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Libro del profeta Isaías

Libro del profeta Isaías
Dominio Público.

El Libro del profeta Isaías es uno de los textos proféticos más importantes del Antiguo Testamento en la tradición católica, atribuido al profeta Isaías, quien vivió en el siglo VIII a. C. en el Reino de Judá. Este libro, compuesto por sesenta y seis capítulos, combina oráculos de juicio divino contra la infidelidad de Israel y las naciones, con visiones de salvación mesiánica y restauración universal. Desde la perspectiva católica, el texto se considera una unidad profética inspirada por Dios, que anticipa la venida del Mesías y la redención en Cristo, influyendo profundamente en la liturgia, el Nuevo Testamento y la teología cristiana. Su estructura se divide en secciones que abordan contextos históricos como la amenaza asiria y el exilio babilónico, destacando temas como la santidad de Dios, la justicia social y la esperanza escatológica.

Tabla de contenido

Contexto histórico y autoría

Vida y ministerio de Isaías

Isaías, cuyo nombre significa «Yahveh es salvación», fue un profeta mayor del Antiguo Testamento que ejerció su ministerio en Jerusalén durante la segunda mitad del siglo VIII a. C. Según la tradición bíblica, era hijo de Amós y pertenecía a una familia de posible alcurnia, lo que le permitía acceso a los círculos reales y al Templo. Su vocación profética se describe en el capítulo 6 del libro, donde relata una visión teofánica en el año de la muerte del rey Ozías (alrededor del 740 a. C.), en la que serafines proclaman la santidad de Dios y un carbón ardiente purifica sus labios para su misión.1 Isaías profetizó durante los reinados de Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías, un período marcado por inestabilidad política: la expansión asiria amenazaba a Judá, mientras que el Reino del Norte (Israel) caía en 722 a. C. ante Sargón II.

El profeta se casó con una mujer a la que llama «la profetisa» y tuvo al menos dos hijos con nombres simbólicos: Sear-Yasub («un resto volverá») y Maher-Salal-Has-Baz («saqueo apresurado, botín veloz»), que ilustran sus mensajes de juicio y remanente fiel.2 Isaías no solo denunció la idolatría, la injusticia social y la alianza con potencias extranjeras, sino que también consoló al pueblo con promesas de un rey davídico ideal y una era de paz universal. La tradición cristiana, basada en el Talmud y los Padres de la Iglesia, sugiere que Isaías murió mártir bajo el rey Manasés, aserrado por la mitad, una imagen que el Nuevo Testamento evoca en Hebreos 11:37.2 Su tumba se venera tradicionalmente en Paneas (actual Banias, Israel), y la Iglesia lo conmemora el 6 de julio.

Autoría y unidad del libro

La enseñanza católica afirma la autoría profética de Isaías para todo el libro, reconociendo su inspiración divina que trasciende el tiempo histórico. Aunque críticos modernos proponen una división en «Proto-Isaías» (caps. 1-39), «Deutero-Isaías» (caps. 40-55) y «Trito-Isaías» (caps. 56-66), atribuyendo las partes posteriores a autores anónimos del exilio babilónico (siglo VI a. C.), la Iglesia rechaza esta hipótesis como incompatible con la unidad del texto sagrado. La Pontificia Comisión Bíblica, en su respuesta del 28 de junio de 1908, declaró que no hay argumentos sólidos para dividir la autoría, y que los profetas podían dirigirse a oyentes futuros mediante profecía verdadera, no limitada al presente.3,4

El libro se compiló posiblemente en las últimas etapas de la vida de Isaías o poco después, integrando oráculos de diferentes momentos. La Enciclopedia Católica subraya que, pese a diferencias estilísticas, el conjunto refleja la voz unificada de Isaías, con temas recurrentes como el «Santo de Israel» y la salvación escatológica.2 Esta visión unitaria se alinea con la tradición patrística, donde San Jerónimo y San Agustín ven en Isaías al «quinto evangelio» por sus profecías cristológicas. El Concilio de Trento y el Catecismo de la Iglesia Católica reafirman la canonicidad y autenticidad del texto como Palabra de Dios.2

Estructura del libro

El Libro de Isaías no sigue un orden estrictamente cronológico, sino temático y lógico, agrupando oráculos por asuntos como el juicio sobre Judá, las naciones extranjeras y la restauración. Tradicionalmente, se divide en tres partes principales, aunque la Iglesia enfatiza su cohesión integral.

Primera parte: Oráculos de juicio y esperanza (capítulos 1-39)

Esta sección, a menudo llamada «Primer Isaías», abarca profecías desde la vocación del profeta hasta eventos históricos como la invasión asiria. Comienza con una visión general de la rebelión de Israel contra Dios (cap. 1), comparando al pueblo con hijos ingratos que ignoran a su Padre celestial.5 Isaías denuncia la hipocresía religiosa, la opresión de los pobres y la idolatría, usando imágenes vívidas como la viña estéril (cap. 5).

Los capítulos 2-12 forman el núcleo mesiánico: el famoso oráculo de la montaña de Sión como centro universal de paz, donde «forjarán sus espadas en arados» (2:4), anuncia un reino de justicia.6 El cap. 6 relata la visión de la gloria divina, mientras que los caps. 7-12, conocidos como el «Libro de Emanuel», responden a la guerra siro-efraimita (735-734 a. C.), prometiendo un niño nacido de una virgen como signo de salvación (7:14), interpretado por la Iglesia como profecía de la Encarnación.2 Aquí se describe al rey mesiánico como «Príncipe de la paz» (9:5-6).

Los caps. 13-23 contienen «oráculos contra las naciones», juzgando a Babilonia, Asiria, Moab y otros por su arrogancia. El cap. 24-27, denominado «pequeña apocalipsis de Isaías», evoca un juicio cósmico seguido de resurrección y banquete eterno (25:6-8), prefigurando la Pascua.7 Los caps. 28-33 critican alianzas políticas fallidas, culminando en la liberación de Jerusalén ante Senaquerib (701 a. C., caps. 36-39). Esta narrativa histórica, paralela a 2 Reyes 18-20, muestra el cumplimiento de profecías de Isaías, como la curación de Ezequías (cap. 38) y la advertencia sobre el exilio babilónico (cap. 39).8

Segunda parte: Consolación y restauración del exilio (capítulos 40-55)

Conocida como «Segundo Isaías» por algunos, esta sección se centra en el consuelo a los exiliados en Babilonia (587-538 a. C.), aunque la tradición católica la ve como profecía de Isaías sobre eventos futuros. Inicia con el imperativo «¡Consolad, consolad a mi pueblo!» (40:1), usando lenguaje tierno de amor esponsal para invitar al retorno.9 El profeta anuncia el fin del exilio mediante Ciro de Persia (45:1), instrumento de Dios, y describe el camino recto en el desierto como preparación para la venida del Señor (40:3), citado en los Evangelios como precursor de Juan Bautista.10

Los «cánticos del Siervo de Yahveh» (42:1-4; 49:1-6; 50:4-9; 52:13-53:12) son centrales: el Siervo, inicialmente Israel, culmina en una figura individual que sufre vicariamente por los pecados del pueblo, «herido por nuestras rebeliones» (53:5). La Iglesia interpreta esto como profecía del sufrimiento redentor de Cristo, el Siervo sufriente.2 Temas como la creación (40:12-31) y la inutilidad de los ídolos (44:9-20) exaltan la soberanía de Dios. El cap. 55 invita a la alianza eterna con imágenes de banquete gratuito, enfatizando la misericordia divina: «Mis pensamientos no son vuestros pensamientos» (55:8-9).11

Tercera parte: Nueva creación y juicio final (capítulos 56-66)

Esta porción, «Tercer Isaías», extiende la visión de restauración a una nueva Jerusalén y un cielo nuevo (65:17-25). Aborda la inclusión de los gentiles en el pueblo de Dios (56:1-8) y denuncia hipocresías postexílicas, prometiendo purificación y gloria eterna. El libro concluye con un llamado a la alegría por la redención (66:10-14) y un juicio final donde Dios reúne a los dispersos (66:18-24). Desde la óptica católica, estas profecías apuntan al Reino de Dios inaugurado por Cristo y consumado en la Parusía.2

Temas principales

Juicio divino y llamada a la conversión

Isaías enfatiza la santidad de Dios como base de su mensaje. El juicio cae sobre la infidelidad de Judá e Israel: corrupción social, idolatría y confianza en alianzas humanas (caps. 1-5, 28-33). Usa metáforas impactantes, como la nación como «Sodoma y Gomorra» (1:10), para urgir la justicia: «Aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado» (1:17).5 Sin embargo, el juicio no es final; siempre abre a la misericordia para el remanente fiel.2

Profecías mesiánicas y el Siervo de Yahveh

El libro es rico en cristología profética. Oráculos como el de la rama de Jesé (11:1-10) describen un rey justo que juzgará con equidad, uniendo a judíos y gentiles. La Iglesia ve en pasajes como 7:14 («He aquí que la virgen concebirá») y 9:5 («Un niño nos es nacido») anuncios directos del nacimiento de Jesús.2 Los cánticos del Siervo culminan en el misterio pascual, donde el sufrimiento inocente expía los pecados, prefigurando la Cruz y la Eucaristía.10

Esperanza escatológica y universalismo

Isaías vislumbra una salvación que trasciende Israel: naciones acudiendo a Sión (2:2-4) y un nuevo éxodo (43:16-21). La «grande apocalipsis» (caps. 24-27) anuncia resurrección y victoria sobre la muerte (25:8), temas que resuenan en el Apocalipsis de Juan. La creación renovada (35:1-10; 65:17) simboliza la redención integral, incluyendo la naturaleza y los paganos convertidos.7

Importancia en la tradición cristiana

El Libro de Isaías es fundamental en la fe católica, citado más de cincuenta veces en el Nuevo Testamento. Jesús lo lee en la sinagoga de Nazaret (Lc 4:16-21), aplicando Is 61:1-2 a su misión. Los Evangelios lo invocan para el Bautista (Mt 3:3; Is 40:3) y la Pasión (Mt 8:17; Is 53:4). San Pablo usa Is 53 para justificar la justificación por la fe (Rm 10:16) y la inclusión de gentiles (Rm 15:21; Is 52:15).2

En la liturgia católica, Isaías impregna el Adviento y Cuaresma: el «pueblo que andaba en tinieblas» (9:1) en la Misa de Navidad, o el Siervo sufriente en el Viernes Santo. El Catecismo (nn. 713-714) lo presenta como puente entre Antiguo y Nuevo Testamento, revelando el misterio de la redención. Santos como San Bernardo y Santa Teresa de Ávila lo meditaron profundamente, viéndolo como escuela de oración y esperanza.

Interpretación católica y controversias

La exégesis católica, guiada por el Dei Verbum del Vaticano II, integra crítica histórica con sentido espiritual, afirmando la unidad del libro como obra profética de Isaías bajo inspiración divina. La Comisión Bíblica de 1908 rechazó divisiones autorales, argumentando que la profecía auténtica permite dirigirse a épocas futuras sin necesidad de comprensión inmediata por contemporáneos.3 Diferencias estilísticas se explican por evolución literaria o contextos variados, no por múltiples autores.4

Controversias modernas, como la datación de caps. 40-66 en el exilio, no invalidan la paternidad isaiánica; al contrario, realzan su carácter profético, prediciendo eventos siglos después. Documentos papales, como las audiencias de Juan Pablo II, destacan cómo Isaías revela el misterio de Dios como Esposo fiel, prefigurando la Iglesia como Esposa de Cristo.12 En resumen, el libro invita a la conversión y la esperanza en la salvación universal.

Citas

  1. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § Isaías 6.

  2. Isaías, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, § Isaías. 2 3 4 5 6 7 8 9 10

  3. La naturaleza y la autoría del libro de Isaías – Respuesta de la comisión bíblica, 28 de junio de 1908, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger, Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3507 (1854). 2

  4. La naturaleza y la autoría del libro de Isaías – Respuesta de la comisión bíblica, 28 de junio de 1908, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger, Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3509. 2

  5. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § Isaías 1. 2

  6. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § Isaías 2.

  7. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 2 de octubre de 2002, § 1 (2002). 2

  8. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § Isaías 39.

  9. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § Isaías 40.

  10. Escucha, Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. «¡Alegraos!» - Carta a los consagrados y consagradas en preparación para el Año de la Vida Consagrada (2 de febrero de 2014), § 7 (2014). 2

  11. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, § Isaías 55.

  12. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 22 de septiembre de 1982 (1982).