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Nestorianismo

El nestorianismo es una doctrina cristológica que surgió en el siglo V, asociada al Patriarca de Constantinopla, Nestorio. Esta enseñanza fue condenada como herejía por el Concilio de Éfeso en el año 431. Su punto central radica en la afirmación de que en Jesucristo coexisten dos personas distintas, una divina y otra humana, unidas por un vínculo meramente moral. Esta perspectiva negaba que la Virgen María pudiera ser llamada Theotokos (Madre de Dios), proponiendo en su lugar Christotokos (Madre de Cristo), lo que generó una profunda controversia y llevó a la reafirmación de la unidad de la persona de Cristo en la doctrina católica.

Tabla de contenido

Origen y Desarrollo de la Controversia

La controversia nestoriana se originó a principios del siglo V, en un contexto de intensos debates cristológicos en la Iglesia. Nestorio, quien se convirtió en Patriarca de Constantinopla en el año 428, encontró una disputa ya existente en la capital sobre si María debía ser llamada Theotokos (Madre de Dios) o Anthropotokos (Madre del hombre)1. Para intentar resolver esta cuestión, Nestorio propuso el término Christotokos (Madre de Cristo) como una alternativa1,2.

La preocupación de Nestorio, influenciado por la escuela de Antioquía, era salvaguardar la plena humanidad de Cristo y evitar cualquier confusión que pudiera sugerir que la divinidad de Cristo había nacido de María1,3. La escuela de Antioquía, a la que Nestorio pertenecía, enfatizaba la distinción entre las naturalezas divina y humana de Cristo, en oposición a las enseñanzas que, como el apolinarismo, sacrificaban la integridad de la humanidad de Cristo1,3. Sin embargo, al hacerlo, Nestorio se opuso imprudentemente a un desarrollo kerigmático que honraba a María como Madre de Dios1,2.

La Doctrina de Nestorio

La enseñanza de Nestorio se caracterizaba por su dificultad para aceptar la unidad de la persona de Cristo y por una interpretación errónea de la distinción entre sus dos naturalezas, divina y humana4. Sostenía que la divinidad y la humanidad no estaban unidas en un solo sujeto personal en el ser terrenal que comenzó a existir en el seno de la Virgen María5. En lugar de una unión sustancial o hipostática, Nestorio hablaba de una unión accidental o moral, o «conjunción» (synapheia), entre el Logos divino y una persona humana independiente1,6,7,8.

Esta concepción llevó a la idea de que en Cristo no solo había dos naturalezas, sino también dos personas: la persona divina del Logos y una persona humana1,5,9. Como consecuencia lógica de esta dualidad de personas, Nestorio argumentaba que la Virgen María no podía ser verdaderamente llamada Theotokos (Madre de Dios), sino solo Christotokos (Madre de Cristo-hombre)5,6,7. Él pensaba que llamar a María Madre de Dios la convertiría en una diosa y escandalizaría a los gentiles3.

Aunque Nestorio declaró enfáticamente que hay un solo Cristo y un solo Hijo, y en algunos de sus sermones expresó ideas ortodoxas sobre la divinidad de Cristo, sus explicaciones sobre la unidad de Cristo lógicamente conducían a la idea de dos Cristos, aunque él mismo no lo hubiera admitido3.

El Concilio de Éfeso (431 d.C.)

El Concilio de Éfeso, convocado por el emperador Teodosio II en el año 431, fue el evento decisivo en la condena del nestorianismo2,10. La idea de este concilio fue inicialmente de Nestorio, quien se consideraba calumniado ante el Papa y veía a San Cirilo de Alejandría como un enemigo personal y un teólogo peligroso10.

Papel de San Cirilo de Alejandría

San Cirilo, obispo de Alejandría, fue el principal antagonista de Nestorio11,6,2. Ya había denunciado a Nestorio ante el Papa San Celestino I, quien, el 11 de agosto de 430, encargó a Cirilo que notificara a Nestorio que, a menos que se retractara en diez días, sería excomulgado y depuesto2,10. Cirilo presidió el Concilio de Éfeso, actuando como Patriarca de Alejandría y en representación del Papa Celestino10.

Desarrollo y Condena

El concilio comenzó el 22 de junio de 431, a pesar de la ausencia de los obispos antioquenos y los legados romanos2,10. La segunda carta de Cirilo a Nestorio fue leída y considerada conforme a la fe de Nicea, mientras que la respuesta de Nestorio fue condenada2. Nestorio fue convocado tres veces, pero se negó a comparecer2,10. En consecuencia, el concilio procedió a examinar sus discursos públicos y, al encontrar en ellos blasfemias contra el Hijo de Dios, lo depuso12,10,13. La sentencia fue firmada por 198 obispos10.

El Concilio de Éfeso condenó las tesis de Nestorio y, al afirmar la subsistencia de la naturaleza divina y la naturaleza humana en la única persona del Hijo, proclamó a María como Madre de Dios (Theotokos)4,14. Se confesó que el Verbo, uniéndose a sí mismo en su persona la carne animada por un alma racional, se hizo hombre15.

Doctrina Católica en Oposición al Nestorianismo

La Iglesia Católica, a través del Concilio de Éfeso y posteriormente el Concilio de Calcedonia (451), clarificó la doctrina de la Encarnación en oposición al nestorianismo.

La Unidad de Persona en Cristo

La enseñanza central refutada por el Concilio de Éfeso fue la idea de que existían dos personas en Cristo8. La doctrina católica afirma que Jesucristo posee dos naturalezas, una divina y otra humana, no confundidas, sino unidas en la única persona del Hijo de Dios16,17. La humanidad de Cristo no tiene otro sujeto que la persona divina del Hijo de Dios, quien la asumió y la hizo propia desde su concepción15.

La Maternidad Divina de María (Theotokos)

El título de Theotokos para la Virgen María es una consecuencia directa de la unidad de la persona de Cristo14. María es verdaderamente la Madre de Dios, no porque la naturaleza de la Palabra o su divinidad recibieran el comienzo de su existencia de la santa Virgen, sino porque el cuerpo santo, animado por un alma racional, que el Verbo de Dios unió a sí mismo según la hipóstasis, nació de ella. Por lo tanto, se dice que el Verbo nació según la carne14. Esta es una verdad fundamental de la fe católica, expresada en el Credo Niceno, que confiesa que «por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre»18,19.

Consecuencias y Legado del Nestorianismo

La condena de Nestorio no puso fin a la controversia. Su doctrina, o al menos la teología antioquena que la inspiró, encontró muchos partidarios en el Patriarcado Oriental, especialmente en la escuela de Edesa, y se extendió al reino de Persia3,9.

La Iglesia Nestoriana

La Iglesia Nestoriana, aunque separada de la Iglesia Católica por exigencias políticas, nunca tuvo la intención de hacer más que practicar una autonomía similar a la de los patriarcados orientales3. Su herejía consistió principalmente en su negativa a aceptar los Concilios de Éfeso y Calcedonia3.

Estos cristianos persas, a quienes sus vecinos llamaban «Orientales» o «Nestorianos», se llamaban a sí mismos Caldeos3. Desarrollaron un notable espíritu misionero, evangelizando muchos países del Lejano Oriente, llegando incluso a China y fundando comunidades cristianas en la costa de Malabar en la India9. La Iglesia Nestoriana alcanzó su apogeo en el siglo XI, pero las invasiones mongolas en los siglos XIII y XIV provocaron su declive9. Hoy en día, están representados por pequeños grupos, como los caldeos unidos a la Iglesia Católica3,9.

Impacto Teológico

El nestorianismo, al igual que otras herejías cristológicas de los primeros siglos, obligó a la Iglesia a profundizar y clarificar su comprensión de la persona de Jesucristo. La defensa de la fe contra estas herejías fue obra de los primeros concilios y de los Padres de la Iglesia, quienes desarrollaron una terminología precisa (como «sustancia», «persona» o «hipóstasis», «relación») para expresar el inefable misterio de la Trinidad y la Encarnación20,21. La condena del nestorianismo reafirmó la unidad hipostática de Cristo, es decir, que en Jesús hay una sola persona divina con dos naturalezas, divina y humana, perfectamente unidas sin confusión ni separación22.

Citas

  1. Nestorianismo, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Nestorianismo (2015). 2 3 4 5 6 7

  2. Éfeso, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Éfeso (2015). 2 3 4 5 6 7 8

  3. Nestorio y el nestorianismo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Nestorio y el Nestorianismo. 2 3 4 5 6 7 8 9

  4. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 27 de noviembre de 1996 (1996). 2

  5. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 16 de marzo de 1988, § 2 (1988). 2 3

  6. Papa Pío XI. Lux Veritatis, § I (1931). 2 3

  7. La Encarnación, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §La Encarnación. 2

  8. Papa Pío XI. Lux Veritatis, § II (1931). 2

  9. Unión de la Cristiandad, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Unión de la Cristiandad. 2 3 4 5

  10. Concilio de Éfeso, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Concilio de Éfeso. 2 3 4 5 6 7 8

  11. Eutiquianismo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Eutiquianismo.

  12. Libro VII - Capítulo 34. Sínodo en Éfeso contra Nestorio. Su deposición, Sócrates Escolástico. Historia de la Iglesia - Sócrates Escolástico, §Libro VII Capítulo 34 (439).

  13. Concilio de Éfeso (d.C. 431) - Sesión I - Decreto del concilio contra Nestorio, Documento del Concilio. Concilio de Éfeso (d.C. 431), §Sesión I (431).

  14. Capítulo Dos. Creo en Jesucristo, Hijo único de Dios, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1.2.2. 2 3

  15. Párrafo 1. El Hijo de Dios se hizo hombre, Catecismo de la Iglesia Católica, § 466 (1992). 2

  16. Párrafo 1. El Hijo de Dios se hizo hombre, Catecismo de la Iglesia Católica, § 481 (1992).

  17. Párrafo 1. El Hijo de Dios se hizo hombre, Catecismo de la Iglesia Católica, § 464 (1992).

  18. Capítulo Tres. La respuesta del hombre a Dios, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1.1.3.

  19. Párrafo 1. El Hijo de Dios se hizo hombre, Catecismo de la Iglesia Católica, § 456 (1992).

  20. Capítulo Tres. Creo en el Espíritu Santo, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1.2.3.

  21. Capítulo Uno. Creo en Dios Padre, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1.2.1.

  22. Párrafo 1. El Hijo de Dios se hizo hombre, Catecismo de la Iglesia Católica, § 467 (1992).