Nuestra Señora de la Paz
Nuestra Señora de la Paz es una advocación mariana que invoca a la Santísima Virgen María como Reina de la Paz y mediadora de la concordia entre los pueblos y en los corazones. Esta advocación ha sido objeto de profunda devoción en diversas naciones, especialmente en América Latina, donde la Virgen María es venerada bajo este título como patrona y fuente de esperanza en tiempos de conflicto y división. La Iglesia Católica ha promovido el culto a María como intercesora por la paz, reconociendo su papel materno al dar a luz a Cristo, el «Príncipe de la Paz»1,2. A través de la historia, varios pontífices han exhortado a los fieles a recurrir a Nuestra Señora de la Paz para implorar el cese de las guerras, la reconciliación y la unidad, tanto a nivel personal como global3,4,5,6,7,8,9.
Tabla de contenido
Orígenes y Significado de la Advocación
La advocación de Nuestra Señora de la Paz subraya el papel de María como portadora de Cristo, quien es la Paz misma (Efesios 2, 14)3. Desde los primeros siglos, la Iglesia ha invocado a María como intercesora en momentos de necesidad, y el título de «Reina de la Paz» se ha consolidado especialmente en épocas de grandes conflictos. La devoción a María bajo este título busca su mediación para obtener la paz que el mundo no puede dar, una paz que es don de Dios y fruto de la justicia y la caridad10,9.
Los mensajes marianos, como los de Fátima, también han enfatizado la importancia de la conversión y la oración por la paz, vinculando estrechamente la intercesión de María con la consecución de la armonía en el mundo2.
Nuestra Señora de la Paz en el Magisterio Pontificio
A lo largo del siglo XX y principios del XXI, varios Papas han recurrido a la intercesión de Nuestra Señora de la Paz en sus llamados a la concordia mundial.
Papa Pío XII
El Papa Pío XII, en un contexto marcado por las guerras mundiales, hizo numerosos llamamientos a la oración por la paz a través de María. En 1943, durante el Tercer Congreso Eucarístico Nacional de Perú, imploró la unión fraterna y la paz universal, recordando las letanías atribuidas a Santo Toribio de Mogrovejo que piden a la Virgen «que se digne impetrar la paz y la salvación para todo el pueblo cristiano»11. En 1946, al clausurar el Congreso Eucarístico Nacional de Bolivia, destacó que Dios situó a la nación en el centro de América del Sur y le dio una capital con el simbólico nombre de La Paz. Expresó su deseo de que el anhelo de paz social, partiendo del Congreso, se extendiera por todo el continente, con la ayuda de la Virgen de Copacabana12. Dos años después, en 1948, durante el cierre del Congreso Interamericano de Educación Católica en La Paz, Bolivia, exhortó a los educadores a formar cristianos íntegros y conscientes para contribuir a la paz futura, en la ciudad que lleva el nombre de la paz13. En 1945, el Papa Pío XII también exhortó a los fieles a rezar el Rosario durante el mes de mayo, especialmente los niños, para pedir al Divino Redentor, por intercesión de María, que los pueblos pudieran respirar nuevamente la paz tras la angustia de la guerra10.
Papa Pablo VI
El Papa Pablo VI también promovió intensamente la devoción a Nuestra Señora de la Paz. En 1966, proclamó a Nuestra Señora de la Paz como Patrona de la República de El Salvador3. En su mensaje, destacó cómo la historia de El Salvador estaba llena de testimonios de la protección de la Virgen, quien había apaciguado el odio y la división fratricida, y a cuya invocación el volcán San Miguel había suspendido su amenaza destructora3. Exhortó a los salvadoreños a poner la intención de la paz universal en manos de la Virgen, quien nos dio a Cristo, nuestra paz3.
En el mismo año, en su encíclica Christi Matri, el Papa Pablo VI instó a los fieles a intensificar las oraciones del Rosario durante el mes de octubre, dedicado a Nuestra Señora del Rosario, para que por su intercesión amaneciera la verdadera paz para los hombres, especialmente ante los peligros de una calamidad más grave en Asia oriental y la carrera armamentística5,7,8. Subrayó que la paz no es solo obra del hombre, sino también y principalmente un don de Dios, que se obtiene mediante la oración constante y la intercesión de la Santísima Virgen María, Reina de la Paz9.
Papa Juan Pablo II
San Juan Pablo II, conocido por sus numerosos viajes apostólicos y su incansable trabajo por la paz, también confió al mundo a la intercesión de la Virgen María. En 1987, durante la recitación de Laudes en Kevelaer, Alemania, afirmó que la esperanza para el futuro de la humanidad se fundamenta en la lucha por la paz a través de la oración, donde la impotencia humana se une a la omnipotencia de Dios y la Madre de Dios ora con nosotros2. Recordó que el mensaje de los ángeles en Belén fue «Gloria a Dios en el más alto de los cielos, y paz en la tierra a los hombres que él ama», vinculando el mensaje de paz a la misión de María y de su Hijo divino2.
En 1990, en la consagración de la Basílica de Notre Dame de la Paix en Yamoussoukro, Costa de Marfil, el Papa confió a la Iglesia de esa nación a Nuestra Señora de la Paz, pidiendo su intercesión para que los fieles fueran incansables artífices de paz y para que el pueblo y sus gobernantes conocieran la concordia, la justicia y la prosperidad14.
En 1999, durante su bienvenida en la Ciudad de México, el Papa Juan Pablo II pidió a Nuestra Señora de Guadalupe, Reina de México y Emperatriz de América, que el nuevo milenio abriera caminos seguros de hermandad y paz en México, América y el mundo entero15. En 2002, en la Solemnidad de María, Madre de Dios, elevó un «clamor angustioso por la paz» desde Tierra Santa, pidiendo a la Virgen que moviera los corazones endurecidos por el odio para que se abrieran al amor y el perdón6. En 2003, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, se dirigió a María como Reina de la Paz, pidiéndole que escuchara el grito de dolor de las víctimas de la guerra y la violencia, y que obtuviera para los hombres y mujeres del tercer milenio el precioso don de la paz en los corazones, las familias, las comunidades y entre los pueblos4.
Nuestra Señora de Guadalupe y la Paz en México
En México, la devoción a Nuestra Señora de Guadalupe ha estado ligada a la búsqueda de la paz y la armonía nacional15. El Papa Pío XI, en 1926, imploró a Nuestra Señora de Guadalupe, patrona celestial del pueblo mexicano, que perdonara las ofensas y pidiera a Dios el retorno de la paz y la concordia a su pueblo16. En 1937, depositó sus deseos y oraciones a los pies de la Patrona celestial de México, invocada bajo el título de Nuestra Señora de Guadalupe, pidiendo por el futuro próspero de México y por la Paz de Cristo en el Reino de Cristo17,18.
Conclusión
La advocación de Nuestra Señora de la Paz es un testimonio de la fe católica en la intercesión de la Virgen María para obtener el don divino de la paz. A través de la historia, los Papas han recordado constantemente a los fieles la importancia de recurrir a María como Reina de la Paz, confiando en que, por su mediación, la humanidad puede alcanzar la verdadera concordia y superar los conflictos que la afligen. La devoción a Nuestra Señora de la Paz es un llamado a la oración, la conversión y la acción por un mundo más justo y fraterno, donde Cristo, que es nuestra paz, reine en todos los corazones3,6,1.
Citas
Papa Benedicto XV. Ad Beatissimi Apostolorum, § 32 (1914). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. 2 de mayo de 1987: Recitación de Laudes en Kevelaer - Homilía (1987). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Pablo VI. Radiomensaje con ocasión de la proclamación de Nuestra Señora de la Paz como Patrona de la República de El Salvador (21 de noviembre de 1966) - Discurso (1966). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Papa Juan Pablo II. Oración en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María (8 de diciembre de 2003) - Discurso (2003). ↩ ↩2
Sobre las oraciones por la paz durante el mes de octubre - Deben comenzar las negociaciones, Papa Pablo VI. Christi Matri, § 7 (1966). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. 1 de enero de 2002: Solemnidad de María, Madre de Dios - Homilía (2002). ↩ ↩2 ↩3
Sobre las oraciones por la paz durante el mes de octubre - Observancia del 4 de octubre, Papa Pablo VI. Christi Matri, § 11 (1966). ↩ ↩2
Sobre las oraciones por la paz durante el mes de octubre, Papa Pablo VI. Christi Matri (1966). ↩ ↩2
Sobre las oraciones durante el mes de mayo por la preservación de la paz - Paz en peligro - La paz, un don de Dios, Papa Pablo VI. Mense Maio, § 10 (1965). ↩ ↩2 ↩3
Exhortación a la oración por la paz durante el mes de mayo, Papa Pío XII. Communium Interpretes Dolorum, § 2 (1945). ↩ ↩2
Papa Pío XII. Radiomensaje a los participantes en el Tercer Congreso Eucarístico Nacional del Perú (31 de octubre de 1943) - Discurso (1943). ↩
Papa Pío XII. Radiomensaje con motivo de la clausura del Congreso Eucarístico Nacional de Bolivia (30 de junio de 1946) - Discurso (1946). ↩
Papa Pío XII. Radiomensaje con motivo de la clausura del Congreso Interamericano de Educación Católica celebrado en La Paz, Bolivia (6 de octubre de 1948) (1948). ↩
Papa Juan Pablo II. 10 de septiembre de 1990: Consagración de la Basílica de Nuestra Señora de la Paz en Yamoussoukro (Costa de Marfil) - Homilía, § 9 (1990). ↩
Papa Juan Pablo II. Ceremonia de bienvenida (Ciudad de México, 22 de enero de 1999) - Discurso (1999). ↩ ↩2
Papa Pío XI. Iniquis Afflictisque, § 31 (1926). ↩
Papa Pío XI. Firmissimam Constantiam, § 38 (1937). ↩
Papa Pío XI. Firmissimam Constantiam, § 37 (1937). ↩