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Libro del profeta Ezequiel

Libro del profeta Ezequiel
El libro de Ezequiel. Manuscrito inglés de principios del siglo XIII, 8 1/8×6 pulgadas (20,6×15,2 cm), Ms. Bodl. Or. 62, fol. 59a. Este libro funcionaba como herramienta de estudio para eruditos cristianos. El texto hebreo fue copiado como en un códice latino, de izquierda a derecha. El texto aquí es Ezequiel 30:13–18. Una traducción latina aparece en los márgenes con interlineaciones adicionales sobre el hebreo. Estas siguen el orden del hebreo, facilitando la correspondencia entre palabras hebreas y latinas y mostrando estructuras gramaticales. Dominio Público.

El Libro del profeta Ezequiel es uno de los textos proféticos mayores del Antiguo Testamento en la Biblia católica, atribuido al profeta Ezequiel, un sacerdote exiliado en Babilonia durante el siglo VI a. C. Este libro, que consta de 48 capítulos, narra visiones apocalípticas, juicios divinos contra Israel y las naciones vecinas, y promesas de restauración mesiánica, enfatizando la soberanía de Dios y la necesidad de conversión personal. Desde la perspectiva católica, Ezequiel prefigura temas centrales del cristianismo, como la resurrección y el nuevo pacto, influyendo en el Nuevo Testamento y en la liturgia eclesial. Su mensaje de esperanza en medio del exilio resuena en la tradición católica como un llamado a la fidelidad a Dios en tiempos de crisis.

Tabla de contenido

Autoría y datación

El libro se atribuye tradicionalmente al profeta Ezequiel, cuyo nombre significa «Dios fortalece» o «Dios hace fuerte». Según la tradición católica, Ezequiel era hijo de Buzi, un sacerdote judío deportado a Babilonia en el año 598 a. C. junto con el rey Joaquín y otros nobles de Jerusalén, como relata el Segundo Libro de los Reyes (2 Re 24,12-16). Este exilio marcó el inicio de su ministerio profético, que se extendió al menos durante 22 años, desde el quinto año de la cautividad de Joaquín (593 a. C.) hasta después de la destrucción de Jerusalén en 586 a. C.1.

La datación del libro se basa en referencias internas precisas, como las indicadas en Ezequiel 1,2; 8,1; 20,1; 24,1; 29,1; 31,1; 33,21; 40,1, que sitúan los eventos entre 593 y 571 a. C. La Iglesia católica considera el texto como auténticamente profético, reconociendo su origen divino pese a posibles interpolaciones editoriales posteriores, comunes en los libros proféticos. La Enciclopedia Católica afirma que la autenticidad del libro es generalmente aceptada, aunque algunos capítulos finales (40-48) han sido debatidos por su carácter simbólico, interpretado no como un plano literal de un templo, sino como una visión espiritual del Reino de Dios.1

En la tradición patrística, figuras como San Jerónimo (siglo IV) comentaron el libro extensamente, viéndolo como una obra inspirada que combina visión profética con simbolismo profundo, sin cuestionar su autoría mosaica en el sentido de Ezequiel como instrumento de Dios.2

Contexto histórico y vida del profeta

Ezequiel profetizó en un período de profunda crisis para el pueblo de Israel: el exilio babilónico, tras la caída del Reino de Judá. Nacido en Jerusalén, Ezequiel fue llevado al exilio a los 25 años aproximadamente, instalándose en Tel-Abib, cerca del río Quebar en Babilonia (Ez 1,1; 3,15). Allí, entre los exiliados, recibió su vocación profética en el año 593 a. C., a los 30 años, edad típica para el sacerdocio levítico que él no pudo ejercer debido al cautiverio.1

El contexto histórico es el de la decadencia moral y religiosa de Judá, marcada por idolatrías y alianzas políticas fallidas con Egipto contra Babilonia. Ezequiel, como sacerdote, lamenta la profanación del Templo de Jerusalén y anuncia su destrucción como juicio divino (Ez 8-11). Su vida personal fue austera: Dios le impuso restricciones simbólicas, como no llorar la muerte de su esposa (Ez 24,15-18), para ilustrar el duelo colectivo por la pérdida de la ciudad santa. Murió probablemente en Babilonia, sin regresar a Jerusalén, aunque sus profecías prometen la restauración futura.1

Desde la óptica católica, la vida de Ezequiel ejemplifica la fidelidad en el sufrimiento, similar a la de los exiliados que mantuvieron la fe judía en tierra pagana, prefigurando la diáspora cristiana y la perseverancia en la fe.

Estructura del libro

El Libro de Ezequiel se divide en tres partes principales, reflejando la evolución del ministerio profético: juicios contra Israel, oráculos contra las naciones y promesas de restauración. Esta estructura no es estricta, pero ayuda a comprender su progresión temática.

Primera parte: Juicios contra Judá e Israel (capítulos 1-24)

Comienza con la visión de la gloria de Dios (Ez 1-3), una teofanía impresionante de ruedas, querubines y el trono divino, que llama a Ezequiel a ser «vigía» del pueblo (Ez 3,17). Siguen actos simbólicos: Ezequiel yace atado 390 días por los pecados de Israel y 40 por los de Judá (Ez 4-5), representando el asedio de Jerusalén. Visiones de idolatría en el Templo (Ez 8-11) culminan en la partida de la gloria divina, anunciando la destrucción de la ciudad en 586 a. C.3,4,5

Esta sección denuncia la infidelidad de Israel como prostitución espiritual (Ez 16; 23), comparando a Jerusalén con una viña estéril (Ez 15) y a sus líderes con pastores negligentes (Ez 34). Ezequiel enfatiza la responsabilidad individual: «El alma que peca, esa morirá» (Ez 18,4), rechazando el fatalismo.2

Segunda parte: Oráculos contra las naciones (capítulos 25-32)

Ezequiel profetiza contra Ammon, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto, mostrando que el juicio divino no es solo para Israel, sino universal. Tiro es retratada como una ciudad mercantil arrogante (Ez 26-28), y Egipto como un cocodrilo en el Nilo (Ez 29-32). Estos oráculos subrayan la soberanía de Yahvé sobre todas las naciones, un tema que resuena en la teología católica de la providencia divina.1

Tercera parte: Restauración y nuevo templo (capítulos 33-48)

Tras la noticia de la caída de Jerusalén (Ez 33), el tono cambia a esperanza. La famosa visión de los huesos secos (Ez 37,1-14) simboliza la resurrección de Israel: Dios infunde espíritu a los muertos, prefigurando la resurrección cristiana.6 Promesas de un nuevo corazón y espíritu (Ez 36,26-27; 11,19-20) anuncian el nuevo pacto.7,8

Los capítulos finales describen un templo ideal (Ez 40-48), con un río de vida fluyendo de él (Ez 47,1-12), imagen de salvación que desborda los confines de Israel para bendecir la tierra.9,10 Este templo simbólico representa el Reino mesiánico, con un príncipe davídico (Ez 34,23-24), interpretado en la Iglesia como Cristo y la Iglesia.1

Temas principales

El libro destaca varios temas centrales en la fe católica.

La gloria y soberanía de Dios

Ezequiel enfatiza la kābōd (gloria) de Dios, móvil y trascendente, que abandona y regresa al Templo (Ez 10; 43). Esto enseña que Dios no está confinado a un lugar, sino presente donde su pueblo se arrepiente.1

Conversión y responsabilidad personal

Contra el proverbio fatalista «Los padres comieron uvas agrias» (Ez 18,2), Ezequiel insiste en el arrepentimiento: «Arrepiéntete y vive» (Ez 18,32; 33,11). San Jerónimo comenta que la desesperación es incredulidad, y Dios jura no desear la muerte del pecador.2

Justicia y misericordia divina

Los juicios son purificadores, no destructivos. La visión del río sanador (Ez 47) simboliza la misericordia que restaura la creación.9,11 En contextos evangelizadores, como destaca Juan Pablo II, Ezequiel llama a renunciar a ídolos modernos como el materialismo.11

Profetismo y el Espíritu de Dios

Ezequiel es «hombre del espíritu» (Ez 2,2; 3,12), impulsado por el soplo divino, prefigurando el don del Espíritu Santo en Pentecostés.12

Interpretación teológica católica

La Iglesia católica ve en Ezequiel un profeta de la esperanza escatológica. El Concilio de Trento y el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 672-674) interpretan sus visiones como anuncios del Reino de Dios, cumplidos en Cristo. La resurrección de los huesos secos (Ez 37) es citada en la liturgia de difuntos y por Padres como San Juan Crisóstomo para afirmar la resurrección de la carne.6

Juan Pablo II, en audiencias generales, relacionó Ez 36 con el nuevo corazón prometido por el Espíritu, y Ez 37 con la restauración mesiánica.7,8 En homilías de beatificación, el río de Ez 47 ilustra la caridad redentora que fluye de la Eucaristía.9,10,13,14

La Biblia de Jerusalén y comentarios católicos como los de la Escuela Bíblica de Jerusalén enfatizan su simbolismo litúrgico: el templo de Ezequiel prefigura el Cuerpo de Cristo (cf. Jn 2,19-21).

Influencia en el Nuevo Testamento y la tradición

Ezequiel influye notablemente en el Apocalipsis de San Juan: las ruedas vivientes (Ez 1) en Ap 4,6-8; el río de vida (Ez 47) en Ap 22,1-2; el nuevo templo en Ap 21.1 Jesús alude a pastores como en Ez 34 (Jn 10); la resurrección en Ez 37 se ve cumplida en la de Cristo (Mt 27,52-53).

En la tradición católica, Ezequiel inspira la espiritualidad: San Ignacio de Loyola meditaba sus visiones en los Ejercicios Espirituales. Litúrgicamente, lecturas como Ez 47 se usan en Adviento y Pascua, simbolizando renovación bautismal.

Controversias y exégesis moderna

Algunos eruditos cuestionan la unidad del libro, sugiriendo ediciones postexílicas, pero la Iglesia mantiene su inspiración integral (Dei Verbum, 11). La visión del templo (Ez 40-48) no se realizó históricamente, lo que confirma su carácter alegórico: un Reino espiritual, no material.1

En la exégesis católica contemporánea, como en la Pontificia Comisión Bíblica, se enfatiza el contexto histórico sin relativizar la verdad profética.

En resumen, el Libro de Ezequiel ofrece una profunda teología de la divinidad activa en la historia, invitando a la conversión y la esperanza en la misericordia de Dios, temas perennes en la fe católica.

Citas

  1. Ezequiel, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Ezequiel. 2 3 4 5 6 7 8 9

  2. Eusebio Sofronio Jerónimo (Jerónimo de Estridón o San Jerónimo). Carta 122 - a Rústico, § 1 (408). 2 3

  3. The New Revised Standard Version, Catholic Edition (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Ezequiel 12.

  4. The New Revised Standard Version, Catholic Edition (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Ezequiel 4.

  5. The New Revised Standard Version, Catholic Edition (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Ezequiel 11.

  6. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 30 de agosto de 1989, § 6 (1989). 2

  7. Cántico de Ezequiel 36: 24-28 «¡Yo seré vuestro Dios!», Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 10 de septiembre de 2003, § 1 (2003). 2

  8. Cántico de Ezequiel 36: 24-28 «¡Yo seré vuestro Dios!», Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 10 de septiembre de 2003, § 2 (2003). 2

  9. Dicasterio para las Causas de los Santos. Juan Nepomuceno Zegrí y Moreno: Omelia di beatificazione (9 novembre 2003), §Homilía (2003). 2 3

  10. Papa Juan Pablo II. Bonifacia Rodríguez De Castro (1837-1905) - Homilía de beatificación, § 2 (2011). 2

  11. Papa Juan Pablo II. 11 de febrero de 1996: Misa para la Evangelización de los Pueblos en Caracas - Homilía (1996). 2

  12. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 14 de febrero de 1990 (1990).

  13. Cappella papale per la beatificazione di cinque servi di dio: Omelia di Giovanni Paolo II - Festa della dedicazione della basilica lateranense domenica 9 novembre 2003, Dicasterio para las Causas de los Santos. Rosalie Rendu: Omelia di beatificazione (9 novembre 2003), § 2 (2003).

  14. Cappella papale per la beatificazione di cinque servi di dio: Omelia di Giovanni Paolo II - Festa della dedicazione della basilica lateranense domenica 9 novembre 2003, Dicasterio para las Causas de los Santos. Luigi Maria Monti: Omelia di beatificazione (9 novembre 2003), § 2 (2003).