Libro del profeta Jeremías

El Libro del profeta Jeremías es uno de los textos proféticos más extensos y profundos del Antiguo Testamento en la Biblia católica, atribuido al profeta Jeremías, quien vivió en el siglo VII a.C. en el reino de Judá. Este libro combina oráculos de juicio divino contra la infidelidad de Israel, lamentos personales del profeta y promesas de restauración y una nueva alianza con Dios. Estructurado en capítulos que abarcan desde la llamada profética hasta profecías contra naciones extranjeras, destaca temas como el pecado humano, la misericordia divina y la confianza en el Señor. En la tradición católica, se interpreta como un anuncio de la salvación cumplida en Cristo, influyendo en la liturgia y la teología de la Iglesia.
Tabla de contenido
Introducción
Autor y contexto histórico
El Libro de Jeremías se presenta como la recopilación de las palabras y acciones del profeta Jeremías, hijo de Hilcías, un sacerdote de Anatot en el territorio de Benjamín. Según el propio texto, su ministerio profético se inicia en el decimotercer año del reinado de Josías (alrededor del 627 a.C.) y se extiende hasta la caída de Jerusalén en el 587 a.C., durante los reinados de Joacim, Joaquín y Sedecías.1 Jeremías fue testigo de un período turbulento en la historia de Israel: la reforma religiosa de Josías, la invasión babilónica y el exilio del pueblo judío.
En el contexto histórico, Judá enfrentaba la decadencia moral y religiosa, con idolatría rampante y alianzas políticas fallidas con Egipto y Asiria, ignorando las advertencias divinas. Jeremías, a menudo llamado el «profeta llorón» por sus lamentos, actuó como mensajero de Dios, denunciando la corrupción de reyes, sacerdotes y pueblo. Su vida estuvo marcada por el rechazo y el sufrimiento: fue perseguido por sus paisanos, encarcelado y, según la tradición, exiliado a Egipto tras la destrucción de Jerusalén.2 El libro refleja esta tensión entre el juicio inminente y la esperanza de redención, subrayando la fidelidad de Dios pese a la infidelidad humana.
Canon y posición en la Biblia católica
En el canon católico de la Biblia, el Libro de Jeremías ocupa un lugar central entre los profetas mayores del Antiguo Testamento, precedido por Isaías y seguido por Ezequiel. Forma parte de la Sagrada Escritura, inspirada por el Espíritu Santo, y se considera un texto profético que anuncia tanto el castigo por el pecado como la promesa mesiánica. La versión católica, como la Biblia de Jerusalén o la Vulgata, incluye el libro en su integridad, reconociendo su autenticidad histórica y teológica.
La Iglesia Católica, en documentos como el Catecismo de la Iglesia Católica, enfatiza que la interpretación de este libro debe atender a lo que Dios revela para la salvación, considerando el contexto histórico y el sentido espiritual.3 El Concilio de Trento (1546) lo confirmó como parte del canon, rechazando dudas protestantes sobre su composición. En la liturgia, se lee en el Oficio de Lecturas y la Misa, especialmente durante la Cuaresma, vinculándolo a la Pasión de Cristo.
Estructura del libro
El Libro de Jeremías no sigue un orden estrictamente cronológico, sino que combina oráculos, narraciones biográficas y poemas en una estructura compleja, posiblemente compilada por el escriba Baruc bajo dictado del profeta.2 Con 52 capítulos, se divide en secciones temáticas que alternan amenazas de juicio con visiones de esperanza. La versión hebrea difiere ligeramente de la Septuaginta (usada en la tradición católica), con variaciones en el orden y la longitud, pero ambas preservan el mensaje central.
Divisiones principales
La estructura principal se organiza en dos grandes bloques, según la análisis tradicional católica:
Capítulos 1-25: Oráculos contra Judá e Israel. Esta sección inicial relata la llamada de Jeremías (cap. 1) y denuncia la idolatría, la falsa confianza en el Templo (caps. 7-10) y las alianzas políticas erróneas (caps. 2-6). Incluye lamentos del profeta, como en el capítulo 15, donde clama por justicia divina ante el sufrimiento.4 Temas recurrentes son el corazón engañoso del hombre (17:9) y la maldición de quienes confían en lo humano en lugar de en Dios (17:5-8).1
Capítulos 26-45: Narraciones históricas y profecías durante el exilio. Aquí se narran eventos como el juicio en el Templo (cap. 26), conflictos con falsos profetas (caps. 27-29) y la compra simbólica de un campo como signo de restauración (cap. 32). Culmina con la caída de Jerusalén (caps. 37-39) y las instrucciones a los exiliados (caps. 40-45), incluyendo el lamento por la destrucción.5
Capítulos 46-51: Oráculos contra las naciones. Estos profecías contra Egipto, Filistea, Moab, Amón, Edom, Siria, Elam y Babilonia (cap. 50-51) sirven de advertencia indirecta a Judá, mostrando que el juicio divino es universal. Babilonia, instrumento de Dios para castigar a Israel, también enfrentará su ruina.2
Capítulo 52: Apéndice histórico. Basado en 2 Reyes 24-25, resume la destrucción de Jerusalén y el exilio, confirmando la veracidad de las profecías.2
Capítulos clave y simbolismos
Entre los pasajes destacados, el capítulo 1 describe la vocación de Jeremías: Dios lo consagra antes de nacer como profeta a las naciones, con visiones simbólicas como la vara de almendro (vigilancia divina) y la olla hirviente (invasión del norte).6 En el capítulo 17, se contraponen la maldición del arbusto del desierto y la bendición del árbol plantado junto al agua, simbolizando la confianza en Dios.1
Los capítulos 30-33 forman el «libro de la consolación», prometiendo una nueva alianza escrita en el corazón (31:31-34), precursora del Nuevo Testamento. Otros elementos poéticos, como los lamentos en capítulos 11-20, revelan la humanidad del profeta, quien se siente como un «cordero llevado al matadero» (11:19).
Temas teológicos
El Libro de Jeremías es rico en doctrina, enfatizando la relación personal entre Dios y su pueblo, y anticipando la revelación cristiana.
El pecado y el juicio de Dios
Jeremías denuncia el pecado de Judá como una infidelidad conyugal: Israel, esposa de Dios, se prostituye con ídolos y alianzas paganas.2 El juicio se manifiesta en sequías (cap. 14), hambrunas y exilio (caps. 15, 21), como en Lamentaciones, atribuido tradicionalmente a Jeremías.7,8 Dios prueba los corazones (17:10), pero el castigo es pedagógico, no destructivo definitivo, para llevar al arrepentimiento.5
La nueva alianza y la esperanza mesiánica
A pesar del juicio, emerge la promesa de restauración: Dios reunirá a las tribus dispersas y establecerá una nueva alianza (Jer 31:31-34), donde la ley estará interiorizada por el Espíritu. Esta profecía se cumple en Cristo, como enseña el Magisterio.9 Simbolismos como el «rebaño de mi prado» (23:1-8) anuncian al Buen Pastor.
Confianza en el Señor y el corazón humano
Un tema central es la confianza: «Maldito el hombre que confía en el hombre» (17:5), versus la bendición de quien se apoya en Dios (17:7-8).1 Jeremías modela esta fe en sus confesiones, donde encuentra alegría en la Palabra divina (15:16).4 El libro advierte contra falsos profetas que prometen paz ilusoria (14:13-16).10
Interpretación en la tradición católica
La Iglesia lee el Libro de Jeremías a la luz de Cristo, integrando exégesis literal y espiritual.
Comentarios patrísticos y medievales
San Jerónimo, en sus comentarios, enfatiza el sentido literal antes del alegórico, viendo en Jeremías un precursor de la Pasión.11,12 San Agustín y los Padres lo aplican a la conversión del corazón. En la Edad Media, Santo Tomás de Aquino lo vincula a la gracia santificante.
Enseñanza del Magisterio
Juan Pablo II, en sus audiencias, describe el libro como un «sueño» de salvación frustrado por la infidelidad, pero realizado en Cristo.5,9 Benedicto XV, en Spiritus Paraclitus, defiende su historicidad contra críticas racionalistas.12,13 La Comisión Bíblica (1908) afirma la unidad profética, rechazando divisiones modernas.14 El Catecismo lo cita para la oración en el sufrimiento (CCC 2579).
Influencia litúrgica y cultural
En la liturgia católica, pasajes como Jeremías 31 se usan en la fiesta de la Sagrada Familia y Adviento, simbolizando la esperanza. Los lamentos inspiran el Oficio de Tinieblas en Semana Santa. Culturalmente, ha influido en la literatura española, como en las obras de San Juan de la Cruz, y en el arte, representando a Jeremías como figura doliente.
El libro invita a la conversión personal, recordando que la misericordia de Dios supera el pecado, y su mensaje resuena en la doctrina católica sobre la alianza eterna.
Citas
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Jeremías 17. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Jeremías, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Jeremías. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Sección uno «creo» - «creemos», Catecismo de la Iglesia Católica, § 137. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Jeremías 15. ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Audiencia General de 10 de Octubre de 2001, § 3 (2001). ↩ ↩2 ↩3
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Jeremías 1. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Lamentaciones 2. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Lamentaciones 1. ↩
Papa Juan Pablo II. Audiencia General de 10 de Octubre de 2001, § 5 (2001). ↩ ↩2
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Jeremías 14. ↩
San Jerónimo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Jerónimo. ↩
Papa Benedicto XV. Spiritus Paraclitus, § 51 (1920). ↩ ↩2
Papa Benedicto XV. Spiritus Paraclitus, § 26 (1920). ↩
La naturaleza y autoría del libro de Isaías - Respuesta de la comisión bíblica, 28 de junio de 1908, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3507. ↩
