Maranatha
Maranatha es una antigua expresión aramea utilizada en la tradición cristiana, que encapsula una profunda esperanza y expectación en la venida de Jesucristo. Se encuentra en el Nuevo Testamento y en las primeras liturgias cristianas, reflejando tanto una súplica por la venida final del Señor como una afirmación de su presencia actual. Esta palabra es un pilar de la escatología cristiana, la oración eucarística y la vigilancia espiritual, invitando a los creyentes a vivir en la certeza de la presencia de Cristo y en la anhelante espera de su regreso glorioso.
Tabla de contenido
Origen y Significado Bíblico
La palabra Maranatha proviene del arameo y se encuentra en la Primera Carta de San Pablo a los Corintios (1 Cor 16,22) y en el Libro del Apocalipsis (Ap 22,20)1,2. Su traducción puede interpretarse de dos maneras, ambas teológicamente ricas y complementarias para los primeros cristianos3,2:
Marana tha (¡Señor nuestro, ven!): Esta interpretación es una invocación y una súplica por la segunda venida de Cristo, su Parusía4,3,5. Refleja la ardiente esperanza de los primeros cristianos en la victoria definitiva del Señor y la transformación del mundo con la llegada de la Nueva Jerusalén1. Es una oración que clama por el establecimiento pleno del Reino de Dios6.
Maran atha (¡El Señor ha venido! o ¡El Señor está viniendo!): Esta lectura subraya la certeza de la presencia actual de Cristo entre su pueblo3,1. Implica que Jesús ya ha venido y está presente, especialmente en la Eucaristía y en la vida de la Iglesia3,1.
Ambos significados se entrelazan perfectamente en la fe cristiana, expresando una tensión dinámica entre la presencia ya realizada de Cristo y su venida futura3,2.
Maranatha en la Oración y la Liturgia Cristiana
La expresión Maranatha ha sido central en la oración y la liturgia desde los albores del cristianismo3,1.
Oración Cristiana Primitiva
Fue una de las oraciones más importantes de las primeras comunidades cristianas en Palestina1,5. El Catecismo de la Iglesia Católica señala que la oración cristiana se caracteriza por el título «Señor», y Maranatha es una exclamación llena de confianza y esperanza4. La Didaché, un antiguo texto cristiano, ya atestigua la presencia de Maranatha en la liturgia temprana3.
La Eucaristía
En la celebración de la Eucaristía, la Iglesia recuerda la promesa de Cristo de beber de nuevo del fruto de la vid en el Reino del Padre y dirige su mirada «hacia el que ha de venir»7. En este contexto, la oración Maranatha es una súplica para que la gracia de Cristo venga y este mundo pase, anticipando la consumación del Reino de Dios7,2. La Eucaristía es una anticipación del desenlace final en el mundo venidero, y Maranatha es la oración que lo expresa2.
Tiempo de Adviento
La Iglesia también experimenta la presencia del Señor de diversas maneras. San Bernardo de Claraval, citado por el Papa Benedicto XVI, habla de una triple venida del Señor: la primera en la carne y debilidad, una venida intermedia en espíritu y poder, y la última en gloria y majestad3. Esta «venida intermedia» (adventus medius) ocurre a través de su palabra, en los sacramentos (especialmente la Eucaristía), y en la vida personal de cada creyente3. Por lo tanto, Maranatha es una oración adecuada para el tiempo de Adviento, que nos prepara para la Navidad y nos recuerda la venida final de Cristo.
Dimensiones de la Oración Maranatha
El Papa Benedicto XVI, en sus catequesis, ha profundizado en las múltiples dimensiones de la oración Maranatha1,5:
Expectación de la victoria definitiva: Es, ante todo, una espera de la victoria final del Señor, de la nueva Jerusalén, y de la transformación del mundo1.
Oración Eucarística: Es también una oración eucarística que dice: «¡Ven, Jesús, ahora!» En la Eucaristía, Jesús viene y anticipa su venida definitiva, permitiéndonos decir con alegría: «¡Ven ahora y ven para siempre!»1.
Certeza de su presencia: Maranatha también expresa la convicción de que «¡Ya has venido, Señor! Estamos seguros de tu presencia entre nosotros. Es nuestra experiencia gozosa»1. Sin embargo, esta presencia no está aún completa, sino que nos impulsa hacia su cumplimiento definitivo3.
Vigilancia y apertura: La oración Maranatha implica una vigilancia espiritual, que significa «apertura al bien, a la verdad, a Dios, en medio de un mundo a menudo sin sentido y en medio del poder del mal»3. Requiere vivir no según los propios deseos, sino según la guía de la fe3.
Maranatha y la Escatología
La escatología, la doctrina de las «últimas cosas», tiene en Maranatha su tema central: Jesucristo, quien murió y resucitó para nuestra salvación2. La Iglesia primitiva vivía su fe en la ferviente expectativa de la Segunda Venida de Cristo, y la liturgia, la predicación y los escritos de la época dan amplio testimonio de ello2.
Aunque para el cristiano contemporáneo puede ser difícil orar sinceramente por el fin del mundo tal como lo conocemos para que venga la Nueva Jerusalén, el Juicio Final y Cristo como Juez, el Papa Benedicto XVI nos anima a decir «¡Ven, Señor Jesús!»5. No deseamos el fin del mundo, pero sí deseamos el fin de este mundo injusto y su transformación fundamental hacia la civilización del amor, la justicia y la paz5. Esta transformación no puede ocurrir sin la presencia de Cristo5. Por ello, Maranatha es una oración urgente para que Cristo venga a nuestro mundo hoy, en sus propias maneras, para renovarlo y venir a nuestros corazones para renovar nuestras vidas5.
Maranatha en el Contexto de la Anathema
En la Iglesia Occidental, Maranatha también ha sido utilizada en el contexto de la anathema como una fórmula solemne de excomunión8. Por ejemplo, en el Primer Concilio de Toledo, se usó la expresión «anathema maranatha» para aquellos culpables de alta traición, significando «sea condenado en la venida del Señor»8. Sin embargo, es importante destacar que la anathema maranatha es una censura de la cual el criminal puede ser absuelto, ya que la Iglesia, en virtud del poder de las llaves, busca la conversión del pecador para que su alma sea salvada en el último día8.
Conclusión
Maranatha es más que una simple expresión; es un compendio de la esperanza cristiana, una oración que abarca el pasado, el presente y el futuro3,1. Celebra la venida histórica de Jesús, reconoce su presencia constante en la Iglesia y en la Eucaristía, y anhela su regreso glorioso al final de los tiempos3,7. Al pronunciar Maranatha, los fieles se unen a la oración milenaria de la Iglesia, clamando por la plena manifestación del Reino de Dios y la renovación del mundo por la presencia de Cristo5,6.
Citas
Juan, el vidente de Patmos, Papa Benedicto XVI. Audiencia General, 23 agosto 2006: Juan, «el Vidente de Patmos» (2006). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Escatología, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Escatología (2015). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Geoffrey Wainwright. La «Nueva Adoración» en 'Jesús de Nazaret' de Joseph Ratzinger, § 19. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14
IV. Señor, Catecismo de la Iglesia Católica, § 451 (1992). ↩ ↩2
San Pablo (12) Escatología: La Expectativa de la Parusía, Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 12 noviembre 2008: San Pablo (12). Escatología: La Expectativa de la Parusía (2008). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
II. «venga a nosotros tu reino», Catecismo de la Iglesia Católica, § 2817 (1992). ↩ ↩2
VII. La Eucaristía - «prenda de la gloria venidera», Catecismo de la Iglesia Católica, § 1403 (1992). ↩ ↩2 ↩3
Anatema, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Anatema. ↩ ↩2 ↩3