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Noviazgo

El noviazgo católico es un período de discernimiento y preparación para el matrimonio, arraigado en la fe y la enseñanza de la Iglesia. No es meramente un preludio social, sino una etapa crucial para que la pareja se conozca profundamente, establezca una base sólida de amor y compromiso, y discierna si Dios los llama a la unión sacramental del matrimonio. Este proceso implica la vivencia de la castidad, la oración conjunta, la participación en la vida de la Iglesia, y una seria reflexión sobre los fines y las responsabilidades del matrimonio.

Tabla de contenido

Naturaleza y Propósito del Noviazgo

El noviazgo, en la tradición católica, es un tiempo de preparación próxima para la vida matrimonial1. Es una etapa distintiva y profunda que la Iglesia, en su sabiduría, resguarda con especial atención, reconociendo su delicadeza y seriedad2. Durante este período, los novios están llamados a realizar un verdadero trabajo de amor, un esfuerzo compartido e involucrado que profundiza en su relación2.

El propósito principal del noviazgo es el discernimiento de la vocación al matrimonio2,3. Esto implica que la pareja debe conocerse mutuamente de manera auténtica, no solo a través de la atracción o el sentimiento momentáneo, sino a través de un camino de maduración en el amor2,4. Es un tiempo para que el hombre aprenda sobre la mujer y la mujer sobre el hombre, descubriendo gradualmente quién es el otro en su totalidad2.

La cultura contemporánea a menudo se muestra indiferente a la seriedad de esta etapa, y en ocasiones, presenta obstáculos psicológicos y prácticos para los jóvenes que desean formar un hogar y acoger hijos2. Sin embargo, el noviazgo es un camino de vida que debe madurar como un fruto, un tiempo para crecer en el amor hasta que se convierta en matrimonio2.

Elementos Clave del Noviazgo Católico

Discernimiento y Conocimiento Mutuo

El discernimiento de la calidad de la relación y un período de compromiso son esenciales para el noviazgo3. Las parejas deben establecer la certeza de que la mano de Dios está en su unión y que Él los precede, acompaña y les permitirá decir: «Con la gracia de Cristo, te prometo serte fiel siempre»3. No pueden prometer fidelidad «en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad» basándose únicamente en la buena voluntad o la esperanza de que «funcione»3. Necesitan apoyarse en el terreno sólido del amor fiel de Dios3.

Es crucial que los novios discutan sus expectativas sobre el matrimonio, lo que entienden por amor y compromiso, lo que cada uno espera del otro y el tipo de vida que desean construir juntos5. Estas conversaciones les ayudarán a identificar si tienen poco en común o si la atracción mutua por sí sola no será suficiente para mantenerlos unidos5. La decisión de casarse nunca debe ser alentada a menos que la pareja haya discernido razones más profundas que aseguren un compromiso genuino y estable5.

La Importancia de la Castidad

La castidad es un valor inestimable para el crecimiento genuino del amor entre las personas6. Durante el noviazgo, la castidad es fundamental para construir una relación basada en el respeto mutuo, la verdadera amistad y el amor oblativo, en lugar de la gratificación inmediata o el consumo del amor como un «suplemento» para el bienestar físico y mental2,7. La Iglesia, en su sabiduría, advierte que no se pueden tratar a la ligera los vínculos de la carne sin abrir heridas duraderas en el espíritu2.

La castidad en el noviazgo implica la renuncia en favor de la persona amada, buscando un amor más profundo, maduro, estable y auténtico7. San Juan Crisóstomo, por ejemplo, recomendaba que la juventud, después de la adolescencia, cuando las concupiscencias crecen, se preparara para buscar esposa y recordaba los fines del matrimonio, enriqueciéndolos con una rica trama de relaciones personales basadas en la virtud y la templanza8. La Santísima Virgen María es un modelo especial de castidad vivida por amor a Jesús, animando a todos los cristianos a vivir la castidad según su propio estado9.

Preparación para el Sacramento del Matrimonio

La preparación para el matrimonio no debe ser una formalidad, sino un verdadero catecumenado que requiere tiempo y madurez3. Los cursos prematrimoniales son una expresión especial de esta preparación, ofreciendo a las parejas la oportunidad de reflexionar sobre su experiencia en términos no triviales2. Muchas parejas, a pesar de haber estado juntas por mucho tiempo, incluso en intimidad, a menudo no se conocen realmente2.

Esta preparación debe centrarse en lo esencial: la lectura consciente de la Biblia juntos, la oración en su dimensión litúrgica y doméstica, la vida sacramental (especialmente la Confesión y la Eucaristía), y la fraternidad con los pobres y necesitados2. La comunidad parroquial tiene un papel importante en esta preparación, y las familias misioneras pueden ofrecer un ejemplo y buenos consejos para ayudar al amor de los novios a crecer y madurar10,6.

La preparación a corto y largo plazo debe asegurar que la pareja no vea la ceremonia de la boda como el final del camino, sino como el comienzo de un llamado de por vida basado en una decisión firme y realista de enfrentar todas las pruebas y momentos difíciles juntos11.

El Matrimonio como Sacramento y sus Propiedades

Indisolubilidad del Vínculo Matrimonial

El matrimonio, tanto en el estado de naturaleza como elevado a la dignidad de sacramento, fue divinamente instituido con un vínculo perpetuo e indisoluble12. Esta indisolubilidad no puede ser disuelta por ninguna ley civil12. Jesucristo, con su poder legislativo supremo, restauró la ley primigenia en su integridad con las palabras: «Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre»12.

La estabilidad inviolable del matrimonio es una fuente de numerosos beneficios para los cónyuges, los hijos y la sociedad humana13. Ofrece una garantía de la duración de la estabilidad que la entrega generosa de las personas y la íntima comunión de los corazones requieren por su naturaleza13. Además, protege la castidad contra las incitaciones a la infidelidad y elimina el temor de que el otro cónyuge sea infiel en la adversidad o la vejez13.

Un matrimonio ratificado y consumado entre dos personas bautizadas no puede ser disuelto por ningún poder humano, incluyendo el del Romano Pontífice14. Este vínculo, resultado del acto humano libre de los cónyuges y la consumación del matrimonio, es una realidad irrevocable, garantizada por la fidelidad de Dios14. La Iglesia no tiene el poder de contravenir esta disposición de la sabiduría divina14.

Fines del Matrimonio

Los fines del matrimonio cristiano son la procreación y educación de los hijos, la fe conyugal y el sacramento15,16. San Agustín subraya que la fe conyugal asegura que no haya relaciones carnales fuera del vínculo matrimonial; la procreación implica que los hijos sean engendrados con amor, cuidados con ternura y educados en un ambiente religioso; y el aspecto sacramental significa que el vínculo matrimonial no debe romperse y que los cónyuges, si se separan, no deben unirse a otra persona15.

El matrimonio es una íntima comunidad de vida y amor establecida por el Creador, ordenada al bien de la pareja, así como a la generación y educación de los hijos17. La gracia de Cristo santifica a los cónyuges y los fortalece para los deberes y la dignidad de su estado, con un poder eficaz que, aunque no imprime carácter, es imperecedero18.

La Familia como Iglesia Doméstica

El matrimonio cristiano, al ser elevado a la dignidad de sacramento por Cristo, no solo santifica el vínculo conyugal, sino que también proporciona fuentes eficaces de ayuda tanto para los padres como para los hijos19. La familia cristiana es llamada a ser una Iglesia doméstica, una comunidad de personas que crece en la fe y el amor8,20,21.

Los padres tienen la responsabilidad específica de educar a sus hijos en la oración, introduciéndolos en el descubrimiento gradual del misterio de Dios y en el diálogo personal con Él22,23. El ejemplo concreto y el testimonio vivo de los padres son fundamentales e insustituibles en esta educación22. La oración familiar, la participación en la Eucaristía dominical y la recepción de los sacramentos son vitales para el crecimiento espiritual de la familia24,25,26,27,28.

La comunión familiar se nutre de un gran espíritu de sacrificio, de la apertura a la comprensión, la tolerancia, el perdón y la reconciliación20. La participación en el sacramento de la Reconciliación y en el banquete del Cuerpo de Cristo ofrece a la familia cristiana la gracia de superar toda división y avanzar hacia la plenitud de la comunión querida por Dios20.

Conclusión

El noviazgo católico es una etapa vital y sagrada, un camino de preparación profunda para el sacramento del matrimonio. Implica un discernimiento serio, la vivencia de la castidad, la oración, la formación en la fe y el mutuo conocimiento, todo ello enraizado en la fidelidad de Dios. Al comprender y vivir el noviazgo de esta manera, las parejas pueden construir una base sólida para un matrimonio que refleje el amor de Cristo por la Iglesia, una unión indisoluble, fructífera y santificadora, que a su vez se convierte en una Iglesia doméstica vibrante y un testimonio para el mundo.

Citas

  1. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 115 (1930).

  2. La familia - 16. Noviazgo, Papa Francisco. Audiencia General del 27 de mayo de 2015: La familia - 16. Noviazgo (2015). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

  3. No cometerás adulterio, Papa Francisco. Audiencia General del 24 de octubre de 2018 (2018). 2 3 4 5 6

  4. Capítulo seis algunas perspectivas pastorales - Preparar a los novios para el matrimonio, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 210 (2016).

  5. Capítulo seis algunas perspectivas pastorales - Preparar a los novios para el matrimonio, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 209 (2016). 2 3

  6. Capítulo seis algunas perspectivas pastorales - Preparar a los novios para el matrimonio, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 206 (2016). 2

  7. Sacramentos de curación: Reconciliación y unción - I. El sacramento de la penitencia y la reconciliación, Penitenciaría Apostólica. Discurso del Card. James Francis Stafford con ocasión de la Conferencia General Anual de la 'Society for Catholic Liturgy' (2006). 2

  8. Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 19 de septiembre de 2007: San Juan Crisóstomo (1) (2007). 2

  9. María adhirió plenamente a la verdad revelada, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 20 de agosto de 1997, § 3 (1997).

  10. Capítulo seis algunas perspectivas pastorales - Preparar a los novios para el matrimonio, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 208 (2016).

  11. Capítulo seis algunas perspectivas pastorales - Preparar a los novios para el matrimonio, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 211 (2016).

  12. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 34 (1930). 2 3

  13. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 37 (1930). 2 3

  14. John Corbett, OP, Andrew Hofer, OP, et al. Propuestas recientes para el cuidado pastoral de los divorciados y vueltos a casar: Una evaluación teológica, § 5. 2 3

  15. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 10 (1930). 2

  16. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 17 (1930).

  17. Sección dos los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1660.

  18. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 110 (1930).

  19. Papa León XIII. Inscrutabili Dei Consilio, § 14 (1878).

  20. Parte tercera el papel de la familia cristiana - I - Formando una comunidad de personas - La comunión más amplia de la familia, Papa Juan Pablo II. Familiaris Consortio, § 21 (1981). 2 3

  21. Parte tercera el papel de la familia cristiana - IV - Compartiendo en la vida y misión de la Iglesia - 2. La familia cristiana como comunidad en diálogo con Dios - El santuario de la Iglesia en el hogar, Papa Juan Pablo II. Familiaris Consortio, § 55 (1981).

  22. Parte tercera el papel de la familia cristiana - IV - Compartiendo en la vida y misión de la Iglesia - 2. La familia cristiana como comunidad en diálogo con Dios - Educadores en la oración, Papa Juan Pablo II. Familiaris Consortio, § 60 (1981). 2

  23. Parte tercera el papel de la familia cristiana - II - Sirviendo a la vida - 2. Educación - La misión de educar y el sacramento del matrimonio, Papa Juan Pablo II. Familiaris Consortio, § 38 (1981).

  24. Capítulo seis algunas perspectivas pastorales - Acompañar los primeros años de vida matrimonial - Algunos recursos, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 223 (2016).

  25. Capítulo seis algunas perspectivas pastorales - Acompañar los primeros años de vida matrimonial - Algunos recursos, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 227 (2016).

  26. Parte tercera el papel de la familia cristiana - IV - Compartiendo en la vida y misión de la Iglesia - 2. La familia cristiana como comunidad en diálogo con Dios - Oración litúrgica y oración privada, Papa Juan Pablo II. Familiaris Consortio, § 61 (1981).

  27. Parte tercera el papel de la familia cristiana - IV - Compartiendo en la vida y misión de la Iglesia - 2. La familia cristiana como comunidad en diálogo con Dios - Matrimonio y Eucaristía, Papa Juan Pablo II. Familiaris Consortio, § 57 (1981).

  28. Parte tercera el papel de la familia cristiana - IV - Compartiendo en la vida y misión de la Iglesia - 2. La familia cristiana como comunidad en diálogo con Dios - Oración familiar, Papa Juan Pablo II. Familiaris Consortio, § 59 (1981).