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Mesianismo

El mesianismo se refiere a la expectativa y la comprensión del Mesías prometido por Dios, cuya figura central es Jesucristo. Esta doctrina abarca las profecías del Antiguo Testamento, su cumplimiento en la vida, muerte y resurrección de Jesús, y la esperanza escatológica de su segunda venida para la consumación final del Reino de Dios. La teología católica ve en Jesús la plenitud de todas las esperanzas mesiánicas, trascendiendo las expectativas terrenales y políticas, para ofrecer una salvación universal y trascendente.

Tabla de contenido

Orígenes y contexto bíblico

La esperanza de un Mesías es un tema fundamental en las Escrituras hebreas, donde se desarrolla a lo largo de los siglos como parte del plan divino para la salvación de Israel y, finalmente, de toda la humanidad1.

Profecías del Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, la expectativa mesiánica se articula a través de diversas profecías que anticipan la llegada de un libertador y rey ideal. Inicialmente, esta esperanza se centra en la promesa hecha al rey David de que uno de sus descendientes establecería un reino eterno (2 S 7:11-16)2. Aunque el sentido original de este oráculo no era directamente mesiánico en el sentido de un reinado definitivo en un mundo renovado, las crisis posteriores llevaron a una reinterpretación que pintaba un retrato cada vez más idealizado de este rey2. Los Salmos reales (Sal 2; 45; 72; 110) y otros mensajes proféticos, como los de Isaías (Is 7:14; 9:1-6; 11:1-9) y Miqueas (Mi 5:1-5), fueron reexaminados con esta esperanza en mente, dando lugar a diversas formas de expectativa mesiánica: real, sacerdotal y celestial2,3.

La figura del Mesías en el Antiguo Testamento evolucionó, pasando de una concepción predominantemente terrenal y política a una que incorporaba elementos de sufrimiento y una dimensión trascendente4,3. La Enciclopedia Católica señala que existían dos líneas distintas de desarrollo doctrinal en el judaísmo tardío: un ideal nacional que buscaba un reino terrenal bajo un Hijo de David, y un ideal apocalíptico que anticipaba un juicio divino y la resurrección de los muertos, con un Mesías preexistente que aparecería en la consumación final5.

Interpretaciones judías y cristianas

La identidad del Mesías y la naturaleza de su reino han sido puntos de divergencia entre las tradiciones judía y cristiana. Para las comunidades cristianas del primer siglo, Jesús de Nazaret fue claramente reconocido como el Mesías prometido, quien cumplió las expectativas de Israel y de toda la humanidad6. El Nuevo Testamento enfatiza su descendencia davídica y su superioridad sobre sus ancestros reales6.

La palabra hebrea mashiach (Mesías), que significa «ungido», se translitera en griego como messias y se traduce como christos6. Este título, Cristo, se convierte en el más frecuente para identificar a Jesús en el Nuevo Testamento, resumiendo su misterio y siendo objeto de numerosas confesiones de fe6.

Sin embargo, la comprensión judía del Mesías a menudo se centraba en un libertador político que traería autonomía nacional y bienestar material, una imagen que entró en crisis con el escándalo de la Cruz para muchos judíos4. La teología católica sostiene que Jesús no se limitó a un rol preestablecido, sino que confirió a las nociones de Mesías y salvación una plenitud inimaginable, una «nueva creación»1. Las profecías del Antiguo Testamento no eran meras anticipaciones fotográficas, sino que tenían un significado inmediato para sus contemporáneos antes de adquirir un sentido más pleno en Cristo1.

El Catecismo de la Iglesia Católica (CCC) destaca que tanto el Pueblo de la Antigua Alianza como el Nuevo Pueblo de Dios comparten la expectativa de la venida (o el retorno) del Mesías7. La diferencia radica en que los cristianos esperan el regreso del Mesías que murió y resucitó, reconocido como Señor e Hijo de Dios, mientras que los judíos esperan la venida de un Mesías cuyas características permanecen ocultas hasta el fin de los tiempos7.

El Mesías en la teología católica

La teología católica afirma que Jesucristo es el Mesías definitivo y que en Él se cumplen todas las promesas mesiánicas.

La identidad del Mesías como Cristo

La Iglesia Católica profesa que Jesús de Nazaret es el Mesías esperado. En Él se cumplen todas las promesas de salvación asociadas con la venida del Mesías, especialmente a través de su misterio pascual6. Jesús es el Hijo de David, pero también el Siervo Sufriente, el Hijo del Hombre y el Hijo eterno de Dios6. Su mesianismo, tal como lo revela el Nuevo Testamento, trasciende las expectativas terrenales y adquiere una dimensión trascendente que supera las condiciones de la existencia temporal, dirigiéndose a toda la humanidad6.

El título Cristo para Jesús no solo indica su función mesiánica, sino que se convierte en su nombre propio, expresando su identidad como el Ungido por excelencia6. La confesión de Pedro en los Evangelios sinópticos («Tú eres el Cristo») juega un papel prominente en el reconocimiento de Jesús como Mesías, aunque Jesús mismo fue cauto con el título debido a las ideas políticas asociadas a él6,3. Su pasión y muerte revelan la singularidad de su mesianismo, en línea con la figura del Siervo Sufriente6.

La plenitud de la profecía en Jesús

La teología católica enseña que en Cristo ha llegado la plenitud de los tiempos8. Las profecías del Antiguo Testamento encuentran su sentido completo en Jesús, quien armoniza las diversas y a veces conflictivas esperanzas mesiánicas5. Él es simultáneamente el Siervo Sufriente y el Rey Davídico, el Juez y el Salvador de la humanidad, el verdadero Hijo del Hombre y Dios con nosotros5.

La insistencia en la continuidad entre ambos Testamentos es crucial, pero también lo es reconocer que Jesús confiere a las nociones de Mesías y salvación una plenitud que no podía haberse imaginado de antemano1. Las profecías mesiánicas no deben verse como anticipaciones fotográficas, sino como textos que tuvieron un significado inmediato para sus contemporáneos y luego un sentido más pleno en Cristo1.

El Mesías en la Iglesia

La Iglesia, como Cuerpo de Cristo, participa en la misión mesiánica de Jesús y vive en la expectativa de su segunda venida.

El papel del Mesías en la liturgia y la doctrina

La figura del Mesías, Jesucristo, es central en la liturgia y la doctrina de la Iglesia Católica. Cada sacramento y cada celebración litúrgica remiten a la obra salvífica de Cristo, el Mesías. La Eucaristía, en particular, es la actualización del sacrificio pascual de Jesús, el cumplimiento de la Nueva Alianza sellada por el Mesías6. La doctrina católica, desde el Credo de Nicea hasta el Catecismo de la Iglesia Católica, articula la identidad de Jesús como Dios y hombre, el Mesías prometido y salvador6,9.

La Iglesia, aunque ya vive la plenitud de los tiempos en Cristo, aún espera la consumación definitiva del Reino mesiánico8,10. Este tiempo presente es el tiempo del Espíritu y del testimonio, pero también un tiempo marcado por la «angustia» y la prueba del mal, un tiempo de espera y vigilancia10.

El futuro cumplimiento del Mesías

La expectativa mesiánica cristiana no se agota en la primera venida de Cristo. La Iglesia espera su glorioso advenimiento para el establecimiento definitivo del reino mesiánico, que traerá el orden final de justicia, amor y paz10. El cumplimiento definitivo ocurrirá al final de los tiempos, con la resurrección de los muertos, los nuevos cielos y la nueva tierra1,9.

La esperanza mesiánica judía no es vana, y para los cristianos puede ser un poderoso estímulo para mantener viva la dimensión escatológica de la fe. Ambas tradiciones viven en expectativa, aunque para los cristianos, Aquel que ha de venir tendrá los rasgos de Jesús, quien ya ha venido y está presente y activo entre nosotros1,9.

La Iglesia rechaza las formas modificadas de la falsificación del reino venidero, como el milenarismo, especialmente la forma política de un mesianismo secular, que pretende realizar dentro de la historia una esperanza mesiánica que solo puede realizarse más allá de la historia a través del juicio escatológico11.

Mesianismo contemporáneo y desafíos

En el panorama religioso actual, el mesianismo presenta diversas expresiones y desafíos para el diálogo interreligioso.

Movimientos mesiánicos no católicos

Existen diversos movimientos que se identifican como «mesiánicos», particularmente dentro del judaísmo mesiánico. Estos grupos aceptan a Jesús como el Mesías, pero sus creencias y prácticas varían considerablemente12. Algunos grupos de judíos mesiánicos aceptan la Encarnación, la Trinidad y el Credo de Nicea, y practican el bautismo, lo que los acerca a las comunidades eclesiales cristianas12,13. Otros, sin embargo, pueden rechazar la divinidad de Cristo y la Trinidad, asemejándose más al judaísmo rabínico en sus fundamentos doctrinales, aunque se distinguen por su aceptación de Jesús como Mesías12.

La Enciclopedia Católica señala que el judaísmo mesiánico, en sus diversas formas, representa un desafío y una oportunidad para el diálogo, ya que su aceptación de Jesús como Mesías los diferencia tanto del judaísmo rabínico como de las denominaciones cristianas tradicionales12.

La Iglesia Católica y el diálogo interreligioso

La cuestión de la identidad mesiánica de Jesús sigue siendo el principal punto de discusión entre judíos y cristianos3. Sin embargo, la investigación reciente en el Antiguo Testamento ha abierto nuevas posibilidades para el diálogo, mostrando una polifonía y variedad de formas de esperanza mesiánica en las Escrituras hebreas3.

La Iglesia Católica, a través de organismos como la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, bajo los auspicios de la Comisión para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, participa en un diálogo formal con comunidades mesiánicas13. Este diálogo busca comprender las diferentes expresiones de la esperanza mesiánica y fomentar el respeto mutuo, reconociendo que la fe de muchos judíos en las promesas mesiánicas de los profetas sigue siendo una dimensión esencial de sus vidas y fortalece la fe escatológica de los cristianos14.

La posición católica es que todo el Antiguo Testamento apunta a Cristo y encuentra su pleno significado en Él, aunque reconoce que los judíos no comparten esta interpretación cristológica14. A pesar de las divisiones, existe una unidad parcial en la expectativa escatológica convergente, lo que confirma la misión de la Iglesia sin eliminar las diferencias doctrinales14.

Conclusión

El mesianismo, desde una perspectiva católica, es la revelación progresiva del plan salvífico de Dios que culmina en Jesucristo. Él es el Mesías esperado, quien, a través de su vida, muerte y resurrección, dio plenitud a las profecías del Antiguo Testamento, transformando las expectativas de un libertador terrenal en una esperanza de salvación universal y trascendente. La Iglesia, como Pueblo de Dios, vive en la tensión entre el «ya» de la venida de Cristo y el «todavía no» de su glorioso retorno, manteniendo viva la esperanza escatológica que comparte, en parte, con el pueblo judío. El diálogo y la comprensión mutua son esenciales para abordar las complejidades del mesianismo en el mundo contemporáneo.

Citas

  1. II. - Temas fundamentales en las escrituras judías y su recepción en la fe en Cristo - A. Comprensión cristiana de las relaciones entre el Antiguo y el Nuevo Testamento - 5. La unidad del plan de Dios y la idea de cumplimiento, Pontificia Comisión Bíblica. El Pueblo Judío y Sus Sagradas Escrituras en la Biblia Cristiana (24 de mayo de 2001), § 21 (2001). 2 3 4 5 6 7

  2. II. - Temas fundamentales en las escrituras judías y su recepción en la fe en Cristo - B. Temas fundamentales compartidos - E) El hijo y sucesor de David: En el Antiguo Testamento, Pontificia Comisión Bíblica. El Pueblo Judío y Sus Sagradas Escrituras en la Biblia Cristiana (24 de mayo de 2001), § 62 (2001). 2 3

  3. B3.4 - La cuestión de la «sustitución» - El Mesías, Papa Benedicto XVI. Gracia y Vocación sin Remordimientos: Comentarios sobre el Tratado De Iudaeis, §Communio: Revista Católica Internacional, vol. 45, nº 1 (Primavera 2018) (2018). 2 3 4 5

  4. Verdadero rostro del Mesías revelado gradualmente, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 3 de diciembre de 1997, § 2 (1997). 2

  5. Mesías, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Mesías. 2 3

  6. II. - Temas fundamentales en las escrituras judías y su recepción en la fe en Cristo - B. Temas fundamentales compartidos - En el Nuevo Testamento, Pontificia Comisión Bíblica. El Pueblo Judío y Sus Sagradas Escrituras en la Biblia Cristiana (24 de mayo de 2001), § 63 (2001). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

  7. Párrafo 3. La Iglesia es una, santa, católica y apostólica, Catecismo de la Iglesia Católica, § 840 (1992). 2

  8. Santiago Sanz. Creación y Alianza en la Teología Contemporánea: Una Síntesis de las Principales Claves Interpretativas, § 26. 2

  9. Comisión Teológica Internacional. Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador: 1700 Aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea (325-2025) (2025) (2025). 2 3

  10. I. Vendrá de nuevo con gloria, Catecismo de la Iglesia Católica, § 672 (1992). 2 3

  11. I. Vendrá de nuevo con gloria, Catecismo de la Iglesia Católica, § 676 (1992).

  12. Gavin D’Costa. El Misterio de Israel: Judíos, Católicos Hebreos, Judaísmo Mesiánico, la Iglesia Católica y las Leyes Ceremoniales Mosaicas, § 19. 2 3 4

  13. Gavin D’Costa. El Misterio de Israel: Judíos, Católicos Hebreos, Judaísmo Mesiánico, la Iglesia Católica y las Leyes Ceremoniales Mosaicas, § 20. 2

  14. Roch Kereszty, O. Cist. Una Perspectiva Católica sobre la Misión de Israel, § 15. 2 3