Libro de los Hechos de los Apóstoles

El Libro de los Hechos de los Apóstoles, también conocido simplemente como Hechos, es el quinto libro del Nuevo Testamento en la Biblia cristiana y un texto fundamental en la tradición católica. Escrito por San Lucas, el evangelista, este relato histórico y teológico narra los orígenes y la expansión inicial de la Iglesia primitiva tras la Resurrección y Ascensión de Jesucristo. Centrado en la acción del Espíritu Santo, describe los eventos clave desde Pentecostés hasta la llegada de San Pablo a Roma, destacando la misión apostólica, la unidad eclesial y la difusión del Evangelio entre judíos y gentiles. En la doctrina católica, Hechos sirve como puente entre los Evangelios y las Epístolas, ilustrando la fidelidad de la Iglesia a la voluntad divina y su crecimiento bajo la guía del Paraclito, con implicaciones profundas para la comprensión de la sinodalidad, la sucesión apostólica y la evangelización universal.
Tabla de contenido
Autoría y datación
La tradición católica atribuye la autoría del Libro de los Hechos de los Apóstoles a San Lucas, el médico y compañero de San Pablo, quien también escribió el Evangelio según Lucas. Esta atribución se basa en la evidencia interna del texto y en la tradición eclesial que remonta a los primeros Padres de la Iglesia. El prólogo de Hechos (1,1-2) se conecta directamente con el del tercer Evangelio (Lc 1,1-4), sugiriendo una unidad autoral. La Comisión Bíblica, en su respuesta del 12 de junio de 1913, afirmó categóricamente que, considerando la tradición de toda la Iglesia desde los escritores eclesiásticos más antiguos y las razones internas del libro —como su relación con el Evangelio de Lucas, la afinidad entre los prólogos y la unidad de estilo—, debe mantenerse como cierto que Lucas es el autor.1
Respecto a la datación, la Iglesia sostiene que el libro se compuso hacia el final de la primera cautividad romana de San Pablo, alrededor del año 62 d.C. Esta conclusión se deriva del hecho de que Hechos concluye abruptamente con la mención de los dos años de prisión de Pablo en Roma (28,30-31), sin aludir a su posterior liberación, martirio o a eventos como la destrucción de Jerusalén en el 70 d.C. La Comisión Bíblica rechazó la hipótesis de un segundo volumen perdido o de una composición posterior, afirmando que Lucas completó su obra en ese período.2 El estilo narrativo unificado, el lenguaje y la doctrina coherente refuerzan que se trata de una sola obra de un único autor, desestimando opiniones modernas que postulan múltiples redactores.3
Lucas, como testigo ocular en varios episodios —evidenciado por el uso de la primera persona plural en las secciones de los «nosotros» (por ejemplo, 16,10-17; 20,5-15; 21,1-18; 27,1-28,16)—, tuvo acceso privilegiado a fuentes fiables. Su proximidad a los fundadores de la Iglesia palestina y a San Pablo, junto con su diligencia en recopilar testimonios y observar eventos, garantiza la precisión histórica del relato.4 La Iglesia católica enfatiza que esta veracidad no se ve menoscabada por dificultades aparentes, como relatos de milagros o discursos resumidos, que en realidad confirman la autoridad histórica del texto.5
Contexto histórico y propósito
El Libro de los Hechos se sitúa en el contexto del Imperio Romano del siglo I, tras la muerte y resurrección de Jesucristo (circa 30-33 d.C.). Narra la transición de la comunidad cristiana desde un grupo judío en Jerusalén hasta una Iglesia universal que abarca gentiles, culminando en Roma, la capital del mundo conocido. Este período incluye persecuciones, como la de Herodes Agripa (12,1-25), y el auge del cristianismo en centros como Antioquía, Chipre, Asia Menor y Grecia.
El propósito principal de Hechos no es solo histórico, sino teológico: demostrar cómo se cumplen las promesas de Cristo sobre la fundación de la Iglesia y la venida del Espíritu Santo (Mt 16,15-20; Lc 24,49; Jn 14,16-17). San Lucas presenta el libro como la continuación de su Evangelio, registrando la acción del Espíritu Santo a través de agentes humanos elegidos, desde San Pedro hasta San Pablo.6 En la perspectiva católica, Hechos ilustra la dynamis (poder) del Espíritu, que transforma palabras humanas en semillas de santidad y vida, irrigando la evangelización (Sal 147,15).7 No se trata de un relato aislado, sino de un eslabón esencial entre los Evangelios y las Epístolas paulinas, explicando la conversión de Pablo y la formación de las primeras comunidades eclesiales.6
Estructura y contenido
El libro se divide lógicamente en dos partes principales, reflejando la progresión de la fe cristiana: de los judíos a los gentiles, con San Pedro como figura central en la primera y San Pablo en la segunda.6 No presenta divisiones formales, pero su narrativa artística muestra un orden sistemático, desde Jerusalén hasta Roma, simbolizando la expansión universal del Reino de Dios.
Primera parte: Entre los judíos (capítulos 1-12)
Esta sección comienza con la Ascensión de Jesús y la elección de Matías para reemplazar a Judas (1,1-26), preparando el escenario para Pentecostés (2,1-47). El Espíritu Santo desciende sobre los apóstoles, capacitándolos para ser testigos (1,8), y Pedro predica, resultando en las primeras conversiones y la formación de la comunidad primitiva, caracterizada por la unidad, la oración y el compartir bienes (2,42-47; 4,32-37).8
Se narran milagros, como la curación del cojo en el Templo (3,1-10), que provoca la predicación de Pedro y la detención de los apóstoles (4,1-22). La comunidad enfrenta persecuciones, pero crece en fe, con énfasis en la elección de los siete diáconos, «llenos del Espíritu y de sabiduría» (6,1-7), incluyendo a Esteban, cuyo martirio marca el inicio de la dispersión (7,54-8,1).9 Filipo evangeliza en Samaria (8,4-25), y Pedro realiza milagros, como la resurrección de Tabita (9,36-43). Un hito es la conversión de Saulo (Pablo) en el camino a Damasco (9,1-19), y la visión de Pedro que abre la puerta a los gentiles con Cornelio (10,1-48).10
Exposiciones antiguas, como las de Pánfilo en el siglo IV, resumen estos capítulos enfocándose en el descenso del Espíritu, la unidad de los creyentes y las intervenciones angélicas, como la liberación de Pedro de la prisión (12,1-19).11,12,9
Segunda parte: Entre los gentiles (capítulos 13-28)
Aquí, Pablo emerge como protagonista, enviado desde Antioquía por el Espíritu (13,1-3). Sus viajes misionales cubren Chipre, Asia Menor (Iconio, Listra, Derbe) y Grecia (Filipos, Tesalónica, Atenas, Corinto, Éfeso), donde funda comunidades y enfrenta oposiciones, como el apedreamiento en Listra (14,19) o el discurso en el Areópago (17,22-31).13 Eventos como la liberación de la mujer endemoniada en Filipos (16,16-18) y la quema de libros mágicos en Éfeso (19,19) muestran el impacto integral del Evangelio en la vida social y económica.13
El Concilio de Jerusalén (15,1-35) resuelve el debate sobre la circuncisión de los gentiles, declarando: «Ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros» (15,28), ejemplificando la sinodalidad guiada por el Espíritu.10,14,15 Pablo emprende su tercer viaje, regresa a Jerusalén, es arrestado y defendido ante autoridades romanas (22-26), apelando a César (25,11). El relato culmina con su viaje a Roma, el naufragio en Malta (27) y su predicación en la capital (28,16-31), sin mención a su martirio, subrayando la providencia divina.6
Temas teológicos principales
El Espíritu Santo como protagonista
En la teología católica, el Espíritu Santo es el verdadero actor de Hechos, cumpliendo la promesa de Jesús (Hch 1,8). Desde Pentecostés, empodera a los apóstoles para la misión (2,1-4), llenándolos de parrhesia (audacia) para proclamar el Evangelio.7 Ejemplos abundan: Pedro y Juan imponen manos en Samaria (8,14-17), Pablo es lleno del Espíritu por Ananías (9,17), y el Concilio de Jerusalén invoca su guía.10,16 El Catecismo de la Iglesia Católica destaca cómo este don se transmite por la imposición de manos en la sucesión apostólica (CCC 1556).17 San Juan Pablo II describió al Espíritu como fuente de comunión, interviniendo directamente (como con Cornelio) o mediante mediación eclesial.10
La misión apostólica y la universalidad de la salvación
Hechos enfatiza la comisión de ser testigos «hasta los confines de la tierra» (1,8), aboliendo la distinción judío-gentil (10,34-35). Pablo, apóstol de los gentiles, encarna esta universalidad, aunque predica primero a los judíos (13,46). La Iglesia católica ve aquí el modelo de evangelización: no solo religiosa, sino transformadora de la sociedad, desafiando idolatrías y estructuras injustas sin promover sedición contra Roma.13 El libro ilustra la continuidad de la misión de Cristo: «El que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará, y aun mayores» (Jn 14,12).6
Unidad y sinodalidad en la Iglesia
La comunidad primitiva es un modelo de unidad: «Todos tenían un solo corazón y una sola alma» (4,32).8 Momentos de discernimiento, como la elección de diáconos (6,1-6) o el Concilio (15,6-29), muestran la sinodalidad: escucha al Espíritu a través de la comunidad y los ministros.15 La Comisión Teológica Internacional destaca cómo Hechos documenta al Pueblo de Dios discerniendo la voluntad del Resucitado.15 Esto prefigura la estructura eclesial, donde los apóstoles consagran colaboradores para perpetuar la misión (CCC 861).18
Importancia en la doctrina y tradición católica
En la doctrina católica, Hechos es canónico e inspirado, confirmado por los concilios y la tradición. La encíclica Providentissimus Deus (1893) subraya la autoridad de los Padres cuando interpretan unánimemente pasajes bíblicos en materia de fe y moral.19 Papas como Francisco han dedicado catequesis a Hechos, presentándolo como el viaje del Evangelio en el mundo, impulsado por la Palabra y el Espíritu.7 Juan Pablo II lo vio como fuente de vitalidad divina, luz para proclamar la verdad y poder para el testimonio.16
El libro fundamenta doctrinas como la primacía petrina (Pedro como líder inicial), la eucaristía en la fracción del pan (2,42) y la oración comunitaria. En la liturgia, se lee en el ciclo de Pascua, recordando el nacimiento de la Iglesia. Su recepción en la tradición incluye comentarios de los Padres, como San Pánfilo, que lo expuso capítulo por capítulo enfatizando milagros y unidad.11,12,20 En la era moderna, resalta la tensión entre Iglesia e imperio: no sediciosa, pero profética, como en las absoluciones de Pablo ante autoridades romanas.13
Interpretación y recepción patrística
Los Padres de la Iglesia recibieron Hechos como historia veraz de la Iglesia naciente. San Ireneo y San Clemente de Roma lo citan implícitamente, y su canonicidad se afirma en el Concilio de Roma (382). Exposiciones como las de Pánfilo (siglo IV) lo dividen temáticamente: desde Pentecostés y la curación del cojo hasta la elección de diáconos y la persecución de Esteban.12,9,20 En la exégesis católica, se interpreta literalmente en lo histórico y espiritualmente en lo teológico, rechazando lecturas racionalistas que niegan milagros.5
En la Edad Media y el Renacimiento, influyó en la hagiografía y la teología misional. Hoy, documentos como el de la Comisión Teológica Internacional sobre sinodalidad lo usan para ilustrar el discernimiento comunitario.15 Su mensaje sigue vigente: en un mundo dividido, Hechos invita a la Iglesia a ser testigo audaz del Resucitado, guiada por el Espíritu.
Citas
El autor, tiempo de composición, veracidad histórica del libro de los Hechos de los Apóstoles - Respuesta de la comisión bíblica, 12 de junio de 1913, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3581. ↩
El autor, tiempo de composición, veracidad histórica del libro de los Hechos de los Apóstoles - Respuesta de la comisión bíblica, 12 de junio de 1913, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3584. ↩
El autor, tiempo de composición, veracidad histórica del libro de los Hechos de los Apóstoles - Respuesta de la comisión bíblica, 12 de junio de 1913, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3582. ↩
El autor, tiempo de composición, veracidad histórica del libro de los Hechos de los Apóstoles - Respuesta de la comisión bíblica, 12 de junio de 1913, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3585. ↩
El autor, tiempo de composición, veracidad histórica del libro de los Hechos de los Apóstoles - Respuesta de la comisión bíblica, 12 de junio de 1913, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3586. ↩ ↩2
Hechos de los Apóstoles, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Hechos de los Apóstoles. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles, Papa Francisco. Audiencia General del 29 de mayo de 2019 (2019). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. Mensaje con motivo de la Fiesta de San Lucas (17 de octubre de 2000) - Discurso, § 4 (2000). ↩ ↩2
Pánfilo. Una Exposición de los Capítulos de los Hechos de los Apóstoles, §F (300). ↩ ↩2 ↩3
El Espíritu Santo como fuente de comunión, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 29 de julio de 1998, § 3 (1998). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Pánfilo. Una Exposición de los Capítulos de los Hechos de los Apóstoles, §C (300). ↩ ↩2
Pánfilo. Una Exposición de los Capítulos de los Hechos de los Apóstoles, §D (300). ↩ ↩2 ↩3
Gilbert Narcisse, O.P., Henri de Lubac, et al. Reseñas de Libros (Nova et Vetera, Vol. 9, No. 3), § 16. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. 17 de mayo de 1998: Homilía en la Parroquia de Santa María de la Asunción - Homilía (1998). ↩
Capítulo 1 - Sinodalidad en la Escritura, en la tradición y en la historia - 1.1 la enseñanza de la Escritura, Comisión Teológica Internacional. La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, § 19 (2018). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. 18 de mayo de 1997, Solemnidad de Pentecostés, Visita a la Parroquia Romana de San Atanasio, § 3 (1997). ↩ ↩2
Sección segunda los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1556. ↩
Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 861. ↩
El estudio de la Sagrada Escritura - De la encíclica, «Providentissimus Deus», noviembre de 1893, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3284. ↩
Pánfilo. Una Exposición de los Capítulos de los Hechos de los Apóstoles, § I (300). ↩ ↩2
