Libro del Levítico

El Libro del Levítico es el tercer libro del Pentateuco o Torá, parte esencial del Antiguo Testamento en la Biblia católica. Atribuido tradicionalmente a Moisés, este texto sagrado se centra en las leyes, rituales y normas de santidad para el pueblo de Israel, con énfasis en el culto sacerdotal, los sacrificios y la pureza moral y ritual. En la tradición católica, el Levítico revela la santidad de Dios y la llamada a la santidad del pueblo elegido, prefigurando la obra redentora de Cristo y los sacramentos de la Iglesia. Su estudio profundo ilumina aspectos clave de la liturgia, la ética y la teología de la alianza, influyendo en la doctrina eucarística y la vida espiritual cristiana.
Tabla de contenido
Nombre y posición en la Biblia
El nombre Levítico proviene del griego Leuitikon, que significa «relativo a los levitas», refiriéndose a la tribu de Leví, encargada del servicio sacerdotal en el Tabernáculo. En la tradición hebrea, se conoce como Vayikra («Y llamó»), tomado de las primeras palabras del texto: «Yahvé llamó a Moisés».
Este libro ocupa el tercer lugar en el Pentateuco, tras el Éxodo y antes del Números. En el canon católico, forma parte de los libros históricos y proféticos del Antiguo Testamento, reconocido como inspirado por la Iglesia desde los primeros concilios, como el de Roma en el año 382.1 Su posición central en la Torá subraya la transición de la liberación de Egipto (Éxodo) a la preparación para la conquista de la Tierra Prometida (Números), enfocándose en cómo Israel debe vivir en presencia de Dios.
Autoría y datación
Según la tradición judía y católica, el Levítico fue escrito por Moisés bajo inspiración divina, durante los cuarenta años en el desierto tras el Éxodo, alrededor del siglo XIII a.C. Esta atribución mosaica se basa en referencias internas, como la narración de Dios hablando directamente a Moisés desde la Tienda de la Reunión (Lv 1,1). La Iglesia Católica afirma la inspiración divina del Pentateuco, aunque estudios modernos, como los de la Comisión Bíblica Pontificia, reconocen posibles contribuciones editoriales posteriores para su compilación final, sin alterar su sustancia teológica.2
La datación tradicional sitúa su redacción entre el 1440 y 1400 a.C., durante el ministerio de Moisés. Críticos bíblicos, influenciados por la hipótesis documentaria, proponen una composición en etapas durante el exilio babilónico (siglo VI a.C.), pero la exégesis católica, fiel al Magisterio, prioriza la unidad mosaica y el valor histórico-teológico del texto.3 Documentos como el Catecismo de la Iglesia Católica destacan su rol en la revelación progresiva de la Ley divina.4
Estructura y contenido principal
El Levítico se divide en 27 capítulos, organizados en torno a dos grandes bloques: las leyes sacrificiales y de pureza (capítulos 1-16) y el Código de Santidad (capítulos 17-27). Su estructura no es estrictamente cronológica, sino temática, centrada en el culto y la vida santa del pueblo. A diferencia del Éxodo, que describe acciones divinas, el Levítico prescribe deberes humanos hacia Dios, enfatizando la reciprocidad de la alianza.
Leyes sobre sacrificios y el sacerdocio (capítulos 1-10)
Los primeros capítulos detallan los tipos de sacrificios ofrecidos en el Tabernáculo: el holocausto (Lv 1), de olor fragante a Dios, simbolizando entrega total; la ofrenda de cereal (Lv 2), para gratitud; la ofrenda de paz (Lv 3), compartida en comunidad; y las ofrendas por el pecado y la culpa (Lv 4-5), para expiación.5 Estos rituales, realizados por los sacerdotes de la tribu de Leví, prefiguran el sacrificio único de Cristo en la cruz, como enseña el Nuevo Testamento (Hb 10,1-18).
Los capítulos 8-10 narran la consagración de Aarón y sus hijos como sacerdotes, incluyendo ritos de unción y vestiduras sagradas. Se destaca la importancia de la obediencia ritual, ilustrada por la muerte de Nadab y Abiú por ofrecer «fuego extraño» (Lv 10,1-2), un recordatorio de la santidad exigida en el culto.6 En la perspectiva católica, estos pasajes fundamentan el sacerdocio ministerial y la necesidad de pureza en la liturgia eucarística.
Leyes de pureza e impureza (capítulos 11-16)
Aquí se regulan las normas de pureza ritual, que distinguen lo santo de lo profano. Incluyen prohibiciones alimentarias (Lv 11), como animales limpios e inmundos, que fomentan la disciplina y la separación de prácticas paganas.7 Las leyes sobre el parto, enfermedades (como la lepra, Lv 13-14) y emisiones corporales (Lv 15) enfatizan la purificación mediante sacrificios y tiempos de aislamiento, simbolizando la necesidad de sanación espiritual.
El clímax es el Día de la Expiación o Yom Kippur (Lv 16), ritual anual donde el sumo sacerdote entra al Santo de los Santos para expiar los pecados del pueblo con sangre de toros y cabras, incluyendo el «chivo expiatorio» enviado al desierto.8 Este rito profetiza la redención cristiana, donde Cristo es tanto el sacerdote como la víctima perfecta (Hb 9,11-14).
El Código de Santidad (capítulos 17-27)
Este bloque, conocido como Código de Santidad, extiende la santidad más allá del culto al ámbito ético y social: «Sed santos porque yo soy santo» (Lv 19,2).7 Incluye mandatos sobre moralidad sexual (Lv 18, proscribiendo incesto y adulterio), justicia social (Lv 19,9-10, dejando gleanings para los pobres), el Año Sabático y el Jubileo (Lv 25), que restauran equidad económica cada 50 años.
Los capítulos finales abordan votos, diezmos y bendiciones (Lv 27), culminando en promesas de prosperidad para la obediencia y maldiciones para la desobediencia (Lv 26). Este código integra fe y vida cotidiana, influyendo en la doctrina católica sobre la vocación universal a la santidad (Lumen Gentium, 39-42).
Temas teológicos centrales
El tema unificador del Levítico es la santidad de Dios y la respuesta humana mediante pureza ritual y moral. Revela a Yahvé como trascendente y inminente, habitando en medio de su pueblo (Lv 26,11-12), lo que exige separación del pecado y los ídolos.3 Los sacrificios ilustran la expiación por el pecado, prefigurando la Nueva Alianza en Cristo, donde la sangre de la Pascua se realiza en la Eucaristía.4
Otro aspecto clave es el sacerdocio levítico, que distingue a Israel como «reino de sacerdotes» (Ex 19,6), extendido en el Nuevo Testamento al sacerdocio común de los fieles (1 P 2,9). La impureza no es solo física, sino simbólica del pecado, y la purificación apunta a la gracia restauradora.2 En ética, el libro promueve justicia, misericordia y amor al prójimo (Lv 19,18), base del mandamiento evangélico.
El Levítico en la tradición católica
La Iglesia Católica valora el Levítico como Escritura inspirada, integrada en la liturgia y la catequesis. El Catecismo de la Iglesia Católica lo cita para explicar los sacramentos, especialmente la Eucaristía como sacrificio perfecto (CCC 1339-1340).4 En la Misa, los ritos sacrificiales evocan estos orígenes, y el Año Jubilar (instituido por Juan Pablo II) se inspira en Lv 25.9
Patrísticamente, Orígenes de Alejandría interpretó el Levítico alegóricamente en sus Homilías sobre el Levítico, viendo en los sacrificios la vida espiritual del cristiano y el ministerio de la Palabra como ofrenda sacerdotal.10 Él enfatizaba que el libro, aunque desafiante, revela misterios cristológicos, como la santidad accesible a todos los fieles mediante Cristo.11 San Agustín y otros Padres lo usaron para doctrina moral, mientras que el Concilio de Trento lo defendió contra protestantes que lo consideraban obsoleto.12
En la exégesis moderna, la Pontificia Comisión Bíblica destaca su antropología bíblica, donde las normas sobre familia y sexualidad protegen la dignidad humana (Lv 18).2 Documentos como Dei Verbum (Vaticano II) lo sitúan en la revelación progresiva, culminando en el Evangelio.
Influencia en el Nuevo Testamento y la liturgia
El Levítico impregna el Nuevo Testamento: Jesús se presenta como cumplimiento de la Ley (Mt 5,17), purificando leprosos (Mt 8,2-4, cf. Lv 14) y instituyendo la Eucaristía como nuevo sacrificio (Mc 14,24). La Epístola a los Hebreos contrasta el sacerdocio levítico con el eterno de Cristo (Hb 7-10).6
En la liturgia católica, el Rito de la Misa refleja ofrendas y expiación levíticas, y el Yom Kippur inspira el sacramento de la Reconciliación. Fiestas como el Corpus Christi celebran la presencia real, eco de la Tienda del Encuentro.
Controversias y estudios contemporáneos
Aunque venerado, el Levítico ha generado debates: sus leyes sobre impureza se ven como culturales, pero su principio de santidad permanece vigente. La Iglesia rechaza lecturas literalistas que ignoren el contexto cristológico, promoviendo una hermenéutica espiritual.13 Estudios como los de Jacob Milgrom, citados en comentarios católicos, resaltan sus valores éticos subyacentes.10
En bioética, pasajes sobre vida y pureza informan enseñanzas sobre aborto y sexualidad (CCC 2270-2275). La tradición católica invita a leerlo como camino de santidad, no legalismo.
Citas
El canon de la sagrada escritura * - Del mismo decreto y de los actos del mismo sínodo romano, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 179. ↩
Capitolo terzo - La famiglia umana - L’unione sponsale nella storia umana: Problemi, normative, trasgressioni - B. Modalità trasgressive, Comisión Bíblica Pontificia. «¿Qué es el hombre?» (Sal 8,5). Un itinerario de antropología bíblica, § 182 (2019). ↩ ↩2 ↩3
Levítico, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Levítico. ↩ ↩2
III. El fin y los destinatarios del catecismo, Catecismo de la Iglesia Católica, § 11. ↩ ↩2 ↩3
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Levítico 1. ↩
Pentateuco, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Pentateuco. ↩ ↩2
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Levítico 19. ↩ ↩2
Andrew Hofer, O.P. Orígenes sobre el ministerio de la Palabra de Dios en las Homilías sobre el Levítico, § 19. ↩
IV. Estructura de este catecismo, Catecismo de la Iglesia Católica, § 15. ↩
Andrew Hofer, O.P. Orígenes sobre el ministerio de la Palabra de Dios en las Homilías sobre el Levítico, § 6. ↩ ↩2
La conclusión de dar fruto, Andrew Hofer, O.P. Orígenes sobre el ministerio de la Palabra de Dios en las Homilías sobre el Levítico, § 20. ↩
II. La transmisión de la fe: La catequesis, Catecismo de la Iglesia Católica, § 9. ↩
Andrew Hofer, O.P. Orígenes sobre el ministerio de la Palabra de Dios en las Homilías sobre el Levítico, § 7. ↩
