Nuestra Señora de la Asunción

Nuestra Señora de la Asunción es la fiesta litúrgica que celebra la asunción al cielo, cuerpo y alma, de la Virgen María al término de su vida terrenal. El día 15 de agosto, la Iglesia universal conmemora este misterio como una de las solemnidades más antiguas del calendario mariano, recordando la proclamación dogmática del Concilio de los Padres y del Magisterio, y resaltando su significado teológico, litúrgico y devocional para los fieles.
Tabla de contenido
Historia y desarrollo doctrinal
Orígenes patrísticos y tradiciones antiguas
Desde el siglo II la Iglesia honraba la «Dormición» de María en Oriente, y en Occidente surgieron los relatos apócrifos del Transitus Mariae que describen su muerte y posterior elevación al cielo1. En la Edad Media, la mayoría de los teólogos —entre ellos San Juan Damasceno y San Germán de Constantinopla— defendían la creencia de que María había sido preservada del pecado y, por tanto, estaba destinada a una gloria corporal. Alban Butler señala que, aunque existían conjeturas sobre el lugar de su muerte (Éfeso o Jerusalén), la Iglesia ya consideraba impía la negación de su asunción corporal2.
Definición dogmática (1950)
El 1 de noviembre de 1950, el Papa Pío XII promulgó la Apostólica Constitución Munificentissimus Deus, declarando con autoridad papal que la «Inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, habiendo completado el curso de su vida terrenal, fue asumida cuerpo y alma a la gloria celestial”3. La definición se basó en la “unanimidad de la Iglesia y la autoridad del Magisterio” y en la tradición patrística citada por el Papa (San Juan Damasceno, San Germán)4. El Enchiridion Symbolorum registra el texto exacto de la definición, subrayando que la asunción es “un dogma revelado por Dios”5.
Confirmación posterior
El Magisterio ha reiterado la enseñanza. En su Audiencia General de 1997, el Papa Juan Pablo II explicó que la definición evita el término «resurrección» pero afirma la elevación del cuerpo al cielo, señalando que la creencia había sido «casi universal» antes de 19501. El Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium n.º 68, reconoce a María como «signo de esperanza y consuelo» para los peregrinos de la Iglesia, reflejando la importancia del dogma en la vida de los fieles6.
Texto dogmático y fundamentos teológicos
La unidad cuerpo‑alma
Munificentissimus Deus enfatiza que, al ser preservada del «corrupción del sepulcro», María fue llevada al cielo cuerpo y alma, reflejando la unión inseparable de la naturaleza humana. Roch Kereszty destaca que la Asunción revela el plan divino para el cuerpo humano y el universo material, ofreciendo una primicia de la resurrección de los fieles y del «nuevo cielo y nueva tierra”4.
Relación con la Inmaculada Concepción
El dogma se apoya en la Inmaculada Concepción: al haber sido libre de pecado desde su concepción, el alma de María estaba ya en estado de beatitud, lo que hace imposible que su cuerpo quedara separado de ella en la gloria celestial6. Así, la Asunción se presenta como la culminación lógica del privilegio mariano.
Significado escatológico
La Asunción no solo honra a María, sino que anticipa la glorificación de todos los fieles. Kereszty afirma que el cuerpo glorificado de María «expresa la belleza interior de la Madre de Dios y de la Iglesia» y que su asunción es una promesa del futuro «nuevo cielo y nueva tierra”4.
Celebración litúrgica
La solemnidad del 15 de agosto
El Calendario Romano marca la Asunción como una solemnidad de precepto, con una liturgia propia que incluye el Credo con la frase «Alma y cuerpo de la Inmaculada Virgen María asumidos a la gloria celestial”7. La Misa típica contiene la antífona del Magníficat: “la Virgen María fue tomada al cielo” y el Prefacio que alaba la “gloria del Padre” y la “realeza de la Madre”8.
Oraciones y devociones
El Roman Missal incluye una oración especial pidiendo que, mediante la intercesión de María, los fieles sean «llevados a la gloria de la resurrección”7. En sus homilías, el Papa Benedicto XVI recuerda que la Asunción es “una señal de esperanza segura” y una invitación a elevar la mirada al cielo9.
Liturgia tradicional y renovada
Marialis Cultus (1974) declara que la Asunción es una de las dos solemnidades mayores del tiempo litúrgico mariano, junto con la Inmaculada Concepción, y la sitúa como «el glorioso fin de la vida terrenal de María”10.
Devoción popular y patronato
Culto histórico
Desde los primeros siglos, la Iglesia celebró la «Dormición» en Oriente y la «Asunción» en Occidente, con numerosas iglesias y santuarios dedicados a María bajo este título. La popularidad del dogma se vio reforzada por la devoción de los fieles, como el movimiento de Bartolo Longo en Pompei, que impulsó la proclamación del dogma en 195011.
Apariciones y milagros
Aunque la Asunción no está vinculada a apariciones específicas, la fe en la preservación del cuerpo ha inspirado numerosas devociones marianas y la veneración de reliquias que se consideran testimonio de la vida santa de María.
Significado ecuménico y escatológico
La Asunción subraya la dignidad del cuerpo humano dentro del plan de salvación. Al ser elevada al cielo, María muestra que la redención no es solo espiritual, sino también corporal, anticipando la resurrección de los muertos y la unión de lo bajo con lo alto descrita por San Bernardo4. Este misterio fortalece la esperanza cristiana de que, al final de los tiempos, todos los fieles compartirán la gloria de la vida eterna.
Bibliografía
Pope Benedict XVI, Solemnity of the Assumption of the Blessed Virgin Mary (15 aug 2010).9
Alban Butler, Butler’s Lives of the Saints (Vol. III, p. 337).2
Pope Pius XII, Munificentissimus Deus (1950).3
Pope John Paul II, General Audience (2 jul 1997).1
Heinrich J. D. Denzinger, Enchiridion Symbolorum (3903).5
Kevin Raedy, Munificentissimus Deus and the Unity of Body and Soul (p. 6).6
Pope Benedict XVI, Homily (15 aug 2008).8
Pope Paul VI, Marialis Cultus (6).10
United States Conference of Catholic Bishops, Roman Missal (2011).7
Citas
La Iglesia cree en la asunción de María, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 2 de julio de 1997, § 2 (1997). ↩ ↩2 ↩3
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen III, § 337. ↩ ↩2
Munificentissimus Deus, Papa Pío XII. Munificentissimus Deus, § 44 (1950). ↩ ↩2
Roch Kereszty, O. Cist. Hacia la Renovación de la Mariología, § 14. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
La definición de la asunción de la bienaventurada Virgen María - De la constitución apostólica, «Munificentissimus Deus», 1 de nov. de 1950, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3903 (1854). ↩ ↩2
Kevin Raedy. Munificentissimus Deus y la Unidad de Cuerpo y Alma, § 6. ↩ ↩2 ↩3
Propio de los santos - 15 de agosto - La asunción de la bienaventurada Virgen María - Solemnidad, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. El Misal Romano (Traducción al inglés según la Tercera Edición Típica), §Propio de los Santos (2011). ↩ ↩2 ↩3
Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María - Misa en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva en Castel Gandolfo, Papa Benedicto XVI. 15 de agosto de 2008: Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María - Misa en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva en Castel Gandolfo (2008). ↩ ↩2
Papa Benedicto XVI. 15 de agosto de 2010: Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María - Misa en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva en Castel Gandolfo, § 15 de agosto de 2010: Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María - Misa en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva en Castel Gandolfo (2010). ↩ ↩2
Parte primera - Sección primera - La bienaventurada Virgen en la liturgia romana revisada, Papa Pablo VI. Marialis Cultus, § 6 (1974). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. 1 de noviembre de 2000: Solemnidad de Todos los Santos - Homilía, § 2 (2000). ↩