Libro del profeta Sofonías
El Libro del profeta Sofonías es uno de los doce profetas menores del Antiguo Testamento en la Biblia católica, un texto profético que denuncia la idolatría y la corrupción moral en Judá durante el siglo VII a. C., mientras anuncia el «día del Señor» como un tiempo de juicio divino seguido de redención y restauración. Atribuido al profeta Sofonías, contemporáneo de Jeremías y activo en el reinado de Josías, el libro se divide en tres capítulos que combinan amenazas apocalípticas contra Jerusalén y las naciones vecinas con promesas mesiánicas de salvación universal. En la tradición católica, este libro se interpreta como una llamada a la penitencia y una prefiguración de la misericordia de Dios en Cristo, destacando temas como la justicia divina, la humildad y la universalidad de la redención, con influencias en el Nuevo Testamento y en la liturgia eclesial.
Tabla de contenido
Autoría y fecha de composición
El Libro de Sofonías se atribuye tradicionalmente al profeta Sofonías, cuyo nombre hebreo significa «el Señor oculta» o «el Señor protege», evocando una protección divina en tiempos de crisis. Según la introducción del libro (Sof 1,1), Sofonías era hijo de Cusí, descendiente de Gedalías, Amaría y Ezequías, posiblemente relacionado con la realeza judía, lo que le conferiría autoridad para criticar a las élites. Su ministerio profético se sitúa en los días del rey Josías de Judá (640-609 a. C.), específicamente antes de la reforma religiosa de 622 a. C., cuando la idolatría había permeado el templo y la sociedad.
La datación precisa se basa en el versículo inicial, que lo ubica en el reinado de Josías, tras los periodos de idolatría bajo Manasés y Amón. Los estudiosos católicos consideran que el libro fue compuesto alrededor del 630-620 a. C., en un contexto de inestabilidad geopolítica: la decadencia del Imperio Asirio permitía a Judá cierta independencia, pero también exponía al reino a amenazas de Babilonia y Egipto. Sofonías actúa como un «vigilante en las almenas de Sión», advirtiendo de la inminente catástrofe que culminaría en la destrucción de Jerusalén en 586 a. C.1
En la tradición patrística, autores como San Jerónimo lo describen como un profeta contemporáneo de Jeremías, enfatizando su rol en la reforma josiana contra el culto a Baal y Astarté. La Iglesia católica acepta la autoría mosaica de Sofonías, rechazando hipótesis críticas modernas que fragmentan el texto, y lo incluye en el canon de los profetas menores establecido en el Concilio de Trento.
Contexto histórico y social
El siglo VII a. C. fue un periodo turbulento para Judá, marcado por la influencia asiria que había impuesto cultos paganos. Bajo Manasés (687-642 a. C.), la idolatría se extendió incluso al Templo de Jerusalén, con prácticas como la adoración a los astros en los tejados y el sincretismo con Milcom, dios amonita. Amón (642-640 a. C.) continuó esta corrupción, pero Josías inició una purificación religiosa inspirada en el hallazgo del Libro de la Ley (posiblemente Deuteronomio).
Sofonías profetiza en este trasfondo de decadencia moral: critica a los nobles por su vestimenta extranjera y lujos (Sof 1,8), a los mercaderes por su fraude (Sof 1,11) y a los indiferentes que dudan de la intervención divina (Sof 1,12). El profeta ve en la migración escita y la ascensión babilónica presagios del «día del Señor», un juicio no solo local sino universal, extendido a filisteos, moabitas, amonitas, etíopes y asirios (Sof 2,4-15).
Este contexto resuena con la teología deuteronomista: la fidelidad a Yahvé asegura la prosperidad, mientras que la apostasía trae ruina. En la perspectiva católica, Sofonías prefigura la necesidad de conversión interior, más allá de reformas externas, un tema recurrente en la enseñanza eclesial sobre la penitencia.
Estructura y contenido del libro
El Libro de Sofonías consta de tres capítulos breves, con un esquema lógico que pasa de la amenaza a la esperanza. Su estilo es vigoroso y solemne, con repeticiones como «el día del Señor está cerca» (Sof 1,7.14) que crean un ritmo apocalíptico, aunque carece de ornamentación poética elaborada, diferenciándose de profetas como Nahúm o el Deutero-Isaías.
Primera parte: El juicio universal (Sof 1,1-2,3)
El libro abre con una visión cósmica de destrucción: Dios barrerá «todo de la faz de la tierra» (Sof 1,2-3), incluyendo humanos, animales y elementos naturales, como preludio al juicio sobre Judá. Sofonías denuncia la idolatría en Jerusalén (Sof 1,4-6), el formalismo religioso y la complacencia social (Sof 1,7-13). El clímax es la descripción del «día del Señor» como un tiempo de ira, angustia, ruina y oscuridad (Sof 1,14-18), evocando un Dies Irae del Antiguo Testamento. Culmina en una exhortación a la penitencia: «Buscad al Señor, humildes de la tierra» (Sof 2,3), ofreciendo salvación a los justos.
Segunda parte: Juicio contra las naciones (Sof 2,4-15)
Aquí, el profeta extiende la amenaza a los enemigos de Israel, representando las cuatro direcciones cardinales: filisteos al oeste (Sof 2,4-7), moabitas y amonitas al este (Sof 2,8-11), etíopes al sur (Sof 2,12) y asirios al norte (Sof 2,13-15). Esta sección subraya la soberanía de Yahvé sobre todas las naciones, convirtiendo a Sofonías en una profecía «católica» del Antiguo Testamento por su universalidad.1 Nínive, capital asiria, es retratada como una ciudad en ruinas, simbolizando el fin de los opresores.
Tercera parte: Juicio y restauración de Jerusalén (Sof 3,1-20)
Sofonías regresa a Jerusalén, acusándola de ser una «ciudad rebelde y contaminada» (Sof 3,1), con líderes corruptos, profetas vanos y sacerdotes impíos (Sof 3,3-4). Dios purificará la ciudad mediante el exilio (Sof 3,8), pero promete una era mesiánica: los justos serán reunidos, los sordos oirán y los cojos saltarán (Sof 3,9-13). El capítulo cierra con un himno de gozo: «El Señor está en medio de ti… se alegrará por ti con gritos de júbilo» (Sof 3,17), prefigurando la presencia divina en el Reino de Dios.
Temas teológicos principales
El libro gira en torno al día del Señor, un concepto central en la profecía bíblica que representa el intervención divina en la historia para juzgar el pecado y restaurar la justicia. Sofonías enfatiza su inminencia y terror, pero también su doble faz: destrucción para los impíos y salvación para los humildes. La universalidad del juicio y la redención es otro pilar, extendiendo la acción de Dios más allá de Israel, un anticipo de la misión universal de la Iglesia.
La penitencia y humildad se oponen a la soberbia: Dios busca un «pueblo humilde y pobre» (Sof 3,12), eco del Magnificat y la Bienaventuranza de los pobres. En clave católica, estos temas invitan a la conversión sacramental y a la confianza en la misericordia divina, como destaca el Papa Francisco al aplicar Sof 3,17 a la amorosa presencia de Dios en la Virgen María y la Iglesia.2
El mesianismo es sutil pero presente en las promesas de restauración (Sof 3,14-20), donde Jerusalén se convierte en capital de un reino de paz, interpretado por los Padres como alusión a Cristo y la Nueva Jerusalén.
Interpretación en la tradición católica
En la exégesis católica, Sofonías se lee a la luz del sensus plenior, revelando capas de significado que culminan en Cristo. San Agustín, en La Ciudad de Dios, ve en el profeta predicciones sobre la llamada de las naciones y el remanente fiel de Israel, cumplido en la Iglesia.3 Orígenes interpreta las promesas de purificación lingüística (Sof 3,9) como restauración de la unidad espiritual post-Babel, prefigurando la unidad en la fe cristiana.4
La Vulgata de San Jerónimo traduce fielmente el texto, destacando su vigor para la predicación. En la liturgia, lecturas de Sofonías aparecen en Adviento (juicio y esperanza) y Cuaresma (penitencia), como en la Misa de Nuestra Señora de Guadalupe, donde Sof 3,17 ilustra el gozo divino.2 El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 674) alude indirectamente a estos profetas al describir el Reino como juicio y salvación universal.
Comentarios modernos, como los de la Biblia de Jerusalén, enfatizan su relevancia ética: contra la indiferencia religiosa actual, Sofonías urge a la justicia social y la adoración pura.
Influencia en el Nuevo Testamento y la liturgia
El Nuevo Testamento cita o alude a Sofonías en contextos escatológicos. El «día del Señor» inspira pasajes como 1 Ts 5,2 y 2 Pe 3,10, mientras que la purificación de Jerusalén (Sof 3,11) evoca la entrada triunfal de Jesús (Mt 21,5, aunque más de Zacarías). El remanente humilde (Sof 3,12-13) se aplica a los discípulos como «pobres de espíritu» (Mt 5,3).
En la liturgia católica, Sofonías forma parte del ciclo lecturario: por ejemplo, Sof 1,14-18 en el Adviento prepara el Juicio Final, y Sof 3,14-18 en la fiesta de la Inmaculada Concepción celebra la alegría mesiánica. Himnos como el Dies Irae del Réquiem medieval deben su tono a las vívidas descripciones proféticas.
Canon y recepción textual
El Libro de Sofonías está en el canon hebreo (Tanaj) y cristiano desde los Setenta, confirmado por los concilios de Roma (382), Hipona (393) y Cartago (397). El texto masorético es estable, con pocas variantes en la Septuaginta o Vulgata. Críticas textuales católicas minimizan interpolaciones, defendiendo la unidad del libro como obra profética integral.
En el arte sacro, Sofonías aparece en mosaicos romanos y vitrales góticos, a menudo con un libro abierto en el «día del Señor», simbolizando vigilancia escatológica.
Citas
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Sofonías 1. ↩ ↩2
Papa Francisco. Santa Misa con ocasión de la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe (12 de diciembre de 2015), §Santa Misa con ocasión de la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe (12 de diciembre de 2015) (2015). ↩ ↩2
Capítulo 33.— lo que Jeremías y Sofonías han, por el espíritu profético, hablado antes acerca de Cristo y el llamamiento de las naciones, Agustín de Hipona. La Ciudad de Dios - Libro 18, §Capítulo 33 (426). ↩
Libro VIII - Capítulo 72, Orígenes de Alejandría. Contra Celso, § 72 (248). ↩
