Moisés

Moisés es una figura central en el Antiguo Testamento, venerado como libertador, líder, legislador, profeta e historiador del pueblo hebreo. Su vida y ministerio son fundamentales para la comprensión de la historia de Israel y la base de la revelación divina, prefigurando aspectos cruciales de la misión de Jesucristo. La tradición católica, apoyada por la Comisión Bíblica, sostiene la autoría mosaica sustancial del Pentateuco, que narra su vida desde el nacimiento milagroso y la vocación divina hasta la promulgación de la Ley en el Sinaí y el establecimiento de la alianza, culminando en su muerte antes de entrar en la Tierra Prometida.
Tabla de contenido
Nombre y Fuentes
El nombre Moshéh (M.T.), Mouses o Moses se ha interpretado de diversas maneras. Éxodo 2:10 sugiere una derivación del hebreo Mashah («sacar»), en referencia a haber sido sacado del agua. Josefo y los Padres de la Iglesia lo relacionan con el copto mo («agua») y uses («salvado»). Los egiptólogos modernos, como Lepsius, sugieren una conexión con el egipcio mesh («niño»), aunque no hay una conclusión definitiva1.
La personalidad histórica de Moisés es incuestionable, ya que negarla haría incomprensible la historia posterior de los israelitas. Aunque la literatura rabínica contiene numerosas leyendas sobre su vida, estas atestiguan la realidad de un personaje ilustre, de carácter fuerte y profundas convicciones religiosas, cuya influencia perduró durante siglos1. La Biblia es la principal fuente auténtica de su vida1.
Vida y Vocación
Nacimiento y Juventud
Moisés, de ascendencia levítica, nació en un momento en que el faraón había decretado la muerte de todo varón hebreo recién nacido. Después de ser ocultado durante tres meses, fue expuesto en una cesta a orillas del Nilo, donde fue encontrado por la hija del faraón y criado en la corte egipcia1. Sus hermanos mayores eran Aarón y María (Miriam)1, siendo Aarón tres años mayor que Moisés2.
La educación de Moisés en la casa del faraón lo preparó para ser un líder capaz de unificar las tribus. Sus experiencias entre los madianitas semitas le enseñaron la necesidad de instituciones específicas para la vida en el desierto y el respeto por las costumbres establecidas3.
La Llamada Divina
La primera mención del nombre de Aarón ocurre cuando Moisés, durante la visión en el Monte Horeb, intentaba declinar la misión impuesta por Dios, alegando ser «tardo en el habla» y carecer de elocuencia. Yahveh respondió que Aarón, dotado de elocuencia, sería su portavoz2. Moisés fue llamado por Dios para liberar a su pueblo de la esclavitud en Egipto4.
El Papa Juan Pablo II destacó a Moisés como el paradigma más grande de vocación en la revelación divina, después de Abraham. Esta vocación es fundamental para la identidad del pueblo de Dios tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, es decir, la Iglesia5.
El Éxodo y la Ley
Las Plagas y la Pascua
A través de Moisés y Aarón, Dios envió una serie de diez plagas sobre Egipto, humillando a los dioses egipcios y afligiendo a hombres y bestias. El faraón, a pesar de ablandarse en ocasiones, se negaba a liberar a los hebreos debido al valor de su mano de obra1. La crisis llegó con la última plaga: la muerte de los primogénitos. Los hebreos, advertidos por Moisés, celebraron la primera Pascua, listos para escapar. Después de esta plaga, el faraón y el pueblo egipcio rogaron a los hebreos que se marcharan1.
La Salida de Egipto y el Cruce del Mar Rojo
Moisés lideró a 600.000 hombres, además de mujeres y niños, cargados con los bienes de los egipcios. Fueron guiados por una columna de nube y fuego, y cruzaron el Mar Rojo, que se abrió milagrosamente para ellos. Este paso seco se convirtió en una trampa mortal para los perseguidores egipcios, un evento que inspiró el cántico de Moisés1.
El Sinaí y la Promulgación de la Ley
En el Sinaí, Moisés actuó como mediador entre Dios y el pueblo. Durante dos periodos de cuarenta días, permaneció en el monte, recibiendo de Dios los Diez Mandamientos y diversas leyes que moldearían a Israel en una nación teocrática1. La legislación mosaica, que incluye instituciones jurídicas, morales y ceremoniales, se encuentra en los últimos cuatro libros del Pentateuco3.
Moisés demostró un celo ardiente por la pureza del culto divino, castigando a quienes participaron en las orgías idólatras del becerro de oro. En su segundo descenso del monte, su rostro brillaba con una luz radiante, inspirando profundo asombro1.
Moisés como Prefiguración de Cristo
La tradición católica ve en Moisés una figura o tipo de Jesucristo, el «nuevo Moisés», que cumple y supera lo que fue prefigurado en el Antiguo Testamento6,7.
Mediador de una Nueva Alianza
Moisés fue el mediador de la Antigua Alianza, basada en la sangre de animales sacrificados y la promesa de obediencia a la palabra de Dios8. Sin embargo, los israelitas rompieron esta alianza al adorar el becerro de oro8. Jesús, como el nuevo Moisés, forjó una nueva y eterna alianza, fundada en su obediencia irrevocable y en su sacrificio hasta la muerte, tomando sobre sí toda la desobediencia humana y conquistándola8. Él es el mediador de una alianza mayor que la que Moisés trajo del Sinaí9.
El Profeta como Moisés
Deuteronomio 18:15 promete un profeta «como yo» que Dios levantará de entre el pueblo, a quien se deberá escuchar6. Esta promesa, según Benedicto XVI, implica una «mayor expectativa»: el nuevo Moisés tendrá una visión real e inmediata del rostro de Dios, algo que le fue negado al primer Moisés, quien solo pudo ver la «espalda de Dios»10,9. Juan 1:18, «A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima unión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer», revela que Jesús es el cumplimiento de esta profecía10,9.
La Nueva Torá y el Sermón de la Montaña
El Mesías debía traer una «Torá renovada»10. Jesús, como el nuevo y definitivo Moisés, trae una nueva y definitiva Torá10. En el Sermón de la Montaña, Mateo presenta a Jesús como el nuevo Moisés promulgando la nueva Ley9. Jesús no solo proclama el Sermón de la Montaña, sino que lo encarna, siendo la nueva Torá viviente, la ley del amor11. A diferencia de Moisés, Jesús es la ley del amor encarnada11.
El Pan de Vida y el Agua Viva
Moisés proveyó maná en el desierto para su pueblo12. Jesús se presenta como el verdadero pan del cielo, su propio Cuerpo, que da vida al mundo, superando el maná12,7. De la misma manera, Moisés hizo brotar agua de la roca para saciar la sed del pueblo12. Jesús es la «roca vivificante» de la que brotan ríos de agua viva, el Espíritu Santo, para saciar la sed espiritual de la humanidad13,12,7.
La Transfiguración
La tipología de Jesús como el nuevo Moisés alcanza su clímax en la Transfiguración, antes de su muerte y resurrección13. En este evento, el rostro de Jesús «resplandeció como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz» (Mt 17:2)13. A diferencia de Moisés, cuya piel brillaba por la luz que venía de fuera después de hablar con Dios, Jesús irradia luz desde dentro; Él mismo es «luz de luz»8. La Transfiguración, un evento de oración, muestra la profunda interpenetración del ser de Jesús con Dios, una unidad ontológica que excede la amistad entre Dios y Moisés13.
Oración y Relación con Dios
Moisés conversaba con Dios «cara a cara, como un hombre habla con su amigo» (Ex 33:11)6. Sin embargo, no podía ver el rostro de Dios10. Jesús, como el Hijo unigénito, vive en la presencia íntima del Padre y realiza plenamente lo que para Moisés fue solo fragmentario10,9. La enseñanza de Jesús no es producto del aprendizaje humano, sino que «procede del contacto inmediato con el Padre, del diálogo 'cara a cara', de la visión de Aquel que reposa junto al corazón del Padre»11.
La oración de Moisés a menudo estaba marcada por la pregunta «¿Por qué?», expresando sus dudas y un corazón vacilante14. A pesar de sus temores, Moisés mantuvo un vínculo estrecho de solidaridad con su pueblo, intercediendo por ellos en momentos de tentación y pecado14.
Jesús, en su oración, participa de su comunión filial con el Padre11. Cuando Jesús enseña el Padrenuestro o revela el nombre de Dios, se presenta como el nuevo Moisés que completa lo que comenzó con Moisés en la zarza ardiente11.
Muerte y Legado
Moisés, en sus últimos días, pronunció los discursos memorables preservados en Deuteronomio, incluyendo la profecía de un futuro Profeta como él1. Desde el Monte Nebo, Moisés contempló la Tierra Prometida y murió a los 120 años, siendo sepultado en el valle de Moab, aunque nadie conoce su sepulcro1.
Su memoria ha sido de «aislada grandeza», un tipo de santidad hebrea que, humanamente hablando, eclipsó a otros modelos hasta el punto de que Jesucristo, a quien prefiguró, parecía eclipsado por él en la mente de los eruditos. Por ello, fue una providencia indispensable que se le representara en la Transfiguración, junto a Elías, y claramente inferior al incomparable Antitipo cuya venida había predicho1.
En su muerte sacrificial, Jesús, como intercesor de toda la humanidad, es también el nuevo Moisés. Él hace lo que Moisés no pudo: a través de la ofrenda de sí mismo en sacrificio, es capaz de purificar verdaderamente a la humanidad del pecado y transformarla en un pueblo justo y santo15.
Celebración Litúrgica
En algunas tradiciones de las Iglesias sirias orientales, el calendario litúrgico incluye un periodo llamado Moše (Moisés), que consiste en uno, cuatro o siete domingos hasta el primer domingo de la Dedicación16.
La Fiesta de la Transfiguración de Cristo, observada el 6 de agosto en el rito latino17, conmemora la manifestación de la gloria divina de Jesús, en la que Moisés y Elías aparecieron junto a Él17. Esta fiesta, aunque tardía en ser adoptada en la Iglesia Latina (alrededor del siglo X), fue extendida a la Iglesia Universal por Calixto III en 145617.
Conclusión
Moisés sigue siendo una figura fundamental en la fe católica, no solo como el gran libertador y legislador del pueblo de Israel, sino también y de manera más profunda, como un poderoso tipo o prefiguración de Jesucristo. A través de sus palabras y acciones, Moisés anticipó aspectos esenciales de la misión de Jesús, quien como el «nuevo Moisés», trajo una alianza superior, una Torá encarnada en el amor, el verdadero pan de vida y el agua viva, y la plena revelación del rostro de Dios. Su legado invita a una comprensión más profunda de la historia de la salvación y la centralidad de Cristo en el cumplimiento de las promesas divinas.
Citas
Moisés, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Moisés. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13
Aarón, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Aarón. ↩ ↩2
Legislación Mosaica, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Legislación Mosaica. ↩ ↩2
Pentateuco, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Pentateuco. ↩
Papa Juan Pablo II. Visita al Pontificio Seminario Romano Mayor (24 de febrero de 1990) - Discurso (1990). ↩
Jesús: El nuevo Moisés, Thomas G. Weinandy, OFM Cap. La relación filial del Hijo con el Padre: Jesús como el Nuevo Moisés, § 4. ↩ ↩2 ↩3
Verdadero rostro del Mesías gradualmente revelado, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 3 de diciembre de 1997, § 4 (1997). ↩ ↩2 ↩3
El nuevo Moisés: Obediencia e intercesión, Thomas G. Weinandy, OFM Cap. La relación filial del Hijo con el Padre: Jesús como el Nuevo Moisés, § 10. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
El nuevo Moisés: Sermón de la montaña, Thomas G. Weinandy, OFM Cap. La relación filial del Hijo con el Padre: Jesús como el Nuevo Moisés, § 5. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Joseph W. Koterski, S.J. Sobre el cuádruple sentido de la Escritura en Jesús de Nazaret, Volumen 1, § 11. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
El nuevo Moisés y la oración de Jesús, Thomas G. Weinandy, OFM Cap. La relación filial del Hijo con el Padre: Jesús como el Nuevo Moisés, § 7. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Aphrahat/Aphraates. Demostración 21 (Sobre la Persecución), § 10 (344). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
La transfiguración: El nuevo Moisés, Thomas G. Weinandy, OFM Cap. La relación filial del Hijo con el Padre: Jesús como el Nuevo Moisés, § 9. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Catequesis sobre la oración - 7. La oración de Moisés, Papa Francisco. Audiencia General del 17 de junio de 2020 - Catequesis sobre la oración: 7. La oración de Moisés (2020). ↩ ↩2
Conclusión: Una relación personal con Jesús, el nuevo Moisés, Thomas G. Weinandy, OFM Cap. La relación filial del Hijo con el Padre: Jesús como el Nuevo Moisés, § 11. ↩
Iglesias de la tradición sirio oriental: Año litúrgico, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, § Iglesias de la Tradición Sirio Oriental: Año Litúrgico (2015). ↩
Fiesta de la Transfiguración de Cristo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Fiesta de la Transfiguración de Cristo. ↩ ↩2 ↩3