaria en la Palabra.
Comentario de la Iglesia y enseñanza
La Iglesia enseña que el Libro de Josué revela la pedagogía divina: la conquista no es modelo de violencia, sino de gracia conquistando el corazón.9 Sacrosanctum Concilium (1963) urge su lectura como fuente viva de fe, y el CIC (n. 134) lo vincula a la obediencia mosaica. En ética, advierte contra idolatría, promoviendo justicia social. Documentos recientes, como el de la Comisión Bíblica sobre el Antiguo Testamento (2001), equilibran su historicidad con sensibilidad interreligiosa, reconociendo a los cananeos como llamados a la salvación.9 Josué ejemplifica liderazgo humilde, fiel a la voluntad de Dios.
Conclusión
El Libro de Josué permanece como pilar de la fe católica, ilustrando cómo Dios cumple sus promesas a través de la obediencia humana. Su mensaje trasciende la historia para invitar a los fieles a conquistar sus «Canaanes» interiores, guiados por Cristo, el verdadero Josué. En un mundo de incertidumbres, ofrece esperanza en la presencia constante de Dios: «El Señor vuestro Dios está con vosotros dondequiera que vayáis» (Jos 1:9).4 Su estudio nutre la espiritualidad, la liturgia y el diálogo ecuménico, afirmando la unidad de la Escritura en la tradición viva de la Iglesia.
Citas
Josué (Joshua), The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Josué (Joshua). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
The New Revised Standard Version, Catholic Edition (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Josué 23. ↩ ↩2
Deuxième partie le témoignage rendu par les écrits bibliques à leur propre vérité, Pontifical Biblical Commission. La Inspiración y la Verdad de la Sagrada Escritura, § 70 (2014). ↩ ↩2
The New Revised Standard Version, Catholic Edition (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Josué 1. ↩ ↩2 ↩3
The New Revised Standard Version, Catholic Edition (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Josué 4. ↩
The New Revised Standard Version, Catholic Edition (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Eclesiástico 46. ↩ ↩2
Troisième partie l’interprétation de la parole de Dieu et ses défis, Pontifical Biblical Commission. La Inspiración y la Verdad de la Sagrada Escritura, § 127 (2014). ↩
Olivier-Thomas Venard, OP. , § 46. ↩
Parte Tres - Leer el Antiguo Testamento tus palabras se convirtieron para mí en gozo y deleite de mi corazón. (Jeremías 15:16), Catholic Bishops’ Conferences of England and Wales, and of Scotland. El Don de la Escritura, § 32 (2005). ↩ ↩2 ↩3
