Moisés en la zarza ardiente

Moisés, pastor del rebaño de Jetró, recibe en el monte Horeb una manifestación divina única: una zarza que arde sin consumirse. En ese encuentro el Señor se revela con el nombre Yo soy el que soy, llama a Moisés a liberar al pueblo de Israel y le confiere una misión que anticipa la obra salvadora de Cristo. Este episodio, narrado en Éxodo 3 1‑15, ha sido interpretado por la tradición católica como una teofanía que revela la Trinidad, simboliza la gloria de Dios y constituye modelo de obediencia y misión para todos los cristianos. A lo largo de la liturgia, la teología, el arte y la catequesis, la zarza ardiente sigue inspirando la vida de fe y la acción evangelizadora de la Iglesia.
Tabla de contenido
Contexto bíblico y narrativa
La llamada de Dios (Éxodo 3 1‑15)
En el desierto, Moisés se acerca al arbusto encendido y oye la voz del Señor que le dice: «Quítate las sandalias, porque el lugar sobre el que estás es tierra santa» (Éxodo 3 5) y le revela su nombre: «Yo soy el que soy» (Éxodo 3 14)1. Este llamado marca el inicio de la misión libertadora de Moisés y muestra la iniciativa divina que invita al hombre a responder con fe y obediencia2.
La naturaleza de la zarza (simbolismo del fuego)
El fuego que arde sin consumirse se interpreta como la gloria inextinguible de Dios y la presencia del Espíritu Santo que protege y purifica. El Papa Juan Pablo II explicó que el fuego representa tanto el fascinosum (esplendor) como el tremendum (temor) de la santidad divina3. Así, la zarza se convierte en símbolo de la luz de Cristo que ilumina sin destruir4.
Interpretación teológica
La revelación de la Trinidad
La teofanía del arbusto encendido muestra la unidad y la diferencia dentro de la Santísima Trinidad: el Padre se manifiesta como la fuente de luz, el Hijo como la voz que llama y el Espíritu como la presencia que envuelve la zarza4. El Catecismo afirma que la revelación del nombre divino a Moisés es fundamental para ambas alianzas, la del Antiguo y la del Nuevo Testamento5.
El llamado a la misión
Moisés, de simple pastor, es llamado a ser libertador del pueblo y a anunciar la salvación de Dios. El Papa Benedicto XVI señala que esta llamada anticipa la «zarza ardiente de la Cruz», donde Dios se hace hombre para liberar a la humanidad6. El magisterio subraya que la respuesta de Moisés, «¡Eccomi!» (Éxodo 3 4), modela la disposición del cristiano a aceptar la misión evangelizadora de la Iglesia7.
El fuego como gloria de Dios
El fuego simboliza la presencia gloriosa que no se consume, señal de la energía salvadora del Espíritu. El Papa Juan Pablo II describió el fuego como «la luz que arde sin quemar», una imagen que los fieles experimentan en la oración y en la liturgia3. El Catecismo vincula este símbolo con la revelación del amor divino que llama a la conversión permanente2.
Liturgia y devoción
Lecturas litúrgicas
El relato de la zarza aparece en las lecturas de la Cuaresma y en la Vigilia Pascual, recordando a la comunidad la invocación divina y la necesidad de responder con fe8. En la liturgia del Señor de los Días, el pasaje subraya la continuidad entre la liberación del pueblo de Israel y la redención en Cristo.
Homilías papales y de la Iglesia
Juan Pablo II (1984): enfatiza la pregunta de Moisés sobre el fuego y la respuesta del Señor como revelación de la teofanía1.
Juan Pablo II (1998): destaca la voz que llama a Moisés y la autoridad que le es conferida para ser mediador entre Dios y su pueblo7.
Benedicto XVI (2010): conecta la zarza con la cruz, mostrando cómo la revelación del nombre divino se cumple en la encarnación de Cristo6.
Festividades y conmemoraciones
Aunque no existe una fiesta propia, la zarza se celebra implícitamente en la Semana Santa y en la Iniciación Cristiana, donde se subraya la importancia de responder al llamado de Dios con valentía y confianza2.
Arte y iconografía
Representaciones artísticas
Desde los frescos medievales hasta las obras contemporáneas, la zarza ardiente ha sido representada como centro visual de la revelación divina. El Catecismo señala que la iconografía cristiana expresa mediante imágenes el mismo mensaje evangélico que la Escritura9.
Simbolismo visual
El fuego se muestra con colores rojo y amarillo, indicando la gloria y la energía del Espíritu Santo, mientras que el arbusto permanece intacto, simbolizando la protección divina. El uso del nimbus (halo) en la representación de Moisés refleja la luz divina que lo rodea, siguiendo la tradición artística descrita en la Enciclopedia Católica10.
Legado y enseñanza
En la enseñanza catequética
Los catequistas utilizan la zarza para enseñar la obediencia, la fe y la misión cristiana. El Catecismo describe este episodio como una «imagen primordial de la oración», donde Moisés aprende a confiar en la voluntad de Dios y a orar con humildad2.
En la vida de los fieles
Para los creyentes, la zarza ardiente es un recordatorio de la presencia constante de Dios en los lugares más inesperados. San Atanasio compara al fuego del arbusto con la luz que ilumina el corazón del cristiano, y los jóvenes mártires de Fátima relatan haber sentido la misma llama que «no los quemó»11,12.
Conclusión
El episodio de Moisés en la zarza ardiente constituye una teofanía central que revela la Trinidad, la gloria de Dios y la llamada a la misión. A través de la liturgia, la teología, el arte y la catequesis, la zarza sigue siendo un símbolo vivo que invita a los cristianos a reconocer la presencia de Dios, a responder con «¡Eccomi!» y a participar en la obra redentora de la Iglesia.
Citas
Papa Juan Pablo II. 11 de septiembre de 1984: Misa para la beatificación de la Hermana Marie-Léonie Paradis - Homilía (1984). ↩ ↩2
Sección primera la oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2575. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 11 de diciembre de 1985 (1985). ↩ ↩2
La teofanía de la zarza ardiente establece una pragmática especular en la relación entre Dios y la humanidad, Olivier-Thomas Venard, O.P. Hermenéutica bíblica y la construcción tomista de una doctrina de Dios, § 10. ↩ ↩2
Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 204. ↩
Visita pastoral a la parroquia de San Juan de la Cruz (Roma), Papa Benedicto XVI. 7 de marzo de 2010: Visita Pastoral a la Parroquia de San Juan de la Cruz (Roma) (2010). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. 15 de marzo de 1998, Beatificación de tres Siervos de Dios, § 1 (1998). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. 25 de mayo de 1997, Visita a la Parroquia Romana de San Lino, § 2 (1997). ↩
Sección primera la economía sacramental, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1160. ↩
Nimbo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Nimbo. ↩
Atanasio de Alejandría. Carta 63, § 42 (373). ↩
Papa Juan Pablo II. Francisco y Jacinta Marto (1908-1919) - Homilía de beatificación, § 1 (2017). ↩
