Libro del profeta Amós

El Libro del profeta Amós es uno de los textos proféticos del Antiguo Testamento en la Biblia católica, perteneciente a los profetas menores. Escrito en el siglo VIII a. C., este libro recoge las palabras de Amós, un pastor de Tecoa en el reino de Judá, quien fue llamado por Dios para denunciar las injusticias sociales y la idolatría en el reino de Israel durante un período de prosperidad material pero decadencia moral. A través de oráculos de juicio contra naciones vecinas e Israel, visiones apocalípticas y llamadas al arrepentimiento, Amós enfatiza la exigencia divina de justicia, rectitud y fidelidad a la Alianza. En la tradición católica, este libro subraya la importancia de la ética social y el juicio de Dios sobre los pueblos, influyendo en la doctrina sobre la misericordia y la responsabilidad colectiva, y se lee en la liturgia para recordar la necesidad de conversión.
Tabla de contenido
Autoría y datación
El libro se atribuye tradicionalmente al profeta Amós, un humilde pastor y cultivador de sicómoros originario de Tecoa, una aldea situada a unos doce kilómetros al sur de Jerusalén, en el reino de Judá.1 Según la introducción del texto (Am 1,1), Amós no pertenecía a la escuela profética formal; no era «profeta ni hijo de profeta», lo que resalta su llamada directa de Dios mientras pastoreaba sus rebaños en el desierto de Judá.1 Esta procedencia rural contrasta con el entorno opulento de Samaria, capital de Israel, donde pronunció sus mensajes.
La datación del libro se sitúa en el siglo VIII a. C., específicamente en los reinados de Ozías (o Uzías) en Judá (aproximadamente 783-742 a. C.) y Jeroboam II en Israel (793-753 a. C.). El encabezamiento indica que las profecías se dieron «dos años antes del terremoto», un evento sísmico mencionado también en Zacarías 14,5, que sirve como marcador cronológico.1 Este período fue de relativa paz y prosperidad económica para ambos reinos, gracias a expansiones territoriales y comercio floreciente, pero también de profunda desigualdad social y corrupción religiosa, temas centrales en el mensaje de Amós.
En la tradición católica, la autoría mosaica del libro se acepta como inspirada por el Espíritu Santo, aunque estudios exegéticos modernos reconocen posibles redacciones posteriores para su compilación final, manteniendo la fidelidad al mensaje original del profeta.1
Contexto histórico y social
El reino dividido y la prosperidad aparente
El reino de Israel (el norte) y el reino de Judá (el sur) vivían una etapa de auge material bajo Jeroboam II, con victorias militares contra Siria y Moab que ampliaron fronteras y enriquecieron a las élites.1 Samaria, la capital israelita, se convirtió en un centro de lujo, con casas de marfil y banquetes opulentos, pero esta riqueza se basaba en la explotación de los pobres, el soborno judicial y la idolatría en santuarios como Betel y Guilgal.2,3
Amós, proveniente de Judá, fue enviado a profetizar en Israel, un territorio hostil para un sureño. Su ministerio coincidió con tensiones geopolíticas: el debilitamiento de Asiria permitía la estabilidad temporal, pero presagiaba futuras invasiones. Socialmente, el profeta denuncia una sociedad donde los poderosos «trituran al pobre» y «exigen tributo de grano» (Am 5,11), reflejando desigualdades que violaban la ley mosaica de justicia y protección al débil.2
Influencias religiosas y oposición al profeta
La religión oficial en Israel se centraba en cultos sincretistas en Betel, promovidos por la dinastía de Jeroboam para evitar peregrinaciones a Jerusalén. Amós critica estos ritos vacíos, afirmando que Dios rechaza sacrificios sin justicia (Am 5,21-24). Su predicación provocó oposición: el sacerdote de Betel, Amasías, lo acusa de conspiración y lo expulsa (Am 7,10-17), ilustrando la resistencia de las autoridades religiosas a su mensaje de reforma.1
Desde la perspectiva católica, este contexto resalta la continuidad de la profecía como llamada a la fidelidad a la Alianza, prefigurando el magisterio profético de Jesús en el Evangelio.
Estructura literaria
El Libro de Amós consta de nueve capítulos, divididos en tres partes principales, caracterizadas por un estilo poético vigoroso, con paralelismos, metáforas pastoriles y fórmulas repetitivas como «Por tres pecados… y por cuatro, no revocaré su castigo» (Am 1,3; 1,6, etc.).4 Esta estructura numérica enfatiza la acumulación de culpas, un recurso literario común en la profecía hebrea.
Primera parte: Oráculos contra las naciones (capítulos 1-2)
Esta sección inicia con un lema: «Yahvé ruge desde Sión» (Am 1,2), simbolizando el juicio divino sobre Palestina.4 Amós pronuncia oráculos contra seis naciones paganas —Damasco (por crueldad en Galaad), Gaza (por deportaciones), Tiro (por traición comercial), Edom, Amon y Moab— y luego contra Judá e Israel.4,1 Cada oráculo sigue un patrón: acusación, sentencia de fuego y destrucción.
El juicio sobre Judá e Israel es más severo, ya que, pese a su elección divina («Solo a vosotros he conocido de todas las familias de la tierra», Am 3,2), han rechazado la Torá y los profetas.3 Esta parte universaliza el pecado: no solo los gentiles, sino el pueblo elegido enfrenta el castigo por violar normas éticas universales de humanidad.1
Segunda parte: Discursos contra Israel (capítulos 3-6)
Aquí, Amós expande la denuncia interna. Usa preguntas retóricas para probar la inevitabilidad del juicio: «¿Andan dos juntos sin estar de acuerdo?» (Am 3,3), ilustrando la ruptura de la Alianza.3 Condena la opresión de los pobres (Am 4,1; «vacas de Basán»), el lujo de las mujeres de Samaria y la confianza falsa en rituales (Am 5,4-5: «Buscadme y vivid»).2
El capítulo 5 es un lamento fúnebre por Israel caído («Caída, no volverá a levantarse la virgen de Israel», Am 5,2), alternando llamado al arrepentimiento con profecías de exilio.2 Culmina en la famosa declaración: «Odio, rechazo vuestras fiestas…; que corra el juicio como las aguas, y la justicia como arroyo perenne» (Am 5,21-24).2
Tercera parte: Visiones y epílogo (capítulos 7-9)
Amós relata cinco visiones: langosta, fuego, plomada, canasta de frutas maduras y juicio final en el santuario.1 Intercaladas con narraciones biográficas, como el enfrentamiento con Amasías (Am 7,10-17). La visión culminante es Dios sobre el altar, destruyendo el templo idólatra (Am 9,1-4). El libro cierra con promesas de restauración: «En aquel día, levantaré la cabaña de David» (Am 9,11), citada en Hechos 15 por Santiago en el Concilio de Jerusalén.1
Temas principales
Justicia social y denuncia de la opresión
Amós es pionero en la profecía social, exigiendo justicia como núcleo de la fe: «Ruedan por el suelo la justicia y la rectitud» (Am 5,7; 5,12).2 Denuncia el fraude en pesos y medidas (Am 8,5-6), el tráfico de pobres como mercancía y la corrupción judicial.1 En la doctrina católica, estos temas inspiran la Doctrina Social de la Iglesia, recordando que el amor a Dios se mide por el amor al prójimo, especialmente al marginado (cf. Dt 24,17-22).
Juicio divino y soberanía de Dios
Dios es presentado como creador omnipotente («El que hizo las Pléyades y Orión», Am 5,8) y juez imparcial.2 El castigo no es arbitrario, sino respuesta a la infidelidad: Israel, elegido, será castigado más (Am 3,2).3 Las metáforas de león rugiente (Am 3,8) y pastor rescatando restos (Am 3,12) subrayan la inevitabilidad del juicio, pero también la misericordia residual.1
Llamado al arrepentimiento y esperanza escatológica
Pese al tono apocalíptico, Amós urge: «Buscad el bien y no el mal, para que viváis» (Am 5,14).2 La restauración final (Am 9,11-15) anuncia un tiempo de paz y abundancia, prefigurando la era mesiánica en la tradición cristiana.1
Interpretación católica
En la exégesis católica, el Libro de Amós se interpreta a la luz del Dei Verbum del Concilio Vaticano II, como Palabra de Dios en palabras humanas, revelando la santidad y justicia divina.1 Santos Padres como San Jerónimo lo comentan en su cadena profética, vinculándolo a la venida de Cristo como juez justo. En la liturgia, se lee en Cuaresma y Adviento, enfatizando conversión (p. ej., Am 5,6-7 en el ciclo C). La encíclica Rerum Novarum de León XIII evoca sus denuncias sociales contra la explotación laboral.
El libro critica el formalismo religioso, alineándose con la enseñanza católica de que la fe sin obras es muerta (St 2,14-26). Hildegard de Bingen, en sus visiones, alude indirectamente a profetas como Amós al hablar de la voluntad divina que ordena la creación para la salvación, aunque no cita directamente el texto.5
Influencia y legado
El Libro de Amós influye en profetas posteriores como Oseas e Isaías, y en el Nuevo Testamento: su visión de restauración se aplica al Reino de Dios (Hch 15,16-18). En la tradición católica, inspira movimientos de justicia social, como la opción preferencial por los pobres en Gaudium et Spes. Su mensaje perdura como llamado eterno a la rectitud, recordando que la prosperidad sin ética lleva a la ruina.
Citas
Amós, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Amós. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14
Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Amós 5. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Amós 3. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Amós 1. ↩ ↩2 ↩3
Hildegarda de Bingen. Libro de las obras divinas, § 363. ↩
