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Libro del profeta Malaquías

Libro del profeta Malaquías
El Codex Gigas (en inglés: Libro Gigante) es el manuscrito medieval existente más grande del mundo. También es conocido como la Biblia del Diablo debido a una gran ilustración del diablo en su interior y la leyenda que rodea su creación. Se cree que fue creado a principios del siglo XIII en el monasterio benedictino de Podlažice en Bohemia (actual República Checa). Contiene la Biblia Vulgata, así como muchos documentos históricos, todos escritos en latín. Durante la Guerra de los Treinta Años en 1648, toda la colección fue tomada por el ejército sueco como botín, y ahora se conserva en la Biblioteca Nacional de Suecia en Estocolmo, aunque normalmente no está expuesta. Esta página contiene la última parte del libro de Zacarías (13:9-final) y el libro completo de Malaquías. Dominio Público.

El Libro del profeta Malaquías es el último de los doce profetas menores del Antiguo Testamento en la Biblia católica. Escrito en el siglo V a. C., este texto profético aborda temas como la infidelidad de los sacerdotes y el pueblo de Israel, la crítica a las prácticas religiosas deficientes y la promesa de un futuro mesiánico. A través de un diálogo entre Dios y su pueblo, Malaquías denuncia abusos en el culto y anuncia la llegada de un mensajero precursor y del Señor mismo, interpretado en la tradición cristiana como una alusión a Juan el Bautista y Jesucristo. Su mensaje de purificación y justicia divina resuena en la liturgia católica y en las enseñanzas sobre el Día del Señor, destacando la fidelidad a la Alianza y la esperanza en la redención.

Tabla de contenido

Autoría y datación

El Libro del profeta Malaquías se atribuye tradicionalmente a un profeta llamado Malaquías, cuyo nombre en hebreo significa «mi mensajero» o «mensajero de Yahvé». En la tradición judía y cristiana antigua, algunos autores, como San Jerónimo, lo identificaron con Esdras, el escriba y sacerdote que lideró la reforma religiosa en Jerusalén tras el exilio babilónico. Sin embargo, esta identificación carece de base histórica sólida y se considera más una especulación simbólica que una certeza factual.1

La datación del libro se sitúa en la segunda mitad del siglo V a. C., aproximadamente alrededor del año 450 a. C. Este período corresponde a la era persa, tras la reconstrucción del Templo de Jerusalén en 515 a. C. bajo el gobierno de los gobernadores persas, conocidos como peha. El texto refleja un contexto de relajación en las prácticas religiosas, con abusos en los sacrificios y matrimonios mixtos, similares a los problemas que Esdras y Nehemías intentaron resolver en sus reformas (alrededor de 458-445 a. C.). Indicaciones internas, como la mención del Templo ya existente y la crítica a la negligencia en los diezmos, apoyan esta cronología, que coincide con el final de la profecía canónica del Antiguo Testamento.1

En la Septuaginta, la versión griega de la Biblia utilizada por la Iglesia primitiva, el nombre se traduce como «Ángel del Señor», lo que enfatiza su rol como portador de la palabra divina. Este libro cierra el canon profético judío y, en la Biblia católica, forma parte de los profetas menores, subrayando su importancia como puente hacia las expectativas mesiánicas.

Estructura y contenido

El Libro del profeta Malaquías consta de tres capítulos en el texto hebreo, aunque en la Vulgata y las Biblias católicas tradicionales se divide en cuatro, separando los versículos finales del capítulo 3 como un capítulo independiente. Su estructura se organiza en dos partes principales, caracterizadas por un estilo dialogado donde Dios interpela al pueblo y este responde con dudas o justificaciones, revelando una tensión espiritual profunda.

Primera parte: Críticas al culto y a la sociedad (Malaquías 1,1-2,16)

La sección inicial comienza con una afirmación de amor divino: «Os he amado, dice el Señor» (Ml 1,2), contrastada con la incredulidad del pueblo, que cuestiona esta afirmación. Dios responde recordando su elección de Jacob sobre Esaú, simbolizando la preferencia por Israel sobre Edom, cuya tierra quedará desolada como castigo por su rebeldía (Ml 1,2-5).2

El profeta dirige entonces duras reprimendas a los sacerdotes por su negligencia en el culto. Acusa de ofrecer sacrificios defectuosos —animales ciegos, cojos o enfermos— en el altar, lo que equivale a despreciar el nombre de Dios (Ml 1,6-14). Malaquías compara esto con la hipocresía de no ofrecer tales regalos a un gobernador humano, enfatizando que el Señor merece lo mejor. Esta crítica se extiende a la corrupción doctrinal: los sacerdotes, como maestros de la Ley, han fallado en su misión de guiar al pueblo (Ml 2,1-9).1

Posteriormente, el texto aborda problemas sociales: las divisiones internas, los matrimonios mixtos con gentiles y el abuso del divorcio, que rompen la unidad familiar y la Alianza con Dios (Ml 2,10-16). El profeta declara que Dios odia el repudio, interpretado como una condena a la ligereza en el matrimonio, anticipando la enseñanza evangélica sobre la indisolubilidad.1 Esta parte subraya cómo el pecado ritual y moral corrompe la relación con Yahvé.

Segunda parte: Promesas y profecías escatológicas (Malaquías 2,17-4,6)

La segunda sección responde a las quejas del pueblo sobre la aparente impunidad de los malvados y el sufrimiento de los justos (Ml 2,17). Dios anuncia la venida de un mensajero que preparará el camino ante el Señor, quien entrará en su Templo como un fuego purificador (Ml 3,1-5). Este pasaje profetiza la purificación de los hijos de Leví —los sacerdotes— para que ofrezcan sacrificios justos, y condena injusticias como la opresión de viudas, huérfanos y extranjeros.3

Se insta al pueblo a retornar a Dios mediante la fidelidad en los diezmos y ofrendas, prometiendo bendiciones abundantes si lo hacen (Ml 3,6-12). Ante nuevas murmuraciones, Malaquías describe el «Día del Señor» como un horno que consumirá a los arrogantes, pero traerá sanación y justicia a los que temen su nombre, con la imagen del «sol de justicia» que surge con alas curativas (Ml 4,1-3).4

El libro concluye con dos epílogos: un llamado a recordar la Ley de Moisés dada en el Horeb (Ml 4,4) y la promesa de enviar al profeta Elías antes del gran Día del Señor, para reconciliar corazones de padres e hijos y evitar una maldición sobre la tierra (Ml 4,5-6). Estos versículos, aunque algunos críticos ven como adiciones, forman parte integral del canon católico.1

Temas principales

El Libro del profeta Malaquías destaca por su énfasis en la fidelidad a la Alianza, criticando la hipocresía religiosa y social mientras ofrece esperanza escatológica. Un tema central es la purificación divina, representada como un fuego refinador que limpia al pueblo y a los sacerdotes, preparando el camino para la restauración del culto puro (Ml 3,2-3).5

Otro aspecto clave es la justicia social: Dios juzgará a quienes explotan a los débiles, como los jornaleros, viudas y emigrantes, recordando la tradición profética de defensa de los marginados (Ml 3,5). Malaquías también anticipa un culto universal: «Desde donde nace el sol hasta donde se pone, grande es mi nombre entre las gentes; en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y oblación pura» (Ml 1,11), interpretado en la Iglesia como prefiguración de la Eucaristía ofrecida en todo el mundo.6

La profecía mesiánica es el eje más significativo, con la figura del mensajero precursor (Elías) y el «Ángel del pacto» identificado con el Mesías. Este «Día del Señor» combina juicio y salvación, un motivo recurrente en la escatología bíblica.

Importancia en la tradición católica

En la doctrina católica, el Libro del profeta Malaquías es fundamental para entender las expectativas mesiánicas del Antiguo Testamento. La Iglesia lo cita en el Catecismo como testimonio de la venida de Cristo, especialmente en la purificación del sacerdocio y el anuncio del precursor (Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 523, 718).1

San Agustín de Hippo, en La Ciudad de Dios, interpreta el fuego purificador como una alusión a los castigos purgatorios en el Juicio Final, donde algunos serán refinados como oro y plata antes de la bienaventuranza eterna (Libro 20, cap. 25). Agustín también ve en el mensajero la doble venida de Cristo: la primera en humildad y la segunda en gloria (Libro 18, cap. 35).5,6

En la liturgia, pasajes como Ml 3,1-4 se leen en Adviento, preparando la Navidad, y Ml 4,1-6 en el contexto del fin de los tiempos. Recientemente, en la homilía de la Misa por el Día Mundial de los Pobres (16 de noviembre de 2025), el Papa León XIV invocó a Malaquías para describir el Día del Señor como un tiempo de justicia para los humildes, donde las injusticias contra los pobres serán erradicadas como paja en el fuego.7

El libro influye en la teología moral católica, particularmente en la indisolubilidad del matrimonio (Ml 2,16) y la obligación de los diezmos como acto de justicia (Ml 3,8-10), temas desarrollados en encíclicas papales sobre la caridad y la economía.

Interpretaciones y controversias

Aunque la unidad del libro es generalmente aceptada en la tradición católica, algunos estudiosos modernos debaten la autoría de los epílogos, viéndolos como interpolaciones posteriores. La Iglesia, sin embargo, los incluye en el canon inspirado, reconociendo su valor profético integral.1

En cuanto a la doctrina del divorcio, Ml 2,16 —"Porque yo odio el repudio"— se interpreta como una crítica al divorcio arbitrario tolerado en Deuteronomio 24,1, alineándose con la enseñanza de Jesús en Mt 19,3-9. Controversias sobre el «odio» a Esaú (Ml 1,3) se resuelven en la teología católica como elección divina, no personal, enfatizando la predestinación y la misericordia (cf. Rom 9,13).1

La profecía de Elías (Ml 4,5) se cumple en Juan el Bautista, como atestiguan los Evangelios (Mt 11,10-14; Lc 1,17), confirmando la continuidad entre Antiguo y Nuevo Testamento.

Influencia en el Nuevo Testamento y la liturgia

El Nuevo Testamento cita directamente a Malaquías en varios pasajes. En el Evangelio de Mateo, Jesús aplica Ml 3,1 a Juan el Bautista como el mensajero que prepara su camino (Mt 11,10). Similarmente, Marcos y Lucas refuerzan esta interpretación (Mc 1,2; Lc 7,27). La promesa de Elías se vincula explícitamente con Juan (Mt 17,11-13).1

En la liturgia católica, el libro se emplea en el ciclo adviental para evocar la espera del Salvador. Su mensaje de purificación resuena en los sacramentos, como la Reconciliación, y en la doctrina del Purgatorio, donde el fuego refinador simboliza la expiación final.

En resumen, el Libro del profeta Malaquías no solo cierra la profecía del Antiguo Testamento, sino que ilumina la fe cristiana al profetizar la venida de Cristo y el juicio escatológico, invitando a una vida de fidelidad y justicia.

Citas

  1. Malaquías (Malachi), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Malaquías (Malachi). 2 3 4 5 6 7 8 9

  2. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Malaquías 1.

  3. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Malaquías 3.

  4. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Malaquías 4.

  5. Capítulo 25.— de la profecía de Malaquías, en la que habla del juicio final, y de una purificación que algunos han de sufrir mediante castigos purificadores, Agustín de Hipona. La Ciudad de Dios - Libro 20, § 25 (426). 2

  6. Capítulo 35.— de la profecía de los tres profetas, Ageo, Zacarías y Malaquías, Agustín de Hipona. La Ciudad de Dios - Libro 18, §Capítulo 35 (426). 2

  7. Santa Misa con ocasión del día mundial de los pobres (16 noviembre 2025), Papa León XIV. Santa Misa con ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres (16 noviembre 2025), § 1.