Monoteísmo
El monoteísmo, la creencia en un solo Dios, es una doctrina central en el catolicismo, que se distingue de otras religiones monoteístas por la enseñanza de la Santísima Trinidad. Esta doctrina afirma que el único Dios verdadero subsiste en tres Personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, quienes son distintas pero coeternas e iguales en esencia. A lo largo de la historia, la Iglesia ha defendido la unidad divina frente a herejías dualistas y ha proclamado la naturaleza amorosa y paternal de Dios revelada por Jesucristo.
Tabla de contenido
La Esencia del Monoteísmo Católico
El monoteísmo católico se fundamenta en la creencia en un único Dios, Creador y Señor de todo lo visible e invisible1. Esta unidad divina no es una mera afirmación filosófica, sino una verdad revelada que tiene profundas implicaciones para la vida de fe. La Iglesia ha sostenido firmemente que Dios es esencialmente distinto de todo lo demás y que no hay más que un solo Dios1.
La afirmación fundamental del monoteísmo se encuentra en el Antiguo Testamento, particularmente en el Shemá Israel: «Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor» (Dt 6,4)2,3. Esta declaración no solo proclama la singularidad de Dios, sino que también llama a una respuesta total de amor y obediencia: «amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6,5)3. En el Nuevo Testamento, Jesús mismo reitera esta profesión de fe3.
Dios como Amor y Ser
La teología católica profundiza en la naturaleza de este Dios único, describiéndolo no solo como el Ser supremo, sino también como Amor. Como reveló a Moisés, Dios es «Yo soy el que soy» (Ex 3,14), indicando su existencia auto-subsistente y eterna4. San Juan, por su parte, afirma que «Dios es amor» (1 Jn 4,8)2,4. Estos dos nombres, Ser y Amor, expresan de manera inefable la misma realidad divina de Aquel que ha querido darse a conocer a la humanidad4.
La fe en un solo Dios conlleva varias consecuencias para la vida del creyente:
Reconocimiento de la grandeza y majestad de Dios: Nos lleva a servir a Dios en primer lugar2.
Acción de gracias: Todo lo que somos y tenemos proviene de Él2.
Unidad y dignidad de todos los hombres: Cada persona está hecha a imagen y semejanza de Dios2.
Uso correcto de las cosas creadas: Debemos usar todo lo que no es Dios solo en la medida en que nos acerca a Él, y desapegarnos de ello si nos aleja2.
Confianza en Dios en toda circunstancia: Incluso en la adversidad, la fe nos invita a confiar plenamente en Él2.
El Monoteísmo Trinitario
Lo que distingue el monoteísmo cristiano es el misterio de la Santísima Trinidad. Aunque los cristianos creen en un solo Dios, esta unidad se expresa en la distinción de tres Personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo1,5. Estas tres Personas son coeternas, coiguales y consustanciales, lo que significa que comparten la misma esencia, sustancia o naturaleza divina1,6,5.
Los Concilios de la Iglesia, como el Cuarto Concilio de Letrán (1215) y el Concilio Vaticano I (1870), han enfatizado la unidad de la naturaleza divina al definir la Trinidad de Personas en Dios1. La doctrina cristiana de la Trinidad rechaza explícitamente cualquier forma de triteísmo o politeísmo5.
Distinción de Personas y Unidad de Esencia
La distinción real entre las Personas divinas reside únicamente en las relaciones que las vinculan entre sí, sin dividir la unidad divina6. El Padre es eternamente Padre en relación con su Hijo unigénito, quien es eternamente Hijo solo en relación con su Padre6. El Espíritu Santo es otra Persona divina, revelada en relación con Jesús y con el Padre6. Estas relaciones mutuas que constituyen eternamente a las tres Personas son la bienaventurada vida íntima de Dios, infinitamente más allá de todo lo que podemos concebir humanamente4.
San Agustín y Santo Tomás de Aquino, entre otros, han reflexionado profundamente sobre esta doctrina. Santo Tomás, en particular, concibió la persona divina como una «relación subsistente», lo que significa que la relación que distingue a las Personas posee el mismo ser de Dios, con el cual se identifica7. Esta perspectiva permite comprender un monoteísmo rigurosamente trinitario, donde la fe en la Trinidad no altera el monoteísmo, sino que lo fortalece y lo hace más profundo7,8.
La doctrina de la Trinidad es un misterio inaccesible a la sola razón humana, pero que la razón es llamada a aceptar por la revelación de la naturaleza íntima de Dios5.
Apropiaciones Trinitarias
Dentro de la unidad del acto divino, cada Persona interviene según el modo de su propiedad personal7. Esto se conoce como la doctrina de las «apropiaciones» trinitarias, donde lo que es común a las tres Personas se atribuye a una de ellas en la medida en que tiene cierta semejanza con lo que es propio de esa Persona6,7. Por ejemplo, la creación se atribuye al Padre porque en el acto de crear se manifiesta de la manera más elevada el poder divino como principio del ser de las criaturas6,7. La redención se apropia al Hijo, y la santificación al Espíritu Santo, aunque las tres Personas actúan siempre juntas en cualquier obra divina6,7.
El Monoteísmo Cristiano en Contraste con Otras Religiones
El monoteísmo enseñado por Jesucristo es sublime y no tiene paralelo en la historia de las religiones1. Dios es presentado como un Padre amoroso y misericordioso de toda la humanidad, no solo de un pueblo privilegiado1. En esta relación filial con Dios, Cristo centra nuestras obligaciones tanto hacia Dios como hacia nuestros semejantes, imprimiéndonos el deber de tratar a los demás como hijos de Dios y, por lo tanto, como hermanos, merecedores no solo de justicia, sino también de misericordia y caridad1.
Islam
El monoteísmo islámico, tal como se presenta en el Corán, es prácticamente uno con el Jehová del Antiguo Testamento1. Alá es el Todopoderoso, el Omnisciente, el Justísimo, el Señor de los mundos, el Creador de los cielos y la tierra1. La clave del islam es la sumisión a la voluntad de Dios1.
Si bien existe una correspondencia significativa entre el cristianismo y el islam en lo que respecta a la única sustancia divina, la diferencia fundamental radica en la doctrina trinitaria5. Mientras que el islam concibe la unidad de Dios de una manera estrictamente unitaria, el cristianismo la expresa en el misterio de las tres Personas divinas5.
Judaísmo
El judaísmo, con su fuerte afirmación de que «El Señor es uno» (Dt 6,4), fue el contexto de la revelación de Jesús3. Originalmente, esta afirmación no negaba la existencia de otros dioses, como se ve en el Decálogo (Ex 20,3)3. Sin embargo, a partir del exilio babilónico, la fe judía evolucionó hacia un monoteísmo radical, afirmando que «los dioses no son nada» (Is 45,14)3.
El cristianismo, si bien afirma la unicidad de Dios («no hay más que un solo Dios»), también reconoce a Jesús como Hijo (Rm 1,3-4) unido al Padre (Jn 10,30; 17,11)3. San Pablo, para expresar la fe cristiana, divide la profesión de Dt 6,4 diciendo: «Para nosotros hay un solo Dios, el Padre… y un solo Señor, Jesucristo» (1 Co 8,6)3.
Defensa del Monoteísmo en la Historia de la Iglesia
Desde sus inicios, el cristianismo estuvo rodeado por las creencias y prácticas politeístas del mundo pagano, lo que hizo necesaria una expresión clara y autoritativa del monoteísmo1. Por ello, los símbolos de fe o credos comienzan con las palabras: «Creo en Dios» o, más explícitamente, «Creo en un solo Dios»1.
Entre las primeras herejías, algunas de las más importantes y directamente opuestas al monoteísmo surgieron del intento de explicar el origen del mal. Estas herejías dualistas, como el Gnosticismo, el Maniqueísmo y los Marcosianos, atribuían el bien a un principio divino y el mal a otro1. Esto dio ocasión a una vigorosa defensa del monoteísmo por parte de escritores como San Ireneo, Tertuliano y San Agustín1.
La difusión del monoteísmo ha sido uno de los grandes logros de la Iglesia Católica a lo largo de la historia, especialmente en la conversión de los pueblos del norte de Europa1.
Conclusión
El monoteísmo católico es la creencia inquebrantable en un solo Dios, que se revela como amor y existencia pura. Este Dios único, sin embargo, se manifiesta en el misterio de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres Personas distintas que comparten la misma esencia divina. Esta doctrina, defendida a lo largo de los siglos por la Iglesia, es el fundamento de la fe y la moral cristianas, invitando a los creyentes a una relación filial de confianza, gratitud y amor con el Dios que es Uno y Trino.
Citas
Monoteísmo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Monoteísmo. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16
Capítulo I: Creo en Dios Padre, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1.2.1. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
II. - Temas fundamentales en las Escrituras judías y su recepción en la fe en Cristo - B. Temas fundamentales compartidos - 1. Revelación de Dios, Comisión Bíblica Pontificia. El Pueblo Judío y Sus Sagradas Escrituras en la Biblia Cristiana (24 de mayo de 2001), § 24 (2001). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
Profesión de fe, Papa Pablo VI. Solemni Hac Liturgia (Credo del Pueblo de Dios) (30 de junio de 1968), § 9 (1968). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Diálogo con los musulmanes, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 5 de mayo de 1999, § 3 (1999). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Congregación para la Doctrina de la Fe. Una nueva respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la validez del Bautismo (2008). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Gilles Emery, O.P. Cuestiones contemporáneas sobre Dios, § 10. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Monoteísmo trinitario, Gilles Emery, O.P. Cuestiones contemporáneas sobre Dios, § 9. ↩