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Cruz

María (madre de Jesús)

María (madre de Jesús)
Madonna y el Niño con Dos Ángeles (Madonna de Crevole). Dominio Público.

María, la madre de Jesús, ocupa un lugar central y venerado en la fe católica. Es reconocida como la Theotokos o Madre de Dios, la Siempre Virgen, y aquella cuya Inmaculada Concepción y Asunción corporal al cielo son dogmas de fe. Su vida y su papel en la economía de la salvación son fundamentales para la comprensión de la Iglesia de Cristo y del plan divino para la humanidad. La Iglesia la honra con un culto especial, considerándola modelo de santidad, fe y obediencia, y un poderoso intercesor ante su Hijo.

Tabla de contenido

La Madre de Dios (Theotokos)

La Iglesia Católica profesa a María como la God-bearing One (en griego, Theotokos), o Madre de Dios1,2. Este título fue solemnemente proclamado en el Concilio de Éfeso en el año 4312. La designación Theotokos abarca todo el misterio de la dispensación divina y subraya la unión hipostática de la naturaleza divina y humana en la persona de Jesucristo3,2. Al ser la madre de Jesús, quien es verdadero Dios y verdadero hombre, María es verdaderamente la Madre de Dios2.

Este dogma no implica que María sea la fuente de la divinidad de Cristo, sino que el Hijo de Dios, coeterno con el Padre, se encarnó en su seno y nació de ella como hombre2,4. Así, María dio a luz a la persona divina del Verbo encarnado5. La Iglesia ve en ella la perfecta realización de la voluntad de Dios y el asentimiento de la Virgen María a este plan salvífico6.

La Inmaculada Concepción

El dogma de la Inmaculada Concepción de María sostiene que la Santísima Virgen María, desde el primer instante de su concepción, por una gracia y privilegio singular de Dios omnipotente, en virtud de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, fue preservada inmune de toda mancha de pecado original7,8,9. Esta doctrina fue definida solemnemente por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, mediante la bula Ineffabilis Deus10,11,12,9.

Significado Teológico

La Inmaculada Concepción es un privilegio único concedido a María en previsión de los méritos de Cristo8,13. Esto significa que María fue redimida de una manera eminente desde el momento de su concepción, no contrayendo el pecado original que afecta a toda la humanidad8,14. Esta preservación de toda mancha de pecado original la hizo «llena de gracia» desde el primer instante de su existencia15,16.

La creencia en la Inmaculada Concepción está profundamente arraigada en la fe de la Iglesia y se considera en perfecta armonía con la santidad y dignidad preeminente de María como Madre de Dios12. Esta verdad subraya la infinita oposición entre Dios y el pecado, haciendo impensable que la carne de Cristo, santa e inmaculada, se formara en el seno de una carne que hubiera contraído mancha alguna13. Además, la Inmaculada Concepción es vista como un punto de partida para refutar errores como el racionalismo y el materialismo, ya que implica la admisión del pecado original y la necesidad de la redención por Jesucristo17.

La Siempre Virgen (Aeiparthenos)

La Iglesia profesa a María como la Siempre Virgen (aeiparthenos en griego)1,18,3,19. Esta doctrina afirma que María fue virgen antes del parto, durante el parto y después del parto20,19,5. El Concilio de Letrán en el año 649 definió la «siempre virginidad» de María como su virginidad antes, durante y después del nacimiento de Cristo20.

Virginidad Antes del Parto

La virginidad de María antes del parto se refiere al hecho de que concibió a Jesús por obra del Espíritu Santo, sin intervención de varón5,21. Los evangelios de Lucas y Mateo testifican este hecho, excluyendo cualquier relación conyugal en el momento de la concepción21. Esta verdad es central para el misterio de la Encarnación19.

Virginidad Durante el Parto

La virginidad de María «en el parto» significa que dio a luz a Jesús de manera milagrosa, sin menoscabo de su integridad virginal20,19,22. El Hijo primogénito de María «no disminuyó su integridad virginal, sino que la consagró»19,22.

Virginidad Después del Parto

La virginidad de María «después del parto» afirma que ella no tuvo otros hijos además de Jesús20,19. Las referencias evangélicas a los «hermanos y hermanas» de Jesús se interpretan, según la tradición católica, como parientes cercanos o primos, no como hijos biológicos de María23. San Jerónimo, en su tratado La Perpetua Virginidad de la Bienaventurada María, argumentó vigorosamente esta posición23.

La virginidad perpetua de María es un signo de su integridad y la plenitud de una persona llena de gracia, en quien las aspiraciones corporales y espirituales están armoniosamente unidas en el cumplimiento de una vocación divina20.

La Asunción al Cielo

La Asunción de María es el dogma que establece que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial7,24,25,26. Este dogma fue proclamado por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950, en la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus7,24,25,26.

Significado de la Asunción

La Asunción de María es la culminación de sus privilegios y una manifestación de la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte25,27. Al igual que su Hijo, María venció a la muerte y ya está triunfante en la gloria celestial, en la totalidad de su ser, «en cuerpo y alma»25. Este misterio revela el plan de Dios para el cuerpo humano y el universo material, ya que el cuerpo glorificado de María expresa la belleza interior de la Madre de Dios y de la Iglesia24.

La Asunción de María es también una prenda de la resurrección de los cuerpos para todos los redimidos al final de los tiempos7,28,24. Ella es el primer fruto de la redención, recibiendo lo que todos los creyentes esperan recibir28. Aunque las Escrituras no lo atestiguan de manera explícita, la Iglesia, bajo la guía del Espíritu Santo, ha llegado a comprender esta verdad a través de la fe y la tradición litúrgica28,14,29,30.

María en la Iglesia

María es honrada en la Iglesia como la Madre de Dios y la Madre de la Iglesia16. Ella ocupa el lugar más alto después de Cristo y, sin embargo, está muy cerca de nosotros16. La Iglesia la contempla como el modelo perfecto de crecimiento en santidad1 y como un espejo de las verdades centrales de la fe16.

Culto y Devoción

El culto a la Santísima Virgen es fomentado generosamente por la Iglesia, especialmente el culto litúrgico, y se valoran las prácticas y ejercicios de piedad recomendados por el Magisterio a lo largo de los siglos31. Este culto, si bien es especial, es esencialmente diferente del culto de adoración que se rinde solo a Dios31.

La verdadera devoción a María no consiste en un afecto estéril o transitorio, ni en una credulidad vana, sino que procede de la verdadera fe, que nos lleva a conocer la excelencia de la Madre de Dios, y nos mueve a un amor filial hacia nuestra madre y a la imitación de sus virtudes31.

María, Modelo de Virtudes

María es un modelo de fe, esperanza y caridad para la Iglesia32,33. Su «sí» incondicional a la voluntad de Dios en la Anunciación la convierte en el ejemplo supremo de obediencia a la fe15. En ella, la Iglesia ya ha alcanzado la perfección de estar «sin mancha ni arruga»33. Los fieles miran a María como un modelo de virtudes, meditando piadosamente en ella y contemplándola a la luz del Verbo encarnado33.

Conclusión

María, la madre de Jesús, es una figura de inmensa importancia en la fe católica. Sus dogmas de Theotokos, Inmaculada Concepción y Asunción no solo resaltan su dignidad única, sino que también revelan verdades profundas sobre Cristo, la Iglesia y el destino de la humanidad. A través de su vida de gracia, obediencia y virginidad perpetua, María se erige como un faro de esperanza y un modelo de santidad para todos los creyentes. Su intercesión maternal ante su Hijo es una fuente de consuelo y fortaleza para el pueblo de Dios peregrino7,16.

Citas

  1. Parte primera - La fe de la Iglesia - III. Creemos en Dios Padre, creador del cielo y de la tierra, y en nuestro Salvador Jesucristo, y en el Espíritu Santo, Señor, dador de vida - C. La Iglesia, icono de la Santísima Trinidad - 4. La Iglesia, nueva creación - A. Devoción a la Santísima Madre de Dios, Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia católica ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 311 (2016). 2 3

  2. Parte primera - La fe de la Iglesia - III. Creemos en Dios Padre, creador del cielo y de la tierra, y en nuestro Salvador Jesucristo, y en el Espíritu Santo, Señor, dador de vida - B. «Dios se hizo hombre para que los hombres pudieran hacerse Dios”139 - 1. La encarnación del Hijo de Dios - A. La Anunciación a la Virgen María, Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia católica ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 187 (2016). 2 3 4 5

  3. Teotocología, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Teotocología (2015). 2

  4. Capítulo VIII - La Santísima Virgen María, Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia - I. Introducción, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 52 (1964).

  5. Papa Juan Pablo II. Liturgia de la Palabra: Zaragoza (6 de noviembre de 1982) - Homilía, § 3 (1982). 2 3

  6. Parte primera - La fe de la Iglesia - III. Creemos en Dios Padre, creador del cielo y de la tierra, y en nuestro Salvador Jesucristo, y en el Espíritu Santo, Señor, dador de vida - B. «Dios se hizo hombre para que los hombres pudieran hacerse Dios”139 - 1. La encarnación del Hijo de Dios - A. La Anunciación a la Virgen María, Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia católica ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 188 (2016).

  7. Parte primera - La fe de la Iglesia - III. Creemos en Dios Padre, creador del cielo y de la tierra, y en nuestro Salvador Jesucristo, y en el Espíritu Santo, Señor, dador de vida - C. La Iglesia, icono de la Santísima Trinidad - 4. La Iglesia, nueva creación - A. Devoción a la Santísima Madre de Dios, Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia católica ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 313 (2016). 2 3 4 5

  8. Trent Pomplun. Matthias Joseph Scheeben y la controversia sobre el Debitum Peccati, § 5. 2 3

  9. Proclamando un año mariano para conmemorar el centenario de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, Papa Pío XII. Fulgens Corona (1953). 2

  10. Papa Juan Pablo II. A los miembros de la Pontificia Academia de la Inmaculada (5 de enero de 1990) - Discurso (1990).

  11. Papa Juan Pablo II. Audiencia General de 12 de junio de 1996 (1996).

  12. Papa Pío IX. Ineffabilis Deus (1854). 2

  13. Papa Pío X. Ad Diem Illum Laetissimum, § 18 (1904). 2

  14. Kevin Raedy. Munificentissimus Deus y la Unidad de Cuerpo y Alma, § 6. 2

  15. Capítulo VIII - La Santísima Virgen María, Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia - II. El papel de la Santísima Madre en la economía de la salvación, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 56 (1964). 2

  16. Parte tercera: El mensaje cristiano - Significado y propósito de esta parte - Capítulo II: Los elementos más sobresalientes del mensaje cristiano - María, Madre de Dios, Madre y Modelo de la Iglesia, Sagrada Congregación para el Clero. Directorio Catequístico General, § 68 (1971). 2 3 4 5

  17. Papa Pío X. Ad Diem Illum Laetissimum, § 22 (1904).

  18. Los hermanos separados también honran a María, Papa Juan Pablo II. Audiencia General de 12 de noviembre de 1997, § 3 (1997).

  19. Papa Juan Pablo II. Audiencia General de 28 de agosto de 1996 (1996). 2 3 4 5 6

  20. Parte primera - La fe de la Iglesia - III. Creemos en Dios Padre, creador del cielo y de la tierra, y en nuestro Salvador Jesucristo, y en el Espíritu Santo, Señor, dador de vida - B. «Dios se hizo hombre para que los hombres pudieran hacerse Dios”139 - 1. La encarnación del Hijo de Dios - A. La Anunciación a la Virgen María, Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana. Catecismo de la Iglesia católica ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 189 (2016). 2 3 4 5

  21. Papa Juan Pablo II. Audiencia General de 10 de julio de 1996 (1996). 2

  22. Capítulo VIII - La Santísima Virgen María, Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia - II. El papel de la Santísima Madre en la economía de la salvación, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 57 (1964). 2

  23. Eusebio Sofronio Jerónimo (Jerónimo de Estridón o San Jerónimo). La Perpetua Virginidad de la Bienaventurada María, § Introducción (383). 2

  24. Roch Kereszty, O. Cist. Hacia la renovación de la Mariología, § 14. 2 3 4

  25. Papa Benedicto XVI. 15 de agosto de 2010: Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María - Misa en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva en Castel Gandolfo, § 15 de agosto de 2010: Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María - Misa en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva en Castel Gandolfo (2010). 2 3 4

  26. Reinhard Hütter. La Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo: Fe, Dogma y Escatología, § 4. 2

  27. Papa Juan Pablo II. 15 de agosto de 1982: Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María, Castel Gandolfo - Homilía, § 3 (1982).

  28. Matthew DuBroy, Ty Kieser, et al. Reseñas de libros (Nova et Vetera, Vol. 16, n.º 3), § 28. 2 3

  29. David Braine. La Virgen María en la Fe Cristiana: El Desarrollo de la Enseñanza de la Iglesia sobre la Virgen María en Perspectiva Moderna, § 49.

  30. David Braine. La Virgen María en la Fe Cristiana: El Desarrollo de la Enseñanza de la Iglesia sobre la Virgen María en Perspectiva Moderna, § 41.

  31. Capítulo VIII - La Santísima Virgen María, Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia - IV. El culto de la Santísima Virgen en la Iglesia, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 67 (1964). 2 3

  32. Capítulo VIII - La Santísima Virgen María, Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia - III. Sobre la Santísima Virgen y la Iglesia, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 64 (1964).

  33. Capítulo VIII - La Santísima Virgen María, Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia - III. Sobre la Santísima Virgen y la Iglesia, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 65 (1964). 2 3