Limosna

La limosna es un acto fundamental de caridad y justicia que implica dar a los necesitados por compasión y amor a Dios. No se limita a la ayuda material, sino que abarca una actitud interior de apertura hacia los demás, reflejando el amor de Cristo y contribuyendo a la conversión personal y al bien común. Este artículo explorará la naturaleza de la limosna, su fundamento teológico, las distintas formas en que se manifiesta y su importancia en la vida cristiana y en la enseñanza social de la Iglesia.
Tabla de contenido
Naturaleza y Significado de la Limosna
La limosna es una práctica cristiana arraigada en el Evangelio y en la tradición de la Iglesia, que implica dar algo a los necesitados por compasión y por amor a Dios1. Es una expresión concreta de la caridad fraterna, una virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios2. La limosna, por tanto, no es simplemente un acto de filantropía, sino una manifestación de la caridad que exige una conversión interior hacia el amor de Dios y del prójimo, imitando a Jesucristo, quien se entregó por completo por nosotros en la cruz3.
El término «limosna» deriva del griego y significa «misericordia»4. Esto subraya que la limosna debe llevar consigo toda la riqueza de la misericordia, que se expresa de muchas maneras para aliviar las dificultades de quienes la necesitan4. San Agustín enfatiza que si uno extiende la mano para dar pero no tiene misericordia en el corazón, no ha hecho nada; pero si tiene misericordia en el corazón, incluso sin tener nada que dar con la mano, Dios acepta la limosna5.
Limosna como Acto de Justicia y Caridad
La enseñanza de la Iglesia destaca la relación intrínseca entre la caridad y la justicia en el acto de la limosna. Asistir a los necesitados es un deber de justicia, no solo un regalo de caridad6. El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia afirma que la limosna es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna y una obra de justicia agradable a Dios6. Los Padres del Concilio Vaticano II recordaron que «lo que ya se debe en justicia no debe ofrecerse como un don de caridad»6. Esto significa que, en ciertos casos extremos, la ayuda a los más pobres puede ser un deber de justicia, no solo de caridad7.
Santo Tomás de Aquino, al abordar si la limosna debe entenderse como un acto de caridad o de justicia, explica que la limosna es un acto de justicia en la medida en que la piedad por el afligido se dirige a la satisfacción por el propio pecado1. Sin embargo, en la medida en que la limosna se dirige a agradar a Dios, tiene el carácter de sacrificio1. Un acto de misericordia unido a Cristo en la caridad, es decir, hecho por amor a Dios, tiene el carácter de sacrificio1. Para Aquino, la limosna es un elemento integral e indispensable de la caridad, la vida de amistad con la Santísima Trinidad1.
Fundamento Bíblico y Teológico
La Escritura está llena de pasajes que enfatizan la necesidad de contribuir al bienestar de los necesitados7. La historia de la Iglesia en tiempos apostólicos muestra que los primeros cristianos comprendieron plenamente la importancia de esta obligación, manifestada en la comunidad de bienes y las colectas para los pobres7.
Jesús mismo dio una lección insustituible sobre la limosna, pidiendo que no se haga para ser alabado por los hombres, sino en secreto, para que la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha3,4. Esto subraya que no cuentan las apariencias, sino la capacidad de detenerse para mirar a la persona que pide ayuda4. El Señor advierte que todo debe hacerse para la mayor gloria de Dios y no para la propia3.
El Evangelio también presenta el ejemplo de la viuda pobre que echó en el tesoro del Templo «todo lo que tenía para vivir»8. Su pequeña moneda se convierte en un símbolo elocuente: esta viuda no da de su abundancia, sino lo que es, su ser entero8. Esto refleja el amor de Cristo, quien se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza, dándose por completo por nosotros8.
La limosna es, junto con la oración y el ayuno, una de las tareas específicas que la Iglesia propone durante la Cuaresma para un proceso de renovación interior9,5. Es una forma de asistir a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio de abnegación para liberarse del apego a los bienes mundanos9.
Formas de Limosna
La limosna no se limita a la ayuda monetaria o material. Santo Tomás de Aquino, basándose en una distinción tradicional, clasifica las obras de limosna en corporales y espirituales, que corresponden a las diversas necesidades de nuestro prójimo1.
Obras de Misericordia Corporales
Estas obras abordan las necesidades físicas del cuerpo1,10:
Redimir al cautivo1.
El Catecismo de la Iglesia Católica recuerda que dar limosna a los pobres es un testimonio de caridad fraterna y una obra de justicia agradable a Dios11,10.
Obras de Misericordia Espirituales
Estas obras atienden las necesidades del alma1:
Orar por los vivos y por los muertos1.
Instruir al ignorante1.
Dar consejo al que lo necesita1.
Consolar al triste1.
Corregir al que yerra1.
Perdonar las injurias1.
La limosna, entendida de esta manera, implica una apertura «al otro» que es un factor indispensable de la metanoia o conversión, al igual que la oración y el ayuno5.
Actitud Interior en la Limosna
Más allá de la acción externa, la Iglesia enfatiza la importancia de la actitud interior al dar limosna.
Generosidad y Desprendimiento
La limosna nos enseña la generosidad del amor8. San José Benito Cottolengo recomendaba no llevar cuenta de las monedas que se dan, recordando que si la mano izquierda no debe saber lo que hace la derecha, la derecha tampoco debería saber lo que hace ella misma8.
El Papa Juan Pablo II, al referirse al ejemplo de la viuda pobre, destacó que lo que cuenta es, sobre todo, el valor interior del don: la disposición a compartirlo todo, la disposición a darse a sí mismo5. La limosna nos ayuda a superar la tentación constante del apego a las riquezas materiales, enseñándonos a responder a las necesidades del prójimo y a compartir con otros lo que poseemos por la bondad divina9.
Mirar al Otro y Tocar la Pobreza
El Papa Francisco ha insistido en la necesidad de que la limosna no sea un simple acto de arrojar una moneda con prisa, sin mirar a la persona y sin detenerse a hablar para comprender lo que realmente necesita4. Pregunta: «¿Soy capaz de detenerme y mirar a la cara, a los ojos de esa persona que me pide? ¿Soy capaz?»4. Ha animado a los fieles a tocar la mano del mendigo y mirarlo a los ojos, en lugar de arrojarle la moneda desde la distancia12,13. La compasión significa sufrir con el otro, caminar con quienes sufren y abrazarlos, acompañarlos13.
Esta cercanía con los pobres y marginados es crucial, ya que en ellos se encuentra a Cristo mismo5,14. La indiferencia ante el sufrimiento del prójimo es un síntoma de esclerosis espiritual15 y una «cultura del bienestar» que nos hace insensibles a los gritos de los demás16.
Motivación: Amor a Dios y al Prójimo
La limosna, según el Evangelio, no es mera filantropía, sino una expresión concreta de la caridad3. Se debe hacer por la gloria de Dios y no por la propia3. Si al realizar una buena obra no se tiene como objetivo la gloria de Dios y el verdadero bienestar de los hermanos, sino un interés personal o el aplauso, uno se sitúa fuera de la visión evangélica3.
La limosna es un medio para profundizar en la vocación cristiana, dando testimonio de que es el amor, y no la riqueza material, lo que determina las leyes de la existencia8.
La Limosna en la Doctrina Social de la Iglesia
La preocupación por los pobres y la promoción de la justicia social son elementos centrales de la enseñanza social católica, donde la limosna adquiere una dimensión más amplia.
Opción Preferencial por los Pobres
El amor de la Iglesia por los pobres está inspirado en el Evangelio de las Bienaventuranzas, en la pobreza de Jesús y en su atención a los pobres6. Esta amor abarca tanto la pobreza material como las numerosas formas de pobreza cultural y religiosa6. Aquellos que son oprimidos por la pobreza son objeto de un amor preferencial por parte de la Iglesia17.
El Papa Pablo VI, en Populorum Progressio, destacó que la disparidad extrema entre las naciones en niveles económicos, sociales y educativos provoca celos y discordia, poniendo en peligro la paz18. Subrayó que la caridad hacia los pobres debe ser más solícita, más eficaz y más generosa18.
Promoción del Desarrollo Integral
La limosna, en su sentido más amplio, contribuye al desarrollo integral de la persona y de toda la humanidad12,19. La Iglesia considera su deber ayudar a todos los hombres a explorar el grave problema del subdesarrollo en todas sus dimensiones y a impresionarles la necesidad de una acción concertada19.
La promoción de la justicia social y el desarrollo de las naciones más pobres son tareas urgentes que dependen del futuro de la civilización mundial20. Los países más ricos tienen la obligación de la solidaridad mutua, la justicia social en las relaciones comerciales y la caridad universal para construir una comunidad mundial más humana20. Esto implica esfuerzos concertados, como la creación de fondos mundiales para aliviar las necesidades de los pueblos empobrecidos, desviando parte de los gastos militares21.
Superar la Indiferencia y la Exclusión
La limosna es un llamado a abrir nuestros ojos y ver la miseria del mundo, las heridas de nuestros hermanos y hermanas a quienes se les niega su dignidad22. El Papa Francisco ha lamentado que el mundo actual se esté volviendo cada vez más elitista y cruel con los excluidos, y que la «cultura del bienestar» nos haga insensibles a los gritos de otras personas, lo que lleva a la globalización de la indiferencia16.
La limosna es un gesto de amor que se dirige a quienes encontramos, una atención sincera a quienes se acercan y piden ayuda4. Nos impulsa a romper las barreras de la indiferencia que a menudo reinan y enmascaran nuestra hipocresía y egoísmo22.
Conclusión
La limosna es mucho más que un simple acto de dar dinero; es una manifestación profunda de la caridad cristiana, arraigada en el amor de Dios y del prójimo. Como acto de justicia y misericordia, la limosna no solo alivia las necesidades materiales, sino que también fomenta una conversión interior, liberándonos del apego a los bienes mundanos y abriéndonos a una relación más auténtica con Cristo, presente en los más pequeños de sus hermanos. La Iglesia, a través de su doctrina social, nos llama a una limosna que promueva el desarrollo integral de la persona y combata la indiferencia, construyendo un mundo más justo y fraterno.
Citas
Reinhard Hütter. La sabiduría de la Cruz es la sabiduría de la caridad: la soteriología de Tomás de Aquino—una refutación anticipatoria del neopelagianismo y del neognosticismo, § 25. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22
II. Las virtudes teologales, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1822 (1992). ↩
Papa Benedicto XVI. Mensaje de Su Santidad Benedicto XVI para la Cuaresma de 2008, § 3 (2008). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Misericordia y limosna, Papa Francisco. Audiencia Jubilar del 9 de abril de 2016: Misericordia y limosna (2016). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 28 de marzo de 1979 (1979). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
C. El destino universal de los bienes y la opción preferencial por los pobres, Pontificio Consejo 'Justicia y Paz'. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, § 184 (2004). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Limosnas y limosna, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Limosnas y limosna. ↩ ↩2 ↩3
Papa Benedicto XVI. Mensaje de Su Santidad Benedicto XVI para la Cuaresma de 2008, § 5 (2008). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Papa Benedicto XVI. Mensaje de Su Santidad Benedicto XVI para la Cuaresma de 2008, § 1 (2008). ↩ ↩2 ↩3
VI. El amor a los pobres, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2447 (1992). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
En síntesis, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2462 (1992). ↩
Papa Francisco. A los miembros de Unicoop Florencia, y a la Fundación «Il Cuore si scioglie» (5 de enero de 2024) (2024). ↩ ↩2
Papa Francisco. Viaje Apostólico a Indonesia: Encuentro con obispos, sacerdotes, diáconos, personas consagradas, seminaristas y catequistas en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción (Yakarta, 4 de septiembre de 2024) (2024). ↩ ↩2
Papa Francisco. Jubileo Extraordinario de la Misericordia: Apertura de la «Puerta Santa de la Caridad» y Celebración de la Santa Misa (Hogar Cáritas en Via Marsala, 18 de diciembre de 2015), §Jubileo Extraordinario de la Misericordia: Apertura de la «Puerta Santa de la Caridad» y Celebración de la Santa Misa (Hogar Cáritas en Via Marsala, 18 de diciembre de 2015) (2015). ↩
Papa Francisco. Jubileo Extraordinario de la Misericordia: Jubileo para las personas socialmente excluidas (13 de noviembre de 2016), §Jubileo Extraordinario de la Misericordia: Jubileo para las personas socialmente excluidas (13 de noviembre de 2016) (2016). ↩
Papa Francisco. Santa Misa celebrada por el Santo Padre con ocasión de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (29 de septiembre de 2019), §Santa Misa celebrada por el Santo Padre con ocasión de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (29 de septiembre de 2019) (2019). ↩ ↩2
VI. El amor a los pobres, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2448 (1992). ↩
II. El desarrollo común de la humanidad - El desarrollo, nuevo nombre de la paz, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 76 (1967). ↩ ↩2
Introducción - La preocupación de la Iglesia, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 1 (1967). ↩ ↩2
II. El desarrollo común de la humanidad - Tres grandes deberes, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 44 (1967). ↩ ↩2
II. El desarrollo común de la humanidad - Un fondo mundial, Papa Pablo VI. Populorum Progressio, § 51 (1967). ↩
Papa Francisco. Misericordiae Vultus - Bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia (11 de abril de 2015), § 15 (2024). ↩ ↩2