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Libro del Eclesiastés

Libro del Eclesiastés
Eclesiastés en el Códice de Leningrado. Original, Gershonmk, CC BY-SA 4.0 📄

El Libro del Eclesiastés, conocido también como Qohelet en hebreo, es uno de los textos sapienciales del Antiguo Testamento en la Biblia católica. Atribuido tradicionalmente al rey Salomón, este libro reflexiona sobre la fugacidad de la vida humana, la vanidad de las empresas terrenas y la necesidad de temer a Dios para encontrar sentido verdadero. A través de una prosa poética y aforística, invita a los lectores a contemplar la transitoriedad del mundo creado y a orientar la existencia hacia lo eterno, integrándose en la tradición de la sabiduría bíblica que culmina en la revelación cristiana. En la perspectiva católica, el Eclesiastés subraya la importancia de la fe en medio de las dudas existenciales, recordando que solo en Dios reside la plenitud.

Tabla de contenido

Contexto canónico y lugar en la Biblia

El Libro del Eclesiastés forma parte de los Escritos o Ketuvim en la Tanaj judía y se incluye en la sección de los libros sapienciales del Antiguo Testamento católico, junto a Proverbios, Job, Sabiduría, Sirácida y Cantar de los Cantares.1 En la Vulgata latina, traducida por San Jerónimo, se denomina Ecclesiastes, derivado del griego ekklēsia (asamblea), reflejando su carácter didáctico para la comunidad de fe.

En el canon católico, ratificado en el Concilio de Trento (1546), el Eclesiastés ocupa el tercer lugar entre los libros sapienciales, después de Proverbios y antes de Cantar de los Cantares. Su inclusión en la Septuaginta, la versión griega de las Escrituras usada por los primeros cristianos, confirma su autenticidad inspirada. La Iglesia Católica lo considera un libro profético en sentido amplio, ya que ilumina la condición humana bajo la luz de la providencia divina, preparando el camino para el mensaje del Nuevo Testamento sobre la redención eterna.

Históricamente, el texto hebreo se remonta al período postexílico, aunque su inclusión en el canon judío se debatió en el siglo I d.C., como se evidencia en los escritos de Flavio Josefo y el Talmud. Para los católicos, su valor radica en cómo complementa la enseñanza de otros libros bíblicos, enfatizando que la sabiduría mundana es insuficiente sin la gracia de Dios.

Autoría y datación

La tradición cristiana atribuye el Eclesiastés a Salomón, hijo de David, rey de Israel, quien se presenta como «el Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén» (Ecl 1,1). Esta atribución se basa en la sabiduría legendaria de Salomón, narrada en 1 Reyes 3-4 y 10, donde se le describe como poseedor de una sabiduría incomparable concedida por Dios. Autores patrísticos como San Gregorio Tiatira (siglo III) y Dionisio el Grande (siglo III) interpretan el libro como una reflexión personal de Salomón sobre su vida de opulencia y búsqueda intelectual, destacando cómo incluso el rey más sabio reconoció la vanidad de todo sin Dios.2,3

Sin embargo, la crítica bíblica moderna, aceptada en la exégesis católica (como en la Pontificia Comisión Bíblica), sugiere una datación posterior, entre los siglos V y III a.C., en la época persa o helenística. El lenguaje hebreo muestra influencias arameas y griegas, y el vocabulario filosófico evoca debates helénicos sobre el sentido de la vida. El autor se autodenomina Qohelet (el que habla en la asamblea), posiblemente un seudónimo o título para evocar la autoridad salomónica. El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 120) recuerda que la inspiración divina no depende de la autoría histórica precisa, sino de la verdad transmitida por el Espíritu Santo.

En la tradición católica, esta atribución simbólica refuerza el mensaje: Salomón representa al sabio que, tras experimentar el vacío de la sabiduría humana, concluye que «el fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es todo el hombre» (Ecl 12,13).4

Estructura del libro

El Eclesiastés se compone de 12 capítulos, divididos en una estructura poética y reflexiva que alterna entre aforismos, narraciones autobiográficas y poemas. No sigue un orden narrativo lineal, sino que progresa como una meditación cíclica sobre la experiencia humana.

Esta estructura, con su repetición de motivos como el ciclo de la naturaleza (sol, viento, ríos en Ecl 1,4-7), refleja la circularidad de la vida terrena, invitando a trascenderla mediante la fe.9

Temas centrales

La vanidad de la vida terrena

El concepto clave del Eclesiastés es la vanidad (hebel), comparada a un vapor o humo efímero. El Predicador observa que generaciones vienen y van, pero la tierra permanece (Ecl 1,4), y que el trabajo humano no produce ganancia duradera (Ecl 1,3). En una era de influencias helenísticas, este tema critica el epicureísmo incipiente, afirmando que placeres, riquezas y logros son ilusorios sin Dios. Para la teología católica, esto resuena con la doctrina del pecado original, que introduce la muerte y el desorden en la creación (cf. Gn 3; Rm 5,12).

Búsqueda de la sabiduría y sus límites

El libro exalta la sabiduría como luz que supera la necedad (Ecl 2,13), pero reconoce sus límites: «En la mucha sabiduría hay mucha molestia» (Ecl 1,18).1 El Predicador experimenta que la inteligencia humana no puede enderezar lo torcido (Ecl 1,15) ni predecir el futuro (Ecl 8,7).7 En la tradición católica, esto prefigura la sabiduría divina encarnada en Cristo (1 Cor 1,24), donde la verdadera gnosis se une a la humildad y la obediencia.

El temor de Dios como clave de la existencia

A pesar del pesimismo aparente, el Eclesiastés afirma que «hay un tiempo para todo» (Ecl 3,1) bajo la soberanía de Dios, y que disfrutar los bienes de la vida es un don divino (Ecl 2,24).5 La conclusión enfatiza: «Teme a Dios y guarda sus mandamientos» (Ecl 12,13), vinculando la ética al juicio final (Ecl 12,14).4 Los Padres de la Iglesia, como San Gregorio, ven aquí una llamada a la virtud eterna, más allá de las fatigas terrenas.3

Interpretación teológica en la tradición católica

En la exégesis católica, el Eclesiastés se interpreta a la luz de la Revelación completa. Santo Tomás de Aquino, en su Comentario al Eclesiastés, lo ve como una crítica a la autosuficiencia racional, alineada con la fe (Suma Teológica I-II, q. 94). El Concilio Vaticano II (Dei Verbum, n. 15) lo sitúa en la diversidad de la Escritura, donde la sabiduría antigua ilumina la esperanza cristiana.

Los comentarios patrísticos destacan su profundidad espiritual: Dionisio el Grande nota que las fatigas humanas deben dirigirse «más allá del sol», hacia lo celestial.2 En la espiritualidad moderna, figuras como Santa Teresa de Ávila lo usan para meditar sobre el desapego, mientras que el Papa Francisco, en Fratelli Tutti (2020), cita su visión comunitaria contra la soledad (Ecl 4,9-12).

Posibles controversias incluyen su tono escéptico, resuelto por la Iglesia al contextualizarlo como invitación a la confianza en Dios, no al nihilismo.

Uso litúrgico y espiritual

El Eclesiastés se lee en la liturgia católica durante el Adviento y Cuaresma, como en la Misa del Miércoles de Ceniza (Ecl 1,2-11), recordando la vanidad para promover la conversión.9 En la oración diaria, sus proverbios inspiran la Lectio Divina, fomentando la reflexión sobre la providencia.

En la devoción popular, se recurre a él en momentos de crisis, como la pérdida o la vejez (Ecl 12,1-7), para afirmar la eternidad del alma.4 Su influencia se extiende a la literatura cristiana, desde San Agustín (Confesiones) hasta autores contemporáneos que exploran la ecología y la justicia social a partir de su visión cíclica de la creación.

En resumen, el Libro del Eclesiastés, con su honestidad sobre el misterio de la vida, invita a los fieles católicos a anclar su esperanza en el Dios que juzgará con misericordia, transformando la vanidad en alabanza eterna.

Citas

  1. La Santa Biblia, La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Eclesiastés 1:1 (1993). 2 3

  2. Un comentario sobre el principio del Eclesiastés. - Capítulo 1, Dionisio el Grande. Fragmentos exegéticos (Dionisio), §Capítulo 1 (264). 2

  3. Capítulo 1, Gregorio Taumaturgo. Una paráfrasis del Eclesiastés (San Gregorio Taumaturgo), §Capítulo 1. (200). 2

  4. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Eclesiastés 12. 2 3 4

  5. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Eclesiastés 2. 2

  6. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Eclesiastés 6.

  7. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Eclesiastés 8. 2

  8. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Eclesiastés 11.

  9. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Eclesiastés 1. 2